SELECCIÓN DE RECURSOS: Desinformación, pseudoinformación y perversión del lenguaje

  

Informarse cuesta, así empezaba Ignacio Ramonet la primera de una larga series de editoriales publicadas en la edición española de Le Monde Diplomatique, allá por noviembre de 1985.

Ramonet afirmaba que informarse cuesta, porque un cuidadano/a bien informado no puede contentarse sólo con leer un periódico o ver el telediario, que está lleno de noticias breves, fragmentadas, que en muchos casos, causan un doble efecto negativo de sobreinformación y desinformación.

Si una de las funciones de los medios de comunicación es ayudar a conformar la opinión de la ciudadanía sobre la realidad, entonces ¿no sería necesario que esa realidad se ajustara lo más posible a la verdad?, sin embargo, nos encontramos en un momento en el que la concentración de los medios de comunicación en manos de grandes grupos empresariales, cuya máxima es la rentabilidad, y que se encuentran al servicio de los poderes económicos y políticos, ha promovido que éstos modifiquen la forma de informar y que hayan creado una nueva estrategia lingüística, que pasa, más o menos desapercibida para el gran público, pero que ha llegado a deformar el lenguaje, llevándolo a veces a la perversión del mismo.

Los poderes políticos se sirven de los medios como altavoces, y han adquirido unas tácticas lingüísticas para manipular a la opinión pública. Para ello, no dudan en usar una serie de expresiones disuasivas tales como: “con los tiempos que corren…”, “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades..”, “con la que está cayendo…”, “les aseguro que…”, “el sentido común nos dice…”, “como todos saben…”, “siendo razonables podríamos decir que..”, “como ustedes comprenderán…”, “los ciudadanos deben saber…”, “los expertos están de acuerdo con…”, “se ha demostrado que..”; cuya oscura intención es la de que no se cuestione el mensaje que viene detrás de los puntos suspensivos.

En otros casos, recurren a eufemismos con el fin de no llamar a las cosas por su nombre, o intentar suavizar las consecuencias de sus actos, y nos encontramos ante:  “ajustes”, cuando deberíamos hablar de recortes, «copago», cuando repagamos por algo, “complicidad”, cuando lo que se quiere es que la ciudadanía se someta a las injusticias, “flexibilidad” en lugar de reducción de derechos fundamentales, “austeridad” o “apretarse el cinturón”, para justificar la reducción de los sueldos de los trabajadores, hasta el punto que hemos podido escuchar como la Reforma Laboral era definida como: “justa, buena y necesaria”. Eso sí, se les olvidó comentar ¿para quén?

También se recurre al miedo: “o no se hace nada, y en cuyo caso el país se estanca, o se adoptan medidas para salir de la crisis”, momento en el que nos podemos echar a temblar porque estamos ante un nuevo recorte o ante una nueva privatización de un servicio público. Fomentar el miedo ante quedarse sin empleo, ante quedarse fuera del sistema económico, ante la “avalancha de inmigrantes”, o ante las sanciones por manifestar el descontento, se utiliza con el fin de mantener a la ciudadanía dócil y sumisa.

La demonización es otro de estos recursos efectistas, y por eso denominan “antisistema” a todo aquel que no esté de acuerdo con las políticas neoliberales o al que ofrezca alguna resistencia al drama de los desahucios, o se etiqueta a los nuevos partidos políticos y mareas ciudadanas como aquellos que van a «acabar con la democracia».

Clara Valverde afirma que el lenguaje neoliberal utiliza la culpa, la duda, lo confusión y la mentira para que la población piense que lo que hacen las élites políticas y económicas es “bueno y necesario”, y si eso no es posible, nos intentan convencer de que no hay ninguna alternativa.

Pero, ha llegado la hora de rebelarnos, ante este teatro de la retórica, ante el “todo vale”, que se ha instalado en nuestras vidas, y de que empecemos a llamar a las cosas por su nombre y, precisamente de eso, trata este Boletín ECOS y la Selección de Recursos elaborada desde el Centro de Documentación de FUHEM Ecosocial.

En este caso, hemos recogido:

Selección de artículos procedentes de diferentes publicaciones, incluida nuestra revista Papeles de relaciones ecosociales y cambio global.

Fuentes y Medios de Comunicación Alternativos: recopilación de algunos de los muchos medios, plataformas digitales, portales web y asociaciones de profesionales, que han decidido apropiarse de nuevo del lenguaje, en un contexto democrático, donde prime el derecho a la información veraz y contrastada.

– Selección de Recursos Audiovisuales, que incluye una entrevista a Rosa María Calaf, una conferencia de Ignacio Ramonet y varios documentales con entrevistas a profesionales de los medios de comunicación, sociólogos…, así como de documentales creados a partir de la recopilación de fragmentos de videos difundidos por las redes sociales.

. Una recopilación de Referencias bibliográficas especializadas que aterrizan más en la forma en que los medios abordan el capitalismo, el cambio climático, el patriarcado o la corrupción.

Bibliografía básica: para situarnos en este contexto informacional que vivimos hoy en día, con textos clásicos y actuales que no pueden faltar en nuestra biblioteca.

Dice Pascual Serrano que si no desarrollamos un espíritu crítico y un sentido de búsqueda de información alternativa a las vías formalmente establecidas, estamos condenados a la desinformación, a la incapacidad para comprender nuestro mundo y, por tanto, incapacitados para actuar con libertad.

Nosotros en FUHEM Ecosocial estamos dispuestos, ¿te unes?