Consumo y ciudadanía: de la responsabilidad individual al debate público

En el último tiempo se apela al discurso del “consumo responsable” como modo de aminorar los abusos económicos del sistema capitalista. El objeto de este artículo es polemizar en torno al contenido de dicho discurso y al sentido de algunas prácticas que se proponen bajo la premisa de la responsabilidad individual en el marco del consumo mercantil. La lectura propuesta se realiza principalmente desde un enfoque de economía política, y debe entenderse sólo como punto de partida para un debate que debe ser enriquecido con el aporte de otras disciplinas.

Para analizar las posibilidades e implicaciones que se pueden derivar de actuaciones y planteamientos políticos en el ámbito del consumo, el autor señala algunos de los factores más relevantes de los que depende aquella práctica social, destacando tres de ellos: la capacidad adquisitiva, que tendrá en cuenta distintos elementos económicos: el ingreso, la riqueza, el ahorro, el endeudamiento, el sistema impositivo, la política monetaria, las políticas públicas de continuidad de rentas (jubilaciones, prestaciones y subsidios por desempleo, etc.). Las dimensiones espaciales y temporales: la espacial que dependerá de la disponibilidad de infraestructuras y escenarios para el consumo y temporales del consumo y el uso del tiempo: al igual que el espacio, el tiempo es otra variable fundamental en los procesos de consumo, ya que vinculado al tiempo surge el problema de las “frustraciones del consumo”, provocado por la escasez de tiempo para realizar actos de producción o consumo que permitan acceder a un determinado nivel de vida deseado.
El último de los factores destacados sería la información: debido a que los productos sufren procesos de elaboración complejos y a que se incrementa la presencia de mercancías que se producen en lugares lejanos en condiciones desconocidas, la obtención de información con la que orientar las decisiones de consumo se hace cada vez más costosa para los consumidores en términos de esfuerzo y tiempo.
El autor también aborda la necesidad de vincular el consumo con la ciudadanía y de enlazar nuestra condición de consumidores con otros niveles de responsabilidad política y social.