“Mis primeros pasos como investigador”

El miércoles 13 de noviembre los niños y niñas de segundo de Primaria recibimos en el Colegio Lourdes la visita sorpresa de una verdadera científica. Fue por la mañana cuando se propagó el rumor de que por las aulas de segundo circulaba una misteriosa mujer que con bata blanca, gafas y guantes protectores, pretendía enseñarnos maravillas de la ciencia y de cómo esta podía ayudarnos, y nos había ayudado a vivir mejor.

Cuando por fin fuimos presentados, el afán investigador y científico quedó empapado en todos nosotros y, muy curiosos y muy interesados, asistimos pasmados a las explicaciones de Sagrario, nuestra nueva amiga científica. Ella nos contó como antes las casas no se edificaban, ni se construían, sino que los seres humanos se establecían en las cuevas y en lugares resguardados de la naturaleza; como más adelante se empezaron a hacer casas de madera y de paja, pero no eran muy resistentes y, claro, todos sabíamos que así los habitantes del pasado no podían protegerse muy bien de la lluvia o de los animales peligrosos. Por eso, nos dijo Sagrario, se empezaron a inventar materiales más resistentes con los que se podían construir casas más seguras, y eso fue gracias al afán investigador y científico de las personas.

Vimos que para ello debía producirse un largo proceso científico, en el cual juntando y mezclando materiales obtendríamos cemento, que sostiene todas las casas que conocemos, y nos explicó como ello conllevaba un cierto riesgo para el planeta pues traía consigo contaminación. Vimos ejemplos de científicos famosos como Alfred Nobel o Marie Curie y fue entonces cuando el ansia científica e investigadora era tal que no pudimos contenernos más y decidimos actuar.

Nuestra nueva amiga científica nos invitó a realizar un pequeño trabajo de “laboratorio” por medio de agua y escayola. Al mezclar los dos materiales dentro de un molde, aquello que era tan blandito y maleable cogió fuerza y se puso casi tan duro como una roca, y con ello conseguimos crear muchas figuras para luego llevarnos de recuerdo. Puede que no consiguiéramos arreglar casas o construir muchas nuevas, pero todos nos fuimos con la sensación de que observando, escuchando, pensando, siendo pacientes y no perdiendo nunca las ganas de investigar, podemos llegar a hacer pequeñas cosas que puedan llegar a sostener otras muy grandes.