Día Mundial del Refugiado
20 de junio. Día Mundial del Refugiado.
Según las cifras de Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de 70 millones de personas han tenido que abandonar sus casas huyendo de la violencia, la persecución o por los devastadores efectos del cambio climático, la mayor crisis desde la II Guerra Mundial.
«Cada dos segundos una persona se ve obligada a desplazarse como resultado de los conflictos y la persecución y el 51% de los refugiados son niños».
«En promedio, el número de nuevos desplazados equivale a 37.000 personas desplazadas diariamente».
«Los países desarrollados acogieron al 16% de los refugiados, mientras un tercio de la población global de refugiados (6,7 millones) se mantuvo en los países menos desarrollados».
«Cerca de 4 de cada 5 refugiados vivía en países vecinos de su país de origen».
Desde FUHEM Ecosocial queremos destacar el número 132 de la nuestra revista Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Global, dedicada a las Migraciones Forzadas, para ello, recogemos algunas ideas de la INTRODUCCIÓN escrita por Santiago Álvarez Cantalapiedra, director de la revista; ofrecemos el texto completo de los artículos del ESPECIAL: Migraciones Forzadas y el video de la mesa redonda organizada en torno a su presentación, que contó con la presencia de Estrella Galán, secretaria general de CEAR, Javier de Lucas, catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política y Luis Carlos Nieto, magistrado y miembro de Jueces para la Democracia.
Los organismos internacionales prevén un incremento de la diáspora global en el futuro. Un desafío de esta naturaleza solo se puede abordar adecuadamente atendiendo a las causas.Entre los múltiples factores que empujan a la gente a abandonar sus hogares, cabe identificar dos como responsables de las principales tendencias en curso: por un lado, las guerras y los conflictos armados; por otro, la expulsión de la población de un territorio que se deriva de la destrucción de los hábitats donde viven. No son factores que actúan aisladamente,sino que se retroalimentan entre sí construyendo un entramado que incide sobre la población en una misma dirección.
Pero, sin embargo, nos encontramos también con otros procesos menos evidentes ―como el acaparamiento de tierras, el extractivismo minero y energético, la desertificación o el anegamiento de zonas densamente habitadas― que están expulsando (y en el futuro inmediato lo harán de manera más intensa) a innumerables personas de sus hábitats por motivo de simple supervivencia.10La dificultad de cuantificar la magnitud de la población que se ve impulsada a abandonar sus lugares de origen por este motivo aconseja tratar las estimaciones con prudencia.
Resulta indudable la responsabilidad que tienen las potencias occidentales en los conflictos armados que permanecen abiertos en la actualidad. A su responsabilidad histórica, por la herencia del colonialismo, se suman las intervenciones militares que han liderado en los últimos años en Irak, Afganistán, Libia, Siria, etc., con la clara voluntad imperialista de propiciar Estados fallidos y sociedades indefensas ante la expoliación y el saqueo de sus recursos. También son responsables de los procesos generadores de expulsiones por destrucción de hábitats. Las sociedades opulentas alimentan unos estilos de vida depredadores que esquilman los ecosistemas y territorios de todo el planeta. Unas formas de vida de imposible generalización en cuanto que representan «bienes posicionales» que solo pueden ser disfrutados por una minoría a costa de excluir a la mayoría de su acceso, que se sostienen sobre una estructura y unas relaciones económicas internacionales complementarias de las acciones imperialistas anteriormente mencionadas y se organizan a partir de la presencia de grandes corporaciones transnacionales protegidas por los Estados, exacerbando contra-dicciones ―sociales, políticas, religiosas o culturales― de las que surgen agravios y divisiones en un entorno de desestabilización social y degradación ecológica
Los efectos del calentamiento global ya están expulsando a la gente de sus lugares de origen, y próximamente será necesario reubicar a cientos de millones de personas que hoy viven en deltas que quedarán sumergidos, en zonas de litoral que se verán inundadas y en regiones semiáridas que se volverán completamente inhóspitas.Los desplazamientos forzados por causas climáticas y la proliferación de conflictos ecosociales a diferente escala son fenómenos que no se podrán ignorar por más tiempo. Lo que exigirá abandonar una visión deformada de la realidad y la obsesión por la seguridad le da exclusivamente en términos restrictivos, así como anticiparse a los riesgos mediante estrategias de adaptación al cambio climático y activar medidas migratorias y de protección a las personas afectadas por los desastres una vez que estos se hayan producido. Sin olvidar,por supuesto, que siempre que se esté a tiempo la mejor forma de resolver un problema es actuar sobre las causas.
INTRODUCCIÓN
Desplazamientos forzados: causas, responsabilidades y respuesta (pdf)
Santiago Álvarez Cantalapiedra
ESPECIAL
Proliferación de fronteras y «derecho de fuga» (pdf)
Sandro Mezzadra
Refugiados: preguntas y respuestas ante una crisis que no es coyuntural (pdf)
Javier de Lucas
La migración ambiental: entre el abandono, el refugio y la protección internacional (pdf)
Susana Borrás
Alice Edwards
De cómo una revolución fue ahogada en el Mediterráneo (pdf)
Naomí Ramírez Díaz
Desde Aylan hasta París: recorrido por un drama humanitario sin precedentes (pdf)
Estrella Galán
Exiliados económicos: jóvenes españoles en el extranjero (pdf)
Mario Rísquez
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