El uso del “ius ad bellum” para fabricar una causa de guerra contra Libia

Los titulares de los medios de comunicación de todo el mundo proclaman triunfalmente el victorioso comienzo de la última guerra de Occidente. Esta guarda numerosos ecos y similitudes con guerras libradas anteriormente: la necesidad de proteger a la indefensa población civil que intenta liberarse de una violenta tiranía. Se trata del argumento favorito de algunos conflictos anteriores, desde Kosovo a Irak, y corre parejo a la idea de implicarse en una guerra limitada en la que la superioridad de “nuestra” fuerza aérea vencerá finalmente con mínimas bajas en nuestro bando –si es
que hay alguna–, un número reducido de muertes de civiles y una devastadora destrucción del enemigo.

En los medios se ha asentado el concepto del “ius ad bellum”, anunciado con orgullo por la clase política en Europa y EE UU. Esta guerra, igual que la mayoría en la era de la post guerra fría, se libra en nombre de la humanidad. El argumento sobre el que se sustenta es que se trata de una guerra justa, asumida desinteresadamente y por el bien de la población libia. Sin embargo, si uno se distancia de esta noble retórica, surge la pregunta ¿puede la guerra clasificarse como algo noble y justo?