Entrevista a Bertha Zúñiga Cáceres, Medha Patkar y Nonhle Mbuthuma.
Marchando adelante
Mujeres, resistencias y contrapoderes
Entrevista con Bertha Zúñiga Cáceres, Medha Patkar y Nonhle Mbuthuma
Si algo aprendimos al recuperarnos de la conmoción que sufrimos cuando Trump se alzó con la victoria electoral en 2017, fue que el rostro de la resistencia frente a los autócratas de nuestro tiempo sería el de una mujer.
Las mujeres fueron las primeras que tomaron las calles el día después de que Trump tomara posesión del cargo en la que se convirtió en la marcha más multitudinaria de la historia de los Estados Unidos y, desde entonces, han encabezado la resistencia a sus políticas tóxicas, basadas en el racismo, el miedo y el clientelismo empresarial. También las mujeres han dado un giro de noventa grados a todo el discurso sobre el acoso sexual, no solo en los Estados Unidos, sino también en Asia y América Latina, donde ha cobrado gran fuerza la campaña #NiUnaMenos.
Las mujeres de todo el mundo están en la primera línea de resistencia contra los crímenes cometidos por grandes empresas y de defensa de las comunidades, jugándose la vida por la dignidad de todos los pueblos.
Para presentar el informe Estado del poder 2018, centrado en los contrapoderes, entrevistamos a tres activistas que han demostrado una tremenda valentía, determinación y creatividad a la hora de afrontar el poder de las grandes empresas y la violencia estatal.
Bertha Cáceres tenía apenas 25 años cuando su madre, Berta, una reconocida activista ambiental que había dirigido la lucha comunitaria contra la construcción de la represa de Agua Zarca, fue asesinada en 2016. Bertha ha tomado el relevo de su madre, asumiendo el papel de coordinadora general del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) y continuando la lucha contra los proyectos extractivos en territorios indígenas y por el fin de la corrupción, la codicia, la violencia y la impunidad que han caracterizado al régimen hondureño.
Nonhle Mbuthuma también sufrió la pérdida de un amigo, asesinado por liderar la lucha contra un proyecto para instalar una mina de titanio en la hermosa Costa Salvaje del Cabo Oriental, en Sudáfrica. Sin embargo, en lugar de amedrentarla, el episodio añadió leña al fuego de su pasión y su empuje para acabar con la destrucción de la comunidad.
La vida de Medha Patkar atestigua la fuerza de su compromiso inamovible y su firme creencia en el poder de la gente para transformar el curso de la historia, pese a todas las adversidades. Medha visitó la zona donde se iba a construir la represa del Narmada en 1985. Más de 30 años después, en julio de 2017, comenzó una huelga de hambre indefinida, mientras las mujeres de todo el valle protagonizaban una protesta en las aguas del río sagrado —conocida como jal satyagraha, que consiste en mantenerse dentro del río, sumergida hasta el cuello— para exigir que se compense debidamente a todas las personas afectadas por la represa.
Sus palabras hablan por sí mismas, pero las entrevistas son testimonio del papel decisivo que han desempeñado las mujeres en sus respectiva luchas, de las distintas formas en que las comunidades se han negado a ceder ante la política del terror y de la importancia de que los movimientos sociales mantengan su autonomía, sus vínculos con la comunidad y unas estrategias y tácticas inteligentes e integrales.
¿Cómo te involucraste en las luchas por la justicia social y ambiental?
Bertha: Pues mi participación empezó desde niña, porque estaba con mi mamá participando en todas las actividades y las luchas del COPINH. Aprendí de mi mamá la importancia de involucrarse en las comunidades, de hacer frente a quienes ostentan poder político y económico, y de luchar para aprender a luchar. Fue parte de mi formación personal y política. Mi pueblo, el pueblo Lenca, me enseñó desde muy pequeña, que no se puede permanecer indiferente ante la situación injusta de las comunidades y del país.
Medha: Mi padre era un luchador por la libertad y un dirigente sindical, así que siempre iba con él a las reuniones y, poco a poco, me fui empapando de su actividad política. Más adelante, pude estudiar y desarrollé la misma ideología y valores del socialismo democrático. En 1985, me invitaron a visitar el valle del Narmada y las muchas aldeas que se verían afectadas por el proyecto de la represa, que sería la segunda más grande del mundo. El amigo que me había invitado quería emprender acciones legales para impedir el proyecto, pero en seguida fui consciente de que, además de eso, se necesitaría una acción de resistencia en masa, ya que el Gobierno estaba quebrantando todas las leyes. Y fue así como empecé a implicarme en la construcción de una gran campaña popular.
Nonhle: La verdad es que, a veces, no sé cómo me involucré en la lucha, pero sé que, en parte, fue por la influencia de mis ancestros y las personas ancianas de mi comunidad. Mi abuelo participó en la rebelión mpondo, el primer gran alzamiento contra el apartheid, en 1960-1962, y siempre me contaba historias de cómo consiguieron proteger el territorio antes de que se instaurara la democracia. Él y otros mayores me enseñaron la importancia de la tierra, que es lo único que tenemos, que es la única cosa de la que disponemos para compartir con las próximas generaciones y que, si nos quedamos con ella, no habrá ninguna compensación posible. Así que, en cuanto oí hablar del proyecto de la mina, me acordé de las historias de mi abuelo. Fue así como empezó mi implicación. Pero también sé que no se trata de luchar por una cuestión personal, sino que tiene que ver con mi comunidad y con las generaciones que vendrán.
A partir de tu experiencia, ¿cuáles son los ingredientes clave para construir movimientos fuertes que puedan enfrentar el poder de las élites y también construir alternativas justas al capitalismo depredador?
Bertha: Primero, que los movimientos deben anclarse en las organizaciones de base, cediendo el liderazgo a las víctimas de la injusticia y situándolas como protagonistas de la lucha por el control y manejo de nuestros recursos naturales, como la tierra y el agua.
Segundo, siempre hay que pensar en la integralidad de las luchas; que no se puede separar un tema —como la tierra— de otros temas, porque estamos en una lucha antisistémica. Por ejemplo, cuando luchas por tener acceso a una escuela, estás también luchando a favor de la salud y de una alimentación sana.
Tercero, que hay que construir movimientos coherentes con nuestros valores, lo cual debe reflejarse en nuestros procesos internos. Esto significa enfrentar la violencia contra las mujeres en nuestros propios movimientos, porque también se pueden vivir procesos represivos en ellos.
Cuarto, la importancia de ser internacionalista. El COPINH es un producto de un proceso hondureño particular, pero también es producto de diferentes levantamientos en las Américas, como las luchas de muchos pueblos indígenas que se han alzado contra el sistema económico y social que impera en el continente.
Nonhle: Creo que la clave se halla en ser sinceras y transparentes y no dejar de movilizarnos, desde el convencimiento de que estamos luchando no solo por nosotras, sino también por las próximas generaciones. También es fundamental situar a las mujeres en la vanguardia de la lucha. Si te fijas en nuestra lucha, verás que la dirigen, fundamentalmente, las mujeres. No cambiamos de opinión con facilidad; también somos conscientes de que la comunidad no puede depender de nadie más, solo de sí misma. Sabemos que el Gobierno está colaborando estrechamente con las empresas para oprimir a nuestras comunidades, de manera que debemos hacerles el trabajo imposible.
Estamos exigiendo el derecho a decir ‘no’. Lo que necesitamos es un consentimiento libre, previo e informado, y es por eso por lo que luchamos. Este año, en abril de 2018, celebraremos un juicio, el primero de este tipo en Sudáfrica, para reivindicar ese derecho. Si lo ganamos, será una gran ayuda para otras comunidades. Pero aunque lo perdamos, o aunque el Gobierno no se detenga, seguiremos luchando para defender nuestra tierra.
Para nuestra campaña también ha sido importante difundir nuestro mensaje y tejer redes con otros grupos. En una zona rural, la gente lo tiene difícil para saber qué esta pasando, así que necesitamos ayuda para transmitir nuestro mensaje a los medios y generar solidaridades con otras organizaciones. Si nos limitamos a quedarnos aquí hablando y nadie más sabe de nuestra lucha, nunca llegaremos al resto del mundo. Creemos que puedes construir tu hogar gracias a otras personas, por lo que esta interdependencia es vital.
Medha: Ante todo, necesitas un marco ideológico amplio que después puedas desglosar en objetivos concretos, vinculando lo local con lo global. No es necesario que todo el mundo que participa en un movimiento comparta esa visión integral —seguramente, abordaremos los problemas desde distintos ángulos y puntos de vista—, pero los y las activistas clave del movimiento deben compartir un mismo planteamiento. Además de la claridad ideológica, los y las activistas deben comprender perfectamente a las personas y qué necesitan; los ideales y las herramientas que animarán a la gente y propiciarán su implicación emocional.
La meta es ir avanzando hacia lo que yo llamo una organización comunitaria de masas; una organización que tiene muchas raíces, que se dirige desde el ámbito local y cuyos activistas movilizan a la gente para construir una fuerza unida.
De este movimiento surge una determinada articulación, que se debe desplegar en varios frentes: no solo en las comunidades, sino también a escala internacional. En el caso de la represa de Sardar Sarovar, por ejemplo, tuvimos que enfrentarnos al Banco Mundial y a las instituciones financieras internacionales que estaban financiando el proyecto. Y eso exigió conseguir apoyos de instancias internacionales y colaborar con movimientos internacionales.
También debemos trabajar en distintos frentes, desde nuestra comprensión del poder y los derechos humanos. Si bien la defensa de los derechos humanos está vinculada con el Estado, y debemos emplear las instituciones judiciales para desafiar al Estado, en última instancia creemos en el poder del pueblo, que es el primer pilar de la democracia y la base de nuestro trabajo. Debemos demostrar constantemente el poder de las personas y nuestro derecho a tomar decisiones; de lo contrario, no arrastrarás a la gente y dejarás de ser un movimiento. Así que siempre combinamos acciones legales y acciones en masa.
Y no se trata solo de una cuestión de táctica, sino también de valores y creatividad. Por ejemplo, en la India nos gusta la política de la no violencia —conocida como satyagraha— porque es una táctica eficaz y, además, porque pone de relieve nuestros valores y nuestros ideales.
También creemos que es importante formar a las personas y mostrar alternativas a la opresión. Así que en la Alianza Nacional de Movimientos Populares dirigimos formaciones y proyectos en los ámbitos de la salud, la educación y la gestión del agua. La gente no puede pasar todo el tiempo peleando, peleando y peleando; también debemos demostrar que hay alternativas.
¿Cómo sigues movilizada cuando te enfrentas a tanta represión?
Bertha: Esto siempre ha sido parte de la historia del COPINH. Cuando hemos luchado por el territorio, la respuesta siempre ha sido muy represiva, especialmente desde el golpe de Estado en 2010. Pero nuestra lucha surge justamente de la convicción profunda de que no podemos someternos a esta situación, y eso nos lleva a actuar y movilizarnos.Cuando las autoridades destruyen casas, cometen tantos abusos —hasta asesinar a la gente—, que no hay otra opción salvo luchar. La necesidad de justicia nos hace luchar porque no podemos vivir así.
Somos también un pueblo rebelde que ha luchado durante siglos —empezando contra los españoles colonizadores—, hasta hoy, por nuestros derechos frente a otros tipos de colonialismo. Tomamos fuerza de nuestros ancestros, que liberaron el país y defendieron nuestra identidad como pueblos indígenas. Es parte de nuestra cosmovisión: nuestros ancestros siguen caminando con nosotros y nosotras, acompañándonos. Nuestra espiritualidad nos ayuda a manejarnos en estos contextos difíciles.
Mi mamá nunca fue silenciosa frente a la injusticia; siempre estuvo comprometida contra la impunidad y la injusticia, y nos enseñó que tenemos el deber de plantar cara a las élites que socavan nuestro futuro. Ella dijo que tenemos el derecho de vivir en un país que respete nuestros derechos y que esté al servicio de los pueblos y no de la oligarquía corrupta. Su ejemplo nos ayuda a seguir luchando.
También entendemos que no estamos luchando solos, que somos parte de movimientos de muchas comunidades y grupos en Honduras, el continente y el mundo. Esta fue la experiencia de mi mamá. Su fuerza y energía nacían de saberse acompañada, del hecho de que no se trataba de una lucha individualista, sino parte de una historia más larga y amplia.
Nonhle: En nuestro caso, cuando presenciamos el derramamiento de sangre, fue como añadir leña al fuego. En lugar de asustarnos, nos movilizó aún más. Nos indignamos aún más, dándonos cuenta de que, si dábamos marcha atrás, traicionaríamos a quienes habían muerto defendiendo ese mismo territorio. Y decimos que no funcionará, que nos tendrán que matar a todos y todas. No podemos transigir con quienes tienen sangre en sus manos. Cometieron un gran error.
Medha: Es una lucha continua. El Banco Mundial se retiró porque dijo que la represa solo se podría completar por medios inaceptables y con terribles pérdidas sociales y ambientales. Y esto ha resultado ser cierto. Puede que la represa se haya inaugurado, pero sigue habiendo entre 35 000 y 40 000 personas —44 aldeas y un pueblo— en la zona sumergida. Y seguimos luchando. En julio de 2017, hubo 21 lugares en el valle donde las mujeres mantuvieron huelgas de hambre, resistieron en pie dentro del agua, negándose a salir, y se enfrentaron a la policía para exigir las compensaciones que se les habían prometido.
Se trata de una acción y un espíritu colectivos que alimentan la esperanza y permiten que la gente se mantenga movilizada y motivada. Es por ese motivo por el que soy optimista, porque sin el optimismo, además de la valentía y la determinación, no puedes seguir adelante.
¿Cómo podemos asegurarnos de que nuestros movimientos de contrapoder no se vean acaparados por los grupos de poder, o peor aún, que terminen reproduciendo estructuras de poder represivas?
Bertha: Cada caso es diferente. Pero cuando hablamos de ser coherente en nuestros movimientos, estamos hablando de no repetir estas prácticas que corrompen. Hay que construir movimientos sobre bases morales. El COPINH, por ejemplo, ha establecido cortes populares donde se denuncian casos de violencia contra las mujeres compañeras. No tenemos miedo a llamar por su nombre a las empresas que cometen abusos y oprimen. Y mantenemos nuestra autonomía como movimiento, denunciando las prácticas represivas y defendiendo nuestro territorio, sin importar de qué partido proceden.
Medha: Es importante no perder de vista que los movimientos populares siempre deben estar movilizados y organizando a la gente, incluso cuando hay partidos solidarios que están desafiando al Gobierno o en el poder. Los partidos asumen compromisos porque desean subir al poder, por lo que los movimientos deben mantenerse al margen de las estructuras centrales de poder y desempeñar el papel de la oposición real. Los movimientos sociales deben ser una fuerza que no haga concesiones.
Para mantenerse fieles a sus valores, los movimientos populares deben estar anclados en sus bases, y mostrarse firmes y comprometidos con sus objetivos. La transparencia es un elemento clave; saber comunicar y evaluar de forma periódica cómo estás trabajando. La crítica es importante porque es una forma de aclarar y replantear la misión del movimiento. Es algo que toma su tiempo y en lo que muchas veces nos quedamos cortas, pero debemos intentarlo en la medida de lo posible.
Nonhle: Cuando pienso en quienes lucharon por la democracia, se me saltan las lágrimas, porque esa misma gente, en lugar de protegernos, nos están oprimiendo y haciendo nuestra vida muy difícil. Para serte sincera, esperamos que lo que está sucediendo con el Congreso Nacional Africano, el CNA, sea una gran lección. No es por lo que lucharon nuestros ancestros. Espero que, algún día, el CNA entienda que nosotras, desde las zonas rurales, también luchamos por esta democracia.
Y sin embargo, cuando nos mostramos contrarias a este lucro destructivo, nos acusan de ‘antidesarrollo’ y nos tratan como enemigas. Deberían hablar con nosotras. La lección, en este sentido, es que debemos sostener nuestros movimientos y mantenerlos alejados del dinero. Si los movimientos se convierten en algo para hacer dinero, nuestra lucha llegará a su fin; perderemos nuestro sentido y olvidaremos por qué luchamos.
¿Por qué las mujeres han desempeñado un papel clave en tu movimiento? ¿Crees que el auge de los movimientos #YoTambién y #NiUnaMenos podría marcar un punto de inflexión en la lucha contra el patriarcado?
Nonhle: Creo que las mujeres han liderado este movimiento porque serán las más afectadas por el proyecto minero. No trabajarán allí, pero necesitarán alimentar a sus hijos y encontrar agua potable; saben muy bien qué consecuencias tendrá la minería. Las mujeres tampoco temen plantarse; se mantienen fieles a sus creencias y no son fáciles de comprar. En la lucha contra el apartheid, fueron las mujeres las que lideraron las luchas contra la ley de pases y, ahora, encabezan la lucha contra esta mina. No es fácil tener que pensar en los hijos, cocinar, cuidar a la familia y, al mismo tiempo, dedicarse a la lucha. Pero las mujeres son capaces de ello.
Medha: Sabemos, por nuestros movimientos, que las mujeres representan una gran fuerza y, por lo tanto, la transformación social no es posible sin ellas. Las mujeres tienen fe en la vida porque dan vida, porque comparten valores y conocimientos con la próxima generación, están estrechamente conectadas con la naturaleza y son más conscientes de nuestros lazos humanos. Se encargan de la mayor parte del trabajo en este país, ya sea en el campo o en los barrios marginales. También sabemos, por experiencia, que, sin las mujeres, nuestros movimientos no podrían sostener acciones a largo plazo. Siempre que hemos plantado cara al Banco Mundial, al Gobierno y a la policía, y desplegamos acciones militantes no violentas, las mujeres han desempeñado un papel decisivo. En las protestas de 2017 contra la represa, las mujeres demostraron una fuerza impresionante frente a la policía.
Por lo tanto, en el momento de desafiar a los poderes establecidos, las mujeres deben situarse en la vanguardia. También debemos situar en esa vanguardia las perspectivas de las mujeres. Una visión feminista es clave para lograr una visión alternativa del desarrollo. Hace hincapié en el amor y la compasión, la humanidad en lugar de la enajenación. También demuestra una relación distinta con respecto a los recursos, ya que la mayoría de las actividades de cuidado de las mujeres —como alimentar a los niños y sostener la vida— no se basan en el dinero. Puedes ver esos valores expresados en la forma en que nos referimos a los ríos y a la tierra como madres y, por lo tanto, como recursos que se deben proteger. Por el contrario, el desarrollo insostenible y explotador se basa en un sistema de violencia patriarcal.
Bertha: La dominación patriarcal es, tal vez, el sistema de dominación más difícil de romper, por lo que es sumamente importante crear movimientos dedicados a los principios de equidad de género. Yo tengo esperanza en que la claridad con que está saliendo mundialmente esta cuestión pueda reflejarse en nuestros movimientos y sociedades. Sin embargo, en Honduras, tenemos una situación de mucha violencia contra los cuerpos de las mujeres, una violencia cada vez más brutal del Estado contra los movimientos y, muchas veces, contra las lideresas.
Creo que el asesinato de Berta y otras compas refleja una intolerancia frente al liderazgo de las mujeres que se atreven a denunciar a los dueños de represas, bancos, empresas. Es difícil saber si esta situación va a mejorar en Honduras, porque estamos muy lejos de construir un sistema de justicia e igualdad para las mujeres, pero tenemos que mantener la claridad en nuestro camino y la convicción de defender la vida y detener la violencia.
Para terminar, unas palabras de Bertha:
Creo que todos y todas estamos involucrados en luchas que buscan humanizar nuestra sociedad, a nosotros mismos. No hay fórmulas para el contrapoder porque somos muy diversos, pero compartimos la unidad de caminar juntos y juntas, con coherencia e integralidad, a favor de la humanidad. Podemos retroalimentar el aprendizaje mutuo sabiendo que estamos conectados en una lucha por la vida, y que las luchas nos pueden entrelazar y fortalecer.
Estas entrevistas se presentan en formato resumido; para leer la versión completa:
• Drawing strength from our ancestors: Interview with Bertha Zúñiga Cáceres. (en inglés).
• We need mass-roots, not grass-roots campaigns: Interview with Medha Patkar (en inglés).
• Land is the only thing we have: Interview with Nonhle Mbuthuma (en inglés)
Traducción: Beatriz Martínez.
Este artículo forma parte del informe Estado del poder 2018, editado en castellano por Transnational Institute (TNI) y FUHEM Ecosocial.
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