Nuevas entradas del blog «Tiempo de actuar»

El blog «Tiempo de actuar» inició su andadura en julio de 2012. Sus entradas se organizan en tres ejes temáticos: movilidad, alimentación e infraestructuras, además de un apartado de ideas para la acción, otro de experiencias y otro de recursos. Forma parte de la campaña 5 años para actuar, impulsada por FUHEM Ecosocial con la colaboración de la Fundación Biodiversidad.

Profesorado, alumnado y miembros de FUHEM Ecosocial participan en la elaboración de las entradas del blog, entre las cuales destacamos algunas sintetizadas (pinchando en el título pueden encontrarse en versión completa).

Puedes acceder al blog en http://tiempodeactuar.es/

 

Alimentación

Ética y ecológicamente contra el despilfarro alimentario

La falta de equidad en términos alimentarios que impera a escala mundial hace que mientras millones de personas sufren problemas de hambruna y desnutrición, otros países desechen cantidades ingentes de alimentos. Ello se debe a las asimetrías de las dinámicas comerciales que rigen las relaciones internacionales, y que a través de los sistemas agroindustriales agudizan la especulación sobre el precio de los alimentos, así como la sobrexplotación de los recursos que alteran el medio natural. Tratando de responder a dichas perversiones, emergen respuestas que tratan de influir positivamente e impulsar la soberanía alimentaria para solventar los problemas que la falta de la misma ocasiona. Algunos ejemplos de ello son los bancos de alimentos, el movimiento freegan o una mejora en la planificación a la hora de realizar las compras o cocinar los alimentos que vamos a ingerir.

Una pequeña historia inspiradora: ¡Increíbles y comestibles!

Nos referimos a un conjunto de espacios públicos en una pequeña localidad llamada Todmorden, donde una red de personas trabaja y fomenta una agricultura cercana gracias a la cual los hogares e incluso visitantes acceden a los alimentos que el trabajo de las zonas comunes nos ofrece. Más allá de las facilidades que pudiera ofrecernos a nivel alimenticio, esta iniciativa puede presumir de haber logrado trasmitir un sentimiento comunitario a través de una articulación de sus miembros que ha calado en sus habitantes y allegados fomentando un consumo sostenible y saludable. El proyecto ha sido todo un éxito y se plantean nuevos retos bajo el imperativo del bienestar común que abarcan desde la transformación de edificios o la creación de escuelas donde la defensa del medioambiente sea uno de sus pilares fundamentales.

 

Cultura alimentaria y redistribución de la riqueza para combatir la obesidad

En muchos países denominados desarrollados uno de los principales problemas de salud que sufre la sociedad es el relacionado con la obesidad, siendo cada vez más jóvenes los perjudicados. La magnitud del problema adquiere una dimensión ecológica y socioeconómica cuando profundizamos en el problema y damos cuenta de varias particularidades. Entre otras, eran las personas que viven en países ricos los que padecían obesidad. En buena medida el problema deriva de dietas basadas en comida rápida que producen empresas trasnacionales dentro de un sistema agroalimentario global. Sin embargo, desde hace décadas la internacionalización de las grandes cadenas de comida rápida y de empresas que comercializan y expanden la producción de alimentos industrializados ha generado que la problemática ya no se concentre en los países occidentales, sino que se están multiplicando los casos dispersándose por todo el globo.

No se trata de poner toda la carne en el asador, sino de sustituirla por vegetales

El crecimiento económico y el incremento del poder adquisitivo de nuestras sociedades han provocado un cambio importante en la composición de nuestra dieta diaria. Paralelamente al incremento del PIB per cápita se produce un aumento en la proporción de alimentos proteicos animales que ingerimos. Además de los argumentos que podrían ofrecerse en beneficio de nuestra salud que nos incitaran a reducir su consumo y sustituirlos por otra clase de alimentos vegetarianos, los motivos para la sustitución abarcan otros ámbitos afectados por estos patrones de consumo alimentario: los recursos necesarios para producir carne son muchísimo más elevados que los necesarios para los productos esenciales y básicos de nuestra alimentación. Esto ha generado en numerosas ocasiones la sustitución de campos destinados a la obtención de alimentos para las personas por otros dedicados a la alimentación del ganado. El día 20 de marzo, el Día Internacional sin Carne, nos recuerda que hay muchos motivos para apostar por un cambio en nuestra alimentación más sano, sostenible y equitativo para todos.

Hacia una ecología de la alimentación

Lo que comemos en nuestro día a día incide directamente en la salud del planeta. Y no sólo en la nuestra como a priori se pudiera pensar. Al representar el ciclo de producción-consumo-distribución de los alimentos, casi una tercera parte de las emisiones planetarias que, en última instancia provocan el calentamiento global, se generan en las cadenas de distribución de los alimentos. Si no comenzamos a ser conscientes de que nuestros hábitos alimenticios tienen graves efectos negativos no podremos re-direccionar la línea por la que avanzamos y que provoca un grave deterioro ambiental.

Movilidad

Vamos despacio porque vamos lejos. Movimiento slow y sostenibilidad

Los ritmos ajetreados y el estrés en los que deriva son los efectos del modelo de vida de las sociedades modernas basados en el máximo beneficio y el crecimiento constante de la producción. Ideas que chocan con la coherencia de disfrutar de los momentos de la vida y con los ritmos lentos de nuestro entorno natural con el que deberíamos interactuar con armonía, sin degradarlo y explotarlo como hace el sistema económico actual. Y no se trata de enunciaciones utópicas sino que necesariamente tendremos que convivir y adecuarnos a las limitaciones y los tiempos de regeneración del entorno porque, en caso contrario, será éste el que nos impondrá una reducción drástica de los impactos que le producimos y de los ritmos de vida que mantenemos. Algunas respuestas llevan algún tiempo trasmitiendo esta idea a través de la organización del trabajo, de ciudades más sostenibles o consumos más pausados; todas ellas se enmarcan en lo que se conoce como movimiento slow.

Infraestructuras

Ciudades en Transición: promover un urbanismo de anticipación

Históricamente, la pertenencia a la ciudad constituía un elemento positivo al fomentar las relaciones sociales y permitir mayores posibilidades de desarrollo para las personas en su interior. Sin embargo, en la actualidad implica características diferenciales no tan positivas. En el epicentro de las grandes urbes, donde el consumo de sus habitantes es máximo, los precios se incrementan, la contaminación y los desechos adquieren una magnitud desorbitada, hay mucho ruido, etc. Todo ello nos lleva a plantearnos nuevos modelos de ciudad en los cuales se priorice la sostenibilidad, el bienestar de las personas y la minimización del impacto a nuestro entorno natural. Algunas ciudades ya han dado el paso y avanzan hacia una sociedad en transición, como ocurre en Dinamarca gracias al proyecto ProjectZero Sønderborg y las iniciativas que se suceden en Vitoria y en Totnes (Reino Unido), además de las redes que se están creando a escala internacional (Transition Towns o Post Carbon Cities).

De los pequeños gestos de ahorro al consumo cooperativo de energía

Los actuales niveles de consumo energético hacen inviable evitar el cambio climático y las emisiones de CO2 que la explotación de los recursos fósiles genera. Es imprescindible que reduzcamos el consumo de petróleo y otras fuentes de energía contaminantes y que transitemos hacia un modelo que los sustituya por energías renovables. Para ello, podemos comenzar con algunos cambios: sistemas de iluminación de bajo consumo, reducir el uso de la calefacción o aire acondicionado a través de espacios más eficientes, restructuración de sectores productivos estratégicos (transportes, industria…) y otras prácticas emergentes que aparecen gestionadas colectivamente (Greenpeace Energy o Som Energía).

 

 

Actúa

Preocupante aumento de los gases de efecto invernadero

El hecho de que nuestros representantes políticos no sean capaces de adquirir los compromisos necesarios frente a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero no impedirá que el problema desaparezca y que su volumen no siga incrementándose. Es más, a pesar de que estos gases son los responsables del cambio climático que día a día es más evidente y genera graves impactos en distintas zonas del planeta, las emisiones superan récords tanto en sus cuantías como en la velocidad a la que aumentan. Es urgente revertir esta tendencia y obligar a los poderes representantes que asuman compromisos para revertir el problema.

 

Decálogo para reducir tu huella ecológica

La superficie terrestre necesaria para obtener los recursos que consumimos y absorber los residuos que generamos no cesa de incrementarse. Este espacio que se estima a través de la huella ecológica nos pronostica certeramente la imposibilidad real de mantener los niveles actuales. Con el fin de reducir la superficie requerida hemos de modificar los patrones de consumo actual, para lo cual, se pueden seguir unas pautas que han sido incluidas en un decálogo para reducir la huella ecológica.

 

 

Cinco años para actuar contra el cambio climático

Vivimos en una sociedad basada en los recursos fósiles, que consumimos de forma desmedida y por encima de la capacidad de regeneración. No resultaría imperioso remarcarlo si el  agotamiento de estos recursos no fuera tan rápido o los efectos negativos tan agresivos. En lugar de reducir su consumo, cada vez son más los usos que damos a los recursos fósiles, en el marco de un estilo de vida nada responsable de los desequilibrios ambientales que generamos. Son dramáticas las alteraciones en las que se aprecia el cambio climático, pero, si cabe, aún lo son más sus consecuencias: hambrunas más acusadas y extendidas, menor acceso a suministros de agua y alimentos, desplazamientos de comunidades, conflictos armados, etc. Todo ello sitúa al problema del cambio climático en un lugar central entre los retos más próximos y urgentes a los que debemos dar respuesta. El año 2017 ha sido señalado ya desde la Agencia Internacional de la Energía como el punto de inflexión que determina el periodo de actuación en que se debe revertir el proceso. Quedan 5 años para actuar.

 

Experiencias

No sólo bajo el asfalto está la huerta: ¡también en las paredes!

Un huerto urbano en vertical y reciclado

Una opción que nos acerca a la naturaleza y garantiza un consumo controlado de los alimentos que ingerimos es contar con nuestro propio huerto urbano. La limitación que puede surgirnos al pensar en ello es la falta de un espacio amplio donde podamos cultivar los productos que necesitamos, restricción a la que un grupo de jóvenes ha dado respuesta gracias a los huertos verticales. Esta iniciativa desarrollada en algunos colegios de FUHEM ha supuesto el acercamiento a los conocimientos del cultivo y del reciclaje al utilizar muchos materiales desechables en el montaje de la estructura donde se plantarían posteriormente los alimentos a cultivar.

 

Ir al colegio en bici y poder aparcarla bien

Fomentar una movilidad sostenible que no contamine nuestro entorno no es siempre fácil. La organización de nuestras ciudades y la masiva utilización de vehículos motorizados hacen casi impracticable el desplazamiento por superficie con cualquier otro tipo de transporte. A ello se añade cierto grado de peligrosidad, que dificulta que nuestros menores puedan recorrer distancias cortas en bicicleta. Sin embargo, cada vez se suman más usuarios a reivindicar espacios y vías por las que circular sin peligro. Y para alentar el uso de las bicis, en los colegios de FUHEM se ha inaugurado aparcamiento para bicicletas. La bici es una buena alternativa frente al vehículo motorizado porque contribuye a reducir la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero, además de propiciar una movilidad más independiente desde edades tempranas.

 

La ciudad de los niños. La autonomía de la infancia como indicador de habitabilidad

En la ciudad italiana de En Fano, desde hace más de una década, se ha iniciado de manera participativa una experiencia pionera de reordenación territorial. La idea emana de la concepción de Francesco Tonucci que, con el fin de medir y mejorar la habitabilidad de las ciudades, propuso un indicador de medición sustitutivo de otras medidas habituales de bienestar (tales como el PIB o la renta per cápita). El objetivo central del proyecto era mejorar el grado de autonomía y facilidad de juego dentro de la urbe para el conjunto de residentes; para ello, se optó por delegar las decisiones en los menores que habitaban allí. La infancia, a través de un consejo que funcionaba como órgano consultivo de los cambios que se debían incorporar, fue protagonista de orientar las decisiones hacia el logro de una mayor calidad de vida, sostenibilidad y grado de inclusión de las personas en la ciudad, en la Ciudad de los Niños.

 

Acceso al blog «Tiempo de actuar»