La lengua de la democracia: ¿vernácula o esperanto?

Este artículo sostiene que la política democrática debe implicar la voluntad de todos los participantes de hacer un esfuerzo para comprenderse mutuamente. Siempre que exista una comunidad de destino, un demócrata deberá buscar los métodos que permitan la deliberación de acuerdo con las dos condiciones clave de la igualdad y la participación políticas. El trabajo ilustra el argumento con cuatro casos de comunidades políticas plurilingües: a) una escuela de California con alumnos angloparlantes e hispanohablantes; b) la ciudad de Bielostok en la que coexistían cuatro comunidades lingüísticas diferentes (la polaca, la rusa, la alemana y la yiddish), situación que indujo a Markus Zamenhof a inventar el esperanto; c) los problemas lingüísticos de la India y el papel que desempeñó el inglés –lengua que en 1947 no hablaba la mayoría de la población india– en el desarrollo de la democracia india; y d) el caso del Parlamento Europeo, con veinte idiomas y un número ingente de intérpretes y traductores.