En el marco de las reflexiones que se vienen organizando a lo largo del curso en torno al Libro Blanco de la Educación en los centros de FUHEM, la última convocatoria de debate llevó por título: “Competencias y contenidos de aprendizaje”, y se celebró en Espacio Abierto FUHEM.
Para encauzar el debate y enriquecer la discusión, los expertos invitados para hacer sus aportaciones al tema fueron: Juan Ignacio Pozo, Doctor en Psicología, Catedrático de Psicología del Aprendizaje en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM); y Fernando Cembranos, psicólogo y sociólogo, miembro de Ecologistas en Acción y la Cooperativa IC Iniciativas. La jornada fue moderada por Francisco Marchand Rueda, Director de la Ciudad Educativa Municipal Hipatia de FUHEM.
El moderador, Fran Marchand, planteó al inicio el propósito de la sesión: reflexionar sobre los elementos esenciales que dan sentido al aprendizaje de los alumnos y alumnas, las competencias que queremos desarrollar, los contenidos que hemos de seleccionar para hacerlo y los criterios para que, en este proceso de toma de decisiones, nuestros centros sean capaces de responder a los retos educativos que se nos plantean. Para ello, también hubo que preguntarse sobre el tipo de persona que queremos ayudar a formar y sobre las condiciones que deben hacer posible una enseñanza de la máxima calidad, a la vez comprometida y crítica con el mundo en el que vivimos.
Juan Ignacio Pozo: Hacer competentes a nuestros alumnos y alumnas pasa por una adecuada selección de contenidos, de estrategias de enseñanza y de recursos
Juan Ignacio Pozo, Catedrático de Psicología del Aprendizaje en la UAM, comenzó su intervención recuperando la pregunta que se hizo al escribir el texto titulado “¿En qué siglo vive la escuela?”, en el que como respuesta planteó que la escuela ofrece los contenidos del siglo XIX, con profesores del XX a alumnos del siglo XXI. Apuntó que este desfase tal vez se pueda explicar en función del uso de las nuevas tecnologías, muy presentes en todos los ámbitos y no tanto dentro del espacio escolar.
Reconociendo que el currículo se adapta mal a las nuevas formas de conocimiento que favorece el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), explicó los factores que impulsan los cambios en la cultura del aprendizaje. Los primeros serían de carácter epistemológico, porque la escuela está ligada a viejas formas de saber, al principio de autoridad que tenía el profesor como única fuente del conocimiento. Dado que este esquema está en crisis, la clave pasaría por dar más importancia al “proceso” de apropiarse del conocimiento y no al “producto” del aprendizaje. Los segundos serían de tipo social y cultural, plantear las demandas de la sociedad del conocimiento. En este sentido, Juan Ignacio Pozo, dijo: “La escuela debería ser el espacio crítico que ayude a convertir la información en conocimiento”, en un momento en el que a través de la tecnología se recibe muchísima información que es necesario aprender a gestionar y a transformar en un conocimiento capaz de gestionar el cambio. En tercer lugar, comentó los aspectos psicopedagógicos señalando que hoy sabemos que la mejor forma de aprender es hacer participar a los alumnos en el proceso, que no sean un sujeto pasivo del mismo.
Juan Ignacio Pozo defendió la distribución social del conocimiento como proyecto educativo del siglo XXI: “la escuela tiene sentido porque creemos que el conocimiento nos hace mejores –dijo-, de ahí que los espacios escolares deban llegar al mayor número de personas, dado que el contacto con otros permite un mayor enriquecimiento”. Por tanto, recomendó que la escuela vaya más allá de las alfabetizaciones básicas y funcionales de metas pragmáticas (el sistema escrito y numérico), y afronte el reto de las nuevas alfabetizaciones que abren nuevas posibilidades de desarrollo personal (científica, artística, informática, gráfica, etc.). Para ellas, las competencias en las que debería formar la escuela serían: para el aprendizaje y la gestión del conocimiento; para la formación laboral y profesional (cooperar, convivir, asumir tareas, consensuar…); para la convivencia y las relaciones sociales; y para la auto-estima y la felicidad personal.
Por último, Juan Ignacio Pozo abordó la cuestión de qué hacer con las TIC en la escuela, y propuso, en lugar de dar competencia en su uso, lograr que los alumnos usen la información que reciben para transformarla en conocimiento, aprovechando tres rasgos que ofrecen estas tecnologías: su capacidad para generar diálogo; que construyan una mirada propia a partir de todos los puntos de vista que ofrece la red; y romper la barrera entre quien produce y recibe la información.
Juan Ignacio Pozo concluyó que solo si la escuela usa las TIC para transformar el currículo se logrará repensar el mundo. En esta línea, insistió en que el cambio educativo requiere cambios curriculares, cambios en la cultura y la gestión de los centros y cambio en los propios docentes, que han de repensar su identidad como tales, y ser un “sherpa” que guíe al alumno, más que un “gasolinero” que lo llene de conocimiento.
Fernando Cembranos: Buscar las preguntas y las experiencias claves que permitan transformar nuestra visión del mundo
El psicólogo y sociólogo Fernando Cembranos comenzó su intervención señalando tres cuestiones clave que afectan al contexto en el que vivimos y educamos: “el declive energético, la gestión de recursos y residuos de la sociedad industrial y la actual descomposición del capitalismo, que van a cambiar nuestro mundo”. A pesar de esta situación, “el currículo escolar y las metáforas que el sistema ha ido metiéndonos en la cabeza no dan respuesta a estas cuestiones”. De ahí que Fernando Cembranos, insistiera en la necesidad de introducir una “cosmovisión” que nos permita estar en el mundo y mirarlo con nuevos ejes, con unas nuevas gafas que nos sirvan para afrontar el cambio que exige el momento actual.
En esta línea, el miembro de Ecologistas en Acción y la Cooperativa IC Iniciativas, planteó los conceptos claves y los campos del saber que debería incluir una escuela alternativa, resumidos en cuatro grandes bloques: la sostenibilidad, recuperando la visión de la economía ecológica; la economía de cuidados, con la perspectiva feminista del trabajo; la economía crítica, para plantear la historia a partir de las ideas de reparto y justicia, de los pueblos y el territorio; y el conocimiento para vivir bien, que incluiría las emociones, necesidades, satisfactores, etc.
Recuperando el tema de las competencias y sin entrar en un debate en torno a términos y definiciones pedagógicas, Fernando Cembranos enumeró algunas actividades que refuerzan las competencias que van a ser necesarias para desenvolverse en el mundo. Entre los ejemplos, citó la organización de asambleas; aprender en grupo; acordar soluciones colectivas; plantear formas de vida en común y una nueva cultura de la territorialidad y de la vecindad; y una defensa de lo público y de la democracia.
A pesar de que la lista de saberes y las competencias puede resultar larga, Fernando Cembranos insistió en que las ideas que nos sirven para vivir no son tantas ni se aprenden tan rápido; y que para ejercer la crítica y lograr ciudadanos críticos hay que partir de lo colectivo. La clave de un futuro mejor ha de pasar por ciudadanos que estén en el mundo y quieran transformarlo.
Por último, cerró su intervención planteando que en los grupos de trabajo en los que colabora, están elaborando un listado de 99 preguntas y 99 experiencias. Las preguntas, explicó, han de servir para explicar el cambio de paradigma. Como ejemplos enumeró algunas de ellas: ¿Cuánta energía disponible hay para el ser humano? ¿Cuánta energía cuesta obtener la energía? ¿Cómo está repartida la propiedad de la tierra? ¿Cuáles son las principales leyes del universo? ¿Cuál es la verdadera riqueza? ¿Qué es necesario para vivir? ¿Cuál es nuestra huella ecológica? ¿Qué es el dinero? ¿Qué es una sociedad justa? ¿Qué luchas han mejorado nuestra sociedad?
En cuanto a las experiencias, también dejó sobre la mesa algunos ejemplos de los que pueden ser más enriquecedores para los alumnos: el huerto urbano; organizar asambleas, viajes de estudios y un bici-bús; regenerar un tramo de río; crear una cooperativa de trueque; desarrollar un proyecto de micro-política, como puede ser transformar una parte del barrio en el que viven; hacer tertulias y plantear estrategias de mediación para resolver conflictos.
Aportaciones del coloquio: Pensamiento único, beligerancia, adoctrinamiento, intereses, imposiciones externas y márgenes
Tras las aportaciones de los expertos invitados, en el debate posterior se produjeron un buen número de aportaciones de los asistentes y de matizaciones por parte de la mesa. Hacemos el resumen de algunas de ellas:
– Los contenidos de los textos de economía para bachillerato son de economía neoliberal pero se repiten como si fueran tan irrefutables como los puntos cardinales, sin atender a que conducen al suicidio colectivo.
– Favorecer el pensamiento crítico no debe confundirse con adoctrinar. Hay que distinguir saberes que forman parte del conocimiento científico, por transitorio que pueda ser, de aquellos que sólo persiguen la reproducción del pensamiento dominante. Tenemos que lograr trasladar otra forma de ver las cosas sin que la convirtamos en una nueva “única forma” de verlas.
– Uno de los problemas que presenta en trabajo a partir de contenidos es la rígida estructuración de los saberes en áreas o ámbitos cerrados de aprendizaje. Es preciso favorecer la interdisciplinariedad, la mirada múltiple sobre un objeto de conocimiento, la trasferencia de lo aprendido a otras situaciones y contextos.
– La estructura del currículo parte de la división de saberes del siglo XIX. La lectura, que atraviesa todo el currículo, no debería estar en lengua. Para evitar la fragmentación del currículum, una solución puede ser abordar problemas y ver las distintas respuestas que se pueden ofrecer. Solo relacionando y dialogando entre todas las respuestas se puede acabar con el pensamiento único.
– Si no partimos de los intereses del alumnado, difícilmente vamos a llevarle a lo que nos interesa que conozcan como docentes. Pero no se trata sólo de dar respuesta a los intereses más inmediatos (algo que podría empobrecer la tarea educativa) sino de que, a partir de los intereses explícitos vayamos tratando de generar nuevas inquietudes, nuevas preguntas y nuevos problemas que resolver.
– El debate sobre competencias y contenidos no puede separarse del de las metodologías. El “cómo” se enseña también es fuente de aprendizaje. El debate de hoy está necesariamente conectado con otros debates ya realizados y de forma especial con el próximo debate sobre metodología y evaluación.
– Desde los cambios legislativos y el proceso de creación de lo que se publica en los libros de texto, sí que se incide en los contenidos y en los procesos de pensamiento. De ahí que sea necesario introducir elementos que no impliquen adoctrinar pero sí cambiar las preguntas que plantean las cuestiones importantes para que, a partir de ahí, sea el alumno el que se posicione. Por ejemplo, ¿por qué repetir que La India está super-poblada y no conceder el mismo adjetivo a Holanda que no tiene más terreno disponible para cultivar nada? No adoctrinamos si planteamos más preguntas que respuestas y si hacemos llegar a la escuela problemas, debates y cuestiones que suelen estar fuera.
– Sin el debate de las cosmovisiones no se puede educar ciudadanos. El debate sobre los paradigmas es lo más transformador en este momento, en el que necesitamos cambiar el mundo porque, o bien la humanidad hace cambios en las próximas décadas o la situación actual no tiene salida civilizada, lo que lleva a un callejón sin salida y también a lo que estamos viendo actualmente, con la ruptura de los pactos que habían garantizado la convivencia social y democrática. Basta ver la película “Inside Job”, para darse cuenta de que las mejores universidades de economía del mundo han formado a los que han generado la crisis actual. Por tanto, tenemos que ser capaces de intervenir en la complejidad para evitar el pensamiento útil y las soluciones fáciles y falsas. En este momento, necesitamos ciudadanos proactivos que se formen en el debate, la visión compleja y la visión de la adversidad de forma que la mayoría de las personas podamos plantear la batalla al 1%.
– La función de la educación no es cambiar el mundo, sino a las personas que van a intervenir sobre el mundo, de ahí la importancia de cambiar a las personas.No seamos tan ambiciosos como para pensar que en manos de los docentes está la tarea de cambiar el mundo.
– La escuela es cada vez más irrelevante en la formación de las personas. Esas grandes cosmovisiones en las que estamos metidos no las enseña la escuela, aunque debería ocuparse de ellas y de que los alumnos sean capaces de mirar el mundo y entender lo que ocurre. Lo difícil es ejercer el pensamiento crítico respecto a las propias representaciones que cada uno tiene del mundo, aceptar la visión del otro.
– Cambiar el mundo es más importante que cambiar la escuela. Cuando tengamos un mundo más razonable podemos dejar de pensar que hay que cambiarlo. FUHEM tiene la opción de educar de otra manera y ser la avanzadilla en ámbitos nuevos como el cambio de paradigma dado que ha incluido lo Ecosocial como uno de sus rasgos definitorios.
– Hay que distinguir entre beligerancia y adoctrinamiento. Personalmente, estoy a favor de la beligerancia. Lo que caracteriza a la escuela frente a otros entornos de aprendizaje es su carácter intencional y no incidental. Dependiendo de cómo se enseñen las cosmovisiones, ya sea a favor o en contra, nos aproximaremos más al tema. También me parece mejor aprender a partir de experiencias que de los problemas. No obstante, lo que hay que replantearse es el cómo enseñamos… porque en función del “cómo” estaremos optando por el adoctrinamiento o por la beligerancia. Por lo demás, hay que insistir que la neutralidad no es algo virtuoso. La concertada tiene que existir si tiene un valor añadido, y el hecho de ser beligerante en estas cuestiones puede ser ese valor para los centros de FUHEM.
– La cosmovisión del profesorado es una parte importante del proceso.
– Estamos trabajando para formar personas críticas desde Infantil, pero nos quieren imponer exámenes externos, incluso en esa etapa. En los centros podemos trabajar en unas líneas propias, pero después nuestros alumnos tendrán que enfrentarse a unas pruebas propias del siglo XIX, que no dejan de ser una forma de luchar contra los centros que quieren educar de forma distinta. En esa circunstancia, sabemos que nuestros alumnos pueden ser muy competentes, pero ante ciertos exámenes pueden salir como incompetentes, y habrá que saber cómo afrontar eso. FUHEM tiene que tomar una postura clara sobre esta cuestión.
– Hay que unir paradigmas y prácticas. Como ejemplo, puede valer el proyecto que desarrolló un profesor en una escuela de una zona marginal, en una ciudad de Estados Unidos. El profesor quiso trabajar competencias y contenidos económicos y pidió a su alumnado que averiguara cuál era la renta per cápita del barrio donde estaba la escuela, y cuál era en el de enfrente. Durante el proceso y al acabar el proyecto, el docente explicaba el cambio que se había dado entre los chicos y chicas y en su propio entorno tras haber trabajado para responder a esa pregunta. Puede ser un buen ejemplo de una práctica que no llega siquiera a ser beligerante, pero que sí fomenta la curiosidad y es capaz de complejizar la pregunta que los alumnos han de responder.
Sigue el debate del Libro Blanco
Para ampliar el debate y los canales de participación sobre este tema, el Blog de Libro Blanco ha abierto una nueva sección, dedicada a la cuestión de las competencias y contenidos. En ese apartado se ofrecen textos que pueden ayudar a enmarcar la discusión del pasado 27 de mayo, con aportaciones de Fernando Cembranos; Juan Ignacio Pozo y Edgar Morin. Os animamos a que también nos hagáis llegar vuestras aportaciones a través del Blog, con el fin de enriquecer este proceso de reflexión colectivo.
Para quienes no pudieron venir a esta última sesión, el video de la grabación ya está disponible en nuestro canal de Youtube, donde además, encontrarás otros videos, ya sea con algunas sesiones del Libro Blanco, como de otras actividades de FUHEM Educación.