Estudio preliminar sobre indicadores alimentarios

Los alimentos representan unas de las palancas más potentes para mejorar la salud humana, impulsar la justicia social y alcanzar la sostenibilidad ambiental.

Al mismo tiempo, sin embargo, amenazan actualmente tanto a las personas como al planeta. En ese sentido, vemos que la humanidad debe enfrentarse al inmenso desafío de proporcionar dietas saludables a una población mundial en continuo crecimiento a través de sistemas alimentarios sostenibles. Si bien, de alguna manera, la producción mundial de calorías procedente de alimentos ha seguido generalmente el ritmo de crecimiento de la población, más de 800 millones de personas todavía carecen de alimentos suficientes (con una clara tendencia al alza), y muchos más consumen dietas de baja calidad o basadas en alimentos no adecuados desde un punto de vista nutricional y/o saludable.

Por el otro, cada vez más estudios apuntan que la producción mundial de alimentos amenaza también a la estabilidad climática y la resiliencia de los ecosistemas puesto que constituye, como se desprende de la literatura especializada, uno de los mayores impulsores de la degradación ambiental y transgresión de los límites planetarios.

Los sistemas alimentarios, en su conjunto, tienen impactos ambientales en toda la cadena de suministro, desde la producción hasta el procesamiento, la distribución y el consumo final, y además van más allá de la salud humana y ambiental al afectar también a la sociedad, la cultura, la economía, así como a la salud y el bienestar de los animales.

Ahora bien, si bien existe una amplia literatura sobre los impactos ambientales de la producción de alimentos, resulta más difícil disponer de información robusta y homogénea sobre los efectos ambientales de las elecciones y el consumo individuales de alimentos (también en términos de manejo, cuando la hay), sobre todo en lo que respecta a los productos y las cantidades físicas de los mismos, más allá del dato meramente monetario. Esta información es importante porque los consumidores pueden ser una palanca útil para orientar o impulsar cambios en los patrones productivos, aunque, sin duda, haya que impulsar una acción más amplia en distintos sectores y a diferentes niveles, que debe incluir también mejoras en las prácticas de producción y distribución, reducciones en la pérdida y desperdicio de alimentos, etc.

Esta revisión sistemática de los antecedentes en la literatura especializada ha sido útil para detectar las lagunas, innovaciones y problemas ligados tanto a los indicadores, así como a las fuentes estadísticas disponibles y utilizadas en los estudios relativas a los flujos físicos clave que intervienen en el metabolismo del hogar.

Para concluir, parece relevante citar aquí un trabajo que, a partir de esa amplia revisión bibliográfica realizada y descrita sintéticamente en los apartados anteriores de este texto, ha intentado colmar algunas lagunas detectadas y presentar una propuesta original sobre el metabolismo de los hogares (también por lo que a la dimensión alimentaria respecta y en la cual nos centraremos aquí) en España y a escala regional. En concreto, el trabajo al que nos referimos (Di Donato, 2022) ha permitido describir y analizar las tendencias, diferencias asociadas y cambios intervenidos relativos al metabolismo de los hogares regionales en España para diferentes categorías de consumo identificadas, constituyendo así además la primera estimación en la literatura española e internacional del metabolismo económico de los hogares españoles en términos físicos y desagregados a nivel regional, y que incluye entre sus objetivos contabilizar los impactos y las huellas asociadas a los patrones metabólicos de las unidades de consumos hogares y, finalmente, con carácter absolutamente novedoso y en fase de profundización, persigue una primera aproximación a las desigualdades físicas de los hogares a escala regional.[1]

Por lo que aquí interesa recalcar, realiza además una explotación directa de los datos físicos de la Encuesta de Presupuestos Familiares asociados a 13 categorías de alimentos consumidas en el hogar y la posibilidad de cruzar hogar por hogar esta información con los factores determinantes de carácter socioeconómico. Otro elemento a mencionar es que supone una aproximación de abajo hacia arriba (bottom-up) con representatividad a nivel regional que ha permitido la construcción de un esquema de entradas y salidas de flujos físicos consistente con el funcionamiento del hogar. El trabajo ofrece también una primera estimación de las huellas de carbono e hídrica de la alimentación de los hogares a nivel regional sobre la base de información de carácter físico.

Para concluir, es interesante subrayar que de la perspectiva empleada en ese estudio sugiere varias dimensiones de profundización y mejora de los indicadores en el ámbito alimentario, entre las cuales cabe mencionar:

  • La posibilidad de desarrollar un marco conceptual y metodológico que, a partir de la contabilidad de flujos física ligada al metabolismo de los hogares y de naturaleza directa, permita la construcción de indicadores de carácter biofísico para el análisis de los fenómenos de la pobreza e inseguridad alimentaria.
  • La inclusión en la contabilidad de la variable del consumo doméstico de agua en el balance de sustancias que constituyen los insumos del modo de vida de los hogares, así como la elaboración de indicadores metabólicos que lo tengan en cuenta en el ámbito alimentario (más allá de las huellas hídricas).
  • La profundización en el estudio de los patrones de consumo de alimentos ecológicos y su extensión dentro de los hogares españoles, con el fin de sondear sus efectos ambientales y en términos de salud (mejora de la dieta).
  • El desarrollo del análisis físico y monetario con una contabilidad del uso del tiempo en el hogar español, con interés potencial en términos de género o desigualdad (tareas domésticas ligadas a las compras de alimentos, la manipulación, etc.).
  • Complementar el análisis del consumo material y de los impactos asociados a la dimensión alimentaria con análisis de tipo energético-nutricional.

[1] Este elemento es importante ya que permitiría ampliar el ámbito de análisis económico-ecológico de los hogares vinculado a los aspectos distributivos del metabolismo de los hogares en términos físicos.

Autora:

Monica Di Donato: Investigadora de FUHEM Ecosocial. Doctora en Economía por la Universidad de Valladolid (UVa). Desde la perspectiva de la economía ecológica, trabaja principalmente con índices e indicadores de sostenibilidad fuerte aplicados a sistemas complejos, en particular al sistema alimentario. Su ámbito de investigación especifico se centra en el análisis de los flujos físicos de los hogares, a través del enfoque del metabolismo socioeconómico.

Acceso al texto completo: Estudio preliminar sobre indicadores alimentarios.

 

Esta publicación ha sido realizada con el apoyo financiero del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD). El contenido de la misma es responsabilidad exclusiva de FUHEM y no refleja necesariamente la opinión del MITERD.