Los peligros de militarizar la crisis climática
Esta guía elaborada por Nick Buxton, desmitifica el debate y destaca el papel de las fuerzas armadas en provocar la crisis climática, los peligros de que ahora sean ellas quienes brinden soluciones a los impactos climáticos, los intereses de las empresas que lucran con ello, los efectos en las personas más vulnerables y las propuestas de alternativas para una «seguridad» basada en la justicia.
Índice:
1.¿Qué es la seguridad climática?
La seguridad climática es un marco político y normativo que analiza el impacto que tiene el cambio climático en la seguridad. Ese marco prevé que los fenómenos meteorológicos extremos y la inestabilidad climática generados por el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provocarán trastornos en los sistemas económicos, sociales y ambientales y, por lo tanto, socavarán la seguridad. Surgen las siguientes interrogantes: ¿de qué tipo de seguridad se trata y a quiénes se beneficia?
El impulso tras la ‘seguridad climática’ y su demanda surgen de un poderoso aparato militar y de seguridad nacional, en particular de los países más ricos. Esto significa que la seguridad se percibe en función de las ‘amenazas’ que representa para sus operaciones militares y su ‘seguridad nacional’, un término que lo abarca y que básicamente se refiere al poderío económico y político de un país.
En este marco, la seguridad climática examina las amenazas directas que se perciben contra la seguridad de un país, como es el caso de las consecuencias para las operaciones militares; por ejemplo, el aumento del nivel del mar afecta las bases militares o el calor extremo impide las operaciones militares. También analiza las amenazas indirectas o las formas en que el cambio climático agravaría las tensiones, los conflictos y la violencia existentes, que podrían extenderse o afectar a otros países. Entre estas se incluyen la aparición de ‘escenarios’ de guerra nuevos, como el Ártico, donde el deshielo deja al descubierto recursos minerales nuevos, así como disputas por el control entre las principales potencias. El cambio climático se define como un ‘multiplicador de amenazas’ o un ‘catalizador de conflictos’. Las narrativas sobre la seguridad climática suelen prever, según las palabras de una estrategia del Departamento de Defensa de Estados Unidos, “una era de conflicto persistente… un entorno de seguridad mucho más ambiguo e impredecible que el que se enfrentó durante la Guerra Fría”.
La seguridad climática se integra cada vez más en las estrategias de seguridad nacional y es adoptada de forma más amplia por organizaciones internacionales como las Naciones Unidas y sus organismos especializados, así como por los movimientos sociales, el mundo académico y los medios de comunicación. Solo en 2021, el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, declaró el cambio climático una prioridad de la seguridad nacional de su país, la OTAN elaboró un plan de acción sobre clima y seguridad, el Reino Unido anunció que se pasaba a un sistema de “defensa preparada para el clima”, el Consejo de Seguridad de la ONU celebró un debate de alto nivel sobre clima y seguridad, y está previsto que la seguridad climática sea un tema importante en la agenda de la conferencia COP26 en noviembre en Glasgow.
Como se explora en esta aproximación al tema, darle a la crisis climática el marco de un problema de seguridad resulta profundamente problemático ya que, en última instancia, refuerza un enfoque militarizado del cambio climático que probablemente agudice las injusticias para quienes serán las personas más afectadas por la crisis en ciernes. El peligro de las soluciones basadas en la seguridad radica en que, por definición, buscan asegurar lo que existe: un statu quo injusto. La respuesta basada en la seguridad considera una ‘amenaza’ a cualquiera que pueda alterar el statu quo, como los refugiados, o que se opongan directamente a él, como los activistas climáticos. También excluye otras soluciones de tipo colaborativo para la inestabilidad. La justicia climática, por el contrario, nos obliga a revertir y transformar los sistemas económicos que provocaron el cambio climático, dándoles prioridad a las comunidades que están en la primera línea de la crisis y anteponiendo sus soluciones.
2.¿Cómo se transformó la seguridad climática en una prioridad política?
La seguridad climática se nutre de la historia más extensa que ha tenido el discurso sobre seguridad ambiental en los círculos académicos y de formulación de políticas que, desde las décadas de 1970 y 1980, examina los vínculos entre el ambiente y los conflictos y, en ocasiones, presiona a los responsables de la adopción de decisiones para que integren las inquietudes de índole ambiental a las estrategias de seguridad.
La seguridad climática se introdujo en el ámbito de las políticas (y de la seguridad nacional) en 2003, con un estudio que el Pentágono encargó a Peter Schwartz, un ex planificador de la empresa Royal Dutch Shell, y a Doug Randall, de Global Business Network, una consultora de Estados Unidos. Ambos advirtieron que el cambio climático podría conducir a una nueva Edad Media: “A medida que se desaten la hambruna, las enfermedades y las catástrofes derivadas del clima debido al cambio climático abrupto, las necesidades de muchos países excederán su capacidad de carga. Eso generará una sensación de desesperación, que probablemente desemboque en una agresión ofensiva para recuperar el equilibrio… Las perturbaciones y los conflictos serán características endémicas de la vida”. El mismo año, en un lenguaje menos hiperbólico, la ‘Estrategia de Seguridad Europea’ de la Unión Europea (UE) señaló al cambio climático como un problema de seguridad.
Desde entonces, la seguridad climática se ha integrado cada vez más a la planificación de la defensa, las evaluaciones de inteligencia y los planes operativos militares de un número creciente de países de renta alta, incluidos Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Canadá, Alemania, Nueva Zelanda y Suecia, además de la UE en general. Lo que la distingue de los planes de acción climática a nivel nacional es el foco puesto en las consideraciones militares y de seguridad nacional.
Para las entidades militares y de seguridad nacional, el foco puesto en el cambio climático refleja la convicción de que todo planificador racional puede ver que el problema se está agravando y que afectará a su sector. Las fuerzas armadas son de las pocas instituciones que planifican a largo plazo, para asegurar la continuidad de su capacidad de librar conflictos armados y de su preparación para los contextos cambiantes en los que lo hace. La institución también tiende a examinar los peores escenarios de una manera diferente a la de los planificadores sociales, lo que puede ser una ventaja en cuanto al cambio climático.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, resumió en 2021 el consenso de los militares estadounidenses sobre el cambio climático: “Nos enfrentamos a una crisis climática grave y creciente que amenaza nuestras misiones, planes y capacidades. Del incremento de la competencia en el Ártico a la migración masiva en África y América Central, el cambio climático está contribuyendo a la inestabilidad y nos impulsa a misiones nuevas”.
De hecho, el cambio climático ya afecta directamente a las fuerzas armadas. Un informe del Pentágono de 2018 reveló que la mitad de 3500 zonas militares padecían los efectos de seis categorías clave de fenómenos meteorológicos extremos, como marejadas ciclónicas, incendios forestales y sequías.
Esta experiencia con los impactos del cambio climático y el ciclo de planificación a largo plazo distanció a las fuerzas de seguridad nacionales de muchos de los debates ideológicos y del negacionismo referidos al cambio climático. Eso significó que, incluso durante la presidencia de Donald Trump (2017-2021), las fuerzas armadas siguieron adelante con sus planes de seguridad climática, aunque en público los minimizaran para no atraer las críticas negacionistas.
La determinación de controlar cada vez más los riesgos y amenazas potenciales impulsa el foco de la seguridad nacional referido al cambio climático, lo que significa que busca integrar todos los aspectos de la seguridad del Estado para lograrlo. Esto hizo que aumentaran los fondos destinados a cada rama coercitiva del Estado durante varias décadas. El especialista en seguridad Paul Rogers, profesor emérito de Estudios por la Paz de la Universidad de Bradford, en el Reino Unido, denomina ‘liddism’ (o sea, mantener las cosas bajo control) a la estrategia, que es “tanto generalizada como acumulativa, que implica un esfuerzo intenso por desarrollar tácticas y tecnologías nuevas que eviten problemas y los supriman”. La tendencia se aceleró desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 y el surgimiento de tecnologías algorítmicas alentó a los organismos de seguridad nacional a monitorear, anticipar y, en lo posible, controlar todas las eventualidades.
Si bien los organismos de seguridad nacional lideran el debate y fijan la agenda en materia de seguridad climática, también hay un número creciente de organizaciones no militares y movimientos sociales que abogan por prestarle mayor atención a la seguridad climática. Entre ellas se incluyen grupos de expertos en política exterior como el Brookings Institute y el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), de Estados Unidos, el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) y Chatham House, del Reino Unido, el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), Clingendael (Países Bajos), el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (Francia), Adelphi (Alemania) y el Instituto Australiano de Política Estratégica. Uno de los principales defensores de la seguridad climática en el mundo es el Centro para el Clima y la Seguridad (CCS), un instituto de investigación con sede en Estados Unidos que mantiene lazos estrechos con el sector militar y de seguridad, así como con las jerarquías del Partido Demócrata. Varios de estos institutos, junto con militares de alto rango, fundaron el Consejo Militar Internacional sobre Clima y Seguridad (IMCCS) en 2019.
BOX 1 Cronología de las principales estrategias de seguridad climática
- 2003: Un escenario de cambio climático repentino y sus consecuencias para la seguridad nacional de Estados Unidos. Fue el primer artículo encargado por el Pentágono que predijo escenarios distópicos del cambio climático y sus consecuencias para la seguridad nacional. Se le considera de una complejidad excesiva, pero marcó la pauta para las estrategias futuras.
- 2007: Era de las consecuencias: Las repercusiones del cambio climático mundial en la política exterior y la seguridad nacional. Un informe influyente, elaborado por destacados estrategas militares y de seguridad, expertos en política exterior y del Partido Demócrata de Estados Unidos, que describió posibles escenarios de impactos correspondientes a posibles aumentos de la temperatura mundial de 1.3, 2.6, y 5.6 grados.
- 2008: Cambio climático y seguridad internacional. La UE sigue el ejemplo de Estados Unidos al declarar el cambio climático como un “multiplicador de amenazas” que agravará las tensiones, los conflictos y la inestabilidad existentes, y presenta “riesgos políticos y de seguridad que afectan directamente a los intereses europeos”.
- 2008:Tendencias mundiales 2025: Un mundo transformado (Dirección Nacional de Inteligencia). El Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos identifica al cambio climático, junto con los cambios geopolíticos, la demografía y las transiciones energéticas, como factores que crean un mundo de escasez e inestabilidad.
- 2010 and 2014: Quadrennial Defense Review (Análisis cuadrienal de defensa). El QDR de 2010 identificó a la “seguridad energética y el cambio climático” como uno de los cuatro problemas que requieren una acción apremiante, y añadió que el cambio climático actuaría como “un acelerador de la inestabilidad o el conflicto, presionando para que las instituciones civiles y militares de todo el mundo respondan”.
- 2015: Estrategia de seguridad nacional y Análisis de la defensa estratégica y la seguridad estratégica (Reino Unido). Califica al cambio climático de motor de inestabilidad.
- 2016: Libro Blanco sobre la política de seguridad alemana y el futuro de la Bundeswehr.
- 2016: Libro Blanco de la defensa de Australia califica al cambio climático de multiplicador de riesgos y pronostica la inestabilidad en los países del Pacífico Sur.
- 2017: La Estrategia de Seguridad Nacional, de 2017 de España. Mencion al cambio climático como amenaza
- 2018:Política de defensa estratégica de Nueva Zelanda.
- 2020:Hoja de ruta de la UE sobre el cambio climático y la defensa. Examina las capacidades de las misiones de la UE en condiciones meteorológicas extremas y aboga por una mejor integración del cambio climático y los aspectos ambientales en la planificación y ejecución de las misiones de la UE.
- 2021: Enfoque estratégico de cambio climático y sostenibilidad del Ministerio de Defensa del Reino Unido. Redactado como parte de la autopromoción del Gobierno antes de la COP26, promueve el sector de defensa del Reino Unido como un actor clave en la solución del cambio climático y los riesgos de seguridad.
- 2021: Plan de acción para la seguridad y el cambio climático de la OTAN. Propone estrategias para evaluar mejor los riesgos climáticos y preparar recursos y operaciones para los impactos del cambio climático, junto con promesas flojas para abordar las emisiones de carbono militares.
3.¿Cómo planifican los organismos de seguridad nacional para el cambio climático? ¿Y cómo se adaptan a él?
Los organismos de seguridad nacional de los países industrializados de renta alta, y en especial sus servicios militares y de inteligencia, planifican para el cambio climático de dos maneras esenciales: mediante la investigación y predicción de escenarios futuros de riesgos y amenazas según distintas hipótesis de aumento de temperatura; y mediante la aplicación de planes para la adaptación climática de su sector militar. Estados Unidos marca la tendencia en la planificación de la seguridad climática, debido a su tamaño y hegemonía (Washington gasta más en la defensa que los 10 países que le siguen, tomados en conjunto).
1. Investigación y predicción de escenarios futuros
Como parte de sus preparativos, las fuerzas armadas también buscan asegurar su operatividad en un futuro caracterizado por el clima extremo y el aumento del nivel del mar. No es poca cosa. Las fuerzas armadas de Estados Unidos identificaron 1774 bases expuestas al aumento del nivel del mar. Una de ellas, la Estación Naval de Norfolk, en Virginia, es uno de los mayores centros militares del mundo y padece inundaciones anuales.
4.¿Cuáles son los mayores problemas al describir el cambio climático como un asunto de seguridad?
El problema fundamental cuando se considera el cambio climático como un asunto de seguridad es que se responde a una crisis provocada por la injusticia sistémica con soluciones de ‘seguridad’, configuradas en una ideología e instituciones concebidas para buscar el control y la continuidad. En esta época en que controlar el cambio climático y garantizar una transición justa exigen la redistribución radical del poder y la riqueza, la estrategia de seguridad busca perpetuar el statu quo. En el proceso, la seguridad climática genera seis consecuencias principales.
1. Oculta o desvía la atención de las causas del cambio climático, lo que frena los cambios necesarios a un status quo injusto. Al centrarse en las respuestas a los impactos del cambio climático y las intervenciones de seguridad que podrían ser necesarias, se desvía la atención de las causas de la crisis climática: el poder de las empresas y países que más contribuyen a provocar el cambio climático, el papel de las fuerzas armadas (uno de los mayores emisores institucionales de GEI), y las políticas económicas, como los tratados de libre comercio, que agravan la vulnerabilidad de muchas personas ante los cambios derivados del clima. Ignora la violencia intrínseca del modelo económico de extracción globalizado, presupone y apoya implícitamente la concentración de poder y riqueza, y busca detener los conflictos y la ‘inseguridad’ resultantes. Tampoco cuestiona el papel de los propios organismos de seguridad en la defensa de un sistema injusto. Si bien los estrategas de seguridad climática señalan la necesidad de abordar las emisiones de GEI que genera el sector militar, eso nunca llega a reclamar el cierre de la infraestructura militar o la reducción radical de las fuerzas armadas y el presupuesto destinado a la seguridad y, de esa manera, pagar los compromisos existentes y brindar financiación climática a los países en desarrollo para que inviertan en programas alternativos, como un Nuevo Pacto Verde Mundial.
BOX 2 Patriarcado y seguridad climática
5.¿Por qué los movimientos sociales y las organizaciones ambientales defienden la seguridad climática?
6.¿Cuáles son los supuestos problemáticos de los planes militares de seguridad climática?
7. ¿La crisis climática genera conflictos?
8. ¿Cómo impacta la seguridad climática en las fronteras y la migración?
La percepción de la ‘amenaza’ de la migración masiva domina las narrativas sobre seguridad climática. Para el influyente informe estadounidense de 2007, Era de las consecuencias: Las repercusiones del cambio climático mundial en la política exterior y la seguridad nacional, la migración a gran escala es “quizá el problema más preocupante asociado con el aumento de las temperaturas y el nivel del mar”, y advierte que “desencadenará serias inquietudes de seguridad y disparará las tensiones regionales”. Un informe de la UE de 2008, Cambio climático y seguridad internacional, clasificó a la migración provocada por el clima como el cuarto problema de seguridad en importancia, después de los conflictos por los recursos, los daños económicos a las ciudades/costas y las disputas territoriales. El informe reclamó “mayor desarrollo de una política migratoria europea integral”, en vista del “estrés migratorio adicional que desencadena el ambiente”.
- La serie completa de informes de TNI sobre políticas de fronteras y la industria de la seguridad fronteriza, Guerras de frontera.
- Felipe, B. (2021) Huir del clima. Cómo influyen la crisis climática en las migraciones humanas. CEAR/Greenpeace.
- Felipe, B. (2019) Perspectiva de género en las migraciones climáticas. Ecodes.
- Rodier, C. (2013) El negocio de la xenofobia. Para qué sirven los controles migratorios. Clave intelectual
9. ¿Qué rol cumplen las fuerzas armadas en la creación de la crisis climática?
10. Los militares, los conflictos y su vínculo con el petróleo y la economía de extracción
Militarismo y petróleo en Nigeria
11. ¿Qué impacto ambiental tienen el militarismo y la guerra?
12. ¿Los militares no son necesarios para las respuestas humanitarias?
Una justificación importante para invertir en las fuerzas armadas en esta época de crisis climática es que son necesarias para actuar ante las catástrofes relacionadas con el clima, y muchos países ya recurren a sus militares en este sentido. Tras el paso del tifón Haiyan, que causó estragos en Filipinas en noviembre de 2013, las fuerzas armadas de Estados Unidos llegaron a desplegar 66 aviones militares, 12 embarcaciones navales y casi 1.000 militares para despejar carreteras, trasladar trabajadores humanitarios, distribuir suministros de socorro y evacuar personas. Durante las inundaciones de Alemania en julio de 2021, el ejército alemán [Bundeswehr] ayudó a reforzar las defensas contra el agua, rescatar personas y a limpiar cuando el agua retrocedió. En muchos países, sobre todo de renta baja y media, las fuerzas armadas quizá sean la única institución con la capacidad, el personal y la tecnología necesaria para actuar ante eventos catastróficos.
13. ¿Cómo buscan las empresas de armas y seguridad lucrar con la crisis climática?
14. ¿Cómo impactan las narrativas de la seguridad climática en el plano interno y la policía?
15. ¿Cómo afecta la agenda de la seguridad climática a otros ámbitos, como los alimentos y el agua?
16.¿Podemos rescatar la palabra ‘seguridad’?
17.¿Cuáles son las alternativas a la seguridad climática?
- Tanuro, D. (2015) Cambio climático y alternativa ecosocialista. Editorial Sylone.
- Camargo, J. y Martín-Sosa, S. (2019) Manual de lucha contra el cambio climático. Libros en Acción
- N. Buxton y B. Hayes (Eds.), Cambio Climático S.A. Cómo el poder [corporativo y militar] está moldeando un mundo de privilegiados y desposeídos ante la crisis climática. FUHEM Ecosocial y TNI, Madrid/Ámsterdam, 2017.
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