Ciudades Sostenibles

 

 Ciudades Sostenibles una web asociada al Informe de la Situación del Mundo, publicado por el Worldwatch Institute, y editado en español por FUHEM Ecosocial e Icaria Editorial.

En Ciudades Sostenibles puedes encontrar información general sobre el informe, dónde adquirirlo, la agenda de actos públicos organizados en torno a su presentación, y el video de la que tuvo lugar en el Espacio Abierto FUHEM.

Cuenta también con una sección denominada Panorámica, que recoge de forma sintética diez estudios de caso de ciudades del Norte y del Sur que cuentan con planes específicos de promoción de la sostenibilidad urbana:

Shanghái, China: La sostenibilidad en una megaciudad china: retos y éxitos, por Haibing Ma.

Barcelona, España: Una ciudad biodiversa entre bosques y el mar, por Martí Boada Juncà, Roser Maneja Zaragoza y Pablo Knobel Guelar.

Singapur: Un enfoque pragmático para el medio ambiente y la calidad de vida, por Geoffrey Davison y Ang Wei Ping.

Portland, Oregon, Estados Unidos: El liderazgo de EEUU en la certificación LEED de edificios y en infraestructuras para la bicicleta, por Brian Holland y Juan Wei.

Melbourne, Australia: Luchar contra los impactos climáticos, apoyar la habitabilidad, por Robert Doyle.

Jerusalén, Israel: Un santuario para la biodiversidad urbana, por Martí Boada Juncà, Roser Maneja Zaragoza y Pablo Knobel Guelar.

Durban, Sudáfrica: Comunidades en proceso de adaptación al cambio climático basadas en los ecosistemas, por Debra Roberts y Sean O’Donoghue.

Ahmedabad y Pune, India: Un salto cualitativo hacia la sostenibilidad urbana: desafíos y oportunidades para la India, por Kartikeya Sarabhai, Madhavi Joshi y Sanskriti Menon.

Vancouver, Canadá: Una ciudad con un brillante futuro verde, por Gregor Robertson.

Friburgo, Alemania: Pionero del desarrollo urbano inclusivo y sostenible, por Simone Ariane Pflaum.

Ciudades sostenibles cuenta además cuenta con la sección Tribunas, donde se publican artículos referidos a diferentes capítulos del informe, o sobre temas relacionados con él. Actualmente la web cuenta con cinco tribunas:

Crecimiento urbano, polarización social y cambio climático: un cóctel peligroso, por Santiago Álvarez Cantalapiedra.

Las ciudades afrontan desafíos que no conviene contemplar por separado. La combinación del crecimiento urbano con la polarización social y el cambio climático supone una mezcla explosiva que debe ser abordada de manera urgente.

   Un dato que ilustra las aristas del problema es el ritmo actual del éxodo hacia las zonas urbanas: cerca de tres millones de personas se desplazan semanalmente hacia las ciudades, y el 90% de ese crecimiento se da en los llamados países en desarrollo. En ellos, se concentra el grueso de los 828 millones de personas que viven en barrios marginales con graves insuficiencias en infraestructuras y servicios básicos (electricidad, agua, saneamiento, atención sanitaria o educación). El porcentaje de población que vive en estas zonas, social y ambientalmente más vulnerables, no ha dejado de crecer en las dos últimas décadas: aumentó del 35% de 1990 hasta el 46% en 2012.

   La polarización social urbana se ha agudizado en ese mismo periodo. Lo señalan Franziska Schreiber y Alexander Carius en La Situación del Mundo 2016 , del Worldwatch Institute, titulado “Ciudades sostenibles. Del sueño a la acción”: más de dos tercios de la población urbana vive en ciudades donde la brecha de la desigualdad se ha ensanchado generando profundas dinámicas de segregación espacial y pérdida de cohesión social.

Organización urbana del mundo, por Monica Di Donato.

A partir de los años 50, la proporción de los habitantes que viven en las ciudades ha ido aumentando constantemente. Muchos expertos esperan que esta tendencia se intensifique durante los próximos años. Como consecuencia de ese crecimiento, según datos de Naciones Unidas, la población mundial urbana superó a su contraparte rural durante el periodo comprendido entre 2005 y 2010, y en la actualidad se puede afirmar que la mayoría de la población humana reside dentro de regiones urbanas. De cara al 2050, y en línea con las tendencias de aumento poblacional a nivel mundial, los modelos muestran que las zonas urbanas absorberán ese aumento, incorporando aproximadamente 3 mil millones de personas. Se prevé que solamente en el contexto europeo, en 2020, el 80% de sus habitantes vivirá en áreas urbanas.

   Esta expansión y esta aceleración de la organización urbana del mundo, como la denomina el arquitecto territorialista italiano Calori, está basada en una dilatación no sólo física de los sistemas urbanos sino también simbólica y cultural, y en ese sentido atañe a todos los aspectos de la sociedad (relaciones, vínculos, economías, etc.) y a su relación con el entorno natural.

Urbanización sin justicia social en la ciudad insostenible, por Nuria del Viso.

Las incertidumbres planteadas por el cambio climático de origen antropogénico constituyen una fuente de inestabilidad de amplio espectro que plantea preocupantes interrogantes en las ciudades. Un enfoque sobreexplotador de la actividad económica confluye con el calentamiento global en la destrucción de hábitats, conformando un peligroso cocktail de factores en interacción. Los efectos del cambio climático –sequías, inundaciones, aumento del nivel del mar, pérdida de productividad de la tierra, desecación de lagunas y cauces de agua…− obligan al desplazamiento continuado de millones de personas: cada año más de 15 millones se ven forzadas a abandonar sus hogares para hacer sitio a las infraestructuras del “desarrollo económico”.

Historia biocéntrica de las ciudades, por Luis Gonzáles Reyes.

Habitualmente, las ciudades se analizan desde la perspectiva de las innovaciones que facilitan; de las relaciones de poder que perpetúan, profundizan o, en ocasiones, diluyen; del diseño urbanístico; de su relación dialéctica con los cambios culturales; de su papel en la reproducción del capital; de su salubridad… pero un aspecto que suele quedar oculto en todos estos análisis, que normalmente se centran exclusivamente en los seres humanos, es la base física detrás de las urbes.

   Gary Gardner, investigador senior del World Watch Institute, hace un somero repaso de la historia de las ciudades desde una perspectiva biocéntrica y mira la ciudad en su diálogo con el resto de ecosistemas. Desde esa perspectiva, define las ciudades como “máquinas de transformar materiales. Gastando enormes cantidades de energía, digieren materiales para utilizarlos en toda una serie de actividades humanas”. Por lo tanto, en su análisis no cae en el error de considerar que, por el hecho de concentrar el sector terciario, las ciudades sean espacios desmaterializados. Todo lo contrario.

Al analizar la evolución de las ciudades, que son un indicador de la evolución en general de las sociedades humanas, el eje director que elige el autor, en línea con muchas/os otras/os pensadores enmarcados en campos como la Big History, la historia ambiental o la economía ecológica, es el de la energía disponible en calidad y cantidad. Así, marca tres grandes momentos en la historia de la ciudad: el metabolismo de cazadores/as-recolectores/as, el agrario y el industrial; además de argumentar que la energía disponible es un elemento fundamental en la conformación cultural.

La ciudad frente a los retos ecosociales, por José Bellver.

El espacio urbano es un claro escenario de conflicto entre la economía y la ciudadanía. Los anhelos del ciudadano vs los intereses de los especuladores.

En un tiempo en que ya ningún rincón de nuestro planeta queda inexplorado, y sin explotar, resulta sorprendente observar que sólo entre el 1% y 3% del territorio global –el ocupado por las ciudades– se puedan estar jugando las cartas del devenir de la humanidad, pero así es. En los espacios urbanos, donde hoy vivimos más de la mitad de las personas que habitamos este planeta, se consume el 70% de la energía y se genera el 80% de los gases de efecto invernadero, como refleja el último informe del Worldwatch Institute. Y ello constituye sólo una parte de la insostenibilidad de un metabolismo humano global que nos sitúa hoy en una crisis civilizatoria, en la medida en que la forma en la que los seres humanos nos relacionamos con la naturaleza, pero también entre nosotros mismos, está socavando las bases materiales que permiten mantener la vida, y están conduciendo a una situación de quiebra social y de colapso ecológico.