Cultivando alternativas al petróleo

En relación al futuro del sector energético, no cabe duda de que el discurso sobre biocarburantes es importante por multitud de razones. Dos son, en general, los grandes interrogantes sobre este tema: de un lado, cuál es la dimensión del papel que estos carburantes tendrán en un futuro que ya es una realidad, y cómo de peligrosa puede ser esta situación; del otro, si es posible producir y utilizar de manera sostenible los biocarburantes, y qué significa esto en términos de nuevas reglas del juego en el sector energético. El debate actualmente está en auge y hay sobre la mesa diferentes posiciones: de una parte, los optimistas, que sostienen que los biocarburantes podrían satisfacer la mayoría de la demanda de energía para el transporte, ayudando a solucionar también problemas como el desarrollo rural, las emisiones de contaminantes a la atmósfera, la dependencia energética, etc. Este espíritu de confianza hacia los desafíos de los biocarburantes parece ser el dominante en la postura que los autores del artículo tienen, aunque realicen alguna reflexión crítica al final, sobre todo sobre el tamaño que este fenómeno podría alcanzar; de la otra parte no se puede olvidar la posición de aquellos que invitan a reflexionar sobre el efecto que los cultivos para carburantes podrían tener sobre el suelo, sobre la contaminación hídrica y del atmósfera, la alimentación, el daño en los ecosistemas, y las posibles desventajas que incluso podrían causar a las comunidades rurales. Por último, pero no por ello menos importante, merece la pena recordar que si la demanda de energía sigue aumentando, los biocombustibles se añadirán a la demanda de combustibles fósiles, y el resultado será una mayor contaminación y un aumento de conflictos por recursos.