¿Adiós a la democracia en Europa?

Este artículo, que corresponde a la introducción del número 120 de Papeles, analiza cómo las políticas comunitarias están diseñadas bajo la obsesión de someter a los pueblos a la disciplina de los mercados,
renunciando con ello a conciliar capitalismo con democracia. Según el autor, cuando un porcentaje significativo de los miembros de una sociedad pierde la vivienda y el empleo, no sólo se está asistiendo a un drama personal y familiar incalculable, se está comprometiendo también el futuro del conjunto de la ciudadanía al desmontarse las redes de seguridad material que sostienen la libertad y, por ende, la democracia.
Sin seguridad material no hay libertad política ni tampoco democracia, sólo amenazas y riesgos de regímenes e ideologías totalitarias.

La crisis en la zona del euro ha dejado firmemente claro hacia dónde nos puede conducir la combinación de globalización, financiarización e integración europea al compás de la batuta neoliberal: a la renuncia de la democracia.

Santiago Álvarez argumenta la posibilidad de que la crisis en Europa tenga que ver también con la crisis de la idea de Europa. En realidad, el Viejo Continente se encuentra atrapado entre dos crisis: una interna, relacionada con las fallas estructurales y la supervivencia del euro, y otra externa, que tiene que ver con su pérdida de influencia como resultado de la globalización y la emergencia de un mundo post-europeo. Lo peor que le puede ocurrir a Europa en medio de ellas es olvidar el sueño de paz que motivó el proyecto de integración europeo y abandonar los valores ilustrados que hicieron posible la emergencia de la razón democrática en el mundo moderno.