Reflexiones y creatividad en el aula virtual de FUHEM

En estos tiempos difíciles en los que nos hemos visto obligadas a cerrar las puertas de nuestros centros educativos, a pesar de la distancia entre nuestras casas, nuestro profesorado sigue trabajando para que el alumnado de FUHEM reciba una educación de calidad.

Las aulas virtuales de los tres centros de FUHEM: Hipatia, Lourdes y Montserrat, acogen el trabajo diario de alumnado y profesorado siguiendo, en la medida de las posibilidades, la programación docente.

Además de continuar con la actividad lectiva, adaptada a un intenso y novedoso ritmo de teletrabajo, queríamos compartir aquí algunas iniciativas, reflexiones y sentimientos de algunos miembros de nuestra comunidad educativa que dan voz a todos, para destacar que en estos días de confinamiento, lo importante seguimos siendo las personas, cuidarnos y darle color a nuestros días. En esta línea, el acompañamiento emocional realizado por tutores y tutoras ha sido clave, y la búsqueda de un contacto lo más directo posible entre profesorado, alumnado y familias.

Ciudad Educativa Municipal Hipatia FUHEM: un abrazo de todo el cole

En nuestro centro de Rivas Vaciamadrid, la actividad docente no tiene descanso. Se mantienen las clases a través del aula virtual y también, por supuesto, las reuniones de los departamentos que siguen su ritmo para preparar la actividad lectiva desde sus casas.

 

Encontramos testimonios personales como el de Laura Brox Aragón, profesora de biología en Secundaria y Bachillerato, que cuenta cómo, a pesar del contacto virtual con el alumnado y las dificultades técnicas que eso conlleva, la pasión por la educación se mantiene intacta:

«Desde mi escritorio y como única compañía, mi ordenador, puedo afirmar que la profesión de profesora es presencial, es vivir el día a día, compartir con el alumnado miradas, sonrisas, palabras llenas de cuidado y cariño cuando te ven dentro del aula, viviendo tu profesión, dando lo mejor de ti, dándote tú y explicando la asignatura que impartes con pasión, interés y ganas de transmitirla. Echo de menos subir las escaleras del colegio, echo de menos llegar al pasillo de 3º y 4º e ir pidiendo que se metan en clase a esperar al profesor, echo de menos escucharles al fondo cuando me ven: ¡que viene!»

Todos los docentes coinciden en que no sólo se echa de menos la actividad escolar y la rutina, sino que el contacto directo es lo que construye y genera comunidad educativa y aprendizaje colectivo. Por eso, el profesorado de Hipatia de Primaria no puede resistirse y manda este abrazo virtual desde sus casas y recuerdan que volveremos a vernos.

 

 

Sergio García, del Departamento de Educación Física, también se las ingenia para no sólo mandar trabajos teóricos por el aula virtual, sino que llevan ya una semana haciendo clases prácticas on-line:
«Se trata de conectarnos por una aplicación y les vamos indicando ejercicios de condición física (aeróbicos de resistencia y fuerza, principalmente), que van realizando «in situ». Damos dos sesiones semanales de 30 minutos, y los chavales responden muy bien. Se conectan muchos y se les ve animados. Pasan un momento agradable viendo a sus compañeros en el monitor y haciendo ejercicio que les viene muy bien en estos días de confinamiento. Muchos nos están felicitando diciendo que les gustan mucho las clases… ¡¡¡y acaban muy agotados!!! y nosotros muy contentos, claro».
Y resalta que la mayor dificultad esta siendo la evaluación de todo este trabajo a la vez, pero que ya están viendo maneras de poder hacerlo.

Colegio Lourdes FUHEM: solidaridad y mucho arte

Desde el barrio de Batán-Casa de Campo, el colegio ha puesto en marcha la Red Solidaria Lourdes, una iniciativa de su comunidad escolar para donar alimentos saludables y productos higiénicos de primera necesidad a las familias más vulnerables del entorno. Hasta el momento, dieciocho familias están recibiendo esta ayuda.

 

En Infantil, el fin de la actividad presencial les sorprendió trabajando la Prehistoria. Estaban a punto de decorar los pasillos para recrear el hábitat de nuestros más remotos antepasados y de realizar unos talleres muy especiales con las familias. A pesar de todo, han intentado preservar la chispa del proyecto y que se mantuviera la parte fantástica: así, a través de un remolino temporal, unos cavernícolas habían llegado al cole Lourdes y convivían con el profesorado. Bajo estas líneas podéis ver el vídeo de cierre de este Proyecto, realizado por el equipo de Infantil, con un guiño imaginativo al vestuario de aquellos hombres y mujeres. Así disfrazados, han podido llegar a las casas de todos los niños y niñas.

Mario García, coordinador de Primaria, ha abierto un canal de Youtube llamado «LourdArts» porque como él mismo dice «en esta época, a los profes nos toca hacer de youtubers aunque no tenemos experiencia y también tenemos que aprender». Aquí se puede ver el primer vídeo que explica cómo dibujar el rostro humano con la colaboración de Álex Carril y Ana Maloney, auxiliares de conversación, que explican la técnica en inglés.

 

El canal está abierto a la colaboración de todo el cuerpo docente porque la ayuda mutua es imprescindible para seguir construyendo «cole». Y como él bien dice, «un profesor sin niños ni niñas, es como un carpintero sin clavos, un zapatero sin zapatos y un fontanero sin tuberías».

¡Y que no falten las artes! Javier Santamaría, profesor de música ha creado la cuenta de Instagram «Lourdes Musical«, donde realiza clases en directo de coro, percusión con objetos que podemos encontrar por casa e incluso, ¡coreografía!

Por otra parte, Lorena SanMartin Parrón, profesora de Inglés en Secundaria y Bachillerato contaba hace unos días:

«Estoy aprendiendo de tecnología e internet a pasos agigantados. Doy un par de clases on-line a la semana por grupo, charlamos un rato sobre cómo están y cómo se sienten, nos reímos de nuestra pintas en casa: las que no se quitan el pijama en todo el día, los que se arreglan para las clases y se pintan hasta los labios, las que a la vez están cuidando de sus hermanos o hermanas pequeñas. No me gusta dar clase con el micro apagado; prefiero oír sus risas y comentarios. Para mí, es un respiro poder conectarme con ellos y ellas, y desconectar de esta locura, centrarme en mis clases y sentirles cerca. Somos más humanos y flexibles. A veces se nos cuela un polizón de otra clase, pero le saludamos y admitimos igual, porque también se siente acompañado o acompañada. Me transmiten fuerza y ganas de seguir luchando… y como siempre aprendo más del alumnado que ellos y ellas de mí».

Colegio Montserrat FUHEM: las tareas acompañadas del apoyo emocional

Desde el colegio Montserrat, aprovechan sus redes para dar recomendaciones y proponer rutinas saludables durante el confinamiento:

Y por supuesto, todos los profesores y profesoras se coordinan para mandar ánimos virtuales en modo «collage» fotográfico:

El alumnado responde poniendo todo de su parte para continuar con la formación académica en esas aulas improvisadas en que se han convertido muchas habitaciones.

Cada colegio, cada padre y cada madre, cada docente, cada orientador y orientadora, cada persona que asume tareas directivas o de coordinación o de administración y servicios de los colegios, quienes trabajan en la sede de FUHEM… Todos y todas estamos intentando gestionar esta crisis y atender nuestro trabajo y los cuidados de nuestras familias lo mejor posible. Podríamos seguir recogiendo testimonios de la tele-enseñanza en los coles de FUHEM, reflexionar sobre las horas que se hacen infinitas mientras, a la vez, el teletrabajo nos absorbe, pero preferimos terminar este pequeño homenaje a nuestra comunidad escolar con lo más valioso: las reflexiones de nuestro alumnado. Su compromiso hace que nos sintamos orgullosas y orgullosos y sigamos trabajando con alegría.

Por eso queremos terminar con un fragmento de la carta que Tiago Bilbao, alumno de 1º Bachillerato del colegio Montserrat FUHEM, escribió en el diario El País.

«Ojalá vivir en un lugar donde no fuera necesario aplaudir al personal de la sanidad pública: que ya se sintieran reconocidos. Ojalá vivir en un lugar donde todos se sintieran igualmente responsables. Ojalá vivir en un lugar que pueda sentir en sus carnes las pandemias y los males del resto de lugares, y actuar. Ojalá el sitio donde viva sea hecho por personas y para ellas. Ojalá la gente se una, no por nada, sino por ser gente. Ojalá».