Más allá de la Ronda de Doha. El futuro de la OMC

El Acuerdo de Marraquech, en virtud del cual se decidió crear la Organización Mundial del Comercio (OMC), supuso un cambio sustancial de la regulación de las transacciones comerciales internacionales. Desde 1947 y hasta que comenzó la aplicación de ese Acuerdo (enero de 1995) los intercambios de mercancías entre distintos países se ajustaban a lo establecido en un simple convenio multilateral (el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio, conocido habitualmente por sus siglas en inglés, GATT). Los intercambios de servicios ni siquiera estaban sometidos a una normativa internacional. La aparición en escena de la OMC generó muchas expectativas, sobre todo entre quienes más habían criticado la escasa entidad institucional del GATT.
Se esperaba que la creación de una genuina organización internacional sirviera para dotar de mayor equilibrio y consistencia al marco regulador del comercio mundial, pero los enfrentamientos comerciales entre sus países miembros y la adopción de iniciativas unilaterales por parte de algunos de ellos han sido relativamente frecuentes, así como el frustrado lanzamiento de la Ronda del Milenio o los desacuerdos con los que se han cerrado las últimas Conferencias Ministeriales (incapaces de hacer avanzar la Ronda de Doha) han puesto de manifiesto la pertinencia de reorientar la OMC. Sólo así podrá convertirse en una institución viable, útil y adaptada a las nuevas circunstancias.

La dirección que ha de tomar esa transformación y los aspectos concretos a los que debe afectar son objeto de un intenso debate, pero debería, según el autor, centrarse fundamentalmente en cuatro asuntos: el funcionamiento de los mecanismos de decisión, el reto que supone el avance del regionalismo, la relación entre los derechos laborales y la regulación del comercio internacional y la conexión entre ésta y el respeto del medio ambiente

El artículo destaca los problemas del sistema actual de decisión: la utilización generalizada del consenso, la débil representación con la que cuentan, de facto, los países más pobres; la existencia de reuniones informales, a las que no tienen acceso los representantes de todos los países y la falta de transparencia; enumerando algunas de las propuestas y alternativas para evitar la incidencia de dichos problemas

Otro de los temas a los que la OMC debe hacer frente son las condiciones laborales en que se fabrican los productos que son objeto de comercio internacional, debido al fuerte aumento experimentado en las últimas décadas por las manufacturas procedentes de países menos desarrollados.

Por último, el texto aborda como la creciente preocupación por la conservación del medio ambiente se ha reflejado también en las reflexiones en torno al comercio internacional.