Encuentros titánicos

La geopolítica en el centro de las transiciones energéticas en Sri Lanka

Traducción al español: Nuria del Viso

Los intentos de Sri Lanka de llevar a cabo una  transición en su sistema energético se han visto socavados por la competencia geopolítica, especialmente entre  China  e India, que han  explotado el débil Estado neoliberal del país del sur de Asia y han  aumentado el control de su infraestructura energética y su economía.

En 2022, Sri Lanka  se enfrentó a una  crisis económica sin precedentes, con falta de reservas de divisas y protestas en todo  el país agravadas por la falta de electricidad, petróleo y gas. Las personas que hacían cola durante días para llenar sus garrafas de gas licuado de petróleo (GLP) para cocinar se convirtieron en la imagen de la crisis energética, que también provocó cortes de electricidad frecuentes  que devastaron el sector de los servicios, que representa el 60 % de la economía.

El Gobierno de Sri Lanka estaba desesperado por hacer frente  a la crisis energética y buscó ayuda  exterior, lo que le enredó en las trayectorias emergentes de la geopolítica energética en el sur global, principalmente en relación con China  e India.

Cuando Sri Lanka aún se tambaleaba por la crisis, India accedió a apoyar al sector energético mediante préstamos para petróleo y gas, lo que ayudó a resolver el problema inmediato y dio un  respiro al Gobierno. A cambio, el conglomerado indio Adani Group se aseguró un contrato no solicitado para proyectos  de energía eólica y solar en Mannar y Pooneryn, con  inversiones estimadas de quinientos millones de dólares. En junio de 2022, al declarar ante la Comisión Parlamentaria de Empresas  Públicas,  el presidente de la Junta de Electricidad de Ceilán (CEB) afirmó que el presidente de Sri Lanka le había dicho que el primer ministro indio,  Narendra Modi,  había insistido en que se adjudicara al Grupo Adani  un proyecto de energía eólica en Mannar sin pasar  por ningún procedimiento de licitación (Farzan, 11 de junio  de 2022).

Además, se concedió a la Indian Oil Corporation (IOC) una  participación del 49 % en el desarrollo conjunto del parque de tanques petrolíferos de Trincomalee, que India persigue desde los años setenta. Gracias a la crisis económica, India consiguió lo que había aspirado a obtener durante más de medio siglo. India también quería construir líneas de transmisión eléctrica transfronterizas para exportar electricidad a Sri Lanka. Este proyecto se inició en los años noventa, pero Sri Lanka lo había retrasado, debido a que era consciente de que comprometería su seguridad energética. La crisis, sin embargo, dio un nuevo impulso a los planes. Asimismo, China aprovechó la crisis para perseguir sus intereses en el sector energético de Sri Lanka, especialmente adquiriendo una refinería de petróleo de 4500 millones de dólares en Port Hambantota, que se está desarrollando como centro  energético junto con una instalación de gas natural licuado (GNL).

La crisis económica de Sri Lanka demuestra el papel fundamental que desempeña la energía  en cualquier economía y por qué  la soberanía y la sostenibilidad energéticas son esenciales  para  la resiliencia. También muestra cómo las economías neoliberales débiles son vulnerables al papel de los actores externos, principalmente cuando dependen de la ayuda  exterior para  la financiación, la tecnología y el desarrollo de políticas.

Sri Lanka está abocada  y debe someterse a una  transición hacia fuentes de energía más respetuosas del medio ambiente. Lamentablemente, como demuestran los ejemplos anteriores, la  transición de Sri Lanka se está produciendo en medio de la competencia geopolítica −principalmente China, India, Japón y Estados Unidos−, que intenta poner en marcha diversos  proyectos energéticos y de infraestructuras para hacerse con el control territorial del país, de gran importancia estratégica. Los propios intereses nacionales de estas potencias geopolíticas regionales pueden obstaculizar los esfuerzos de Sri Lanka por pasarse a las energías renovables.

La historia de la implicación de China e India en el sistema energético de Sri Lanka

Durante dos décadas, la política energética de Sri Lanka ha estado fuertemente marcada por China e India, que ahora son líderes regionales en infraestructuras, tecnologías y financiación energéticas. La estratégica situación geográfica de Sri Lanka la ha  hecho  especialmente vulnerable a los intereses geopolíticos y a la competencia.

Como país de renta media-baja del Asia meridional, Sri Lanka ha intentado aumentar su suministro energético para hacer frente a la creciente demanda de energía, la inestabilidad de la producción hidroeléctrica provocada por el cambio climático y la falta de financiación pública, y las reticencias del sector privado que dificultan la puesta en marcha de nuevos proyectos. La combinación energética del país ha cambiado a lo largo de los años y los combustibles fósiles han ido desplazando gradualmente a la hidroelectricidad como principal fuente  de energía  (véase el gráfico 1).

Gráfico 1. Combinación  de generación  eléctrica de Sri Lanka 1969-2022

Compilado por los autores a partir  de múltiples  informes. Tomado principalmente de los informes anuales del Banco Central de Sri Lanka y los informes anuales del Banco Central Europeo.

Esta situación obligó al país a buscar la participación exterior en el sector energético desde finales de los años noventa. Como  ya se ha dicho, tres potencias regionales han llegado a ser especialmente influyentes en la política energética de Sri Lanka:  la vecina India, la potencia emergente de China y su antiguo socio en el desarrollo, Japón, cada una  de las cuales entró en el sistema energético del país con intereses  y competencias específicos.

India es actualmente el segundo importador mundial y el tercer refinador de petróleo crudo, el segundo productor de carbón y el cuarto de energía eólica y solar (Ministry  of New and  Renewable Energy,  9 de septiembre de 2022; Gateway House Indian Council on Global Relations, 3 de agosto de 2023). China  es el mayor productor mundial de carbón y el mayor  consumidor e importador de enegía (China Power, 9 de  noviembre de  2023; International Energy Agency, 2000). También es un  importante productor de tecnología energética y otras materias primas asociadas, por lo que tiene un impacto mundial en los mercados y el comercio energéticos (Cosins-Smith, 7 de septiembre de 2023; Reuters, 28 de noviembre de 2023).

La industria china de tecnologías verdes reconoce cada vez más el potencial de crecimiento de Asia meridional y se ha convertido en un actor energético de primer orden en la región a través de inversiones en proyectos  y como exportador de energía.

Japón ha apoyado al sector energético de Sri Lanka desde principios de la década de 1970 a través de su cooperación con el desarrollo y de la asistencia técnica para mejorar el sistema  energético modernizando las redes. En 1995 ofreció construir una  central eléctrica de carbón, pero no llegó a materializarse. En  2006, China también ofreció construir una central de carbón, que entró en funcionamiento en 2011. Ese mismo  año, se ofreció a India un proyecto de central eléctrica de carbón a través de un acuerdo entre Sri Lanka y la India. El proyecto se enfrentó a la oposición de grupos  ecologistas y, finalmente, el movimiento social “Trincomalee Verde” consiguió detener la central de carbón mediante un  fallo del Tribunal Supremo en 2016 (véase el recuadro 1).

Recuadro 1. Oposición a las centrales térmicas de carbón


En diciembre de 2006, el Gobierno de Sri Lanka y la empresa india National Thermal Power Corporation (NTPC) firmaron un memorando de entendimiento para construir una central eléctrica de carbón de quinientos megavatios (MW) en Sampoor, en la provincia Oriental. En aquel momento, la zona estaba controlada por los Tigres de Liberación de Eelam Tamil (LTTE).

En 2008, tras el resurgimiento de la guerra civil, los LTTE fueron eliminados de la zona, que posteriormente fue demarcada como zona de alta seguridad. No se permitió regresar a las personas desalojadas de sus tierras, que se sintieron aún más angustiadas por el anuncio de que se iba a construir allí una central eléctrica de carbón. Un movimiento social local, “Green Trincomalee”, movilizó apoyo en todo el país, alegando preocupaciones medioambientales y sociales. A pesar de las protestas, India siguió construyendo la central hasta que, finalmente, un fallo del Tribunal Supremo paralizó las obras.

Estos compromisos externos en el sector energético de Sri Lanka, que promueven fuentes de energía no renovables, han contribuido a crear un entorno nacional favorable al bloqueo del carbón, incluida la corrupción. La planta de carbón financiada por China es un ejemplo paradigmático, donde las licitaciones de carbón se han visto continuamente envueltas en acusaciones de corrupción.

Múltiples informes han descubierto que se han malversado ingentes cantidades de dinero (Sunday Times, 17 de enero de 2016, 24 de julio de 2016, 18 de septiembre de 2022; Daily Mirror, 24 de agosto de 2016; Wijedasa, 3 de junio de 2018). Las inversiones en infraestructuras fósiles facilitan el programa de la Junta de Electricidad de Ceilán para seguir dependiendo de los combustibles fósiles, lo que puede retrasar la adopción de tecnologías con bajas emisiones de carbono y el despliegue de energías renovables económicamente viables (Theiventhran, 2024). Otro ejemplo reciente de inversiones que refuerzan la dependencia del carbono es la adquisición por parte de China de los derechos para construir una refinería de petróleo en el puerto internacional de Hambantota. Aunque se afirma que está orientada a la exportación, se prevé que se utilizará para importaciones que profundizarán la dependencia energética de Sri Lanka del petróleo.


 

El camino de Sri Lanka hacia las energías  renovables y sus retos geopolíticos

Sri Lanka se comprometió a reducir las emisiones de carbono en el marco del Acuerdo  de París, lo que significa que se enfrenta al reto de realizar la transición hacia las energías renovables. Esta transición hacia un sistema energético más limpio conllevará cambios  fundamentales y sistémicos que afectarán la gobernanza, la política, el comercio y la innovación. Sin embargo, Sri Lanka  sigue dependiendo, y cada vez más, de formas de energía no renovables basadas en el carbono y tanto la dinámica de poder nacional como la geopolítica energética de India,  China  y Japón  plantean el riesgo de un  aumento de la dependencia del carbono y de la vulnerabilidad energética.

Los planes de Sri Lanka para pasar a la energía  limpia son política y socialmente complejos. Desde mediados de los años noventa, la demanda energética del país ha ido en aumento. Al maximizar sus fuentes hidroeléctricas, se ha creado una  demanda de nuevas fuentes  de energía  y el Gobierno ha solicitado  ayuda  externa para desarrollar nuevas fuentes  de energía  mediante tecnología, recursos y financiación, lo que ha convertido a las energías renovables en un nuevo  campo  de batalla  para las potencias regionales.

En 2021, por ejemplo, una empresa china ganó la licitación para construir una  instalación híbrida de energías renovables en las dos islas del norte de Sri Lanka, muy próximas a India. A India  no  le gustó que una  empresa china ganara  la licitación, ya que consideraba que permitir que una empresa china construyera una instalación renovable cerca de su territorio suponía una  amenaza para la seguridad nacional. Tras un año de batalla,  India consiguió que se anulara la licitación y, finalmente, ofreció un préstamo para construir las instalaciones de energías renovables. Este resultado ilustra que el poder de decisión de Sri Lanka  en el sector energético, incluida la necesaria  transición a las energías renovables, está profundamente enredado en la geopolítica.

Un responsable de la elaboración de políticas que participó en el proceso lo describió  de la siguiente manera:

En los últimos diez años hemos  perdido la independencia energética y ahora  no tenemos soberanía energética. El liderazgo político indeciso y la fluidez de la formulación de políticas basadas en intereses han  puesto  nuestro futuro energético en manos  de actores externos. Aunque, como  nación,  queremos pasar a las energías  renovables, no podemos elegir quién  las impulsa. La geopolítica  desplegada  en torno a los proyectos  renovables en las islas del norte  indica el poder de la geopolítica, los peligros que presenta y el precedente que sienta  para el futuro.1

Si el Estado de Sri Lanka queda al margen, esto es aún más cierto en el caso de las comunidades más afectadas por los proyectos  energéticos. En 2022, la empresa india  NTPC, en una empresa conjunta con la CEB, acordó  construir una  central solar de 1300 MW en una zona anteriormente destinada a la central de carbón. Para la población local, desplazada por la guerra, esto significaba que un agente externo les arrebataría sus tierras para  impulsar la transición hacia la energía verde, pero sin consultarle ni indemnizarla.

Un activista local dijo:

Las personas  desalojadas  de sus tierras  siguen  refugiadas.  Siguen sufriendo. Hay que permitirles regresar a su pueblo y a sus tierras. Después de tantas protestas, los gobiernos de India  y Sri Lanka  siguen sin entender los problemas socioeconómicos y medioambientales. La gente  siempre  está al final de la protesta en la toma  de decisiones  y nuestras  voces siempre  son desoídas.2

Lo que indican estos y otros ejemplos  es que la transición a la energía verde se está convirtiendo en un nuevo  escenario  para la geopolítica, junto a la competencia entre las distintas potencias regionales por las formas tradicionales de energía  basadas en el carbono.

La crisis económica de 2022 aumenta la dependencia exterior

La crisis económica de 2022 ha agravado esta competición geopolítica y ha abierto nuevas  vías y oportunidades de participación en el sector energético de Sri Lanka. Un responsable político  resumió la dificultad de Sri Lanka afirmando simplemente que “cuando hay hambre no hay pan duro”.

En agosto de 2023 se firmaron seis acuerdos  energéticos bilaterales durante la visita presidencial de Sri Lanka a India. Los acuerdos abarcaban una  serie de iniciativas,  como  la propuesta de establecer un oleoducto que conectara ambos  países, esfuerzos para mejorar la conectividad bilateral de la red eléctrica, incluido un cable submarino, y esfuerzos  de colaboración en  el campo  de las energías renovables.

Se afirmó  que Sri Lanka obtendría ventajas  de los eficientes métodos de abastecimiento y procesamiento de petróleo de India, que pueden pagarse en rupias, y mitigaría así la crisis de su balanza de pagos. Al mismo tiempo, el acuerdo aumenta la dependencia de Sri Lanka de India, ya que ahora el país compra productos petrolíferos acabados en lugar de crudo. Hasta la fecha, Sri Lanka compraba crudo y lo refinaba localmente, lo que le reportaba enormes beneficios económicos. El nuevo  acuerdo significa que Sri Lanka tendrá que cerrar su refinería, comprar subproductos como el queroseno y adquirir diésel y petróleo refinados a un costo mucho mayor. El acuerdo para  conectar las redes eléctricas de ambos países mediante un cable submarino también aumenta potencialmente la dependencia, ya que permite a India vender electricidad a Sri Lanka y exportar la energía producida por los proyectos indios  de energías renovables en Sri Lanka.

En mayo  de 2023, Sri Lanka se vio obligada a abrir su mercado minorista de combustible, hasta entonces dominado por la empresa estatal Ceylon  Petroleum Cooperation (CPC) y la Indian Oil Cooperation (IOC), también estatal. Esto abrió la puerta a China, ya que Sri Lanka  aprobó un  contrato con  la empresa china Sinopec  para obtener una  licencia de veinte  años para explotar ciento cincuenta estaciones de servicio e invertir en cincuenta nuevas. La licencia le permite importar combustible sin depender de los bancos  nacionales de Sri Lanka ni de India.  En colaboración con Shell, la australiana United Petroleum y la estadounidense R.M. Parks también han recibido la aprobación del Gobierno para instalar estaciones de servicio en Sri Lanka. Estos acuerdos, realizados en el contexto de la crisis económica, aumentan la dependencia exterior de Sri Lanka y, en general, prolongan su bloqueo de carbono.

Estados Unidos y otros países entran en la lucha

Aunque Estados Unidos es un país relativamente ajeno al sector energético de Sri Lanka en comparación con India, China y Japón, en 2021 la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) presentó un  programa energético para  Sri Lanka, que es a la vez una estrategia y un mecanismo de financiación. Pretende “transformar su sector energético en un  sistema basado en el mercado, seguro, fiable y sostenible, movilizando inversiones para desplegar tecnologías avanzadas, aumentar la flexibilidad  y mejorar la competitividad” (United States Agency for International Development [USAID], 2021). Se trata, pues, de hacer de la energía un bien de mercado.

Ese mismo año, la empresa energética estadounidense New Fortress Energy (NFE) firmó un acuerdo con el Gobierno de Sri Lanka para construir una terminal de gas natural licuado frente a las costas de Colombo. También permitió a NFE comprar la participación del 40 % del tesoro de Sri Lanka en una central eléctrica de 310 MW, que contribuye de forma significativa a la red eléctrica nacional. Este acuerdo se firmó sin el conocimiento de los principales actores políticos, incluido el Parlamento. Hubo una  protesta local masiva por el acuerdo, pero fue en vano.

En palabras  de un activista sindical que se unió  a la protesta contra los acuerdos:

La audacia  de firmar  un acuerdo  sobre un asunto  de importancia nacional a medianoche sin siquiera informar al parlamento pone de relieve la naturaleza de la geopolítica  y el poder de los actores geopolíticos en los asuntos locales. El Gobierno cedió a la petición de Estados Unidos mientras hablaba de patriotismo a nivel local. El sector energético de Sri Lanka está siendo diseccionado por influyentes actores externos, donde se ha convertido en agua turbia.

Tras la crisis económica, Sri Lanka también ha explorado la energía nuclear. A principios de 2023, India, Estados Unidos  y algunos  países europeos habían ofrecido  construir centrales nucleares en Sri Lanka. En junio  de 2023, el país llegó a un  acuerdo con la gigante nuclear rusa Rosatom para construir una planta nuclear que podría funcionar con  dos reactores  y generar 300 MW. Aunque Rusia  es un recién  llegado al panorama energético de Sri Lanka, actualmente está construyendo la primera central nuclear de Bangladesh:  la central nuclear de Rooppur, en la que India también participa, es el primer proyecto nuclear indo-ruso fuera  de la India.  Se desconoce el papel de India en la central nuclear propuesta para Sri Lanka.

En medio  de la lucha geopolítica, Japón −un socio de larga data en el sector  energético de Sri Lanka  a través  de proyectos  desarrollados con asistencia  financiera y técnica  bilateral, como  la Agencia de Cooperación Internacional de Japón  (JICA)− ha sido dejado  de lado. No obstante, el país mantiene su asociación de veinte años con Sri Lanka en materia de política  energética, pero  se ha unido cada vez más a India en la cooperación trilateral en este ámbito.

Aunque se ha producido una  expansión de las energías  renovables, no ha sido a expensas del continuo desarrollo de los combustibles fósiles y de la inversión en ellos. En enero  de 2021, el Gobierno de Sri Lanka aprobó dos centrales eléctricas de carbón y dos plantas de gas natural licuado, cada una con una capacidad de 300 MW, para un  total  de 1200 MW. En septiembre de 2021, el presidente de Sri Lanka declaró que el país daría prioridad a la obtención del 70 % de su electricidad a partir de fuentes  renovables para  2030, aunque la versión  actual del Plan de Expansión de la Generación a Largo Plazo de Sri Lanka (LTGEP), que abarca  el periodo 2020-2039, prevé la adición  de un 55 % más de capacidad  de carbón y petróleo.

La crisis energética de Sri Lanka, desencadenada por la crisis económica, ha renovado las ambiciones del lobby del carbón, que lo ha promocionado como una opción barata y ha fomentado su importación.  Los agentes externos siguen  interesados en nuevas centrales de carbón, a las que  presentan como  “ecológicas” y de “carbón limpio”.

Sri Lanka también ha explorado proyectos de gas natural licuado (GNL). En 2017, Sri Lanka e India  firmaron un  memorando de entendimiento en  el que  una  empresa india  debía  construir una planta de GNL de 500 MW. El memorando se refería a una empresa conjunta en la que participarían entidades de Sri Lanka, India  y Japón  −pero el proyecto nunca despegó y Sri Lanka lo aplazó a pesar de la presión  india. En agosto de 2022, el Gobierno adjudicó un contrato de GNL al consorcio  chino-pakistaní Engro tras un competitivo proceso  de licitación internacional. En agosto de 2023, el Sri Lankan Sunday Times informó (Reuters, 18 de mayo de 2016; Colombo Telegraph, 13 de septiembre de 2016) que el Gobierno había  revocado el proyecto Engro y tenía  previsto ofrecérselo  a una  empresa india, Petronet LNG Ltd. El GNL es un espacio geopolítico altamente competitivo con muchos actores implicados, conscientes del potencial gasístico sin explotar de la cuenca  de Mannar, en la costa occidental de Sri Lanka. En enero de 2023, el ministro de Electricidad y Energía solicitó  a empresas de Japón, India  y NFE que elaboraran una propuesta conjunta para  suministrar, construir y explotar una terminal de GNL.

El cuadro  1 ofrece una visión general de los enredos geopolíticos en el sector energético de Sri Lanka, especialmente en la última década.

Cuadro 1. Cronología de la participación externa en el sector energético  de Sri Lanka

 

Año

PaísProyectoCantidad (en mill. de US$)

Estado

2000JapónSojitz Power

Station

$104Planta de diésel de 172 MW, de propiedad privada.
2006ChinaCentral de carbón de Norocholai$1350La planta, de 900 MW, se construyó gracias a un préstamo del Banco de Exportación e Importación de China.
2006IndiaCentral eléctrica de carbón de Sampoor$500

La central, de 500 MW, iba a ser construida y explotada por la National Thermal Power Corporation (India). La sentencia judicial paralizó la construcción por motivos medioambientales tras las protestas (véase el recuadro 1) (Ariyawansha, 6 de agosto de 2023).

2007EE. UU., Alemania y otrosCentral eléctrica de petróleo de Yugadanavi$300La planta de 300 MW recibió el apoyo de agencias de crédito a la exportación de Estados Unidos, Alemania, Países Bajos, Polonia, Francia y Austria.
2010EE. UU.Conexión transfronteriza India-Sri LankaN/DUSAID financió el estudio de prefactibilidad.
2016IndiaGrupo de trabajo conjunto sobre “Cooperación en el sector energético entre India y Sri Lanka”India puso en marcha un grupo de trabajo conjunto para trabajar en la cooperación energética India-Sri Lanka.
2017India y

Japón

Construcción de una planta de GNLIndia, Japón y Sri Lanka firmaron un acuerdo tripartito para incorporar el GNL al mix energético.
2018ChinaPlanta de GNL en el interior del puerto de Hambantota$500China se adjudicó la construcción de la primera planta de GNL dentro del puerto controlado por China (South China Morning Post, 5 de mayo de 2018).
2021EE. UU.Planta de GNL de YugadanaviN/DEl Gobierno y la empresa estadounidense New Fortress Energy, que adquiere el 40 % de la central petrolífera de Yugadanavi, firman un acuerdo sobre 300 MW de GNL. Tras fuertes protestas públicas, aún no se ha puesto en marcha (EconomyNext, 23 de septiembre de 2021).
2021ChinaParque híbrido renovable en las islas de la provincia septentrional$12El Gobierno de Sri Lanka anuló la licitación concedida a empresas chinas debido a las protestas de India (Chaudhury, 6 de agosto de 2023) .

 

Año

PaísProyectoCantidad (en mill. de US$)Estado
2022IndiaParque híbrido renovable en las islas de la provincia septentrional$11Subvención de la India a condición de que la licitación se adjudique a la empresa india (Chaudhury, 6 de agosto de 2023).
2022IndiaPlanta solar

Sampoor

$115Indian National Thermal Power Corporation fue autorizada a construir un parque solar de 135 MW en los terrenos anteriormente asignados a la central de carbón (Srinivasan, 12 de marzo de 2022).
2022IndiaDesarrollo de los depósitos de petróleo de TrincomaleeN/DIndia desarrollará conjuntamente las instalaciones de almacenamiento de tanques de petróleo y tendrá acceso al puerto estratégico de Trincomalee (Wijedasa, 19 de junio de 2022).
2022IndiaProyecto de energía eólica en Mannar y Pooneryn$750La empresa india Adani Group se adjudicó la licitación a petición del Gobierno indio (Ariyawansha, 6 de agosto de 2023).
2022China y

Pakistán

Suministro de GNL y red de gasoductosN/DEl consorcio chino-pakistaní Engro ganó la licitación para suministrar GNL a Sri Lanka. India protestó enérgicamente y en agosto de 2023 se canceló (Ariyawansha, 6 de agosto de 2023).
2023IndiaSuministro de GNL

y red de gasoductos

La licitación se adjudicó a Petronet LNG Ltd of India (Farzan, 15 de agosto de 2023).
2023India y

Omán

Refinería

de petróleo en el puerto internacional de Hambantota

$3850India y Omán se adjudicaron la licitación en 2019, pero el proyecto se estancó. El Gobierno canceló el proyecto en 2023 (Reuters, 27 de noviembre de 2023).
2023ChinaRefinería

de petróleo en el puerto internacional de Hambantota

$4500

La empresa china Sinopac se adjudica la construcción de una refinería de petróleo en el puerto internacional de Hambantota en régimen de arrendamiento de noventa y nueve años (EconomyNext, 27 de marzo de 2023).

2023China, EE. UU. y AustraliaArrendamiento de estaciones de servicio

Se ha autorizado a tres petroleras de China, Estados Unidos y Australia a arrendar 150 estaciones de servicio para que cada una de ellas opere en el mercado local. Indian Oil Corporation ya posee y explota 211 estaciones de servicio en Sri Lanka

(EconomyNext, 27 de marzo de 2023).

2023IndiaConexión transfronteriza India-Sri LankaSri Lanka e India acuerdan construir una interconexión eléctrica transfronteriza (Samant, 9 de agosto de 2023).

 

En este contexto, es esencial evaluar  el impacto de la participación y la financiación externas  en las ambiciones de transición energética de Sri Lanka, que se ha fijado como  objetivo alcanzar el 70 % de energías renovables en la generación de electricidad de aquí  a 2030. Sin embargo, dadas las condiciones económicas imperantes, Sri Lanka no  podrá  cumplir sus compromisos climáticos. Cuatro razones han  frenado especialmente la transición a las energías  renovables.

En primer lugar, debido a la crisis, los proyectos locales de energías renovables no han despegado. Segundo, la crisis ha acentuado la dependencia de los combustibles fósiles y las nuevas infraestructuras energéticas también se inclinan en  esa dirección. Tercero, los proyectos indios de energías  renovables van acompañados de transmisión transfronteriza, lo que  significa que la energía renovable generada por empresas indias  en Sri Lanka  puede  destinarse principalmente al consumo indio. En cuarto lugar, Sri Lanka ha perdido gradualmente su soberanía energética al privatizar y permitir que las fuerzas del mercado decidan los precios de la energía. Todo ello ha socavado el principio básico de “energía  asequible para todos”.

Conclusiones de la experiencia de Sri Lanka

El proceso de transición energética en Sri Lanka se ha caracterizado por un enfoque relativamente moderado e ineficaz que exige acciones más decisivas. Su transición hacia las energías  renovables se ha visto empantanada por la pandemia y la crisis económica, cuando la atención volvió a centrarse en garantizar la suficiencia energética en lugar  de la transición energética. Las desfavorables condiciones económicas minaron la posibilidad de adopción de energías renovables y facilitaron la continuación de los bloqueos de carbono.

Como  muestra el gráfico 1, la transición de Sri Lanka a las energías renovables ha  sido  lenta, lo que también puede  atribuirse a la debilidad de las instituciones y a la incapacidad de integrar las políticas y los marcos en una política nacional más global, lo que ha permitido depender en exceso de actores externos y del juego de poder geopolítico. La crisis económica ha acentuado el poder  de estos intereses  geoestratégicos y ha permitido a los actores  geopolíticos dictar el futuro energético del país.

La transformación de la economía política  de Sri Lanka  tras la liberalización ha hecho que el Estado deje de controlar el capital privado, lo que ha debilitado las instituciones estatales y ha limitado las finanzas públicas. Como consecuencia, la dinámica de la relación entre  el Estado  y el sector  privado en Sri Lanka  se ha reconfigurado y, de esta manera, ha facilitado  el resurgimiento de la influencia geopolítica en el sector energético del país.

Estos factores han dado lugar a un Estado caracterizado por una transición energética fallida, en la que el proceso de descarbonización se disocia cada vez más de las consideraciones de seguridad energética y obstaculiza, así, el avance hacia la justicia social y limita su alcance. El carbón, por ejemplo, sigue recibiendo apoyo  a pesar de ser el combustible más contaminante. A pesar de la urgente necesidad de avanzar  hacia un mundo poscarbono ante  la crisis climática, en Sri Lanka predominan los intereses  geopolíticos sobre el clima y el medio  ambiente.

La feroz competencia por los proyectos  de infraestructuras energéticas en Sri Lanka demuestra que la geopolítica de la energía  desempeña un papel cada vez más importante en la configuración de la política  energética, las disposiciones y las transiciones en países similares. La influencia de las potencias tradicionales (antiguos donantes, es decir, los países de la OCDE) está disminuyendo y están surgiendo nuevas  potencias para ocupar su lugar. Se había previsto que el desarrollo de fuentes de energía renovables redujera la geopolítica de la energía,  creara  energía  renovable asequible y disponible para los países del sur global y, en última instancia, ayudara a estas naciones a cumplir sus objetivos  climáticos. Sin embargo, en Sri Lanka no ha sido así.

Una crítica frecuente a la cooperación norte-sur es que conduce al neocolonialismo porque no se basa en asociaciones  equitativas. Esto se debe principalmente a que los países del norte global dan prioridad a la extracción de recursos del sur global, en lugar de centrarse en añadir valor socioeconómico a estos países ricos en recursos. La situación de Sri Lanka demuestra que esta dinámica también se aplica a la cooperación sur-sur. La situación actual  se caracteriza por el auge de una  forma  de neocolonialismo chino,  así como por un neocolonialismo impulsado por las aspiraciones indias de hegemonía regional. El enfoque inversor chino, basado en la política de “no  injerencia en los asuntos locales”, se ha vuelto  atractivo para muchos países del sur global, mientras que el enfoque inversor estadounidense siempre se ha conocido como “con condiciones”.

China e India se están posicionando como líderes del sur global capaces de proporcionar conocimientos, financiación y tecnología para  ayudar  a otros  países en sus transiciones energéticas. Esto tiene su base en un trasfondo histórico de intercambio cultural y en los conceptos de unidad sur-sur y poscolonial, así como  en los argumentos de que  China  e India están subsanando las deficiencias infraestructurales de países como Sri Lanka. Sin embargo, a medida que estos dos países asiáticos amplían su influencia económica y política, es importante señalar que también buscan materias primas, mercados y ventajas  geopolíticas fuera de sus propios  territorios.

El caso de Sri Lanka ilustra también que actores externos han construido allí sus propias  infraestructuras energéticas. India  y China han obtenido licencias para construir refinerías de petróleo y varios actores  externos poseen  y explotan ahora  estaciones  de servicio. India ha ganado licitaciones para construir y explotar plantas de energías  renovables, incluidos planes  para  exportar electricidad a India. Se trata de una nueva  forma de hegemonía. No se trata solo de comerciar con materias primas, poseer industrias o controlar mercados, sino también de infraestructuras físicas mucho más permanentes y consecuentes en términos de soberanía nacional.

Una  última conclusión es que  las infraestructuras energéticas tienen un poder y una influencia considerables en la economía política  y nacional, y proporcionan el espacio tanto para  facilitar las ambiciones hegemónicas de los actores  geopolíticos como para ejercer un control considerable y actúan así de contrapeso a los actores  competidores. La reactivación económica de Sri Lanka se ve socavada aún más por las acciones de los actores  externos a corto y largo  plazo.  Cuando las infraestructuras energéticas son de propiedad  local  tienen una  enorme ventaja  financiera a largo  plazo, como  demuestran las centrales hidroeléctricas de Sri Lanka. Las infraestructuras energéticas emergentes, controladas desde el exterior, erosionarán gradualmente la independencia energética y tomarán el control de la arquitectura energética local. La crisis económica ha puesto  en peligro  los deseos de los ciudadanos y no  ha habido consultas públicas  sobre las próximas infraestructuras y políticas energéticas. Es una cuestión de justicia y equidad.

Reflexiones finales

El caso de Sri Lanka va más allá de la concepción convencional de la geopolítica energética, en la que la energía  se considera una  herramienta para el compromiso y el comercio, ya que ha permitido a los actores geopolíticos hacerse con el control territorial geoestratégico y la influencia sobre  toda  la isla. Sri Lanka  está comprometida y necesita hacer la transición hacia una energía más ecológica, pero el país también es un campo  competitivo para  las potencias geopolíticas que presionan para conseguir distintos tipos de proyectos energéticos y/o infraestructuras, y para  hacerse  con  el control territorial en  la Sri Lanka  geoestratégica. Estos actores  geopolíticos no solo presionan a favor  de las energías  no  renovables, sino que  los enfrentamientos entre  titanes  regionales también obstaculizan  la transición energética de Sri Lanka. La crisis económica es una  coyuntura crítica  en  la (geo)política energética que pone de manifiesto la vulnerabilidad de Sri Lanka  y su limitada influencia frente a las grandes  potencias, como demuestran claramente las incursiones  de India desde la crisis económica.

NOTAS.

1    Entrevista  realizada  por Theiventhran en octubre de 2023.

2    Entrevistas  realizadas  por Theiventhran en enero  de 2020.

Bibliografía

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Gz. MeeNilankco Theiventhran es estudiante de doctorado del Departamento de Sociología y Geografía Humana y director de la cátedra del programa de Estudios de Desarrollo Internacional en la Universidad de Oslo. Su investigación se centra en las transiciones energéticas en el sur global. Además es geógrafo político, especializado en geopolítica, la sociedades de posguerra y la democratización en Asia Meridional.

Kristian Stokke es catedrática del Departamento de Sociología
y Geografía Humana de la Universidad de Oslo. También es presidenta del directorio del Comité Noruego de Birmania. Investiga el papel de los movimientos sociales en la democratización y la resolución de conflictos, específicamente en Birmania/Myanmar, Indonesia, Sri Lanka, Nepal y Sudáfrica.

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