En la vida social siempre ha habido algún tipo de regulación. Más allá o más acá de su pertinencia, necesidad, inevitabilidad o bondad lo cierto es que la marea reguladora ha alcanzado a todos los rincones y objetos de la existencia colectiva. En ese sentido, resulta poco realista el pensar que existen ámbitos impolutamente libres de cualquier regulación.
El autor argumenta que en el ámbito de las nuevas tecnologías tenemos que dar entrada a nuevas ideas y abandonar esa repetida cantinela de un combate entre Keynes y Hayek donde no pareciera haber otros lugares desde los que acercarse al problema de la regulación. Ante la ausencia de soluciones milagrosas y respuestas únicas el procedimiento debería estar a medio camino entre respetar una regulación técnica –que también es política– no interesada y una reglamentación legal escasa con amplios márgenes de independencia.
Acceso a Regula que algo queda. Nuevas tecnologías en entredicho