FUHEM participa en la Feria del Libro de Latina 2018

La Feria del Libro de Latina 2018 dará comienzo el viernes 20 de abril y concluirá el 23 de abril. El horario del viernes será de 17 a 21 horas, mientras que el resto de los días, 21, 22 y 23 de abril, la Feria tendrá lugar a jornada completa, de 11 a 21 horas. La cita se celebrará en una carpa situada junto a la plaza del Intercambiador de transporte de Aluche, ubicado en la Avenida de los Poblados, número 41, de Madrid.

Nuestra presencia en esta Feria del Libro forma parte de la estrategia de FUHEM de incrementar nuestra participación en el distrito de Latina, donde tenemos la sede de las oficinas centrales desde hace más de un año, además del Colegio Lourdes, cuyo alumnado asistirá en la mañana del 23 de abril y realizará una actividad relacionada con el proceso de elaboración y venta del libro.

FUHEM contará con una mesa para dar a conocer y vender sus publicaciones, y además impulsará una actividad concreta. Será el domingo 22 de abril a las 17 horas y correrá a cargo de Luis González Reyes, que ofrecerá una charla sobre alimentación agroecológica, en la que abordará esta cuestión que ha sido reflejada en varias publicaciones editadas por FUHEM.

Además de las mesas donde las entidades participantes mostrarán sus productos y novedades, habrá otras actividades de muy diversa índole y para todos los públicos, incluidos los más pequeños: un homenaje al poeta Ángel González (el 20 de abril a las 19.30 horas); talleres literarios; cuentacuentos; presentaciones de libros, breves representaciones teatrales, etc.

En esta Feria, organizada por la Junta de Latina, estaremos acompañados por otras entidades vinculadas al mundo del libro con presencia en el distrito, entre ellas: Foros Locales del Distrito de Latina y Mesa de Cultura, Biblioteca Ángel González, Nórdica Libros, Alianza Hispánica, las librerías papelerías Santander, Lumi, Nubes y Agarra Cartulina y la Asociación de Vecinos de Aluche.

Os esperamos. Si queréis ayudarnos a correr la voz… os animamos a compartir el evento que hemos creado en Facebook.


La intensificación contemporánea de los Conflictos Socioecológicos

Un Mundo Frágil: Hacer Frente a las Amenazas a la sostenibilidad. La Situación del Mundo 2015.
Barcelona: FUHEM Ecosocial, Icaria, 2015, págs. 207-238, 262-268.

Apéndice.

Contradicciones en los límites: la intensificación contemporánea de los conflictos socioecológicos
Nuria del Viso
FUHEM Ecosocial

Introducción

Los conflictos socioecológicos, como expresión de enfrentamientos en torno al acceso y uso de bienes naturales, constituyen una parte cada vez más importante de la conflictividad global; remiten a pugnas entre personas, colectivos, organizaciones o estados por incompatibilidad de objetivos en torno al acceso, distribución y gestión de bienes naturales, así como al reparto de los costes asociados al proceso y la eliminación de residuos. En un contexto de gran asimetría de poder, los conflictos socioecológicos estallan cuando las incompatibilidades se saldan mediante la imposición de decisiones u otras fórmulas no acordadas y son respondidas desde los grupos afectados en forma de resistencias. Así, los conflictos socioecológicos expresan serias limitaciones sobre la calidad de la democracia. Si, como persigue esta edición del informe La Situación del Mundo 2015, es necesario que encaremos los riesgos ocultos a la sostenibilidad, los conflictos socioecológicos representan un peligro real que ya se manifiestan en múltiples espacios locales y globales, en el Norte y en el Sur, amenazando la cohesión social por cuestiones distributivas de los recursos naturales. Las implicaciones desestabilizadoras de estas pugnas requieren una mayor comprensión y la búsqueda urgente de vías de resolución por medios pacíficos con el fin de posibilitar la convivencia.

El presente texto sitúa los conflictos socioecológicos en el marco de las contradicciones del sistema económico capitalista, de carácter intrínsecamente expansivo, cuando se topa con los límites biofísicos del planeta en la extracción de bienes naturales, así como las estrategias que emplea para mantener la acumulación de capital a través de la desposesión y, en última instancia, de la expulsión. Examinaremos estas dinámicas a través de dos casos de estudio: el extractivismo en el eje andino y a través del fracking; y el acaparamiento de tierras como expresión última de despojo. En el tercer apartado, analizaremos, en primer lugar, las implicaciones que los conflictos socioecológicos tienen para la calidad de la democracia; y en segundo lugar, formularemos algunas consideraciones y avanzaremos un esbozo que sirva como pun- to de partida a una propuesta de resolución pacífica de los conflictos socioecológicos, antes de terminar con unas breves conclusiones.

   En los últimos tres lustros se registra una intensificación en la extracción de bienes naturales no renovables debido a la presión generalizada de los comportamientos de la civilización industrial, que demanda cantidades crecientes de energía, materiales y territorios, y a medida que el estilo de vida consumista aumenta su volumen y se expande por el planeta.1

La humanidad ha venido ampliando su espacio de extracción de recursos y habitando nuevos territorios. Esta expansión parecía ser indefinida porque había suficiente espacio disponible, pero ya hemos alcanzado los límites de la expansión: no hay más territorio vacante al que moverse; somos habitantes de lo que Herman Daly calificó como un mundo lleno.2 En este contexto, la aceleración de la demanda de bienes naturales, en parte debido a la pujanza de los países emergentes pero sobre todo por la demanda del Norte, empuja la extracción a las últimas fronteras del planeta, lugares que hasta ahora habían permanecido al margen de los circuitos productivos globales y que desempeñan un importante papel en la reposición de los bienes naturales renovables: selvas, sierras, páramos, desiertos, zonas árticas, subsuelo marino y también terrestre en zonas rurales olvidadas.

La dinámica expansiva del capitalismo no es nueva; se podría decir que forma parte de su ADN. Desde la Ilustración, el crecimiento se convirtió en uno de los principales mantras y mitos de la modernidad. El sistema necesita crecer para mantenerse en pie; de hecho, cuando la capacidad de crecimiento se ha visto comprometida, se han desencadenado crisis, que se han repetido cíclicamente en la historia del capitalismo. Crecer sin fin exige permanentemente nuevos espacios de extracción cuando los anteriores quedan agotados o devastados. En este punto, resulta ilustrativo el concepto de la división internacional del trabajo, que alude a la existencia de espacios diferenciados de extracción, producción y consumo. Los materiales y energía de los que dependen los espacios de consumo se obtienen con cargo a otros territorios, «áreas de sacrificio»,3 que se ven expuestas a graves impactos ecológicos y sociales; y espacios de consumo, sostenidos por los materiales, energía, territorio y fuerza de trabajo procedentes de otros lugares. Conviene matizar que la segregación de espacios no es total: no se trata de espacios puros, ya que las diferentes funciones pueden coexistir en un espacio dado. Sin embargo, sí se aprecia cierta especialización de los territorios, y este es el rasgo que queremos subrayar. Así, al Sur global se le ha asignado el papel de ser espacio de extracción y suministrador de bienes naturales —aunque, como veremos, especialmente en el caso del fracking, estos espacios se ubican cada vez más también en el Norte. Por su parte, el Norte global se especializa en la acumulación de capital a través de servicios financieros y de tecnologías de la información y en ser espacio de consumo. Se refuerza así una dinámica centro-periferia, que se multiplica en distintos territorios, estableciéndose vínculos entre las distintas escalas. Así, la sed de bienes naturales mercantiliza la naturaleza y reprimariza la economía de distintos países del Sur global, reducidos a meros suministradores de materias primas en las cadenas productivas globales.

Después de los «Treinta años gloriosos» tras la Segunda Guerra Mundial, las luchas sociales lograron un balance algo más justo entre capital y trabajo, aun a costa de aumentar la explotación sobre las periferias y la naturaleza. A finales de los años setenta del siglo XX el neoliberalismo empezó a ganar peso y logró hacerse con el poder (y el Gobierno) en Gran Bretaña y EEUU en los años ochenta, para extenderse después por numerosos espacios; actualmente marca de forma general el «sentido común» de nuestro tiempo. Su ascenso significa un golpe de mano del capital para recuperar las altas tasas de ganancia que el capitalismo necesita a través de varios mecanismos, algunos clásicos y otros novedosos. Como indican Santiago Álvarez y Yayo Herrero, mientras que «la biosfera está siendo expulsada de su espacio vital», aparecen «nuevas lógicas sistémicas que están reconfigurando por completo el orden social».4 Tales lógicas, encaminadas a acelerar la acumulación de capital, se plasman en mecanismos predatorios de alcance diverso y en un conjunto de prácticas que David Harvey denomina «acumulación por desposesión».5

   Esta noción supone la captura de bienes naturales públicos y de bienes comunes, o la explotación de sus habitantes. Como señala Gian Carlo Delgado, la acumulación por desposesión alude a la usurpación en tres sentidos: «de los bienes comunes, del bien común de buena parte de la población y del gradual despojo de las generaciones futuras».6

   Saskia Sassen señala la expulsión, forma extrema de la desposesión, como nuevo rasgo del neoliberalismo.7 Las expulsiones, dirigidas contra personas, empresas y espacios, dan lugar a zonas de tierra y agua muertas cuando se produce el agotamiento en el plano ecológico, zonas devastadas por los excesos de la extracción y la sobresaturación de los sumideros ecológicos. En el plano social, los pobladores de los territorios en disputa se convierten en «obstáculos» para los negocios extractivos, y, por tanto, son expulsados o condenados a malvivir en condiciones socioecológicas degradadas. Esta cadena de «microexpulsio- nes», como las denomina Sassen, de pequeños campesinos, alimentan la rápida urbanización mundial y genera la migración de campesinos a las ciudades, donde se asientan en los cinturones de las villas miseria que se extienden en el Sur global; allí habitan actualmente cerca de 1.000 millones de personas, cifra que podría triplicarse en 2030.8 No se trata de expulsiones aisladas ni es solo responsabilidad directa de ninguna clase social, sino que forman parte de las dinámicas de un «capitalismo intensificado» que se despliega en la era neoliberal. Con las expulsiones se obtiene, además del territorio, un ejército de reserva de mano de obra flotante, como teorizó Marx, listo para acudir a las fábricas deslocalizadas del Sur global o cubrir ciertas bolsas de empleo precario en los paraísos-fortaleza del Norte. Harvey conceptualiza esta mano de obra como el «trabajador desechable», propio de una economía flexibilizada y reajustable. Estas dinámicas profundizan la brecha entre una ciudadanía selectiva y excluyente, y los expulsados, los «desechables», cuya condición amenaza con convertirse en estatus permanente.

La globalización económica representa la máxima expansión del capitalismo por todo el planeta. A través del neoliberalismo se expresa también en clave ideológica y cultural. Si hasta ahora el capitalismo había podido convivir con otras formas de organización económica, como las economías campesinas, en la época contemporánea apenas deja espacio a ninguna otra forma de organización de la economía: las que subsistían hasta ahora son incorporadas progresivamente a las cadenas de mercado globales.

Karl Polanyi analizó las raíces de estos procesos a través de la mercantilización de la tierra y del trabajo por las legislaciones industrialistas y coloniales, y las transformaciones sociopolíticas derivadas de ellas, que convirtieron a ambos bienes en mercancías. Pero ni la tierra ni el trabajo son mercancías porque, o no han sido producidas —como es el caso de la tierra— o no han sido producidas para ser vendidas —como es el caso del trabajo. Como señaló Polanyi, «el trabajo y la tierra no son más que los propios seres humanos y el medio natural en el que existen. Incluirlos en el mecanismo de mercado significa subordinar la sustancia misma de la sociedad a las leyes del mercado».9 Así, el capitalismo destruye las relaciones no sujetas a contrato que son el tejido mismo de la sociedad, y el sistema económico capitalista se convierte en un «molino satánico» que amenaza con pulverizar a la misma sociedad, la cual debe actuar para defenderse.

La lógica neoliberal empuja hacia un círculo vicioso de creciente desposesión de bienes de la naturaleza y derechos de la ciudadanía, con el Estado como agente mediador. Los recursos usurpados se consolidan, como un imán, en un solo polo: las elites económicas, con las corporaciones trasnacionales como adalid de la captura de recursos. En este proceso, las elites aumentan su poder para iniciar un nuevo ciclo de extracción, que deja a la ciudadanía y la naturaleza más precarizadas. Polanyi examinó una dinámica similar a propósito del ascenso del liberalismo económico a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Como entonces, el Estado actúa en numerosos casos como aliado necesario de las elites económicas. Entonces, el Estado favoreció con sus normas de forma continua y planificada la instalación del liberalismo económico —laisez faire— hasta el punto de que sus supuestos ideológicos llegaron a percibirse como naturales. Algo similar ocurre en la actual era neoliberal, aunque este mecanismo adquiere nuevos matices: el Estado es utilizado no solo como un aliado para allanar el camino de los grandes negocios, sino también —tal como contemplamos en el sur de Europa— como un instrumento en sí mismo, como pasarela para acceder a recursos estatales a través de la privatización y el expolio de las instituciones y servicios del Estado.

El capitalismo de rapiña ha desencadenado movimientos de resistencia al despojo social y la devastación ecológica por todo el planeta que luchan urgidos por la gravedad de lo que hay en juego: su propia subsistencia. Desde el inicio de la Revolución Industrial se produjeron fuertes resistencias a la implantación del modelo de producción fabril, y desde entonces la crítica y la pugna por modelos alternativos no ha cesado.10 Frente a la «mercantilización de todo», como lo denomina Harvey, los agentes de los conflictos socioecológicos reivindican la defensa del territorio, de la identidad, del acceso a bienes naturales básicos y del derecho a habitar en entornos saludables. En el trasfondo de estas pugnas emergen varios debates de gran calado: uno en torno al concepto mismo de desarrollo y qué se concibe como una buena vida; un segundo debate sobre el acceso y la distribución de los bienes naturales; y un tercer debate sobre el derecho de participación y de soberanía para decidir sobre el propio futuro. Entraremos ahora a examinar con mayor profundidad la naturaleza de estas luchas.

Conflictos socioecológicos y extractivismo

La conflictividad de raíces socioecológicas adquiere diferentes expresiones y configuraciones dependiendo de los distintos contextos, aunque presentan rasgos comunes que permiten englobarlos en un solo fenómeno: todos ellos muestran tensiones entre el sistema económico y la degradación ecológica y social que se vincula a un determinado modo de entender la relación ser humano-naturaleza. Los conflictos socioecológicos se entienden como «aquellos conflictos sociales que se manifiestan en choques de intereses por el acceso y uso de un bien o un servicio ambiental; por diferencias entre los que causan y los que sufren un problema ecológico; o por la desigual distribución de los beneficios y costes ambientales».11 Maristella Svampa añade otro ángulo, el de la asimetría de poder, y define estos conflictos como «aquellos ligados al acceso y control de los bienes naturales y el territorio que suponen, por parte de los actores enfrentados, intereses y valores divergentes en torno a ellos, en un contexto de gran asimetría de poder».12 Por su parte, el equipo investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA) de la Universidad Autónoma de Barcelona que dirige Joan Martínez Alier encuadra este tipo de conflictos como ecológico-distributivos, a menudo vinculados «a luchas más amplias con componentes de género, clase, casta o etnia», lo que los vincula al concepto de justicia ambiental, que «no solo se refiere a la distribución de los costes y los beneficios, sino que también integra reivindicaciones sobre participación y reconocimiento».13 Son paradigmáticos de los conflictos socioecológicos las resistencias del movimiento Chipko en India en defensa de los bosques; las protestas contra la Shell en Nigeria; las acciones del Estado ecuatoriano contra Texaco-Chevron; la resistencia mapuche contra la presa de Bio-bio en Chile; o la exitosa movilización popular contra la privatización del agua en Cochabamba (Bolivia), entre muchas otras.

Los conflictos socioecológicos presentan múltiples dimensiones: además de su obvio componente ecológico y social, incorporan una dimensión política, por cuanto abordan cuestiones de acceso y distribución de bienes naturales, así como cuestiones de asimetrías de poder; y una dimensión ideológica-cultural en la que contrastan diferentes lenguajes de valoración14 y distintos valores: el lenguaje del mercado y de la maximización de la ganancia frente a la reivindicación del territorio, de la identidad, del derecho a la salud y al acceso a los medios de subsistencia.

Este tipo de conflictos, por otro lado, implican varias escalas que se interrelacionan desde lo local a lo global y viceversa. La relación entre escalas, no obstante, resulta diferente según de qué elemento se trate: los capitales fluyen libremente entre escalas, mientras que los costes ecológicos y sociales tienen un impacto eminentemente local, aunque cuando se aplica una mirada sistémica más amplia se puede apreciar que en algún momento y en algún punto de la cadena se convierten en costes globales.

Los conflictos socioecológicos involucran a una variedad de agentes. Como principales actores, figuran comunidades y organizaciones locales, pueblos indígenas, empresas nacionales, corporaciones transnacionales y agentes estatales de los distintos niveles administrativos; y en segundo término, instituciones internacionales, organizaciones no gubernamentales, grupos activistas y entidades académicas en diferentes configuraciones de alianzas y oposiciones.

Siguiendo la tipología propuesta por Martínez Alier, estos conflictos se dividen en tres categorías, de acuerdo a la etapa del proceso productivo en la que se produce el daño: Conflictos en la fase de extracción de materiales y energía; conflictos durante el transporte y comercio; y conflictos en torno a los residuos y la contaminación. Los conflictos en la etapa de extracción de materiales y energía incluyen los relacionados con la minería, canteras, petróleo/gas, degradación y erosión de la tierra, plantaciones, biopiratería, conservación de espacios, como los manglares amenazados por la industria camaronera de exportación, y los relacionados con el agua y la sobrepesca. Los conflictos en la etapa de transporte se vinculan al aumento mundial del movimiento de materiales y energía, y sus impactos. Incluye los derrames de petróleo, accidentes en oleoductos o gasoductos, conflictos sobre hidrovías, y los relacionados con la construcción de puertos, aeropuertos y autopistas. Por último, los conflictos por la generación y tratamiento de los residuos se vinculan con las luchas contra la contaminación, la seguridad de los consumidores en relación a los riesgos de ciertas tecnologías (por ejemplo, asbestos, DDT o transgénicos), la exportación de residuos tóxicos, la contaminación transfronteriza y los sumideros de carbono.15 A su vez, estas categorías se dividen en tres ejes espaciales: local, nacional/regional y global, lo que da como resultado nueve tipos de conflictos socioecológicos.

Partiendo de esta clasificación, que abarca una gran variedad de pugnas, en la práctica se constata que buena parte de estos conflictos tienen lugar en la fase de extracción y, más concretamente, en la extracción de hidrocarburos y de productos mineros. Los modos intensivos utilizados para obtenerlos convierten a estas actividades en manifestaciones de lo que se ha denominado extractivismo. Siguiendo a Eduardo Gudynas, entendemos el extractivismo como «una combinación simultánea de tres características: el volumen e intensidad de la extracción de bienes naturales; su aplicación a bienes sin procesamiento o muy escaso en el lugar de extracción; y su destino mayoritario a los mercados globales».16

Aunque esta expresión se refiere en su origen a explotaciones minera y petroleras, actualmente incluye también los monocultivos de exportación, extracción forestal y pesquera de tipo industrial que cumplen las condiciones descritas e incluso «bajo algunas circunstancias, el turismo de masas […], como sucede en el caso de los cruceros».17 El extractivismo actúa a través de tres estrategias o dinámicas que se retroalimentan: búsqueda constante de nuevos espacios de extracción; vaciado de territorios y expulsiones; y empleo de nuevas tecnologías de extracción de hidrocarburos para acceder a «recursos no convencionales».

El extractivismo ha acompañado al capitalismo desde sus primeras aventuras colonizadoras en otros continentes como una modalidad de acumulación.18 Se ubica en lo que Martínez Alier denomina intercambio ecológico desigual porque la actividad extractiva no incluye los costes sociales o ecológicos que se generan en los espacios de extracción, efectos que se entienden como simples «externalidades». Cercano a este concepto, Gudynas propone el de extrahección, que se refiere a la extracción de bienes naturales obtenidos con violencia y violación de derechos, además de generar impactos socioecológicos. La extrahección, sin embargo, no se restringe al extractivismo y puede ocurrir en la extracción de bienes naturales con prácticas intensivas para el consumo local o nacional.

El acceso a fuentes energéticas procedentes de los hidrocarburos se ha convertido en la cuestión fundamental en las sociedades contemporáneas, que han podido expandirse en base a la disponibilidad de hidrocarburos y materiales de fácil acceso y barata extracción. La energía fósil adquiere tal importancia estratégica que el acceso al suministro se ha convertido en un asunto de seguridad nacional, y como tal es recogido por los principales documentos de seguridad publicados en los últimos años en los EEUU, la UE y el Estado español.19

La línea ascendente del consumo global de energía —aunque con muy diferentes curvas y tendencias según las regiones y las clases sociales— y el temor a una ruptura del suministro energético alimentan aventuras extractivistas en los últimos confines del planeta. Muchos estados del Sur global reciben con los brazos abiertos la inversión extranjera que promete promover el desarrollo, reducir la pobreza y crear empleo. Sin embargo, poco se dice de los costes derivados de los proyectos extractivos. Pese a las promesas, el modelo extractivista no dinamiza directamente la economía, ni genera empleo de forma significativa, ni mucho menos reduce la pobreza, como se puede observar en las zonas de proyectos extractivos de largo arraigo, y sí a menudo favorece economías de enclave y causa graves daños ecológicos y sociales en forma de territorios devastados por la minería y la extracción de hidrocarburos; la pérdida de biodiversidad, con la proliferación de grandes plantaciones de monocultivos para la exportación; el agotamiento de los suelos y la contaminación de aire, suelo y agua por el empleo de agrotóxicos; y el despojo de tierras, que ocasiona expulsiones, la desestructuración de comunidades y la destrucción de su tejido social y cultural son algunos de ellos.

   A continuación examinamos más de cerca estos conflictos a través de dos problemáticas, el extractivismo y la expulsión, que se ilustran a través de tres casos: el extractivismo practicado en el eje andino, concretamente en Perú y Colombia, dos de los países con más conflictos socioecológicos del mundo y donde alcanzan mayor intensidad; los conflictos generados en torno al fracking como técnica de extracción de los «recursos no convencionales», que actualmente está cobrando auge en Europa; y el acaparamiento global de tierras, fenómeno que sintetiza la desposesión.

Extractivismo en la zona andina: los casos de Perú y Colombia

América Latina es una de las regiones del mundo donde mayor impulso ha cobrado el extractivismo, especialmente, de hidrocarburos y minería, sin importar el color de los gobiernos. A instancias del Banco Mundial, se impulsaron actividades extractivas como medio para hacer frente al pago de los intereses de la deuda externa; en los últimos años ha cobrado impulso animado por los altos precios de las materias primas a nivel mundial. Los préstamos del Banco Mundial a proyectos mineros en América Latina han pasado del 13% en los años noventa al 30% actualmente.20 A los espacios de extracción tradicionales se han sumado territorios más remotos y países sin tradición minera como Honduras, Panamá, Ecuador y Uruguay.

A pesar de una ligera recaída de la inversión extranjera directa (IED) en América Latina y Caribe en 2014 (-16%) —vinculada a la disminución de los precios de las materias primas en los mercados internacionales durante ese año—, se observa un marcado aumento de la IED en el período 2009-2013. En 2013, IED alcanzó un nuevo máximo de 188.101 millones de dólares en esta región. Los recursos naturales representaban en 2013 una inversión media del 26%, aunque existen grandes diferencias entre países y subregiones; en varios estados, los recursos naturales sobrepasan el 50% de las entradas de IED. Como afirma un informe de la CEPAL, «de hecho, en América del Sur (excluido el Brasil) el sector de los recursos naturales recibe más IED que el sector de los servicios, mientras que la manufactura atrae montos pequeños».21 Colombia y Perú se sitúan entre los principales destinos de la inversión extranjera directa (4º y 5º lugar, respectivamente) y en ambos lugares gran parte de estos recursos se dirigen a la extracción de bienes naturales o a infraestructuras, en parte, relacionadas con el acceso a los lugares de extracción. Estos dos estados figuran igualmente entre los cinco países del mundo que más inversión recibieron para infraestructura, según el Banco Mundial.22

El período 2009-2013, de alta conflictividad relacionada con proyectos extractivos en Perú y Colombia coincide con un período de aumento continuado de la inversión extranjera directa que, como hemos indicado, se dirige en buena parte a proyectos de extracción de recursos naturales y de infraestructuras relacionadas. Entraremos ahora a explorar cada caso.

Colombia

Colombia acumula varias décadas de tradición extractiva, principalmente de petróleo, actividad a la que se han ido sumando otras actividades: minería a gran escala, monocultivos agroindustriales (especialmente palma aceitera) y construcción de represas y vías de comunicación. Desde la llegada del siglo XXI se ha convertido en política de Estado la atracción de inversión extranjera y el impulso a proyectos extractivos. En 2014 Colombia recibió una IED de 16.054 millones de dólares, de los cuales el 40% tuvo como destino proyectos de petróleo y minería. Durante el mandato de Álvaro Uribe se amplió el territorio objeto de concesión de 1,13 millones de hectáreas a 8,53 millones de hectáreas, asentando la minería como uno de los principales sectores del país.23

En paralelo, Uribe impulsó la política de «seguridad democrática» que implicaba una ofensiva militar contra las FARC al tiempo que acometía la militarización efectiva de la sociedad colombiana y dejaba manga ancha a la actuación de grupos paramilitares. Esto se justificaba como estrategia para acabar con un conflicto armado de más de seis décadas, pero también auspiciaba un entorno más atractivo para los inversores, ofreciendo todo tipo de incentivos y desgravaciones fiscales. A la vez, el terror que causaban los actores armados, principalmente las bandas paramilitares, entre la población vaciaban enormes extensiones de territorio en todo el país; masacres y asesinatos generaron un desplazamiento interno de 5 millones de personas, principalmente campesinos y campesinas de grupos indígenas y afrodescendientes, cuyas tierras, 6,6 millones de hectáreas, fueron usurpadas por «emprendedores» beneficiados por la acción de las bandas paramilitares. Estas dinámicas se han visto favorecidas por el alza de la extracción minera y petrolera y por la expansión de plantaciones de monocultivos para la exportación. Con el conflicto armado como telón de fondo, se ha generado una profunda transformación de los usos del suelo en el país. De este modo, en Colombia, la ofensiva de fuerzas militares y paramilitares contra la insurgencia se entreteje con el ascenso de una oleada empresarial nacional e internacional en territorios previamente ocupados militarmente.

Como recoge un informe,24 existen fundadas sospechas que indican que ambos movimientos —la campaña contrainsurgente y el impulso de los negocios agroindustriales, la gran minería e hidrocarburos— no fueron independientes. Como se puede constatar, existe un paralelismo manifiesto entre la expansión paramilitar en Colombia (1996-2006) y el auge sin precedentes de proyectos petroleros, mineros y agroindustriales.  Como afirma Brigadas de Paz Colombia, «si se analiza el mapa de Colombia se puede observar fácilmente que la ubicación de estos grupos [armados ilegales] coincide con las áreas de explotación minera»25, y añade que «las multinacionales suelen llegar a lugares que previamente han sufrido una arremetida paramilitar».26 Así, el proyecto político de «seguridad democrática» del presidente Uribe y el proyecto empresarial encajan como un guante.

El desenlace de estos procesos, todavía en marcha, es que después de la desmovilización de los paramilitares en 2006, los afectados por la usurpación de tierras se organizaron para reclamar su restitución y desde el Estado se legisló en ese sentido a través de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras en 2011, pero tan solo 2,2 millones de hectáreas han entrado en el proceso de restitución impulsado por el Gobierno colombiano. De ellas, actualmente los jueces han devuelto unas 100.000 hectáreas.27 Mientras, más de 80 personas reclamantes de tierras han sido asesinadas desde 2008, otras han sido represaliadas y muchos más han tenido que huir por amenazas de los grupos armados, especialmente de los grupos paramilitares reconstituidos. Así, el conflicto armado interno ha eclosionado en decenas de conflictos socioecológicos locales. Entre los puntos de negociación de las conversaciones de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC figura la búsqueda de un desarrollo agrario integral, por lo que deberán hacer frente al agudo problema de desplazamiento y despojo de tierras en el país que se expresa en conflictos de tipo ecosocial.

El sucesor de Uribe, Juan Manuel Santos —que sirvió como ministro de Defensa en el anterior Ejecutivo—, desde su llegada al Gobierno en 2010 impulsa las cinco locomotoras del desarrollo, ocupando la «locomotora minero-energética» un lugar destacado. Santos ha abierto la puerta a las transnacionales mineras y ha adaptado la legislación y las agencias estatales en la materia para acomodarse a los intereses corporativos, con un retorno al país en regalías e impuestos muy reducido. La locomotora minera, declarada «actividad de utilidad pública y de interés social», se abre camino por todo el país multiplicando el número de «emprendimientos». Actualmente, más de 8,5 millones de hectáreas están destinadas a concesiones mineras y más de 37 millones de hectáreas están tituladas para la extracción de hidrocarburos; hasta 2013 se habían otorgado 19.000 títulos mineros, y hay muchos más en trámite. También se acelera la marcha de extracción de 75 millones de ton/año a 100 millones, en su totalidad dirigido a la exportación. En la extracción petrolera el objetivo es aumentar la producción de casi un millón de barriles diarios a razón de un 10% anual. Se estima que el 40% del territorio del país está sujeto a concesiones o tiene solicitudes pendientes; se trata de un territorio militarizado y paramilitarizado en un binomio altamente funcional. «La fuerza pública protege la gran inversión privada y los paramilitares evitan la protesta social y presionan el desplazamiento».28 Un territorio despojado también en materia de derechos humanos: el 80% de las violaciones de derechos humanos en Colombia en la última década tuvieron lugar en regiones minero- energéticas, y el 87% de las personas desplazadas proceden de estos lugares.29

Colombia registra casi un centenar de conflictos socioecológicos activos y muchos más latentes. La raíz de las luchas se vincula mayoritariamente a la minería con el derecho al agua como principal reivindicación. Comunidades afectadas por la minería en su zona se miran en el caso de El Cerrejón, una de las mayores minas de carbón a cielo abierto del mundo operada por Anglo American, BHP Billiton y Xtrata, situada en La Guajira, en el noreste del país. En sus cuatro décadas de operación no se han producido mejoras notables en las condiciones de vida de la población; al contrario, la alta demanda de agua que precisa la mina deja a la población con mínimos recursos para el consumo, un promedio de 0,7 litros de agua no tratada por persona y día, muy por debajo de la recomendación de la ONU (50-100 litros de agua/día),30 ilustrando uno de los casos de injusticia hídrica más flagrantes. La amenaza se multiplica ante las intenciones de la compañía de aumentar su explotación de 33 millones de ton/año a 40 millones. En otros lugares como el municipio de Tasco, en el departamento de Boyacá, el suministro de agua procede del Páramo de Pisba, un ecosistema muy frágil esencial en el ciclo hidrológico integral. Y es allí donde el Gobierno ha otorgado una concesión minera para actividades que podrían alterar todo el ciclo de «producción» del agua. Un caso similar se produjo en 2012 en el páramo de Santurbán, donde la población organizó una intensa movilización. La multiplicación meteórica de emprendimientos mineros por todo el país amenaza con agravar los casos de estrés hídrico.

Otro de los vectores de la resistencia se aglutina en torno a la defensa del territorio y es protagonizado principalmente por las comunidades indígenas y afrocolombianas. Aunque la población indígena apenas alcanza el 4%, tiene reconocida la gestión y propiedad colectiva sobre el 27% del territorio colombiano. Y es allí donde se dirige el interés de las empresas extractivas. El Convenio 169 de la OIT reconoce a los pueblos indígenas el derecho a la consulta previa sobre las actividades de terceros en sus territorios, incluido el subsuelo; aunque no es vinculante ni tiene poder legal sí ofrece una herramienta de legitimidad. Sin embargo, la locomotora minero-energética pasa por encima de estos derechos e ignora el resultado de las consultas cuando no coinciden con los deseos de los inversores.

La resistencia a los proyectos extractivos en Colombia se nutre de numerosos colectivos de muy diversa procedencia y fisonomía, desde grupos de afectados de nuevo cuño a organizaciones de la sociedad civil con larga trayectoria. Estos movimientos actúan en un contexto donde resulta compleja y peligrosa la movilización colectiva: se topan con altos niveles de violencia y una fuerte criminalización de la protesta, después de décadas de represión y «guerra sucia» contra la sociedad civil. A pesar de ello, estos colectivos presentan una capacidad de organización, articulación y movilización elevada.

Perú

La minería a gran escala ha venido ganando peso en el país desde comienzos del siglo XXI.31 De forma similar a Colombia, las condiciones favorables a la inversión minera creadas por el presidente Alan García fueron aprovechadas por su sucesor, Ollanta Humala. A partir de 2012, se inició un nuevo ciclo de expansión de la extracción minera, etapa en la que se registró un aumento exponencial de los proyectos, la ampliación de los existentes y su dispersión geográfica, penetrando con fuerza en la región sur del país. En conjunto, alrededor de un 20% del territorio nacional es objeto de concesión minera. 32 Sin embargo, no se registran mejoras sensibles de las condiciones de vida de la población. Pese a la mejora económica, el índice de pobreza nacional y las brechas sociales se mantienen prácticamente sin variación, mientras empeora la calidad o disponibilidad de los medios materiales para la subsistencia entre la población.

Perú es el país latinoamericano —y posiblemente del mundo— con mayor número de conflictos socioecológicos activos. La intensificación del extractivismo minero ha corrido paralela a la multiplicación de los conflictos socioecológicos: actualmente se registran más de 200 conflictos sociales,33 de los cuales hay más de un centenar de conflictos socioecológicos activos,34 la mayoría vinculados a la minería. El conflicto de Conga o, más recientemente, el de la mina Tía María, situó a Perú en el epicentro mundial de los conflictos mineros. A medida que se amplía la frontera extractiva a nuevos espacios, se observa un desplazamiento geográfico de los enfrentamientos hacia el sur del país, especialmente a los departamentos de Apurímac, Cusco, Puno y Ayacucho. Apurímac —con el 70% del territorio concesionado a la minería— y Arequipa —con casi el 50%— son regiones recién incorporadas a la extracción minera y lugares de conflicto continuado. Otro tanto ocurre en Ancash —con el 58% del territorio sujeto a concesión— y Moquegua —con el 71%.35 Con una fuerte protesta frente a la minería, los ejes de las luchas se articulan principalmente en torno a la defensa del territorio y el acceso al agua; en menor medida, debido al incumplimiento de los compromisos asumidos por las empresas y las autoridades nacionales; y a la creciente minería «informal», que genera conflictos intracomunitarios.

Por su parte, la Amazonia peruana presenta un caso de fuerte «lotización» —en alusión a los lotes de extracción adjudicados a las empresas extractivas— de concesiones petroleras. Más del 72% del territorio está sujeto a concesión, y la mitad de las concesiones afectan a espacios don-de antes nunca hubo actividad extractiva. Solo un 16% del territorio de la Amazonia peruana nunca ha tenido en un momento u otro un bloque petrolero.36

El presidente Humala ha visto caer en picado su popularidad a consecuencia en buena medida de su política minera. Si durante su campaña electoral Humala se pronunció en defensa de las lagunas de Conga y contra el extractivismo minero, su posición se revirtió una vez alcanzada la presidencia. Los grupos que protestan contra los impactos de la minería y que dieron su voto al actual presidente se sintieron traicionados, lo que derivó en su desafección. Lejos de replantearse el modelo extractivo o atender las reivindicaciones populares, el Gobierno peruano planea continuar impulsando el modelo extractivista con las mismas reglas del juego. La inversión minera seguirá en ascenso hasta, al menos, 2016, con la apertura de nuevos proyectos y la intensificación de los actuales, lo que augura un aumento de la conflictividad socioecológica en el país.

Fracking

El encarecimiento del precio por el agotamiento de los yacimientos más accesibles de hidrocarburos y el inicio del «pico del petróleo» han desatado en muchos países una ansiada independencia energética que se intenta resolver a través de la extracción de recursos fósiles de difícil acceso. Son los llamados «recursos no convencionales»: gas de esquisto, gas de pizarra, gas de lutitas (shale gas), gas de lecho de carbón y arenas bituminosas, entre otros.

 

   Dados los bajos precios del petróleo y las dificultades que implica su extracción, hasta ahora resultaban menos rentables, pero el desarrollo de nuevas tecnologías, el nivel de altos precios y la creciente demanda de energía, hace ahora atractiva la extracción de hidrocarburos de las arenas bituminosas, de aguas ultraprofundas o del subsuelo a través del fracking. La exploración de recursos no convencionales en cualquier lugar y el desarrollo de la tecnología está intensificando el extractivismo en el Norte. El fracking se extendió con rapidez a partir de los años ochenta primeramente en EEUU, desde donde se expandió a Australia y Europa; en Canadá se ha implantado la extracción de petróleo de las arenas bituminosas; y en España recientemente Repsol realizó prospecciones en 2014 en el subsuelo marino de Canarias, aunque tras varias semanas abandonó el proyecto. La obtención de hidrocarburos mediante fracking sintetiza la lógica que alimenta el modelo energético actual: extracción a (casi) cualquier precio, allí donde se encuentre.

    El fracking, o fractura hidráulica, literalmente revienta las rocas entre las que quedó atrapado el petróleo o el gas pizarra, gas de esquisto y gas de lutitas inyectando a gran profundidad una mezcla de agua a presión con arena y una mezcla de centenares de sustancias químicas. Requiere la perforación vertical de varios pozos bastante próximos37 que avanzan en horizontal hasta alcanzar la capa de gas. Los pozos se conectan en la superficie y producen en paralelo, aunque su vida suele ser bastante breve, de unos 5 o 6 años. Cada fracturación hidráulica utiliza entre 4 y 30 millones de litros de agua, y la operación de inyección puede repetirse varias veces a lo largo de la vida de un pozo. La fractura hidráulica necesita vastos espacios para sus operaciones, a menudo con alto valor ecológico, acaparando para este fin territorios rurales y de bosque que acabarán desechados en poco más de un lustro.

En los lugares de más larga experiencia operativa del fracking se han ido confirmando algunas de las sospechas de los riesgos que implica esta técnica. Entre ellos figura el peligro de explosiones o escapes durante la perforación, la contaminación de acuíferos subterráneos y en superficie por el reflujo del agua inyectada, el riesgo de accidente por el tránsito de camiones con químicos, la contaminación del aire y el aumento del efecto invernadero, dado que las perforaciones liberan gas metano, más potente para el calentamiento global que el CO2. El almacenamiento del agua utilizada en las operaciones constituye un problema importante por las exigencias logísticas, ya que es agua muy contaminada. Actualmente se está almacenando en depósitos subterráneos, lo que aumenta el riesgo de que acaben produciéndose filtraciones y contaminando bolsas de agua potable. Análisis realizados en EEUU por la Agencia de Protección Medioambiental mostraron que acuíferos cercanos a plataformas de fracking presentaban contaminación, con elevados niveles de sustancias químicas, incluido benzeno, altamente cancerígeno.38 Igualmente, se ha observado un aumento de los seísmos en zonas de fracking generado por la desestabilización geológica ocasionada por las fracturas. La irrupción de esta técnica en el entorno rural supone la destrucción de un modo de vida que ha conservado sabidurías ancestrales y actividades económicas en diálogo con los ecosistemas, como agricultura, ganadería y turismo, que será difícil de recuperar tras su paso.

La UE renunció a prohibir el fracking de forma global en su territorio y ha dejado en manos de cada Estado decidir sobre el asunto. En una sesión de la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo en mayo de 2015, 17 de los 28 miembros de la UE se mantuvieron en contra del fracking, pero 11 accedieron a la utilización de esta técnica en sus territorios.39 Existe una enorme división entre los partidarios y opositores a esta técnica en el marco europeo, sin que todavía se vislumbre hacia dónde se inclinará la balanza. Por todo ello, movimientos ciudadanos, corporaciones municipales y parlamentos regionales han coincidido en movilizarse contra el fracking —el llamado fracktivismo— y, en el caso institucional, legislar moratorias o prohibiciones. Además, empiezan a aparecer plataformas transnacionales de coordinación de luchas como Global Frackdown,40 una web impulsada por Food and WaterWatch, o Frackwire.41

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Pulso en torno al fracking en el Estado español

Los proyectos exploratorios de fracking se han extendido de forma subrepticia en la segunda década del siglo XXI por el territorio español movidos por la promesa de una alta rentabilidad empresarial. Se ubican, sobre todo, en la cornisa cantábrica y provincias o comunidades autónomas próximas al interior (Burgos, Palencia, Navarra y La Rioja), pero también existen proyectos en Jaén, Córdoba, Murcia y Albacete, zonas especialmente sensibles por su baja pluviosidad y con una disponibilidad de agua muy limitada. Todas ellas son áreas de cierta marginalidad u olvidadas de los planes estatales. En 2014 se contabilizaban más de 120 licencias de exploración concedidas o en trámite.42

   La fractura hidráulica ha generado un recelo inicial que se ha convertido en abierto rechazo entre las comunidades afectadas y otros colectivos concienciados a medida que se han ido conociendo y experimentando los impactos ecológicos y sociales de esta técnica. Los proyectos se han realizado con gran secretismo, lo que, si cabe, puso más en guardia a ayuntamientos, mancomunidades, juntas vecinales y organizaciones ecologistas. En junio de 2011, comenzó a gestarse en Cantabria un movimiento ciudadano que se ha reproducido en el País Vasco, Burgos, Palencia, Navarra y La Rioja. Más de 450 municipios de todas las opciones políticas43 y varios Parlamentos autonómicos (Cantabria, Navarra y La Rioja, entre otros) se declararon en contra el fracking en sus territorios, mientras que Andalucía, Galicia, Aragón y Cataluña votaron una moratoria.

   A la vista de que la oposición al fracking se extendía por las comunidades autónomas, el Gobierno respondió por la vía legislativa y judicial. El Tribunal Supremo se pronunció en diciembre de 2014 en contra de que los municipios realizaran referéndums en torno al fracking, cerrando el paso a esta vía. Por su parte, el Tribunal Constitucional falló en contra de las legislaciones de los parlamentos autonómicos que se oponían a la fractura hidráulica, lo que dejó sin efecto las legislaciones de Cantabria, Navarra y La Rioja. A la vista de esta situación, Cataluña adoptó otra vía: amparar su moratoria en competencias de urbanismo para rechazar licencias de fracking en terrenos no urbanizables. Esta fue la estrategia seguida por la Iniciativa Legislativa Popular remitida al Parlamento Vasco. El texto aprobado por todos los partidos, excepto PNV y la abstención de UPyD, prohíbe el fracking en su territorio a través del endurecimiento de la legislación medioambiental del suelo y del agua.

El fracking presenta suficientes recovecos e implicaciones como para que la oposición o apertura no se identifique nítidamente con partidos políticos. Por ejemplo, los Parlamentos de Castilla y León, Galicia y Comunidad Valenciana y las diputaciones provinciales de Valladolid, Burgos, Castellón y Valencia —donde el PP tenía mayoría— rechazaron iniciativas de fracking.44

   El Gobierno ha tratado de crear una actitud favorable al fracking ofreciendo incen- tivos económicos a municipios y propietarios particulares. La organización Ecologistas en Acción advierte que tales incentivos se aplicarían en la fase de explotación y que ni mucho menos serviría para cubrir el deterioro ambiental o los daños a la salud que potencialmente puede acarrear el fracking .

   En esta guerra soterrada, el Defensor del Pueblo pidió en febrero de 2015 que se evaluaran los efectos del fracking sobre la salud, pero se topó con una gran opacidad dentro de la propia Administración, según recoge esta entidad en su informe anual
2014.

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Acaparamiento de tierras

Aunque el territorio ha constituido un bien clásico en torno al que se han generado disputas y conflictos, el fenómeno identificado como acaparamiento de tierras45 empieza a hacerse visible a partir de 2007 en el contexto del alza global del precio de los alimentos. En la primera década del siglo XXI, elevadas extensiones de terreno cambiaron de manos sin que mediara conquista o conflicto; esta vez, el procedimiento adoptó la forma de transacciones comerciales de compra o alquiler que legalizaban las transferencias. Las tierras que han cambiado de manos en menos de una década superan los 227 millones de hectáreas,46 aunque conviene tener en cuenta que las cifras varían sensiblemente en función de las fuentes. Sí existe consenso respecto a lo que se considera acaparamiento de tierras: aquellas operaciones superiores a 200 hectáreas —o al doble de la extensión media de las tierras en propiedad, en función del contexto nacional—, criterio que ha elaborado la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra y Land Matrix.

Para Saskia Sassen, el acaparamiento de tierras hunde sus raíces en los programas de ajuste estructural del FMI y Banco Mundial aplicados en los años ochenta en muchos países del Sur global, junto a la eliminación de barreras comerciales en las dos décadas siguientes a medida que avanzaba la globalización económica neoliberal. «El resultado fue una combinación de obligaciones y demandas que tuvo el efecto de disciplinar a gobiernos que todavía no estaban plenamente integrados al régimen de la libertad de comercio y las fronteras abiertas […] El objetivo era la obediencia a lo que por entonces era un incipiente cuerpo de reglas y condicionalidades».47 El resultado fue la incorporación de nuevos países sometidos por la deuda externa a los circuitos de producción y de generación de ganancia en el capitalismo tardío.

Daniel y Mittal definen el acaparamiento de tierras como «la compra y leasing de amplios espacios de terreno por parte de naciones más ricas y alimentariamente inseguras y por inversores privados principalmente de países en desarrollo para cultivar cosechas para la exportación».48 El fenómeno, sin embargo, excede los proyectos agroindustriales, y se entrecruza con otras dimensiones de la crisis multidimensional contemporánea, tal como proponemos a continuación:

1. Crisis energética. El fin del petróleo barato ha disparado el intento de sustituirlo con agrocombustibles, que se presentan como un nuevo nicho de negocio, en busca de la seguridad energética. Ello ha provocado la proliferación de grandes plantaciones para agrocombustibles: soja, palma aceitera, colza o jatrofa destinadas a convertirse en biodiesel, y de caña de azúcar, maíz, remolacha o trigo para etanol.

2. Crisis climática. Tanto el «cultivo» de bosques para combatir el cambio climático como la creación de zonas de conservación ha dado lugar a lo que se ha denominado el «acaparamiento verde», que hace referencia al uso de tierras y recursos naturales con fines de conservación (pseudo)ambiental. Se relaciona con la aparición de los mecanismos REDD (Reducción de Emisiones de la Deforestación y Degradación de los bosques), dirigidos a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, pero con los que se ha creado un nuevo mercado: el de emisiones. Varios estudios apuntan que los proyectos de secuestro de carbono y los actuales intercambios pueden servir de incentivo a diferentes formas de desposesión de tierras.49 Por ejemplo, algunas ONG —como World Land Trust, Cool Earth y Wild Lands— han comprado cientos de miles de hectáreas en todo el mundo supuestamente vacías con fines de conservación.

3. Crisis financiera. Al desaparecer distintos productos de inversión con el colapso del mercado inmobiliario en la crisis financiera de 2007, los capitales huyeron hacia inversiones más seguras como la tierra y los mercados de materias primas, entre ellas, alimentos básicos como los cereales, y se crearon nuevos instrumentos financieros que reducían los riesgos del mercado. Fondos de pensiones y agentes financieros gestionan una cartera de productos de inversión que incluye de forma creciente la compra de tierras en el exterior. La mercantilización de la tierra, como observó Polanyi, constituye una excepcionalidad en la historia humana (pero no del capitalismo) que tiene implicaciones de largo alcance, como veremos más adelante.50

4. Crisis de los alimentos. Como se mencionaba en el anterior apartado, las crisis alimentarias de 2008 y 2011 estuvieron muy relacionadas con el aumento especulativo del precio de las principales cosechas de cereales en el mundo. En el mercado de futuros, los especuladores juegan con la diferencia esperada entre el precio de demanda y oferta, entre lo que se deseará consumir y la producción real, lo que lleva a un aumento de los precios de los alimentos cuando lo que se comercia son cosechas de cereales.51

La crisis de los alimentos también presenta estrechos lazos con el despojo de tierras y su conversión en proyectos de agricultura industrial. En unos casos obedece a la percepción de una futura escasez de alimentos: países con elevada población (como Corea del Sur y China) y otros con territorios desérticos (como los países del Golfo Pérsico) están capturando tierra en terceros países y deslocalizando la producción de alimentos para sus poblaciones. Otro fenómeno relacionado es la creciente carnivorización de nuestras dietas y la extensión del consumo de carne a más grupos sociales en más países, lo que requiere más cosechas de soja, maíz para alimentar al ganado, y más territorio dedicado a este fin. La expansión de la frontera agroindustrial implica la destrucción de ecosistemas y su red de relaciones. Las grandes plantaciones de monocultivos para la exportación implican una pérdida de la biodiversidad, y causa la contaminación y el agotamiento de los suelos por el uso de agrotóxicos.

Por otra parte, en los últimos años están proliferando las cosechas flexibles, cultivos que pueden destinarse a alimento humano, pienso animal o combustible según los precios de los mercados globales y que permiten la «diversificación con una misma cosecha»:52 se vende como azúcar cuando el precio del etanol está bajo, y como etanol cuando baja el precio del azúcar. Igual ocurre con el aceite de palma, maíz y otros productos, asegurando la ganancia de los inversionistas.

5. Expansión descontrolada de infraestructuras. La explotación de recursos naturales en los lugares más recónditos ha incentivado la construcción de grandes infraestructuras para conectar los lugares de extracción a las áreas metropolitanas y mercados globales. Financiadas por los bancos de desarrollo regionales, FMI y Banco Mundial, se están construyendo grandes corredores a través de África, Asia y América Latina destinados a servir como súper autopistas para el acceso y transporte de los bienes naturales. Por otro lado, están proliferando las «Zonas de Desarrollo Económico», ZED por sus siglas en inglés, verdaderas economías de enclave en los países emergentes de China, India y África, y que generan nuevos acaparamientos de tierra. Junto a ellas, en las áreas periurbanas, se están construyendo complejos comerciales e industriales y zonas residenciales en una acelerada urbanización que da lugar a graves conflictos territoriales.

6. Expansión de instalaciones extractivas. El acceso a los ansiados materiales y energía implica la construcción de infraestructuras de explotación, que precisa de espacios concretos donde ubicarse. La multiplicación de minas, pozos petroleros, incluso represas, supone el acaparamiento de numerosas tierras. Muy lejos de la retórica del desarrollo, el acaparamiento de tierras puede dar lugar a territorios devastados por la minería y la extracción de hidrocarburos, el cambio de uso del suelo y la sustitución de bosques originarios. Se ha constatado un aumento de enfermedades cancerígenas, de piel y desórdenes digestivos en las zonas cercanas a las áreas de mono- cultivos industriales y explotaciones petroleras y mineras. Con la tierra se acapara también el agua y todos los recursos existentes en el territorio (bosques, fauna, flora y riquezas del subsuelo). El agua es un componente esencial en muchas de las actividades productivas, y especialmente apreciada en los acuerdos de tierras. Tanto los monocultivos de exportación como los proyectos mineros necesitan gran cantidad de agua. Sin embargo, este elemento no está incluido en las transacciones, y el uso de las actividades productivas se detrae del suministro para la población local. Además, cuando se exportan esas cosechas también se exporta el «agua virtual» que llevan incorporada a lo largo de su cultivo.

El acaparamiento de tierras tampoco se corresponde con el tradicional esquema de corte colonial de transacciones de compañías extranjeras del Norte, que se apropian de tierra en el Sur. Actualmente, los consorcios inversores se presentan en distintos formatos de relaciones entre Norte y Sur: en unas ocasiones se trata de alianzas Sur-Sur; en otras, se trata de iniciativas Norte-Sur; 53 y en casi todos los casos existen vínculos con las elites locales y nacionales de los países anfitriones. El amplio abanico de los países de procedencia de los inversores, en consonancia con reciente reconfiguración del poder global, queda ilustrado en la Tabla 1. Se observa, además, una rápida diversificación de los agentes de inversión: compañías nacionales y transnacionales, bancos, compañías de inversión, fondos de pensiones, hedge funds, ministerios, empresas estatales, fondos soberanos, instituciones gubernamentales e individuos de las elites locales.

   África constituye uno de los destinos favoritos de los inversionistas. La mitad de las grandes compras se localizan en África subsahariana, y las transacciones allí suelen tener mayor extensión. Gambela, en Etiopía, es uno de los casos de acaparamiento más extremos: la mitad de la tierra cultivable de la región ha pasado a manos privadas de inversores de India y Arabia Saudí para la producción de alimentos. La paradoja es que buena parte de la población etíope sufre hambre de forma recurrente y depende de la ayuda humanitaria.54

    Más allá del continente africano, los últimos datos de Land Matrix recogen una diversificación de los destinos de las transacciones en tierras que, lejos de resultar tranquilizadora, apunta a la profundización y ampliación de este fenómeno por todo el mundo, incluida la Europa del este, la ex URSS, Indonesia y Papúa Nueva Guinea.

El argumento utilizado para las transacciones en África es que se trata de tierras baldías de baja productividad, aunque a menudo son las mejores tierras, con larga tradición de cultivo por las comunidades campesinas locales.

El proceso de despojo se facilita por el hecho de que en el Sur global los campesinos tienen derechos consuetudinarios sobre las tierras, pero raramente disponen títulos de propiedad; en muchos casos se trata de tierras de uso comunitario donde la propiedad corresponde al Estado, que decide la transacción. Por su parte, en el antiguo bloque comunista los acuerdos de tierras se efectúan sobre las antiguas grandes granjas pertenecientes a planes centralizados de la época soviética. En todos los casos, los acuerdos de tierras se producen en países con carencias institucionales importantes, que ofrecen resquicios para la instalación de los inversores en las mejores condiciones.

    El acaparamiento de tierras provoca impactos de largo aliento, dado que implican la privatización de bienes comunes dedicados a la producción campesina de subsistencia y terrenos de uso comunitario. La pérdida del principal recurso de producción, la tierra, en poblaciones campesinas y la privatización de los bosques y fuentes de agua equivale, no solo al despojo, sino a la eliminación del principal medio de subsistencia y la pérdida de la soberanía alimentaria de millones de personas. Se genera así, una cadena de expulsiones, desplazamiento y desestructuración de economías tradicionales campesinas e indígenas. En la práctica, la expulsión equivale a una descampesinización del entorno rural, lo que implica la pérdida de modos de vida sostenibles y saberes ancestrales sobre los usos de la tierra y del agua, manejo de bienes comunes, formas de organización social y un entendimiento de la vida comunitaria.55 Como recuerda el movimiento mundial de agricultores La Vía Campesina, todavía hoy son los campesinos los que cultivan la mayor parte de la comida que nos alimenta. La destrucción del campesinado podría terminar con esta realidad. De hecho, la importación de alimentos básicos en países exportadores de cosechas agroindustriales, que tradicionalmente cubrían sus necesidades alimentarias, apunta en esta dirección.

   El proceso del acaparamiento de tierras, sin embargo, no está ocurriendo sin resistencia, aunque, por la dispersión de las microexpulsiones, la hasta ahora baja organización de los afectados y cuestiones de poder en agentes fragmentados, alcancen menor eco que las protestas vinculadas al extractivismo minero. La aparición de plataformas globales como La Vía Campesina indica un cambio de tendencia en la articulación de los afectados por el acaparamiento de tierras.

Conflictos socioecológicos: la democracia amenazada

Existe un vínculo entre proyectos extractivistas, desposesión, pérdida de derechos y déficit democrático. Este se plasma a través de dos vías: la ausencia de información y de transparencia sobre los proyectos en torno a bienes naturales; y la inexistencia de mecanismos reales de participación para decidir colectivamente sobre tales proyectos.

Los conflictos socioecológicos se configuran como tales al contraponerse visiones e intereses enfrentados sobre el reparto de costes y beneficios de acceso, uso y gestión de bienes naturales, y cuyas diferencias no se logran despejar a través del diálogo, o este ni siquiera se establece. Estas pugnas pueden contener como trasfondo relatos alternativos sobre el desarrollo y la buena vida, el reparto de bienes básicos y los mecanismos adecuados para tomar las decisiones al respecto. La imposición de proyectos de «desarrollo», muchos de ellos vinculados al modelo extractivo contra la voluntad expresa de sus poblaciones —que a menudo ni siquiera son consultadas— o la implantación de proyectos por la «puerta de atrás», ignora los principios participativos y de toma colectiva de decisiones que acompaña a los procesos democráticos. Si bien la imposición puede ser legal, carece de la legitimidad social necesaria en una democracia saludable. Al permitir e incluso alentar y colaborar con la implantación del modelo desarrollista, el Estado se desentiende de una parte fundamental de su cometido, garantizar los derechos y el bienestar de la ciudadanía, en lo que constituye una clara dejación selectiva de funciones.

La desposesión en el momento actual puede adoptar rasgos extremos: más allá de la exclusión, se convierte en expulsión, esto es, la completa desposesión. Esta situación puede ser radical y definitiva, como ocurre en la destrucción de los territorios que se convierten en tierras y aguas muertas y en el despojo de tierras y pérdida de los medios de subsistencia en el caso de las personas expulsadas.

En contra del argumentario de win-win,56 o beneficio para todas las partes, que utilizan los impulsores de los proyectos desarrollistas y extractivos, en los conflictos socioecológicos hay ganadores y perdedores, y una distribución de beneficios y costes asumidos de forma desigual. El extractivismo —como exponente del modelo de desarrollo capitalista occidental y pieza fundamental del mecanismo de acumulación de capital— agudiza las desigualdades, no solo en lo que concierne a los ingresos, sino en lo referido al reparto de costes ecológicos y sociales asociados a su actividad y a la pérdida de derechos. Las desigualdades se reproducen en el ámbito geográfico entre regiones del mundo y en el interior de los estados en las distintas escalas geográficas, pero también entre grupos sociales.

La profundización de las desigualdades cuestiona el discurso oficial del desarrollo y pone en entredicho la aspiración de la ciudadanía de justicia ambiental y económica al alimentar mecanismos extremadamente asimétricos. Como señala el Observatorio de Conflictos Mineros en América Latina (OCMAL), «parte de los ingresos obtenidos [en el extractivismo] se destina también a bonos que permiten sostener la desigualdad social y aparentar menores índices de pobreza. En ambos casos la conservación y protección ambiental, el buen vivir y el amor a la pacha mama no son más que consignas vacías de contenido, y más aún, de acción consecuente».57

La entrada de enormes inversiones en países con estructuras débiles —como destaca en el caso de África— o con una gobernabilidad inestable a través del extractivismo fomenta la expansión de la corrupción, el clientelismo, el tráfico de influencias y la suplantación corporativa de funciones estatales a través de la provisión de servicios sociales o de dotación de infraestructuras.

La intensificación del extractivismo está implicando la reforma de las leyes nacionales para acomodar la presencia de las transnacionales extractivas a costa de debilitar la normativa ambiental vigente, erosionar los derechos laborales, y relajar las condiciones para otorgar concesiones y, en general, a la inversión extranjera. Estos cambios se inscriben en una «Gran Involución»58 promovida por el neoliberalismo que se manifiesta, entre otras, en la dimensión jurídica. Si en un primer momento el neoliberalismo supuso la desregulación de las normas que mantenían embridado al capitalismo, en una fase posterior le ha producido una re-regulación de signo ultraliberal.

La arquitectura jurídica neoliberal constituye un nuevo orden legal global, la lex mercatoria, que favorece al poder corporativo y penaliza a los estados, a su ciudadanía y a la biosfera.59 Como parte de esta nueva legalidad, y bajo el paraguas de la Organización Mundial de Comercio, se crea un entorno híper favorable a la entrada de capital extranjero en condiciones muy ventajosas para los inversores. Implica acuerdos comerciales regionales y bilaterales que ahondan las desigualdades entre territorios en base a una utilización perversa del principio de igualdad, lo que supone, en palabras de un activista, «que los tiburones y las sardinas sean tratados en igualdad de condiciones».60 Toda esta arquitectura está coronada por un Mecanismo de Arreglo de Disputas que da a las corporaciones transnacionales la capacidad de demandar a los estados, no ya por pérdidas ocasionadas por la aprobación de determinadas políticas nacionales, sino por hipotéticos daños comerciales que podrían generarse en el futuro. Se trata de un mecanismo privado gestionado por árbitros internacionales, generalmente grandes firmas de abogados, que pueden actuar como juez y parte en las disputas entre Estados y transnacionales, según se pongan el sombrero de árbitros o el de abogados de esas mismas corporaciones. Si la transnacional gana, recibe compensaciones; si el Estado gana, no recibe compensaciones y en cualquier caso, tiene que asumir los costes legales.

A nivel nacional, distintos países del Sur global han realizado cambios legislativos para adaptarse a la nueva arquitectura legal. En América Latina, Perú ha realizado una profunda revisión de sus normas legales relativas a las concesiones mineras, que suavizan los trámites para los inversores y aligeran las exigencias medioambientales, cediendo a la presión del lobby empresarial minero y a sus acusaciones de la supuesta «permisiología» del Estado, con la que critican el exceso de trámites y permisos para las concesiones mineras. En 2014, la legislación peruana recibió seis nuevos instrumentos legales en materia minera, incluida la ley conocida como el «paquetazo ambiental», que se suma al ya aprobado en junio de 2013. En conjunto, facilitan la inversión con nuevas medidas tributarias, regulación ambiental más laxa y titulación de tierras y registros públicos suavizados, entre otras medidas.61 Ante la irrupción de la protesta social que recorre el país, el Gobierno respondió en 2013 con la aprobación de leyes de impunidad en caso de agresiones y muertes causadas por las fuerzas de seguridad en la represión de manifestaciones contra el extractivismo,62 mientras que en el plano del trabajo, se habían reducido «los sobrecostos laborales».63 Ecuador y Bolivia64 han seguido esta dinámica, protegiendo las instalaciones mineras frente a la protesta popular.

En Colombia se viene produciendo una mejora del clima para las empresas extractivas —como vimos, no siempre por métodos legítimos o legales—, en detrimento de los derechos sociales y medioambientales. Una de las últimas reformas para favorecer al sector minero tuvo lugar en octubre de 2014 (Decreto 2041), denominado en Colombia como «el decreto de las licencias exprés», ya que comprime los plazos para las actuaciones sobre el Diagnóstico Ambiental de Alternativas y se condiciona a la autoridad ambiental a aprobar de forma inmediata el acto administrativo de inicio de trámite de la licencia al momento de completar los requisitos del solicitante, sin dar tiempo a examinar la documentación presentada. Además de las licencias ambientales globales requeridas para proyectos mineros y de hidrocarburos, las empresas solo necesitan presentar un Plan de Manejo Ambiental para iniciar las operaciones inmediatamente, sin necesidad de tener que esperar a que las autoridades ambientales den su aprobación. Este último punto resulta especialmente preocupante, ya que abre el camino a proyectos de fracking, que podrían iniciarse con trámites mínimos. En distintos estados africanos se han dado ajustes similares, tal como analiza Bonnie Campbell.65

Tanto la arquitectura de leyes regresivas para los derechos de la ciudadanía como la imposición de proyectos sin mediar debate social o consulta a las comunidades afectadas, ponen de manifiesto el desarrollo en distintas direcciones de dimensiones que comprometen el ejercicio de la democracia. Desde los gobiernos y el poder corporativo, las resistencias se interpretan en términos de orden público, o, en el mejor de los casos, como amenazas a las previsiones de negocio y obstáculos a los planes de desarrollo. Existe la tendencia a invisibilizar los espacios de contestación, negando el disenso. Así, el «capitalismo de rapiña» se confabula con la criminalización de la protesta y genera prácticas pro- fundamente antidemocráticas. Las demandas de los grupos en resistencia revelan las fallas del enfoque extractivista: reivindican la participación en los procesos de decisión y el respeto a las identidades y al territorio. Lo que exigen es la profundización de los mecanismos democráticos, que incluyen el derecho a oponerse a proyectos que alteran sensiblemente las condiciones de vida de la población y de las generaciones futuras
en un espacio dado.

Conflictividad socioecológica y resolución de conflictos

La oleada de protesta y resistencia apunta a un escenario de conflictividad creciente por el acceso a los bienes naturales o los costes del «desarrollo» en las próximas décadas. Michael T. Klare, especialista en seguridad y recursos energéticos y minerales, no duda de que la sed de materias primas traerá más competencia entre naciones y bloques regionales, pero también entre individuos, con disputas entre foráneos y nativos, con sus implicaciones de xenofobia, o enfrentamientos entre ricos y pobres;66 a ello se podrían añadir los posibles conflictos por el acceso a bienes naturales entre distintos grupos de pobres.

A la vista de las actuales dinámicas globales de despojo y expulsión, si no se produce un giro significativo, podemos esperar la intensificación de estos conflictos en las décadas venideras, con más imposición forzada de decisiones y posiblemente con más soluciones de corte autoritario, es decir, determinadas por la descarnada capacidad adquisitiva, que en unas situaciones de recursos menguantes supondría la privación de bienes básicos a quien no pueda pagarlos. Alternativamente, existen otras vías para abordar los desacuerdos y los conflictos socioecológicos que nos alejan de un panorama de alta conflictividad. Sea cual sea el escenario, en ese mundo complejo y altamente inestable al que nos dirigimos, resulta urgente reflexionar sobre otros modos de resolver los conflictos que puedan satisfacer las demandas y necesidades de las distintas partes de modo participativo con justicia y equidad, respetando la sostenibilidad.

Una de las propuestas para la resolución pacífica de conflictos socioecológicos se basa en las herramientas para afrontar las violaciones de derechos humanos. Carlos Martín Beristain67 propone abordar la resolución de estas pugnas desde el enfoque de los derechos, haciendo uso del mecanismo sobre Verdad, Justicia y Reparación, y en concreto del derecho de reparación. El derecho a la reparación ofrece una nueva perspectiva de los derechos —a través de los principios de integralidad, proporcionalidad, jerarquía, participación y prevención—68 e incluye la garantía de no repetición, algo que desactiva completamente la recurrencia de un nuevo conflicto por esa causa. También amplía el marco del problema y visibiliza los impactos ocultos.

Por su parte, la experiencia de más de medio siglo de los estudios para la paz y las herramientas de resolución de conflictos pueden ofrecer claves provechosas para trascender los conflictos socioecológicos. Existen dos vías de abordaje pacífico: las formales (judicial, administrativa o mecanismos consuetudinarios); y aquellas que más se identifican con la resolución de conflictos, las informales o vías alternativas (negociación, mediación, conciliación, arbitraje, facilitación y ombudsman).69 En paralelo, está la siempre presente vía de la fuerza o versiones más sutiles (a través de la coerción; coacción; cooptación, persuasión e inducción).70 Existe abundante literatura sobre las técnicas de resolución de conflictos.71 Desde aquí nos limitaremos a avanzar algunas condiciones previas al establecimiento de los primeros contactos y una propuesta.

Por lo general, se suele emplear un enfoque pragmático de la resolución de conflictos,72 centrado en la gestión muy acotada caso a caso, o el manejo de las disputas a escala local. En contraste, existen enfoques con una mirada más estructural que parecen más adecuados para abordar la conflictividad ecosocial dada su naturaleza multinivel y de amplio espectro.

En primer lugar, es necesario incluir en la ecuación la cuestión del poder y de la desigualdad de peso entre los agentes del conflicto. Ante la oleada de conflictividad ecosocial, estados y corporaciones están reinterpretando los mecanismos de resolución de conflictos en clave utilitarista para buscar la legitimidad de la que carecen los proyectos. Desde esta visión, se pretende despejar el camino del negocio extractivo ofreciendo compensaciones monetarias a las comunidades a cambio de cubrir necesidades básicas y ofrecer bienes naturales no renovables. Además, con estructuras estatales descentralizadas en muchos países, las transnacionales negocian directamente con gobiernos locales, menos poderosos y más fáciles de seducir. En otras ocasiones, las empresas han respondido a los numerosos impactos negativos con compromisos débiles y códigos corporativos voluntarios, que no logran un verdadero abordaje de las causas de los conflictos socioecológicos. Mientras el reconocimiento de las desigualdades de partida no se incorpore en la mesa de negociación, no podrá haber un verdadero debate sobre las diferencias, ya que el diálogo no puede producirse en una situación de gran asimetría de poder. Como resulta claro, las estrategias de resolución de conflictos, por útiles que resulten, no transforman el balance de poder. Resulta crucial un cierto reequilibrio previo a la negociación, y en este sentido se abundará posteriormente en la propuesta.

En segundo término, además de los objetivos contrapuestos de las partes, resultan, de nuevo, relevantes los distintos lenguajes de valoración. En un conflicto se ponen en juego posiciones —lo que los agentes dicen que quieren—, intereses —lo que realmente quieren— y necesidades —lo que requieren, a menudo subyacente y que no se muestra. Las posiciones son fácilmente mutables; los intereses pueden moldearse para que encajen en una solución mutuamente satisfactoria. Por su parte, las necesidades no pueden ser negociadas y, por ello, ni siquiera deben ser objeto de negociación. La resolución del conflicto se basa en el reconocimiento entre las partes y la consideración de las necesidades y las reivindicaciones. Si la pugna se enfoca únicamente en términos crematísticos, difícilmente podrá abordarse el conflicto en toda su extensión y profundidad. Por tanto, es necesario ampliar el foco de la discusión para incluir tantas dimensiones y miradas como sean necesarias para recoger las visiones de las partes.

En tercer lugar, la globalización económica ha permitido la fluidez de los capitales desde los espacios centrales o emergentes a los periféricos —y el retorno a los espacios centrales en forma de energía, materiales y ganancias—; esto transforma el marco de abordaje de estos conflictos del plano meramente local al global, o mejor, al glocal. Aproximarse con una visión restringida al espacio donde se materializa el conflicto resulta miope y no facilitará contemplar los problemas en su totalidad. Como se mencionó anteriormente, los conflictos socioecológicos desbordan el ámbito local y se conectan con otras escalas. Por tanto, su resolución exige examinar los conflictos desde una visión sistémica. Es necesario abrir el foco y manejar varios niveles de análisis y de acción.

En cuarto lugar, conviene recordar que más allá de los tres agentes clásicos de estos conflictos —Estado, empresas y grupos de afectados—, existen un abanico de agentes en alianza con una u otra parte y con capacidad de influenciar el resultado de los conflictos socioecológicos. De nuevo, es necesaria una visión integral sobre el conflicto, componer el mapa de alianzas, oposiciones e interacciones entre los agentes.

La propuesta que perfilamos consiste en unas consideraciones previas —y preventivas— a los conflictos, más que a su resolución, partiendo de un proceso de doble abordaje: desde arriba y desde abajo. Desde arriba, mediante la recuperación de la capacidad reguladora del Estado y el desarrollo de mecanismos que modifiquen el marco de acción a fin de eliminar o reducir la aparición de este tipo de conflictos. En paralelo, se trata de fomentar la participación y democratización de los mecanismos de decisión que permitan reforzar el poder deliberativo y decisorio de las comunidades afectadas y de la ciudadanía en general. Desde abajo y hacia el interior, incentivando un proceso interno de organización comunitaria, de desarrollo de las habilidades de negociación y de articulación con otros grupos, lo que se enmarca en dinámicas de empoderamiento comunitario.73 Hacia el exterior, se precisa sensibilizar sobre el conflicto de cara a la opinión pública nacional e internacional a través de tres instrumentos: un plan de comunicación y relaciones con los medios; acciones de incidencia política; y una estrategia de movilizaciones en solitario o en confluencia con otras organizaciones.74 Todo ello ayudará a los grupos de afectados a ganar peso político y a fortalecer sus capacidades en caso de un eventual proceso de negociación.

Conclusiones

Actualmente, el capitalismo tardío se enfrenta a contradicciones prácticamente insuperables: por un lado, la expansión de nuevas lógicas sistémicas más intensivas de extracción y acumulación por desposesión social y ecológica; por otro, la crisis multidimensional arraigada en un planeta finito que está alcanzando sus límites biogeofísicos,75 mientras el cuerpo social pierde su capa protectora sin la cual, como avanzó Polanyi, la sociedad no puede subsistir. Los conflictos socioecológicos son expresión de tales contradicciones.

   Cada vez resulta más clara la existencia de una profunda brecha entre unas elites acaparadoras de capital y privilegios, y el resto de la ciudadanía, despojada de los medios de subsistencia o de las condiciones para una vida digna en unos casos; expulsada del territorio en otros; desposeída de derechos y de la capacidad de participación en otros. Contemplamos cómo se amplía el disenso y se agrieta el relato de la modernidad que ha imperado hasta ahora, mientras surgen con fuerza relatos alternativos de qué significa una vida buena. Todo ello apunta a que nos hallamos ante una crisis civilizatoria multidimensional de carácter global que anuncia un cambio de época.

    Si bien sigue estando vigente la lucha por la defensa de los derechos, que en décadas pasadas ha logrado mejoras importantes para las personas, actualmente resulta necesario añadir nuevos elementos que amplíen el marco del debate, y en concreto incluir el discurso de los bienes comunes y del bien común en la línea propuesta por Elinor Olström. Mientras que la narrativa de los derechos no cuestiona el modelo, el del bien común sí tiene la capacidad de cuestionarlo y de variar las reglas del juego.

La intensificación del despojo y de la expulsión desde el inicio del siglo XXI apunta a un drástico aumento de los conflictos socioecológicos en las próximas décadas. Esta conflictividad implica peligrosas y preocupantes proyecciones de corte autoritario en la distribución de recursos naturales básicos de acuerdo con las actuales dinámicas. Por ello, resulta urgente explorar mecanismos para el tratamiento de estas confrontaciones desde una visión sistémica; se trata de superar visiones meramente utilitaristas en el abordaje de las pugnas que persiguen soluciones parciales y de corto plazo, y avanzar hacia esquemas capaces de transformar el marco de acción con criterios democráticos, de justicia y equidad a fin de asegurar un espacio de convivencia entre los diferentes agentes y con la naturaleza.

NOTAS:

1. A finales del siglo XX, la extracción de recursos naturales ascendía a 48.500 millones de toneladas (más del 33% de biomasa, 21% de combustibles fósiles y 10% de minerales). En 2010, rondaban las 60.000 millones de toneladas de mate- riales al año y unos 500.000 petajulios de energía primaria. El 10% de la población más rica acaparaba el 40% de la energía y el 27% de los minerales. La extracción de recursos se calcula que podría triplicarse en 2050. Citado en G. C. Delgado Ramos, «Metabolismo social y minería», Ecología Política, 43, 2012, p. 17.

2. H. Daly y J. B. Cobb, Para el bien común, FCE, México, 1993, p. 218 y H. Daly, «De la economía del mundo vacío a la economía del mundo lleno» en R. Goodland, H. Daly, S. El Serafy y B. von Droste, Medioambiente y desarrollo sostenible: más allá del Informe Brundtland, Trotta, Madrid, 1997, pp. 37-50, citado en J. Riechmann, Biomímesis: ensayos sobre imitación de la naturaleza, ecosocialismo y autocontención, La Catarata, Madrid, 2004, pp. 41-73. También se puede consultar J. Riechmann, Un mundo vulnerable: ensayos sobre ecología, ética y tecnología, La Catarata, 2005.

3. M. Svampa, «»Consenso de los Commodities» y lenguajes de valoración en América Latina», Nueva Sociedad, 244, marzo-abril de 2013, p. 34.

4. S. Álvarez Cantalapiedra y Y. Herrero, «Extractivismo y expulsiones: dinámicas organizadoras de una nueva realidad», en Análisis y Perspectivas 2015: empleo precario y protección social, Fundación FOESSA, Madrid, 2015, pp. 37-47, p. 37.

5. D. Harvey, El nuevo imperialismo, Akal, Madrid, 2004.

6. G. C. Delgado Ramos, op. cit.

7. S. Sassen, Expulsiones, Trotta, Madrid, 2015.

8. ONU Hábitat. http://unhabitat.org/urban-themes/housing-slum-upgra-ding/

9. Karl Polanyi, La gran transformación, ediciones de La Piqueta, Madrid, 1989, pp. 121-135.

10. En este sentido, pueden consultarse las obras de P. Linebaugh y M. Rediker, La hidra de la revolución, Crítica, Barcelona, 2005.

11. D. Castillo, «El análisis sistémico de los conflictos ambientales: complejidad y consenso para la administración de los recursos comunes», en M. E. Salamanca (coord.), Las prácticas de la resolución de conflictos en América Latina, Instituto de Derechos Humanos, Universidad de Deusto, 2008, pp. 153-172, p.153.

12. M. Svampa, «»Consenso de los Commodities»…», pp. 39-40.

13. J. M. Alier, G. Kallis, S. Venthey, M. Walter. L. Temper, «Social Metabolism, Ecological Distribution Conflicts and Valuation Languages», Ecological Economics, Vol. 70, nº 2, diciembre de 2010, pp. 137-452. Traducción propia. http://www.sciencedirect.com/science/article/B6VDY ... c7c22a011b5cfbe2c850

14. J. Martínez Alier, El ecologismo de los pobres, Icaria, Barcelona, 2004.

15. J. Martínez Alier, «Conflictos ecológicos y justicia ambiental», Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, nº 103, otoño 2008, pp. 11-27.

16. E. Gudynas, «Extracciones, extractivismos y extrahecciones. Un marco conceptual sobre la apropiación de los recursos naturales», Observatorio del desarrollo, nº 18, febrero de 2013, pp. 1-17, p. 5.

17. Ibid., p. 5.

18. A. Acosta, «Extractivismo y neoextractivismo: dos caras de la misma maldición», Ecoportal, 25 de julio de 2012.

19. En este sentido, véase en el ámbito de EEUU, The Joint Operating Environment 2010, US Joint Forces Command, Norfolk (VA), 2010; en el ámbito europeo, Estrategia Europea de Seguridad. Una Europa segura en un mundo mejor, Consejo de la Unión Europea, Bruselas, 2003 (revisada en 2009); y en el ámbito español, Estrategia de Seguridad Nacional. Una responsabilidad de todos, Presidencia del Gobierno, Madrid, 2011 (revisada en 2013).

20. Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina, Conflictos mineros en América Latina: extracción, saqueo y agresión. Estado de situación en 2014, OCMAL, abril de 2015.

21. CEPAL, La inversión extranjera directa en América Latina y Caribe, Naciones Unidas-CEPAL, Santiago de Chile, 2013; y CEPAL, La inversión extranjera directa en América Latina y Caribe, Naciones Unidas-CEPAL, Santiago de Chile, 2015 .

22. K. D’Almeida, «Récord de inversiones en países del Sur, pero ¿a qué precio?», IPS, 25 de junio de 2015. http://www.ipsnoticias.net/2015/06/record-de-inversiones-en-paises-del-sur-pero-a-que-precio/

23. La inversión extranjera se ha multiplicado en un 486% en el caso del petróleo y un 664% en el de la minería en excelentes condiciones para los inversores: Colombia es uno de los países en América Latina que menos recibe en cánones del extractivismo, alrededor de un 16%, frente al 100% de México y el 55% de Chile. Las regalías se mantienen en el 10% para el carbón y el 4% para el oro, aunque ambos productos han aumentado su precio en el mercado internacional un 400 y 500%, respectivamente.

24. A. Pulido, Susurros del Magdalena. Los impactos de los megaproyectos en el desplazamiento forzado, CEAR-Euskadi, Bilbao, 2014.

25. J. C. Clavijo Martín, Mal de muchos: crecimiento económico en medio de la guerra, La silla vacía, 15 de junio de 2011. Citado en «El «boom» minero-energético», en Minería en Colombia: ¿a qué precio?, boletín 18, Brigadas de Paz Colombia, noviembre 2011, p. 5.

26. J. Fierro, «La política minera en Colombia», Seminario Internacional Minería, territorio y conflicto en América Latina, Universidad nacional, Bogotá, 6 de octubre de 2011, citado en Brigadas de Paz, op. cit., p. 6.

27. Web de la Unidad de Restitución de Tierras, Colombia. https://www.restit uciondetierras.gov.co/web/guest/historico-de-noticias/-/noticias/526235 [Consulta: 15 de junio de 2015].

28. CODHES, ¿Consolidación de qué?, boletín informativo 77, febrero de 2011.

29. Brigadas de Paz, op. cit., «Minería en Colombia: ¿a qué precio?», BPC, boletín 18, noviembre de 2011.

30. Datos citados en Conflictos mineros en América Latina: extracción, saqueo y agresión. Estado de situación 2014, OCMAL, 2015, p. 50.

31. Entre 2000 y 2010, las transferencias por canon y regalías mineras pasaron de 234 millones de dólares anuales a más de 2.900 millones; por su parte, las exportaciones mineras superaron los 25.000 millones de dólares.

32. 14º Observatorio de Conflictos Mineros en el Perú. Reporte Primer Semestre 2014, Cooperacción, Grufides y Fedepaz, Lima, 2014.

33. Defensoría del Pueblo [Perú], Reporte de conflictos sociales, n º 136, Adjuntía para la prevención de conflictos sociales y la gobernabilidad, Lima, junio de 2015.

34. «Conflictividad socioambiental se incrementó durante el último año de Gobierno de Ollanta Humala», El Economista [Perú], 14 de julio de 2015. Disponible en http://www.eleconomistaamerica.pe/politica-eAm-pe/noticias/6870402/07/15/-Conflictividad-socioambiental-se-incremento-durante-el-ultimo-ano-de-Gobierno-de-Ollanta-Humala.html#Kku8D5wXgkYLtngi

35. 14º Observatorio..., op. cit.; y 15º Observatorio de conflictos mineros en el Perú. Segundo semestre de 2014, Cooperacción, Grufindes y Fedepaz, Lima, 2015.

36. M. Gavaldà, «Etnocidio en las nuevas fronteras de los hidrocarburos. El avance de la frontera petrolera amenaza a los pueblos en aislamiento voluntario del Perú», Ecología Política, 43, pp. 71-76.

37. A. Urresti y F. Marcellesi, «Fracking: una fractura que pasará factura», Ecología política, 43, 2012, pp. 23-36.

38. The Democracy Center, «The global movement against fracking», Climate Campaign Profiles, 2012, p. 1.

39. Los países favorables al fracking son Alemania, Austria, Dinamarca, España, Hungría, Lituania, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido y Rumanía, mientras que Francia y Bulgaria han aprobado legislaciones nacionales que prohíben esta técnica en sus territorios.

40. Véase http://www.globalfrackdown.org/

41. Véase http://frackwire.com/anti-fracking/

42. Para un mapa de las concesiones, véase http://www6.mityc.es/aplicaciones/energia/hidrocarburos/petroleo/exploracion2014/mapas/inicio.html

43. Véase listado en Amigos de la Tierra [Consulta: 14 de mayo de 2015]. http://municipioslibresdefracking.org/objetivos/lista-de-municipios-libres-de-fracking/

44. R. Rejón, «Batalla legal para controlar el «fracking» en España», El Diario, 30 de julio de 2014.

45. A partir de ahora, sin cursiva.

46. Tierra y Poder. El creciente escándalo en torno a una nueva oleada de inversiones en tierras, Intermón Oxfam, septiembre 2011.

47. S. Sassen, op. cit., p. 99.

48. Daniel, S. y Mittal, A., The greatland grab: rush for world’s farmland threatens food security for the poor, Oakland Institute, Berkeley, CA, 2009, p. 1. Disponible en: http://www.oaklandinstitute.org/sites/oaklandinstitute.org/files/LandGrab_final_web.pdf [Consulta: 12 de junio de 2015].

49. VV.AA., El acaparamiento global de tierras. Guía básica, TNI-FUHEM Ecososcial, 2013. Disponible en: http://www.fuhem.es/media/cdv/file/biblioteca/Analisis/2013/El-acaparamiento-de-tierras_Guia-basica_junio2013.pdf

50. Michael T. Klare menciona en su libro The race for what is left cómo la revista Euromoney calificó a la tierra como «el nuevo oro», Metropolitan Books, Nueva York, 2012, p. 186.

51. Para un análisis extenso de este asunto, véase E. Toussaint, La banca especula con materias primas y alimentos, 18 de marzo de 2014. Disponible en: http://cadtm.org/La-banca-especula-con-materias.

52. El acaparamiento global…, op.cit.

53. Grandes multinacionales como Cargill y Monsanto participan en alianzas alimento-combustible que utiliza maíz, soja y colza modificados genéticamente. Igualmente, vemos integradas alianzas de empresas Norte-Sur, como en el aceite de palma en Indonesia, dominado por Cargill (transnacional y la mayor empresa privada del mundo en el sector), ADM, Kuck-Wilmar (el mayor fabricante mundial de agrocombustibles) y Synergy Drive, una gran empresa pública de Malaysia. Igual ocurre en la alianza del etanol, formada por agentes de EEUU, Argentina, Brasil y lazos con India, China, Mozambique y Sudáfrica.

54. VV.AA., The many faces of land grabbing, EJOLT, Informe nº 10, marzo de 2014.

55. Sobre saberes tradicionales en torno a la sostenibilidad, véase el semimonográfico de Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, nº 107, dedicado a «Sabidurías ecológicas», otoño de 2009, pp. 27-114 y en S. Álvarez Cantalapiedra (coord.), Convivir para perdurar. Conflictos ecosociales y sabidurías ecológicas, Icaria, Barcelona, 2011.

56. Paradigma de negociación de conflictos del grupo que trabaja estas temáticas en la Universidad de Harvard.

57. OCMAL et al., Conflictos Mineros en América Latina: extracción, saqueo y agresión. Estado de situación en 2014, OCMAL, abril de 2015, p. 100. Disponible en: http://olca.cl/articulo/nota.php?id=105397 [Consulta: 9 de junio de 2015].

58. Para un análisis extenso de la «Gran Involución» en diferentes dimensiones, véanse la introducción y semimonográfico de la revista Papeles de cuestiones ecosociales y cambio global, núms. 123 y 124, otoño e invierno de 2013.

59. J. Hernández Zubizarreta, «El nuevo derecho corporativo global», en El estado del poder 2015, TNI, 2015, pp. 3-15.

60. M. L. Malig, Tailored for sharks, TNI, diciembre de 2013.

61. 15º Observatorio…, op. cit.

62. Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL) y otras organizaciones, Conflictos mineros en América Latina. Extracción, saqueo y agresión. Estado de Situación en 2014, OCMAL, Santiago de Chile, 2015, p. 100.

63. OCMAL, 14º Observatorio… op. cit.

64. Bolivia aprobó recientemente una nueva Ley de Minería de Bolivia, que criminaliza el «avasallamiento» de concesiones mineras con hasta ocho años de cárcel. Citado en OCMAL et al., Conflictos Mineros…, op. cit., p. 101.

65. B. Campbell, Mining in Africa. Regulation and Development, Pluto, Londres/CRDI, Ottawa/NAI, Uppsala, 2009.

66. M. T. Klare, The race for what’s left, Metropolitan books, Nueva York, 2012. Sobre las caras más crudas de los futuros conflictos socioecológicos reflexiona Harald Walzer en su libro Guerras climáticas, Katz, Buenos Aires, 2010.

67. C. Martín Beristain, El derecho a la reparación en los conflictos socioambientales, Hegoa/UPV, Bilbao, 2010. También puede consultarse una entrevista con el autor en: http://www.fuhem.es/media/cdv/file/biblioteca/Entrevistas/entrevista_CARLOS_MARTIN_BERISTAIN.pdf

68. La integralidad se refiere a la complementariedad entre las diferentes medidas de reparación. La proporcionalidad alude a que las medidas deben estar a la altura del impacto o agresión y supone la necesidad de evaluar las consecuencias e impactos desde una dimensión más integral (ecología, salud, impacto colectivo y psicosocial, etc.). La jerarquía: tiene en cuenta el valor que asignan a las medidas los propios afectados. Por ejemplo, la recuperación del territorio puede ser más importante para comunidades indígenas que una indemnización. La participación, condición esencial que las personas afectadas participen en la toma de decisiones. Conviene tener en cuenta que comunidades afectadas no son homogéneas y existen diferentes intereses y perspectivas. La relacionalidad alude al sentido de pertenencia a la naturaleza y a la colectividad y a la unidad entre todos los elementos, de modo que deben identificarse los impactos que un daño produce a lo largo de toda la cadena en la naturaleza, desde las personas a la flora y la fauna. La diversidad se refiere al respeto a las diversidades culturales y ecosistémicas. Por tanto, las medidas han de ser específicas y adaptadas a cada contexto y cultura.

69. Estos términos se refieren a un continuum en la resolución de una pugna entre partes que va en un gradiente creciente de intervención por parte de terceros: en la negociación las partes negocian mutuamente con presencia o no de una tercera parte neutral; la mediación es un proceso en el que un tercero neutral interviene para facilitar el diálogo entre las partes en un conflicto con el objetivo de llegar a un acuerdo consensuado y/o equitativo; en la conciliación el papel de la tercera parte neutral es más intenso, aunque a menudo este término se emplea como intercambiable con el de mediación; en el arbitraje, un tercero neutral después de escuchar a las partes, toma una decisión para la resolución del conflicto. La facilitación es un término adyacente que consiste en que un tercero ayuda a un grupo de personas a realizar sus tareas u objetivos de la mejor forma posible, entre los que se puede encontrar la resolución de una controversia. El facilitador diseña un proceso y desatasca los momentos de bloqueo. De forma paralela a los anteriores, la figura de ombuds ha comenzado a implantarse en las organizaciones como persona que desde dentro de la entidad escucha, asesora y busca formas de mediación y asistencia en la resolución de conflictos relacionados con políticas, procedimientos y/o decisiones tomadas por la organización que afectan a terceros, quienes hacen uso de sus servicios y/o productos.

70. En una gradación descendente del grado de presión ejercido sobre alguien para que actúe en el sentido que desea otro, la coerción —máximo grado— se refiere a la presión incluido el uso de la fuerza física o psíquica, y se basa en el temor a un daño seguro en caso de incumplir lo ordenado; la coacción alude a la posibilidad de la amenaza del uso de la fuerza; la cooptación en el contexto de la resolución de conflictos se refiere a la inducción a la acción de un tercero mediante presión; la persuasión significa obligar a un tercero a cierta acción o creencia mediante razones; la inducción está muy vinculado al anterior, pero se produce de forma más sutil y con más distancia.

71. La literatura general de resolución de conflictos se está completando en los últimos años con guías específicas de resolución de conflictos socioecológicos, procedentes especialmente de América Latina. Un buen punto de partida son las publicaciones los «Foros Regionales de Transformación de Conflictos Socioambientales» que promueve la Fundación Futuro Latinoamericano, disponibles en: http://www.ffla.net/qu%C3%A9-hacemos/iniciativas-estrat%C3%A9gicas/foros-regionales-sobre-transformaci%C3%B3n-de-conflictos-socioambientales.html

72. Existen distintas denominaciones de aproximación al tratamiento de los conflictos, con ligeras diferencias: manejo de conflictos; gestión de conflictos; re- solución de conflictos; y transformación de conflictos, entre las más populares. En contraste a las otras, la transformación de conflictos los concibe como un tipo de fenómeno consustancial a las relaciones humanas y sociales que presenta oportunidades para el cambio social. Incluye en su análisis y acción la intencionalidad de incidir en las reglas del juego y tener en cuenta las relaciones de poder. Nos ubicamos desde este entendimiento, si bien en este texto se emplea la denominación de «resolución de conflictos» por ser la más utilizada.

73. Cabe aquí introducir un concepto matizado del término comunidad, alejado de una noción idealizada, ya que existen tantas expresiones de comunidad como comunidades, con múltiples dinámicas internas y externas. La comunidad puede resultar tanto en un instrumento de empoderamiento y emancipador como ser vehículo de desigualdad e injusticia cuando se impone un esquema caciquil.

74. Entre esas organizaciones a escala global figura el movimiento por la justicia ambiental, proyectos de investigación conjuntos (como EJOLT), observatorios, organizaciones ecologistas, activistas varios, campañas globales —como Stop Corporate— e iniciativas trasversales de los afectados, como el Tribunal Permanente de los Pueblos o La Vía Campesina, que avanzan en un discursos común de los afectados.

75. Ya se han sobrepasado tres de los nueve límites ecológicos identificados por los expertos. Se trata de los niveles de saturación de CO2 por cambio cli- mático, la reducción de la biodiversidad y la interferencia humana en el ciclo del nitrógeno. De los restantes —acidificación de los océanos, agotamiento del ozono, disponibilidad de agua dulce, cambio en la utilización del suelo y contaminación química— varias de las categorías se acercan rápidamente al umbral. Vid. J. Rockström et al, «A Safe Operating Space for Humanity», Nature, nº 461, 2009, pp. 472- 475.

Descargar texto completo en formato pdf: Contradicciones en los límites: la intensificación contemporánea de los conflictos socioecológicos.


AGENDA Ecosocial de Abril

Seguimos con nuesta Agenda Ecosocial de primavera con interesantes y variados actos organizados por FUHEM Ecosocial, o en los que participa directamente. Este fin de semana tiene lugar la Feria del Libro de La Latina, el lunes 23 la última sesión del curso de Economía de la Universidad del Barrio que organiza FUHEM Ecosocial con Economistas sin Fronteras y El Salmón Contracorriente, en el Teatro del Barrio. El martes 24 y miércoles 25 un seminario sobre la Teoría de la Gaia orgánica, en la  Facultad de Filosofía y Letras de la UAM, un debate sobre Alimentación Sostenible en Barcelona.

 

 ABRIL

 

 
SEMINARIO “DEFENSA DE LA TEORÍA GAIA ORGÁNICA”

 

Impartido por el profesor Carlos de Castro, licenciado en Físicas y doctor por la Universidad de Valladolid, donde es profesor titular del Departamento de Física Aplicada, tendrá lugar en el Salón de Conferencias de la Facultad de Filosofía y Letras / UAM Campus Cantoblanco.

El seminario se celebrará en dos sesiones:

1ª sesión: Gaia orgánica desde las Ciencias de la Tierra. Martes 24 de abril. 16 h.

2ª sesión: Implicaciones filosóficas de la teoría Gaia orgánica. Miércoles 25 de abril. 12 h.

Abierto al público general. Libre asistencia.

A continuación ofrecemos dos artículos que servirían como referencias principales:

- Sobre la teoría Gaia Carlos de Castro ha publicado en la revista científica Ecosistemas “En defensa de una teoría Gaia orgánica”, 2013: 22(2) (mayo-agosto de 2013), p. 113-11.

- Y en la Revista de Humanidades y Cultura la Albolafia, “Colapso y transición de la civilización: defensa del Gaiarquismo” (febrero de 2017), p 74-94. 

Más información sobre la actividad en la web del Grupo de Investigación Transdisciplinar sobre Transiciones Socioecológicas.

 Organizado por:

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ALIMENTACIÓN SOSTENIBLE: DE LA TEORÍA AL AULA

 Debate organizado en torno a tres publicaciones de FUHEM Educación + Ecosocial:

- La Alimentación en disputa, Papeles de Relaciones Ecosoicales y Cambio Global, núm. 139, de FUHEM Ecosocial

- Alimentando otros modelos, FUHEM Educación.

- La agroecología el currículum de hostería de formación profesional, FUHEM educación.

FECHA: 26 de abril de 2018

HORA: 18.30 h.

LUGAR: Librería Espai Contrabando
Carrer Junta de Comerç 20, 08001 Barcelona

PARTICIPAN:

 Luis González Reyes, de FUHEM Educación+ Ecosocial

 María Mestre, especialista en gestión y prevención de residuos, economía y medioambiente y Ecología Política.

 Carlos A. González, Investigador de la Unidad de Nutrición y Cáncer del Instituto Catalan de Oncología.

 

 


Dossier Mujeres y mundo rural: nuevos y viejos desafíos

Dossier Mujeres y mundo rural: nuevos y viejos desafíos

El presente dossier indaga sobre la condición de la mujer en el medio rural, los cambios y retrocesos que se han producido, tanto en España como en América Latina, con respecto a las necesidades y reivindicaciones que pueden facilitar el desarrollo de sus capacidades y posibilidades como cuidadora del medio y para lograr la igualdad de género y su empoderamiento.

Las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial, y son mayoría dentro del 43 por ciento que suponen las mujeres agricultoras en todo el mundo. Trabajan la tierra, plantan las semillas, cuidan el medio, garantizando la seguridad alimentaria de sus comunidades, y construyendo resiliencia frente a los impactos ocasionados por el cambio climático. En ese sentido, son un recurso crucial para la agricultura y las economías rurales. Sin embargo, cuando se trata de la posesión de la tierra, el acceso a los insumos, a la financiación, a las tecnologías, etc. las mujeres se ven relegadas frente a los hombres.

Este año, para el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), ECOS 42 se centra en indagar precisamente sobre la condición de la mujer en el medio rural, los cambios y retrocesos que se han producido, tanto en España como en América Latina, con respecto a las necesidades y reivindicaciones que pueden facilitar el desarrollo de sus capacidades y posibilidades como cuidadora del medio y productoras agrícolas, para lograr la igualdad de género y su empoderamiento.

Recogemos a continuación el apartado de Análisis Destacado que cuenta con las firmas de Emma Siliprandi, Lidia Senra, Ana Sabaté y Fátima Cruz Souza, y la selección de recursos que se hace desde el Centro de Documentacion de FUHEM Ecosocial.

Puedes descargar a continuación el Dossier completo en formato pdf: Mujeres y mundo rural: nuevos y viejos desafíos, o bien los diferentes artículos y la selección de recursos por separado:

Mujeres rurales en América Latina: organización y luchas por la dignidad campesina desde una perspectiva ecofeminista

 Emma Siliprandi

En este artículo se presenta brevemente la situación actual de las mujeres rurales latinoamericanas, en cuanto a su acceso a recursos productivos y condiciones de vida, focalizando algunas de sus luchas principales. Asimismo, se comenta sobre su creciente protagonismo en temas agroecológicos y se discute sobre las dificultades que siguen afrontando para ser reconocidas plenamente como sujetos políticos, en todos los ámbitos.

 ¿Qué significa ser mujeres en zonas rurales?

Ana Sabaté Martínez

Las zonas rurales ofrecen unas condiciones de vida específicas en razón del reducido tamaño de los núcleos de población y de la dispersión del poblamiento. Para las mujeres esto supone una carga añadida, ya que la asignación prioritaria de la responsabilidad de cuidadoras, unido a la escasa oferta de servicios y a la precariedad del transporte condiciona su acceso al mercado laboral, a la formación, etc., y en definitiva dificulta el camino a la obligada igualdad entre mujeres y hombres.

Un antes y un después de la Ley 35/2011

Lídia Senra Rodríguez

La aprobación de la Ley 35/2011 sobre titularidad compartida de las explotaciones agrarias supuso un antes y un después en una larga lucha, que arranca en Galiza promovida por las mujeres del Sindicato Labrego Galego, demandando el reconocimiento legal de la profesión como campesinas de las mujeres que desenvuelven su actividad en el marco de la "explotación agraria familiar".

Mujeres jóvenes en el medio rural: nadando contra corriente

 Fátima Cruz Souza

El medio rural español presenta una situación de despoblación, masculinización y desagrarización; en este contexto las mujeres jóvenes fueron y son las protagonistas claves del éxodo rural. Por ello, es necesario analizar los elementos y dinámicas que empujan las mujeres jóvenes, y otras personas, a abandonar el medio rural, así como, identificar y potenciar aquellos que ejercen un efecto de atracción y vinculación de éstas con los territorios.

SELECCIÓN DE RECURSOS

Susana Fernández Herrero

Desde el Centro de Documentación Virtual de FUHEM Ecosocial elaboramos una recopilación de recursos de diferentes formatos para facilitar el acceso a más información en torno a la temática abordada en cada número.

MUJERES Y MUNDO RURAL. Selección de Libros

Recopilación bibliográfica en torno a la situación de la mujer en el mundo rural, su invisibilidad, su acceso a la educación, las dificultades de incorporarse al mundo laboral, el papel de las mujeres rurales en la defensa de la soberanía alimentaria, de la vida y el medio ambiente y sobre la relación entre la agroecología y el ecofeminismo.

MUJERES Y MUNDO RURAL. Selección de Informes y Estudios

Recopilación de informes y estudios que abordan los desequilibrios que se producen en la población rural, las condiciones de vida y la posición social que ocupan las mujeres en este mundo masculinizado, así como la construcción de nuevas identidades y roles y un diagnóstico sobre igualdad de género en el medio rural. Incluye también dos informes de la FAO en torno al papel de las mujeres en la agricultura para cerrar la brecha de género en aras del desarrollo y las políticas de igualdad de género de la organización.

MUJERES Y MUNDO RURAL. Otros recursos

Miscelánea de materiales que ponen su foco en el papel de las mujeres rurales, situándolas en el mapa, mostrando sus dificultades en la consecución efectiva de la igualdad de oportunidades, a la vez que visibilizan innegables aspectos de innovación y ruptura. Recursos que recogen estadísticas relacionadas con la tenencia de la tierra desglosada por género, y el trabajo realizado por ellas para el desarrollo agrícola, la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural. Todo ellos con distintos formatos: atlas, base de datos, material audiovisual, guías didácticas, una exposición, una guía, una infografía, un tablón de Pinterest y un programa de la FAO.

MUJER Y MUNDO RURAL. Revistas

Recopilación de revistas especializadas, muchas de ellas en temas relacionados con el ámbito rural, publicadas por organizaciones, federaciones de mujeres, institutos de investigación, universidades e instituciones públicas. Con esta selección queremos visibilizar la existencia de dichas publicaciones, y además destacamos artículos de interés relacionados con las mujeres y el mundo rural.

Otros Dossieres con perspectiva de Género:

Políticas de género y calidad de vida en la ciudad, Gemma Ubasart, Alicia Rius, Christel Keller, Marta Domínguez, Susana Fernández Herrero, marzo 2017.

Género y salud, Maria Pilar Sánchez López, Teresa Ruiz Cantero, Lucero Herrera Cairo, Maria Isabel Casado Mora, Vanesa Puig Barrachina, Marisol Ruiz, Mireia Juliá, Emmanuel Calderón, Kayla Smith, Andrés Peralta, Joan Benach, Susana Fernández Herrero, marzo 2016.

Construcción de la desigualdad de género en la educación, Carmen Rodríguez, Gema Martín, Nieves Salobral, Olga Abasolo y Ana del Pozo, Susana Fernández Herrero, marzo 2015.

Nuevos retos del debate feminista ante la Gran Involución, Justa Montero, Olga Abasolo, Lucía Vicent, Ana del Pozo, Carlos Martínez, Susana Fernández Herrero, marzo 2014.

El desigual impacto de la crisis en las mujeres, Lucía Vicent, Carmen Castro, Astrid Agenjo, Yayo Herrero, Susana Fernández Herrero, marzo 2013.

Feminismos, Violet Eudine Barriteau, Ziba Mir-Hosseini, María Teresa Munguía, Germán Méndez, marzo 2011.

Debates feministas, Justa Montero, Olga Abasolo, Marta Pascual, Yayo Herrero, Lucy Ferguson, enero 2010.


Buscar colegio para el curso 2018/19

Los tres colegios de FUHEM, Hipatia, Lourdes y Montserrat, que ofrecen en régimen concertado las etapas educativas que van desde segundo ciclo de Infantil hasta el Bachillerato y la Formación Profesional, ya están trabajando para facilitar la información necesaria a las familias interesadas en el proceso de admisión de alumnos/as para el curso 2018/19, dentro de los plazos y procedimientos estipulados por la Comunidad de Madrid.

A continuación, ofrecemos un resumen de los procesos que llevará a cabo cada colegio aunque os recomendamos consultar la web del centro en el que estéis interesados, porque ellos irán facilitando una comunicación más rápida y directa de este proceso.

C.E.M. HIPATIA

La Ciudad Educativa Municipal Hipatia, ubicada en el municipio de Rivas Vaciamadrid, ofrece todas las etapas en régimen concertado, excepto el primer ciclo de educación primaria (0-3 años).

Etapa de cero a tres años: fechas clave
La página web del centro, ofrece un documento que especifica las fechas de publicación de listas de admitidos, periodos de reclamación y publicación de la lista definitiva (el 22 de marzo de 2018).
Del 3 al 13 de abril de 2018 se formalizarán las matrículas y las reservas de plaza para el curso 2018/19. En el caso de que queden vacantes, se cubrirán con la lista de espera.

Segundo ciclo de Infantil, Primaria, ESO y Bachillerato
Para estas etapas, Hipatia ofrece distintas fechas para las reuniones informativas con las familias. Con el fin de mejorar la calidad y la calidez de estas reuniones y que los grupos no resulten demasiado numerosos (75 personas, como máximo), el centro ofrece un formulario para que las familias elijan la fecha que les resulte más cómoda.

Estas sesiones de Puertas Abiertas se celebrarán los días: 9, 10, 11 y 12 de abril de 2018 (para segundo ciclo de Infantil y Primaria), y el 9 y 12 de abril para ESO y Bachillerato.
El proceso ordinario de admisión tendrá lugar desde el 5 al 19 de abril de 2018.

Colegio LOURDES

El colegio Lourdes ofrece educación Infantil, Primaria, ESO y Bachillerato, incluida la modalidad de Bachillerato Artístico, todas ellas en régimen concertado. Dividido en dos edificios, el centro se encuentra en el barrio de Batán, muy cerca del metro de Casa de Campo.

Las Jornadas de Puertas Abiertas (para las que es necesario haberse inscrito), son los días: 12 de marzo (Infantil), 14 de marzo (ESO y Bachillerato), 19 de marzo (Infantil y Primaria), y 4 de abril (específica para Bachillerato). 
El proceso ordinario de admisión tendrá lugar desde el 5 al 19 de abril de 2018.

Colegio MONTSERRAT

El colegio Montserrat ofrece educación Infantil, Primaria, ESO y Bachillerato, todas ellas en régimen concertado. Dividido en dos edificios, el centro se encuentra en el barrio de La Estrella, cerca del metro de Sainz de Baranda.

En su página web ofrece las fechas clave para el proceso ordinario de admisión que tendrá lugar del 5 al 19 de abril de 2018, siguiendo el calendario establecido por la Comunidad de Madrid para los centros sostenidos con fondos públicos.


Mujeres y mundo rural: nuevos y viejos desafíos

Mujeres y mundo rural: nuevos y viejos desafíos, indaga sobre la condición de la mujer en el medio rural, los cambios y retrocesos que se han producido, tanto en España como en América Latina, con respecto a las necesidades y reivindicaciones que pueden facilitar el desarrollo de sus capacidades y posibilidades como cuidadora del medio y para lograr la igualdad de género y su empoderamiento.

Las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial, y son mayoría dentro del 43 por ciento que suponen las mujeres agricultoras en todo el mundo. Trabajan la tierra, plantan las semillas, cuidan el medio, garantizando la seguridad alimentaria de sus comunidades, y construyendo resiliencia frente a los impactos ocasionados por el cambio climático. En ese sentido, son un recurso crucial para la agricultura y las economías rurales. Sin embargo, cuando se trata de la posesión de la tierra, el acceso a los insumos, a la financiación, a las tecnologías, etc. las mujeres se ven relegadas frente a los hombres.

Este año, para el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), ECOS 42 se centra en indagar precisamente sobre la condición de la mujer en el medio rural, los cambios y retrocesos que se han producido, tanto en España como en América Latina, con respecto a las necesidades y reivindicaciones que pueden facilitar el desarrollo de sus capacidades y posibilidades como cuidadora del medio y productoras agrícolas, para lograr la igualdad de género y su empoderamiento.

Recogemos a continuación el apartado de Análisis Destacado que cuenta con las firmas de Emma Siliprandi, Lidia Senra, Ana Sabaté y Fátima Cruz Souza, y la selección de recursos que se hace desde el Centro de Documentacion de FUHEM Ecosocial. Os invitamos a visitar la página del Boletín ECOS para leer el resto del contenido.  

Puedes descargar a continuación el Dossier completo en formato pdf: Mujeres y mundo rural: nuevos y viejos desafíos, o bien los diferentes artículos por separado:

 

ANÁLISIS DESTACADOS

Mujeres rurales en América Latina: organización y luchas por la dignidad campesina desde una perspectiva ecofeminista
Emma Siliprandi

En este artículo se presenta brevemente la situación actual de las mujeres rurales latinoamericanas, en cuanto a su acceso a recursos productivos y condiciones de vida, focalizando algunas de sus luchas principales. Asimismo, se comenta sobre su creciente protagonismo en temas agroecológicos y se discute sobre las dificultades que siguen afrontando para ser reconocidas plenamente como sujetos políticos, en todos los ámbitos.
 

¿Qué significa ser mujeres en zonas rurales?
Ana Sabaté Martínez

Las zonas rurales ofrecen unas condiciones de vida específicas en razón del reducido tamaño de los núcleos de población y de la dispersión del poblamiento. Para las mujeres esto supone una carga añadida, ya que la asignación prioritaria de la responsabilidad de cuidadoras, unido a la escasa oferta de servicios y a la precariedad del transporte condiciona su acceso al mercado laboral, a la formación, etc., y en definitiva dificulta el camino a la obligada igualdad entre mujeres y hombres.

 

Un antes y un después de la Ley 35/2011
Lídia Senra Rodríguez

 La aprobación de la Ley 35/2011 sobre titularidad compartida de las explotaciones agrarias supuso un antes y un después en una larga lucha, que arranca en Galiza promovida por las mujeres del Sindicato Labrego Galego, demandando el reconocimiento legal de la profesión como campesinas de las mujeres que desenvuelven su actividad en el marco de la "explotación agraria familiar".

Mujeres jóvenes en el medio rural: nadando contra corriente
Fátima Cruz Souza

 El medio rural español presenta una situación de despoblación, masculinización y desagrarización; en este contexto las mujeres jóvenes fueron y son las protagonistas claves del éxodo rural. Por ello, es necesario analizar los elementos y dinámicas que empujan las mujeres jóvenes, y otras personas, a abandonar el medio rural, así como, identificar y potenciar aquellos que ejercen un efecto de atracción y vinculación de éstas con los territorios.

SELECCIÓN DE RECURSOS:

Desde el Centro dedocumentación de FUHEM Ecosocial elaboramos una recopilación de recursos de diferentes formatos para facilitar el acceso a más información en torno a la temática abordada en cada número. Contamos con una selección de libros, en torno a la situación de la mujer en el mundo rural, su invisibilidad, su acceso a la educación, las dificultades de incorporarse al mundo laboral, el papel de las mujeres rurales en la defensa de la soberanía alimentaria, de la vida y el medio ambiente y sobre la relación entre la agroecología y el ecofeminismo. Una recopilación de informes y estudios que visibilizan los desequilibrios que se producen en la población rural, las condiciones de vida y la posición social que ocupan las mujeres en este mundo masculinizado, así como la construcción de nuevas identidades y roles, así como diagnósticos sobre igualdad de género en el medio rural.

Mostramos una serie de revistas especializadas que ponen el foco en el mundo rural publicadas por organizaciones, federaciones de mujeres, institutos de investigación, universidades e instituciones públicas.

La selección se completa con una miscelánea de materiales de diferentes formatos: atlas, base de datos, material audiovisual, guías didácticas, una exposición, una guía, una infografía, un tablón de Pinterest y un programa de la FAO.


Nuestra mirada de la educación artística en El Diario de la Educación

En el texto, titulado “Tiempos oscuros: La necesidad de la educación artística”, Raúl D. Toledano destaca la importancia del arte a lo largo de la historia, llegando a la conclusión de que este nos hace humanos. El profesor del Colegio Lourdes también nos plantea las siguientes preguntas: ¿Por qué resultan necesarias las artes? ¿Qué justifica su presencia en la educación? ¿De qué modos pueden las artes contribuir al progreso de la sociedad?

En el artículo, una nueva tribuna publicada en El Diario de la Educación, se defiende la necesidad del arte, y cómo nos ayuda a dar respuesta a grandes o minúsculos asuntos, a las emociones que nos envuelven. Habla de cómo los talentos artísticos reconstruyen el mundo.

En cuanto a la relación entre el arte y la escuela o el arte y la educación, el texto hace referencia a que ambas dimensiones vienen heredadas de la Edad Moderna y censura los cambios que han llevado a cabo distintos gobiernos, disminuyendo o eliminando la presencia de la educación artística.

Se habla de la situación marginal en la que se encuentran las artes y de la forma en la que son tratadas en la época actual, de la necesidad de un reajuste tanto en la educación cómo en la forma de verlas.

El autor señala a Byung-Chul Han que, citando a Nietzsche, dice que hay que aprender a mirar, a pensar y a hablar y escribir, e indica la relevancia de las artes a la hora de aprender esto. Para ello propone una colaboración entre todos los entornos de la enseñanza: “Si nos despreocupamos de cultivar los talentos creativos, si los relegamos a la marginalidad, estaremos desaprovechando y derrochando un caudal de inteligencias”.

Tribunas anteriores publicadas por FUHEM en El Diario de la Educación

Educar con mirada de género desde la escuela infantil
Ana Benito, profesora de Infantil en el Colegio Lourdes, explica la importancia de incluir una mirada de género en la educación desde las edades más tempranas. El texto aporta ejemplos de buenas prácticas y líneas de mejora para erradicar estereotipos que todavía se dan en los centros educativos.

Necesitamos una educación centrada en una vida digna
Yayo Herrero, directora General de FUHEM, defiende que la escuela no puede permanecer ajena a las grandes fracturas ecosociales de nuestro tiempo: el cambio climático, el empobrecimiento y la expulsión de amplios sectores sociales, las violencias machistas, la corrupción, la pérdida de calidad de nuestras democracias o el aumento de la represión.

No desperdiciemos el potencial educativo de los comedores escolares
Luis González Reyes, coordinador del proyecto educativo ecosocial de FUHEM, explica el papel de los comedores escolares como un espacio y un momento ideales para aprender ciertos contenidos del currículo o aspectos de convivencia, y también para reflexionar sobre la industria agroalimentaria y sus alternativas.

Repensar la escuela en un entorno social inclusivo
Víctor Manuel Rodríguez, director del Área Educativa de FUHEM, insiste en la educación inclusiva con la mirada puesta en el Congreso de Barcelona Inclusiva, celebrado en noviembre de 2017.

Dudas y temores sobre la inclusión educativa
Víctor Manuel Rodríguez, director del Área Educativa de FUHEM, analiza algunos aspectos que se deben replantear en el debate en torno a la educación inclusiva.

Cómo educar frente a la crisis ecológica y social
Luis González Reyes, coordinador del proyecto educativo ecosocial de FUHEM, escribe sobre la necesidad de revisar las metodologías y los contenidos con el objetivo de no perder el contacto con la naturaleza.


La autoridad de la competencia europea cede a la fusión Bayer-Monsanto

La Dirección General de la Competencia de la Unión Europea el miércoles 21 de marzo dio su ok definitivo a la fusión entre Bayer y Monsanto. Aceptar esta fusión en Bruselas y Washington significa consolidar la última de las tres megafusiones de la industria de semillas y pesticidas que han estado en juego desde 2015. ¿Habrá un efecto dominó todavía más peligroso?

Ofrecemos a continuación un artículo sobre los posibles riesgos de esta fusión en Europa, escrito por Tizziano Gomiero y Monica Di Donato para el número 139 de nuestra revista PAPELES.

 

TIZIANO GOMIERO Y MONICA DI DONATO
Megafusiones en el sistema agroalimentario: el caso de Bayer-
Monsanto. ¿Qué riesgos hay en Europa?

Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Global, núm. 139, otoño 2017, págs 39-53.

En las últimas décadas hemos asistido a un rápido proceso de globalización de los mercados, y el control de los mismos se ha ido concentrando cada vez más en las manos de un número reducido de empresas multinacionales. A lo largo de este último año, en concreto, se ha ido perfilando una transición de proporciones dantescas, con tres megafusiones en el sector agroalimentario y químico-farmacéutico, que implicará que las tres multinacionales resultantes controlarán entre el 70-75% del mercado mundial de pesticidas, el 60-65% del mercado mundial de semillas y la casi totalidad de las patentes sobre seres vivos.

Estas grandes alianzas intersectoriales de las corporaciones agroalimentarias, abren el camino a una agrupación y a un control corporativo sin precedentes en los primeros niveles de la cadena alimentaria industrial y sobre recursos básicos. Se deben tomar acciones urgentes para vigilar, regular, controlar y frenar el poder corporativo antes de que la soberanía alimentaria de los pueblos se vea más amenazada, si cabe.

A lo largo de este artículo se explorarán los problemas que podría comportar la formación de estas concentraciones para el sistema agroalimentario, y nos centraremos en el caso de Bayer-Monsanto y sus repercusiones en el contexto de la Unión Europea.

El artículo está disponible para descargar a texto completo y de forma gratuíta en formato pdf:

Megafusiones en el sistema agroalimentario: el caso de Bayer-Monsanto. ¿Qué riesgos hay en Europa?

 


Debate sobre las causas ambientales de las migraciones

El miércoles 28 de febrero se celebró la sexta sesión de “Al salir del cole” para debatir la siguiente cuestión: “¿Sabías que detrás de la mayoría de las migraciones hay causas ambientales?”. La charla fue organizada por FUHEM Educación en el Colegio Lourdes. Participaron como ponentes: Serlinda Vigara, miembro de Ecologistas en Acción; Douda Thiam, colaborador en el proyecto Mbolo Moy Dole; Jimena Navarro, Haizea Trouillhet y Carlos Díez, alumnas y profesor del Colegio Lourdes; e Isabel Vázquez, profesora de Formación Profesional Básica en la UFIL de Puerta Bonita.

En primer lugar, Serlinda Vigara ofreció una ponencia marco para el debate. Comenzó con la problemática del agua en Ciudad del Cabo: a partir de junio se va a cortar el agua potable y no van a tener acceso a ella durante un período largo de tiempo. Como consecuencia, las personas se verán obligadas a abandonar sus hogares por factores que no pueden controlar, como el clima. A continuación, expuso tres categorías de “refugiados ambientales” citando varios ejemplos. También, añadió que estas personas migran por razones económicas, porque el impacto que tiene la economía de Sudáfrica es muy grande; no sólo es el agua potable sino la ganadería, los cultivos, etc. ya que se ven muy limitados. Por otro lado, dijo que las causas del cambio climático se dividen en dos subdivisiones muy sencillas: la causa natural (los terremotos, los huracanes, los tsunamis), y las actividades humanas (guerras, desertización, contaminación…).

A continuación, intervinieron el resto de ponentes de la mesa. Douda Thiam comentó que la contaminación de un país afecta a otros, por ejemplo, cuando una empresa se sitúa en una parte del país y empieza a destruir el medio ambiente y el entorno de ese lugar, las personas se ven obligadas a desplazarse a otro sitio, ya que no pueden vivir allí. Tras él, hablaron dos alumnas del Colegio Lourdes, Jimnena Navarro y Haizea Trouillhet, sobre cómo se inició un proyecto que se había creado para ayudar a los refugiados: a través de donaciones y charlas, y propusieron ideas para el futuro. En cuarto lugar, Carlos Díez señaló la importancia de la contribución que hacen estos alumnos de forma totalmente desinteresada y voluntaria. Por último, Isabel Vázquez señaló la gran relevancia de los centros UFIL que integran y dan oportunidad a las personas que, por circunstancias personales, no han podido acreditar su formación con un título oficial.

En definitiva, el acto sirvió para explicar que existe una gran mayoría de migraciones que se producen por causas ambientales, se están llevando a cabo proyectos de ayuda, se están planteando soluciones futuras y se está intentando llegar a conseguir una mayor visibilidad sobre estas cuestiones.

Todo lo que dio de sí esta sexta edición de “Al salir del cole” se puede ver bajo estas líneas en el vídeo que os ofrecemos a continuación. ¡Disfrutadlo!


El proyecto “Sin Muros” contado en video

La experiencia “Sin Muros” forma parte de un Proyecto de Innovación Educativa de FUHEM en el que participan las etapas de Infantil y Primaria del Colegio Montserrat FUHEM. El objetivo es reorganizar el enfoque en el primer ciclo, de modo que la metodología del trabajo por proyectos se vea ayudada por la nueva estructura, que otorga más flexibilidad en los grupos, los horarios y la utilización de los espacios.

Esta iniciativa comenzó en 2015 en 2º de Primaria del Colegio Montserrat. Tres años después, la metodología está integrada en casi toda la etapa y la idea es que vaya permeando a otras, adaptándose siempre a las necesidades educativas de cada nivel. Ahora, además, os lo podemos contar en formato audiovisual, complementando la visión que hemos dado en artículos recientes.

¿Por qué y cómo surge “Sin Muros”? ¿Qué ha cambiado? Nos lo explican algunos de los docentes de Montserrat

En primer lugar, se pensó que el espacio influye en la manera de educar. Diseñar aulas comunicadas podía aportar una dimensión muy interesante para organizar las clases y favorecer una mayor interrelación entre el alumnado, como ha ocurrido. Pero el proyecto ha supuesto mucho más que la reestructuración física del espacio educativo. Como dice Rocío Galán en el vídeo, “sin muros significa tirar abajo los muros físicos pero también mentales”; el cambio supone pasar de una experiencia individual a un trabajo más intenso como equipo docente y a ser responsable de tres grupos de alumnas y alumnos en un espacio compartido.

Esta manera de educar permite profundizar en dinámicas como la utilización del juego como vehículo de aprendizaje, el trabajo por proyectos y, al fin y al cabo, a aprender con significado. De igual forma, a la hora de diseñar cualquier proyecto, “se consulta con los niños y niñas para que formulen preguntas y comparen qué saben y qué quieren saber”, explica Manuel Agudo. De hecho, "Sin Muros" no ofrece una única organización de aula, sino que inventa distintas dinámicas: las puertas pueden cerrarse para trabajar por proyectos específicos con grupos mixtos más o menos amplios, se pueden organizar talleres de expertos donde parte del alumnado investiga y expone a otro grupo lo aprendido, o bien, se puede optar por la modalidad favorita de niños y niñas, “los rincones rápidos” que, les permiten rotar entre doce rincones y hacer distintas actividades, con o sin apoyo de un maestro.

Estas fórmulas organizativas, implican un alto nivel de coordinación interna en el equipo docente. Aunque, como dice Vicky Ruiz en el vídeo, “cuántas más manos y más cabezas pensantes, más te enriqueces”.

Otras aportaciones de "Sin muros": atención a la diversidad y saberes más integrados

Uno de los ejes más importantes de este proyecto es la atención a la diversidad y la inclusión de alumnado TEA, entre otros. El objetivo está más que conseguido pues esta estructura de aula permite la ayuda mutua entre el alumnado y aprovecha mejor el aporte de las profesoras de pedagogía terapéutica en el grupo general cuando se incorporan a la dinámica de “Sin Muros”.

También se están haciendo avances para integrar asignaturas, incluso con disciplinas más específicas como la educación física y las artes plásticas. Algo que ya ha ocurrido con el inglés, al favorecer que las materias estén más conectadas, en lugar de compartimentar el conocimiento. Esto conlleva que las formas de evaluación también cambien, al recibir mucha más información de cada alumno o alumna.

Por otra parte, la puesta en marcha de esta experiencia facilita aún más la participación de las familias en el aula, ya sea organizando algún taller específico como el de fotografía (que aparece en el vídeo), o ayudando a dinamizar junto al profesorado alguna actividad a lo largo del curso.

Por último, cabe destacar que este afán por mejorar las metodologías de aprendizaje, en FUHEM, se hace siempre bajo un enfoque ecosocial. “Sin Muros” es un nuevo ejemplo de ello, tanto por la organización del aula como por los contenidos que se imparten.


Vacaciones de Semana Santa

Desde hace seis años, FUHEM, preocupada por favorecer la conciliación de la vida laboral y familiar, también ha modificado los horarios y la actividad que se desarrolla en las oficinas de la sede central, cuando se dan días no lectivos. Aunque los periodos vacacionales no coinciden completamente con los de los centros escolares, se intentan aproximar en Semana Santa y Navidades.

Así, de cara a la próxima semana, las oficinas de FUHEM permanecerán cerradas desde el 26 de marzo hasta el 1 de abril, ambos inclusive, y se retomará la actividad el lunes 2 de abril. Los pedidos que se realicen a través de la librería on-line después del 22 de marzo, se tramitarán a partir del 2 de abril. También a partir de esa fecha, iremos dando respuesta a los correos electrónicos que se reciban en este período vacacional.

Los colegios de FUHEM, Hipatia, Lourdes y Montserrat, siguen el calendario escolar de la Comunidad de Madrid. Para ellos, al igual que para todos los colegios sostenidos con fondos públicos, las vacaciones de Semana Santa comienzan el viernes 23 de marzo, día no lectivo. Las clases de reanudarán el martes 3 de abril de 2018.

Desde estas líneas, os deseamos unos días de feliz descanso y pedimos disculpas por las molestias que este paréntesis pueda suponer.


La mirada de género en la educación de los más pequeños

¿Por qué cuando los niños y niñas llegan a la escuela con dos o tres años juegan sin problema a las cocinitas, con los bebés, a limpiar, a planchar, pintan sin problema con colores rosa y morado, se disfrazan, lloran sin que nadie les diga que parecen “una chica”… y de pronto, cuando están en 3º de Infantil, con cinco o seis años, nos dicen que “el rosa es de chicas”?

Ante la necesidad de dar respuestas a esta y otras muchas preguntas sobre el trabajo de la igualdad de género en el aula, y con motivo de la celebración del pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Ana Benito, profesora de Infantil del Colegio Lourdes publica en El Diario de la Educación el artículo “Educar con mirada de género desde la escuela infantil”. Involucrada en la lucha constante contra los estereotipos de género que todavía en la actualidad se dan en los centros educativos, denuncia que “vivimos en un androcentrismo en el que los hombres constituyen el sujeto de referencia y las mujeres están invisibilizadas o excluidas”.

De esta manera, Ana Benito recoge un listado de buenas prácticas para llevar a cabo con el alumnado en infantil, tanto dentro como fuera de la escuela, como por ejemplo, evitar que se nos escapen frases como “dile a mamá que te lo cosa”, “no te preocupes si se ha manchado que mamá te lo lava”; hacer una lectura crítica de los cuentos tradicionales añadiéndoles una mirada de género o no olvidar la complicidad con las familias: “Creo que debemos también promover más responsabilidad en relación al género, haciendo que cada vez participen más hombres en relación al cuidado de sus hijos y todos sus intereses”.

Tribunas anteriores en El Diario de la Educación

Necesitamos una educación centrada en una vida digna

Yayo Herrero, directora general de FUHEM, defiende que la escuela no puede permanecer ajena a las grandes fracturas ecosociales de nuestro tiempo: el cambio climático, el empobrecimiento y la expulsión de amplios sectores sociales, las violencias machistas, la corrupción, la pérdida de calidad de nuestras democracias o el aumento de la represión.

No desperdiciemos el potencial educativo de los comedores escolares

Luis González Reyes, coordinador del proyecto educativo ecosocial en FUHEM, explica el papel de los comedores escolares como un espacio y un momento ideales para aprender ciertos contenidos del currículo o aspectos de convivencia, y también para reflexionar sobre la industria agroalimentaria y sus alternativas.

Repensar la escuela en un entorno social inclusivo

Víctor Manuel Rodríguez, director del Área Educativa de FUHEM, insiste en la educación inclusiva con la mirada puesta en el Congreso de Barcelona Inclusiva, celebrado en noviembre de 2017.

Dudas y temores sobre la inclusión educativa

Víctor Manuel Rodríguez, director del Área Educativa de FUHEM, analiza algunos aspectos que se deben replantear en el debate en torno a la educación inclusiva.

Cómo educar frente a la crisis ecológica y social

Luis González Reyes, coordinador del proyecto educativo ecosocial de FUHEM, escribe sobre la necesidad de revisar las metodologías y los contenidos con el objetivo de no perder el contacto con la naturaleza.


Conversaciones con… María Acaso, para reflexionar sobre arte y educación

María Acaso, profesora e investigadora española especializada en Educación Artística, lleva varios años trabajando dentro del ámbito denominado como Revolución Educativa o, como ella misma denomina, #rEDUvolution. Su principal línea de trabajo consiste en evidenciar la obsolescencia del sistema educativo actual y desarrollar prácticas educativas contemporáneas desde cinco marcos de acción.

En esta conversación, titulada “Las pedagogías invisibles”, María Acaso dialoga con Víctor M. Rodríguez, Director del Área Educativa de FUHEM, para reflexionar sobre el cambio metodológico. Plantean que hay que cuidarse de quienes proponen innovaciones educativas que sólo sirven como puerta de penetración en las escuelas para desarrollar los objetivos comerciales de sus empresas, pero también de los inmovilistas y los que piensan que todo está bien y no es necesario cambiar nada. También se deduce que el cambio metodológico es sólo un aspecto de la transformación que necesita la escuela, pero no es nada si no sirve a un objetivo, si no cuestiona también para qué y qué estamos enseñando y qué está aprendiendo nuestro alumnado. Entre las opciones de mejora, el arte puede ser una poderosa herramienta para la transformación de los entornos educativos, no sólo por su capacidad de mejorar los espacios y hacerlos más habitables, sino por su capacidad de transgresión y de crítica.

Bajo estas líneas podéis ver esta Conversación con… María Acaso

Conversaciones con... Ediciones anteriores

El formato "Conversaciones con..." es una realización de FUHEM en la que a través de un diálogo con un experto/a del ámbito educativo abordamos cuestiones que nos preocupan y dejamos constancia audiovisual de esa conversación, con el fin de ampliar su difusión e impacto, y contribuir, como siempre, a la reflexión educativa.

La primera sesión de "Conversaciones con..." tuvo a Gerardo Echeita, Profesor de la Universidad Autónoma, miembro del Consorcio para la Educación Inclusiva y del Consejo Asesor del Área Educativa de FUHEM, como protagonista y está disponible en nuestra web en este enlace.

En la segunda entrega de “Conversaciones con...”, Víctor M. Rodríguez, Director del Área Educativa de FUHEM, dialoga con José Antonio Luengo, funcionario docente y especialista en Psicología Educativa y Asesor Técnico Docente en la Consejería de Educación, acerca de la convivencia en los centros educativos y cómo prevenir y detectar el maltrato entre iguales. La conversación está disponible en nuestra web en este enlace.

 


AGENDA ECOSOCIAL Marzo 2018

    Nueva sesión del Curso de Economía de la Universidad del Barrio organizado por Economistas sin Fronteras, El Salmón Contracorriente y FUHEM Ecosocial. el Teatro del Barrio.

Bajo el título Frente al (des)orden neoliberal ¿qué?, el Curso acogerá tres nuevas sesiones sobre los fundamentos estructurales del orden social neoliberal que se ha desarrollado durante las últimas décadas a nivel global. Debatiremos sobre el momento de crisis civilizatoria actual, y los horizontes que se están abriendo, y cuáles otros, en clave de mayor justicia social y sostenibilidad medioambiental, se pueden proyectar.

La primera sesión, que tendrá lugar esta tarde corre a cargo de César Rendueles, doctor en filosofía y profesor en el departamento de teoría sociológica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.

También ha sido profesor en la Universidad Carlos III de Madrid y conferenciante invitado en varias universidades españolas y latinoamericanas. Además fue miembro fundador del colectivo de intervención cultural Ladinamo. Ha publicado dos recopilaciones de obras de Karl Marx: una antología de El capital y una selección de textos sobre la teoría del materialismo histórico. También se ha encargado de la edición de ensayos clásicos de autores como Walter Benjamin, Karl Polanyi o Jeremy Bentham. De entre sus ensayos más recientes destacan algunos como Sociofobia (Capitan Swing, 2013).

Recuerda:

FECHA: Lunes, 19 de marzo

HORA: 19 h.

LUGAR: Teatro del Barrio
C/ Zurita, 20. Madrid

Intervienen:

César Rendueles: filósofo, sociólogo y ensayista español, profesor en el Departamento de Teoría Sociológica de la Universidad Complutense de Madrid.

Jose Bellver: FUHEM Ecosocial

 

 

 

 

 

 

 


Entrevista a Ganaderas en Red

Entrevista publicada en el Boletín ECOS, núm. 42, dedicado a Mujeres y Mundo Rural: nuevos y viejos desafíos.

Monica Di Donato

Fuhem Ecosocial

Monica Di Donato (MDD): La desigualdad de género y la invisibilización de la mujer están muy presentes en el medio rural. ¿Cuál es vuestro diagnostico con respecto a esta situación? ¿Dónde están los focos del problema?

Ganaderas en Red (GeR): Creemos que esta situación está presente en el medio rural y en el urbano, pero quizás sí es cierto que de forma más afianzada en el mundo rural. Posiblemente esto es consecuencia de la histórica falta de acceso a la cultura y el aislamiento que ha permitido perpetuar las creencias de una sociedad machista interesada en que el papel de las mujeres no se reconociera. Esto, aunque ha ido cambiando – el momento dulce de acceso a la cultura se hizo efectivo- ha supuesto que las mujeres, en muchos casos no encontraran condiciones adecuadas a su “nuevo” papel y tuvieran que irse fuera. Hay una cuestión de base que afecta a toda la población rural, aunque en las mujeres se ensaña con más crueldad, y es por lo que podríamos llamar la “doble invisibilización”: por pertenecer al mundo rural –que de cara al medio urbano, los centros de poder y las políticas parece que no existe- y el añadido que comentábamos de ser mujeres. De esta manera, en la actualidad, el abandono de muchas zonas rurales, falta de infraestructuras y los servicios empujan a la mujer a volver a emigrar a lugares que proporcionen más oportunidades a ellas y a sus hijos. Las que se quedan sufren junto a sus familias esas carencias, y pasan a ser invisibles ellas primero y sus familias, porque parece que el mundo rural no existiera aparte de una foto bucólica de fin de semana. Por otra parte la presión social, muy elevada en entornos reducidos, aislados hasta no hace tanto y estables como son los pueblos, ha supuesto un corsé muy apretado para las mujeres y sus acciones con lo que los cambios se han ido viendo poco a poco. Hay también en la vida en el campo una relación con el aspecto físico, que ha sido base de una estructura secular con la que luchar ahora y que ha condicionado la visión que se ha heredado. Por una parte, físicamente, en general, las mujeres hemos tenido menos fuerza para realizar todas las tareas necesarias para el buen funcionamiento por ejemplo de la ganadería (plantar estacas, reducir a un ternero cuando se va a destetar, manejo de los sementales, serrar un árbol, descargar o cargar pacas de hierba, manejar maquinaria, etc.) y por otro lado, el hombre, desde los tiempos de las cavernas, ha aprovechado su fuerza física para doblegar: no sólo a las mujeres, sino a aquellas personas diferentes por raza, orientación sexual, o diferentes capacidades. Así se han elaborado leyes injustas y se han perpetuado situaciones de privilegio para los hombres y de sumisión para las mujeres que la sociedad iba asumiendo. También se llevaba a cabo una labor de “domesticar” el temperamento con castigos de maltrato físico o la privación de libertad. Esto ha llegado a ser admitido como algo natural e incluso por designación divina, pues no debemos olvidar la enorme incidencia que en este aspecto han supuesto las religiones a la situación y vida de las mujeres. El aislamiento, poca población, dificultad de desplazamiento y comunicación, falta de alternativas de ocio y actividades culturales y una estructura social con sus cosas positivas pero también cerrada, contribuyen a que la mujer rural se sienta más sometida. También el sempiterno prejuicio urbano de que la mujer que ha nacido y vivido en un pueblo es una persona inculta, hace mella y la gran mayoría de las personas que se forman en la ciudad rehacen sus vidas en ese nuevo medio urbano, desligándose del rural. Esto se compagina curiosamente con una visión muy idílica del campo, que desde la urbe a menudo sólo se conoce para momentos de ocio. En un sentido o en otro, no es una visión realista del medio rural, no se ve, al final. Más invisibilidad. Siendo conscientes de que en el mundo urbano, y en la sociedad en general el machismo permea todos los grupos sociales y llega a todas las casas, parece que estas condiciones del medio rural son un caldo de cultivo idóneo para que estas desigualdades de género no se afiancen con fuerza. Se van produciendo cambios, tanto en lo social como en lo normativo, pero la lucha por la equidad ha sido de las mujeres y prácticamente sólo de ellas en los últimos doscientos años. El matriarcado sigue siendo una realidad en algunas partes del territorio rural del estado español, a pesar del cuestionamiento alrededor de ello que existe.

MDD: En ese sentido, si tuvierais que hablar de avances o retrocesos, ¿cuáles son los ámbitos donde las valoraciones son positivas y cuales donde son negativas?

GeR: Indudablemente se ha avanzado mucho en algunos temas, aunque quede tanto por hacer. Se ha avanzado fundamentalmente en el acceso a la formación y preparación académica que abre múltiples posibilidades al desarrollo personal de todos aquellos niños, niñas y jóvenes que habitan el mundo rural. Esto tiene varias consecuencias positivas, aunque, por la propia condición del medio rural en el sistema global, tiene una condición negativa. Nos explicamos. Las mujeres rurales han accedido a la formación y a estudios superiores al igual que muchos hombres, pero para ello han tenido que salir del pueblo. Esto ha conllevado que muchas mujeres hayan emigrado por la búsqueda de esta formación, de cultura, de estudios, etc. Algunas han retornado a los pueblos, pero son las que menos, y otras siguen su vida en el ámbito urbano. Así, este acceso a la formación no ha ido de la mano de políticas que permitan que esas mujeres puedan desarrollarse en el mundo rural, lo que les lleva a abandonar sus pueblos y seguir contribuyendo a la despoblación del mundo rural. Igualmente, la poca población joven que ha salido y vivido en el entorno urbano y retorna al pueblo es menos propensa a aceptar las reglas sociales colectivas del rural y tienen la mente más abierta a los cambios que vienen para quedarse.  Así se repite la dualidad: se sale al mundo urbano incorporando formación y apertura de mente, pero la evolución del rural no acompaña, y es porque esa cultura y formación no se lleva al medio rural, no porque la gente no tenga esa capacidad. El medio rural ha estado marginado, y eso, tiene sus consecuencias. Han tenido que ser sus pobladoras las que con gran esfuerzo hayan acercado estas nuevas miras y en muchos casos se hayan frustrado por no poder desempeñar sus capacidades y conciencia reforzada en el medio urbano. Sin embargo, esa dualidad urbano-rural no refleja bien los diversos grises de esas relaciones campo-ciudad, saberes-formación, antiguo-moderno, inculto-culto, etc. Lo cierto es que esas categorías siguen pesando en el ideario social y condicionan la vida de las personas en el campo y en especial de las mujeres que rompen los estereotipos de esos extremos: para quienes heredamos tradiciones agrarias y luchas por significar nuestra vida rural, retar por ejemplo los repartos de tareas según estereotipos de género es un camino a menudo lleno de conflictos; para quienes no nos criamos en el campo, sino que hemos llegado desde alguna ciudad por elección, hoy en día hay posiblemente más oportunidades que en el pasado, pero no es fácil subvertir roles o ejemplificar formas nuevas o diferentes de ser mujer.

MDD: Desde vuestro punto de vista, ¿cuáles son las herramientas, los discursos, los pasos para crear más concienciación sobre el papel -absolutamente invisibilizado (tareas domésticas, tareas agrarias, etc.)- de la mujer en el mundo rural, para combatir una vulnerabilidad tan específica en este medio, en definitiva, para ir hacia un empoderamiento real?

GeR: Nosotras lo tenemos claro: herramientas, discursos, pasos, cambios de prácticas, etc., creemos que todo pasa inevitablemente porque nos asociemos y trabajemos conjuntamente, como se está intentando hacer en Ganaderas en Red, que analicemos quiénes somos, qué hacemos, cómo, y de qué manera podemos transmitir a la sociedad todo ello para que entiendan nuestro papel, nuestro trabajo y lo apoyen de una manera directa, sin intermediarios ni altavoces ajenos. Nosotras conocemos y sabemos cuál es nuestro mensaje y también en este caso, nuestra profesión. Para ello las mujeres rurales necesitamos redes de internet eficaces (el acceso bueno y rápido es inexistente en aldeas, poblaciones pequeñas e incluso medianas). En primer lugar para apoyar esa unión entre mujeres: por ejemplo para sacar adelante proyectos de trabajo común desde donde desarrollar nuestras propias ideas sin ayuda de la pareja y así ser autosuficientes (por ejemplo: la venta directa GeR, asociarse dos o varias mujeres de la misma zona para llevar una explotación conjunta más diversa, etc.). En esta unión se ponen de manifiesto herramientas propias como la capacidad de lucha por lo que queremos o la capacidad de innovar en el manejo ganadero o de emprender. Así como la gran capacidad de trabajar en equipo y de forma colaborativa que tenemos las mujeres. Por otro lado, esas redes nos están sirviendo también para adueñarnos de nuestra propia imagen pública y mostrarnos al mundo, tanto al entono cercano, como a otros más alejados, como nosotras queramos, como somos, sin las gafas juiciosas de nadie de por medio. También creemos, y es una de nuestras grandes reivindicaciones, que la educación y sensibilización desde la infancia en centros educativos formales y no formales es una herramienta imprescindible de cambio: la educación primaria es fundamental para llegar a la igualdad. Si los/as niños/as desde el cole asimilan como algo normal, como lo que es, la igualdad entre ellos y ellas, lo van a llevar adelante a lo largo de toda su vida. Y lo que se aprende en el cole luego debe practicarse en casa. Eso implica también que debe existir en la familia una predisposición y un ejemplo, lo cual puede ser más costoso por los roles de género que tenemos tan incorporados. Todo ello creemos que puede llevarnos a un equilibrio emocional y actitud de apertura que nos permita avanzar y dar a conocer nuestras inquietudes al resto de la sociedad. Además, nosotras queremos ser las primeras que nos abramos a otras personas, colectivos, iniciativas que nos hagan más fuertes. Nuestra fuerza es estar juntas y nuestra inteligencia y enorme capacidad para creer en la vida y en que todo es posible.

MDD: ¿Qué valoración hacéis sobre los efectos de la Ley 35/2011 sobre titularidad compartida de las explotaciones agrarias?

GeR: Es evidente la poca aceptación que ha tenido la ley, dado el escaso número de peticiones que se han llevado a cabo desde su implantación. Hay que preguntarse por qué, y responder honestamente a esta pregunta: desde las dificultades a nivel administrativo, más o menos solventables, hasta las económicas, más difíciles de afrontar pasando por algunas cuestiones culturales. Por una parte, si la economía de una granja difícilmente se sostiene con las ventas y subvenciones, añadirle el gasto que supone la doble titularidad lo hace totalmente insostenible. Quizás los que hayan conseguido una “economía holgada” pueden permitirse ese "lujo". La titularidad compartida en una economía ajustada es imposible. Por otra parte, si tradicionalmente el “poder económico formal” dentro de las familias ha estado en manos de los hombres, revertir esta situación va vinculado también a un cambio de visión en este aspecto, lo cual no siempre es fácil dada la cultura patriarcal en la que estamos inmersas. Si los cuidados y la aportación que han hecho las mujeres tradicionalmente en el seno de una familia ganadera se cuantificara tal y como reivindica la economía feminista, posiblemente habría que hablar en otros términos cuando hablamos de derechos de titularidad. Falta información, en muchos casos los hombres no están preparados para compartir su titularidad con nadie y el impacto positivo económico no es muy tangible, con lo que muchas veces es una cuestión más de amor propio y autorreconocimiento que un beneficio directo como trabajadora. Por lo tanto, son dos las cuestiones que plantear: mientras no se solucionen los problemas inherentes de la no existencia de precios justos en origen y la actividad de la ganadería permita una economía digna, mientras las cuestiones burocráticas, la carga cultural y la insensibilidad al valor de los cuidados y el tiempo que se invierte en ellos sigan presentes, pensar en titularidad compartida es una utopía. Es una lucha a varias bandas: en la concienciación social y política sobre la realidad de la ganadería extensiva impregnada de la lucha feminista que requiere cualquier sistema que busque la sostenibilidad. Pedimos a las instituciones medidas reales que permitan a las mujeres emprender en esta actividad, facilitar el acceso a la tierra y la compatibilidad necesaria para que de forma global sea rentable tener la titularidad más allá de desear hacerlo por autoestima.

MDD: Cada vez se hace más evidente la despoblación y el abandono al que se está viendo sometido el mundo rural. En ese sentido, existe un flujo importante de mujeres (pero no sólo) que dejan el campo y otro flujo, que viaja en sentido opuesto, de mujeres denominadas “neorurales” que llega al campo con una maleta llena de valores, ideas, visiones muy distintas a las que tradicionalmente existen en el campo, y que hacen una apuesta de vida diferente, para arraigarse en el medio rural y poder recuperarlo. ¿Qué opinión os merece este fenómeno? ¿Cuál pensáis que puede ser el balance de estos dos flujos, sobre todo considerando el problema del envejecimiento que se observa en el medio rural?

GeR: En Ganaderas en Red tenemos un ejemplo de mezcla de orígenes antes de acceder a la actividad. Por una parte, las que venimos de la ciudad con nuestro bagaje cultural y nuestra maleta, en muchos casos tenemos una visión idealizada del mundo rural. Una vez que aterrizamos, y dependiendo de donde lo hagamos, nos encontramos con una realidad distinta, en ocasiones hostil y difícil de digerir, o, por el contrario, encajamos con más o menos trabajo dentro del entramado rural. Sin embargo, aunque lleguemos a encajar, siempre encontramos dificultades que no imaginábamos. A nuestras limitaciones en el rural se suman las posibles de los hijos y el cuestionamiento continuo al que nos enfrentamos de si les estamos ofreciendo todas las oportunidades que desean. Como decíamos antes, el flujo de población del campo a la ciudad se basa en la búsqueda de oportunidades tanto laborables como educativas. Creemos que en muchos casos el viaje de la urbe al campo está envuelto en desconocimiento y que sólo tendrán éxito las mujeres que vayan con un objetivo y proyecto claro y factible de trabajo. El problema radica en que hay un porcentaje de neorurales con conceptos poco claros, con una idea muy bucólica de lo que es la vida en el campo, como una vida muy fácil, muy llevadera, de poco trabajo, etc. y todo esto lleva al fracaso de sus proyectos y su experiencia rural y además a la larga arrastra a una visión escéptica de la población autóctona ante la llegada de este tipo de población. Por otra parte, hay también una percepción desde la mujer rural “autóctona” –sobre la que recaen ampliamente las consecuencias de la precariedad, las dificultades para encontrar la manera de crecer económicamente y el machismo- de que los derechos de las mujeres son mayores en la urbe. A menudo sucede que, tras haber migrado del campo a la ciudad, tarde o temprano, en la ciudad llegan a la misma situación por ser mujeres, y entonces, puede ser demasiado tarde para retroceder. No es todavía compartido por todas las mujeres el orgullo por su estilo de vida rural y de esta manera transmitirlo a su prole y gente conocida, y este es un tema todavía a mejorar. Curiosamente, la falsa ilusión de un mundo mejor “al otro lado” posiblemente sí es compartida por mujeres que transitan de uno a otro extremo de ese continuum rural-urbano del que hablábamos más arriba. En las cuestiones más concretas, este flujo en ambos sentidos, con la experiencia de GeR, cuando nos unimos, vemos que es complementario. Aunque tanto las ganaderas nuevas como “las de siempre” tienen muchos obstáculos, las de siempre saben a lo que se enfrentan y al saber manejar el ganado tienen menos problemas; sin embargo, las nuevas tienen la ventaja de tener una mente más abierta a los cambios porque al no haber realizado antes esta actividad, están dispuestas a hacer las cosas de una manera distinta. Encontrarnos ambas, nos enriquece enormemente y nos hace más fuertes.

MDD: Como ganaderas y cuidadoras del medio y de los sistemas agroganaderos en concreto, en un ambiente muy masculinizado, ¿cuáles son los mayores problemas, presiones y prejuicios que percibís?

GeR: Sentimos que tenemos que sobre esforzarnos en todo lo que hacemos, demostrar que podemos trabajar igual, no ya para ser respetadas sino simplemente reconocidas como parte importante del entramado de la vida. Y se da algo curioso: si además tenemos una formación académica o estudios superiores, hay una actitud “a la defensiva” del sector masculino, como si se sintiera amenazado por una nueva mujer que ya se atreve a ser. Es cierto que los prejuicios han disminuido con los años, aunque a muchas nos siguen identificando por “la madre de”, “la mujer de”, “la nuera de”, etc., como si no tuviéramos identidad propia. Hay un tema que no suele señalarse pero que para nosotras es fundamental y es el que tiene que ver con la parte más “práctica” de nuestra profesión: toda la maquinaria, vestimenta, calzado, todo lo relacionado con volúmenes, pesos, etc., está pensado para el físico masculino. Nuestras herramientas de trabajo están masculinizadas, y ese es un sesgo tangible y visible que de nuevo exige en nosotras un esfuerzo extra. En muchos casos los tratantes, veterinarios, u otros profesionales con los que tenemos que relacionarnos, se dirigen a los hombres antes que las mujeres aunque compartan explotación o incluso siendo nosotras las que la dirijamos, o al contrario, tienen una actitud excesivamente paternalista y/o sorprendida como si no estuviéramos a la altura de las circunstancias sólo por el hecho de ser mujeres. También es cierto que muchas percibimos un reconocimiento y respeto diferente (en positivo) por mantenernos en la actividad ganadera a pesar de las dificultades que esto entraña. Esto no lo hemos vivido las que venimos del mundo urbano.

MDD: Desde una perspectiva ecofeminista, se mantiene que las categorías de mujer y animal tienen la misma función simbólica en el pensamiento occidental: ambas han sido construidas como el “otro” para ser dominado, sometido y utilizado. Esto implica, como sostienen muchas autoras, una reformulación del sistema de valores y de la categoría del “otro”, opuesto al "yo" masculino. El nuevo sistema de valores se basa en el reconocimiento de valores entre las diversas especies (horizontal) y este tipo de consideraciones tienen, por ejemplo, mucha relevancia dentro de las contribuciones del ecofeminismo a la teoría de liberación de los animales (y también en las opciones del vegetarianismo, veganismo, etc.). ¿Desde vuestra visión, cómo resolvéis esta relación?

GeR: Es muy interesante esta pregunta, porque precisamente ahora, después de los primeros pasos de GeR donde se va haciendo más sólido el grupo, empezamos a adentrarnos en nuevos temas, debates y reflexiones conjuntas. Este es uno de ellos y como todos los temas importantes lleva tiempo, necesita mucha reflexión y evolución por sí mismo en el seno del grupo, por eso no nos atrevemos ahora mismo a posicionarnos de forma cerrada en una afirmación -tampoco lo hacemos con otras cuestiones, pues siempre defendemos la diversidad de las mujeres del grupo. Lo que sí es cierto es que estamos empezando a compartir miradas, visiones y ver que la forma de entender esta relación es como en tantos otros temas: diversa, complementaria y llena de matices. Lo que de entrada sí nos une es que nos resulta difícil explicar la relación que establecemos con nuestros animales, cuya crianza es el centro de nuestra vida, no sólo profesional, sino familiar, cultural, etc., y que a pesar de ello podamos vivir de ellos. Además, algo que solemos destacar cuando nos reivindicamos como mujeres ganaderas es precisamente que sí creemos que como mujeres tenemos un manejo distinto del ganado, en el que esa parte de empatía y cuidados entre seres vivos se refleja en el trato que nosotras damos a los animales. Su salud, su alimentación, su supervivencia frente a dificultades, a veces está casi incluso por delante de la nuestra propia o la de nuestras familias. Así que se trata de una relación compleja de interdependencia.

MDD: Para terminar, ¿Cuáles son las organizaciones hermanas en el territorio, cuyo trabajo y objetivos consideráis importante para avanzar en las reivindicaciones comunes?

GeR: Digamos que este espacio que hemos creado hacía falta, no encontrábamos referencias alrededor, aunque siempre hay entidades que están ahí y de las que participamos muchas, como FADEMUR (Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales), aunque casi siempre nos implicamos a nivel más local. Hay ganaderas en AZME (Asociación Zamorana de Mujeres Emprendedoras), SOMOS Sierra Norte de Sevilla, Mujeres Arcoíris, la asociación cultural La hila. Reconocemos, sin embargo, que todavía cuesta asociarse y unirse. Hay también entidades como trabajan por la puesta en valor de la ganadería extensiva como Trashumancia y Naturaleza y por supuesto la Fundación Entretantos que es la que ha ido acompañando este proceso desde los inicios.

Si quieres profundizar más sobre Ganaderas en Red, su historia, quiénes son, de dónde vienen, por qué se juntan y cuáles son sus reivindicaciones, descarga este dossier, un documento consensuado por todas las Ganaderas en Red a lo largo de estos tres años de trabajo y encuentros colectivos.

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Entrevistas anteriores

 

Entrevista a Stuart Wallis, por Allen White (traducido por Nuria del Viso), 2018.

Entrevista a Juan Bárcena, por Monica Di Donato, 2018.

Entrevista a Roberta Sonnino, por Monica Di Donato y José Luis López Casadevante, 2017.

Entrevista a Rafael Díaz Salazar, por Salvador López Arnal (2017).

Entrevista a Randall Wrey, por Lucía Vicent y José Bellver (2017).

Entrevista a José Luis Moreno Pestaña, por Monica Di Donato (2017).

Entrevista a Mª Eugenia Rodríguez Palop, por Nuria del Viso (2017).

Entrevista a Ada Colau, por Nuria del Viso (2017).

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Entrevista a Renzo Llorente, por Salvador López Arnal (2015).

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Entrevista a Marina Subirats, por Nuria del Viso (2015).

Entrevista a Javier de Lucas, por Nuria del Viso (2014).

Entrevista a Cristina Carrasco, por Olga Abasolo y Lucía Vicent (2014).

Entrevista a Gérard Duménil y Dominique Lévy, por Bruno Tinel (2014).

Conversación con Manfred Max-Neef, por Santiago Álvarez Cantalapiedra (2014).

Entrevista a Michael Löwy, por Rafael Díaz Salazar (2014).

Entrevista a Antonio Elizalde Hevia, por José Luis Fernández Casadevante (2014).

Entrevista a Silvia Federici, por Tesa Echeverria y Andrew Sernatinguer (2014).

Entrevista a Marta Antonelli y Francesca Greco, por Monica Di Donato (2013).

Entrevista a Alberto Magnaghi, por José Luis Fernández Casadevante y Nerea Morán Alonso (2013).

Entrevista a Igor Sádaba, por Olga Abasolo (2013).

Entrevista a Giuseppe De Marzo, por Nuria del Viso (2013).

Entrevista a Rafaela Pimentel, por Lucía Vicent (2013).

Entrevista a Mar Nuñez, por Olga Abasolo (2013).

Entrevista a Daouda Thiam. Con testimonio de Sini Sarry, por Nuria del Viso (2013).

Entrevista a Rafael Poch-de-Feliu, por Salvador López Arnal (2013).

Entrevista a Endika Zulueta, por Equipo FUHEM Ecosocial (2013).

Entrevista a Sabino Ormazabal, por José Luis Fernández Casadevante (2013).

Entrevista a Susan George, por Nuria del Viso (2013).

Entrevista a Jorge Riechmann, por Salvador López Arnal (2012).

Entrevista a Antonio Turiel, por Santiago Álvarez Cantalapiedra (2012).

Entrevista a Raúl Zibechi, por José Luis Fernández Casadevante (2012).

Entrevista a Carlo Petrini, por Monica Di Donato (2012).

Entrevista a Rafael Feito, por Santiago Álvarez Cantalapiedra (2012).

Entrevista a Eduardo Gudynas, por Nuria del Viso (2012).

Entrevista a Mbuyi Kabunda, por Nuria del Viso (2012).

Entrevista a Rafael Poch-de-Feliu, por Salvador López Arnal (2012).

Entrevista a Carlos Martín Beristain, por Nuria del Viso (2012).

Entrevista a Chatherine W. de Wenden, por Antonio Izquierdo (2012).

Entrevista a Eduard Rodríguez Farré, por Salvador López Arnal (2012).

Entrevista a Saturnino "Jun" Borras, por Nuria del Viso (2011).

Entrevista a Harald Welzer, por Nuria del Viso (2011).

Entrevista a Loretta Napoleoni, por Nuria del Viso (2011).

Entrevista a Bonnie Campbell, por Nuria del Viso (2011).

Entrevista a Samuel Ruiz, por Cristina Ávila-Zesatti (2011).

Entrevista a Danielle Nierenberg, por Monica Di Donato (2011).

Entrevista a Antonio Ruiz de Elvira, por Monica Di Donato (2011).

Entrevista a Karen Marón, por Santiago Álvarez Cantalapiedra (2011).

Entrevista a Víctor M. Toledo, por Monica Di Donato (2010).

Entrevista a Narciso Barrera-Bassols, por Monica Di Donato (2010).

Entrevista a Juan Carlos Gimeno, por Monica Di Donato (2010).

Entrevista a Juan Gutiérrez, por Amador Fernández-Savater (2010).

Entrevista a Pepe Beunza, por José Luis Fernández Casadevante y Alfredo Ramos (2010).

Entrevista a Emilio Lledó, por Olga Abasolo (2010).

Entrevista a Juan Andrade, por Salvador López Arnal (2010).

Entrevista a Miguel Manzanera Salavert, por Salvador López Arnal (2010).

Entrevista a Eduard Rodríguez Farré, por Salvador López Arnal (2010).

Entrevista a Silvia L. Gil, por Salvador López Arnal (2010).

Entrevista a Miguel Ángel Rodríguez Arias, por Salvador López Arnal (2010).

Entrevista a Pablo de Greiff, por José Luis F. Casadevante y Alfredo Ramos (2010).

Entrevista a Serge Latouche, por Monica Di Donato (2009).

Entrevista a Alberto Acosta, por Matthieu Le Quang (2009).

Entrevista a Gerardo Pisarello, por Salvador López Arnal (2009).

Entrevista a José Luis Gordillo, por Salvador López Arnal (2009).

Entrevista a Francisco Fernández Buey, por Nuria del Viso (2009).

Entrevista a Paul Nicholson, por Nuria del Viso (2009).

Entrevista a Alfredo Embid, por Salvador López Arnal (2009).

Entrevista a Miquel Porta Serra, por Salvador López Arnal (2009).

Entrevista a Rafael Feito, por Salvador López Arnal (2009).

Entrevista a Ignacio Perrotini Hernández, por Salvador López Arnal (2009).

Entrevista a Joan Martínez Alier, por Monica Di Donato (2009).

Entrevista a Federico Aguilera Klink, por Salvador López Arnal ( 2008).

Entrevista a Sergio Ulgiati, por Monica Di Donato (2008).

Entrevista a Arcadi Oliveres, por Nuria del Viso (2008).

Entrevista a Ramón Fernández Durán, por Nuria del Viso (2008).

Entrevista a Antonio Elizalde, por Nuria del Viso (2008).

Entrevista a Jorge Riechmann, por Nuria del Viso (2008).

Entrevista a Rodolfo Stavenhagen, por Nieves Zúñiga (2008).

Entrevista a Saskia Sassen, por Nieves Zúñiga (2007).

 

 

 

 

 


Mujeres y mundo rural. LIBROS

 

 

Recopilación bibliográfica en torno a la situación de la mujer en el mundo rural, su invisibilidad, su acceso a la educación, las dificultades de incorporarse al mundo laboral, el papel de las mujeres rurales en la defensa de la soberanía alimentaria, de la vida y el medio ambiente y sobre la relación entre la agroecología y el ecofeminismo.

 

AZNAR MÁRQUEZ, Juana; MARTÍ DE OLIVES, Ana; NAVARRO RÏOS, Mª Jesús; TÉLLEZ INFANTES, Anastasia (et al.)

Desarrollo y trabajo de las mujeres en el medio rural
Barcelona: Icaria, 2009, 231 págs.

 

CAMARERO, Luis Alfonso (coord.)

Emprendedoras rurales: de trabajadoras invisibles a sujetos
pendientes

Valencia: Centro Francisco Tomás y Valiente- UNED, 2005, 225 págs.

 

 

GARCÍA FORÉS, Estefanía; DUCH GUILLOT, Gustavo (coord.)

Ecofeminismos rurales: mujeres por la soberanía alimentaria
Vizcaya: Mundubat, Revista Soberanía alimentaria, 2012, 44 págs.

 

GARGALLO CELENTANI, Francesca

Feminismos desde Abya Yala: Ideas y proposiciones de las mujeres de 607 pueblos en nuestra América
Ciudad de México: Editorial Corte y Confección, 2014, 271 págs.

 

MAYA FRADES, Valentina (ed. lit.)

Mujeres rurales estudios multidisciplinares de género
Salamanca: Universidad de Salamanca, 2008, 392 págs.

 

MOLINO, Sergio del

La España vacía. Viaje por un país que nunca fue
Madrid: Turner, 2016, 296 págs.

 

NIERENBERG, Danielle; HALWEIL, Brian (dir.)

Innovaciones para alimentar el planeta. La Situación del mundo 2011. Informe Anual del Worldwatch Institute sobre el Progreso hacia una Sociedad Sostenible
Barcelona: FUHEM Ecosocial, Icaria, 2011, 436 págs.

 

NOGUÉS LINARES, Soledad (ed. lit.)

El futuro de los espacios rurales
Santander: Universidad de Cantabria, 2004, 372 págs.

 

PULEO, Alicia H.

Ecofeminismo para otro mundo posible
Madrid: Cátedra, 2011, 448 págs.

 

ROBIN, Marie-Monique

Las cosechas del futuro: como la agroecología puede alimentar e el mundo
Barcelona: Península,2013, 399 págs.

 

SILIPRANDI, Emma; ZULUAGA, Gloria

Género, agroecología y soberanía alimentaria
Barcelona: Icaria, 2014, 240 págs.

 

SENRA, Lidia; LEÓN, Irene; TENROLLER, Rosana (et. al.)

Las mujeres alimentan al mundo: soberanía alimentaria en defensa de la vida y el planeta
Barcelona: Entrepueblos, 2009, 184 págs.

 

SHIVA, Vandana

¿Quién alimenta realmente al mundo? El fracaso de la agricultura industrial y la promesa de la agroecología
Madrid: Capitán Swing, 2018, 352 págs.

 

FUNDACIÓN DE ESTUDIOS RURALES

Agricultura familiar en España 2009: Mujeres en la actividad agraria y el mundo rural. Un camino de progreso e igualdad
Madrid: Unión de pequeños agricultores y ganaderos, 2009, 464 págs.

 


El 8 de marzo en FUHEM: actividades a favor de la igualdad

Entre las efémerides que FUHEM ha decidido celebrar de forma conjunta en sus tres colegios, Hipatia, Lourdes y Montserrat, a lo largo del curso 2017/18, está el Día Internacional de la Mujer.

Para esta fecha, a partir de la iniciativa del Grupo de Género de FUHEM, en el que participan personas de diversos colectivos de la comunidad educativa (profesorado, familias, alumnado, personal de la sede central y colaboradoras externas), se han formulado propuestas para que el próximo jueves 8 de marzo sea un día especial en nuestro calendario, sumándonos así a una jornada que aspira a ser histórica a nivel mundial, con la convocatoria de una Huelga Feminista y los precedentes de manifestaciones y campañas que, en los últimos meses, se han convertido en motor de cambio ante situaciones de desigualdad y violencias que sufren las mujeres en todo el mundo (marchas multitudinarias en Argentina, Polonia, Turquía, Estados Unidos o el movimiento #MeToo, que ha roto el tabú vinculado a la violencia sexual).

Para FUHEM, nuestros antecedentes son más modestos, aunque no olvidamos todo lo que se hizo el 8 de Marzo del año pasado, ni el concurso de carteles para visibilizar el 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género, que resultó una exitosa convocatoria que contó con la participación de alumnado, profesorado y familias. A esto se suma que FUHEM, en estos momentos, está trabajando en la puesta en marcha de un Plan de Igualdad de Oportunidades entre mujeres y hombres.

Actividades en los centros

Para esta ocasión, además de todas las actividades que se organizan desde los centros, el Grupo de Género ha planteado diversas propuestas para trabajar en las aulas, que se han enviado al profesorado para su valoración, y algunas acciones para fomentar la participación de la comunidad educativa.
Propuesta de acciones para la comunidad educativa:

- Debate del Argumentario de la Comisión feminista desde los distintos colectivos y asociaciones.

- Asistencia y participación a las Mesas Redondas 8M que tendrán lugar en nuestros centros escolares:

Colegio Lourdes
Lunes 5 de marzo a las 17.15 horas, en el Salón de Actos.
Ponentes: Yayo Herrero, Directora general de FUHEM; Julia Santos, antigua alumna del colegio y miembro de la Plataforma del 8M; Naiara Vílchez y Sara Caravaca, alumnas del colegio e integrantes de la Asamblea de estudiantes del Lourdes; y una madre representante de las familias del colegio.

Colegio Montserrat
Martes 6 de marzo a las 16.15 horas en el Salón de Actos (Edificio de Juan Esplandiu).
Ponentes: Yayo Herrero, Directora general de FUHEM; Beatriz Garde y alumnas de la asociación ATENEA.

Hipatia
Miércoles 7 de marzo, a las 16.30 horas en el Aula de Claustros del Edificio Verde.
Ponentes: Alicia de Blas (Grupo de Género de FUHEM); Lorena Chamizo (Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid); Julia Santos (Plataforma del 8M); Irene Caballero (alumna de Hipatia); y una madre representante de las familias del colegio.

Desde el proyecto FUHEM Click, se organiza el concurso #MujerTeníasQueSer. Siguiendo con el objetivo de hacer un Buen Uso de las Redes Sociales, se trata de reflexionar sobre cómo se puede ayudar a través de las redes sociales a la igualdad entre hombres y mujeres.

En cuanto a las medidas que va a adoptar cada centro escolar y las actividades específicas que vayan a desarrollarse el mismo día 8 de marzo, os recomendamos visitar la página de cada colegio donde se informará al respecto: Lourdes, Hipatia y Montserrat.

Otras actividades: lecturas, sorpresas y manifestación

En línea con otras vísperas del 8 de marzo, FUHEM Ecosocial publicará un nuevo número de su Boletín electrónico ECOS, titulado en esta ocasión “Mujeres y mundo rural: nuevos y viejos desafíos”. Este nuevo número se centra en indagar sobre la condición de la mujer en el medio rural, planteando los cambios y retrocesos que se han producido, tanto en España como en América Latina, con respecto a las necesidades y reivindicaciones que pueden facilitar el desarrollo de sus capacidades y posibilidades como cuidadora del medio y productoras agrícolas, para lograr la igualdad de género y su empoderamiento. En esta ocasión, el apartado de Análisis destacado lleva las firmas de Emma Siliprandi, Lidia Senra, Ana Sabaté y Fátima Cruz Souza; textos que se complementan con una Entrevista al colectivo de Ganaderas en Red y una Selección de Recursos sobre el tema.

Otra lectura que proponemos es el artículo que hemos publicado en el marco de colaboraciones establecido entre FUHEM y El Diario de la Educación. En esta ocasión, hemos querido abordar el tema de género en nuestra entrega del mes de marzo con un artículo titulado "Educar con mirada de género desde la escuela infantil", escrito por Ana Benito, profesora de Infantil del Colegio Lourdes.

Estamos seguros de que el 8 de marzo será un día distinto en FUHEM y en nuestros centros escolares. Iremos siguiendo las novedades que se vayan generando en torno a esa fecha a través de nuestras redes sociales, tanto en Facebook como en Twitter.

La primera sorpresa llega en forma de video-clip. El Grupo de Género de FUHEM ha compuesto su propia canción, la ha cantado a coro y nos propone aprenderla para cantarla juntas. El video recoge momentos de la grabación y de algunas de las actividades del año pasado: paros, cadenas humanas, dibujos, exposiciones, pancartas a favor de los cuidados y un montón de buenos recuerdos que nos ha encantado recuperar.

La actividad reivindicativa del 8 de marzo concluirá con la manifestación de la tarde que tendrá lugar en Madrid. Desde el Grupo de Género y el Comité de Empresa de FUHEM nos animan a participar en ella y hacerlo juntas. Si os apetece participar en el bloque de FUHEM, el plan es encontrarnos a las 18.30 horas en la plaza del Caixa Forum y desde ahí, comenzar a andar.

 


MUJERES Y MUNDO RURAL. Selección de Informes y Estudios

 

 

Recopilación de informes y estudios que abordan los desequilibrios que se producen en la población rural, las condiciones de vida y la posición social que ocupan las mujeres en este masculinizado mundo, así como la construcción de nuevas identidades y roles y un diagnóstico sobre Igualdad de Género en el Medio Rural. Incluye también dos informes de la FAO en torno al papel de las mujeres en la agricultura para cerrar la brecha de género en aras del desarrollo y las Política de igualdad de género de la organización.

 

 

 

CAMARERO, Luis (coord.), CRUZ SOUZA, Fátima; GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, Manuel Tomás; DEL PINO ARTACHO, Julio Alfonso; OLIVA SERRANO, Jesús; SAMPEDRO GALLEGO, Rosario

La población rural de España. De los desequilibrios a la sostenibilidad social
Colección Estudios Sociales, núm. 27
Barcelona: Fundación Social La Caixa, 2009, 199 págs.

 

CASTELLANOS ORTEGA, Mari Luz; GARCÍA BORREGO, Iñaki; SAMPEDRO GALLEGO, Rosario; CAMARERO, Luis (coord.)

El trabajo desvelado. Trayectorias ocupacionales de las mujeres rurales en España
Madrid: Instituto de la Mujer, Sreri Estudios, núm. 95, 2006, 190 págs.

CRUZ SOUZA, Fátima

Género, psicología y desarrollo rural: La construcción de nuevas identidades. Las representaciones sociales de las mujeres en el medio rural
Serie Estudios, núm. 163.
Madrid: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, 2006, 348 págs.

GARCÍA SANZ, Benjamín
La mujer rural ante el reto de la modernización de la sociedad rural Colección Estudios núm. 82
Madrid: Ministerio de Igualdad. Instituto de la Mujer, 2004, 335 págs.

MINISTERIO DE AGRICULTURA, ALIMENTACIÓN Y MEDIO AMBIENTE
Condiciones de vida y posición social de las mujeres en el medio rural
Madrid, 56 págs.

MINISTERIO DE AGRICULTURA, ALIMENTACIÓN Y MEDIO AMBIENTE
Diagnóstico de la Igualdad de Género en el Medio Rural
Madrid: 2011, 340 págs.

MINISTERIO DE AGRICULTURA, ALIMENTACIÓN Y MEDIO AMBIENTE
Medio Rural: trabajando en femenino
Madrid: 2013, 120 págs.

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN - FAO

El Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación 2010 – 2011. Las mujeres en la agricultura: Cerrar la brecha de género en aras del desarrollo
Roma: FAO, 2011, 171 págs.

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN - FAO
Política de igualdad de género de la FAO. Alcanzar las metas de seguridad alimentaria en la agricultura y el desarrollo rural Roma: FAO, 2013, 34 pp.

 

 


MUJERES Y MUNDO RURAL. Recursos

Miscelánea de materiales que ponen su foco en el papel de las mujeres rurales, situándolas en el mapa, mostrando sus dificultades en la consecución efectiva de la igualdad de oportunidades, a la vez que visibilizan innegables aspectos de innovación y ruptura. Recursos que recogen estadísticas relacionadas con la tenencia de la tierra desglosada por género, y el trabajo realizado por ellas para el desarrollo agrícola, la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural. Todo ellos con distintos formatos: Atlas, Base de Datos, material audiovisual, Guías didácticas, una exposición, una guía, una infografía, un tablón de Pinterest y un programa de la FAO.

 

ATLAS

 

MOLINERO HERNANDO, Fernando et. al. (coords.)

Atlas de la España rural
Madrid; Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, 2004, 463 págs.

 

 

 

NOBRE, Miriam; HORA, Karla; BRITO, Claudia; PARADA, Soledad

ATLAS de las Mujeres Rurales de América Latina y el Caribe
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura - FAO
Santiago de Chile, 2017, 82 págs.

 
 

BASE DE DATOS

FAO

Base de Datos Género y Derecho a la Tierra - GLRD
Datos sobre los diferentes factores que generan desigualdades en el derecho a la tierra a través de perfiles de país, estadísticas de tierra desglosadas por sexo. Incluye datos específicos sobre la propiedad agrícola de hombres y mujeres. Los datos se muestran en el mapa interactivo y también están disponibles en el formato de gráficos y tablas.

DOCUMENTAL

Campesinas. Semillas de cambio

 

Realización: Joaquín Zuñiga

Producción: Ernest Cañada

Una producción de Alba Films para Entrepueblos con la colaboración de la Fundación Luciérnaga y Vía Campesina y el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI).

Duración: 23.50 minutos.

Resumen: Este documental muestra el trabajo de varias organizaciones de mujeres campesinas que están tratando de generar cambios en las relaciones de desigualdad de género que viven en sus comunidades y familias, al mismo tiempo que tratan de fortalecer la economía familiar campesina con producción orgánica de alimentos para mercados locales y nacionales.

El documental "Campesinas, semillas de cambio", dispone de unas guías didácticas dirigida a profesorado de secundaria, bachillerato, formación profesional y educación de personas adultas que quieran sensibilizar a los estudiantes sobre las relaciones desiguales de género en la soberanía alimentaria.


Campesinas. Semillas del cambio. Guía didáctica. Introducción.

María García, Stefanía Stancampiano, Jaume López
ILUSTRACIONES: Nuria Sarabia
17 págs.

La introducción a la guía didáctica contiene información de contextualización.

Campesinas. Semillas del cambio. Guía didáctica. Secundaria
María García, Stefanía Stancampiano, Jaume López
ILUSTRACIONES: Nuria Sarabia
25 págs.
La guía para secundaria propone varias actividades basadas en el documental y en los conocimientos de los estudiantes así como juegos y actividades de grupo

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Campesinas. Semillas del cambio. Guía didáctica. Bachillerato, FP y Adultos
María García, Stefanía Stancampiano, Jaume López
ILUSTRACIONES: Nuria Sarabia
21 págs.

La guía para bachillerato, formación profesional y educación de personas adultas propone varias actividades basadas en el documental y en los conocimientos de los estudiantes invitando a la reflexión y al análisis de las realidades que se presentan en el audiovisual.

EXPOSICIÓN

Mujeres y sociedad rural: entre la inercia y la ruptura
Fecha de realización 1999 - Fecha de actualización 2009
Dimensiones Sala 250 m2

Expone los variados procesos de participación de estas mujeres en el tejido asociativo profesional y social, su incorporación a la sociedad civil y su creciente protagonismo en la construcción del futuro de la sociedad rural y en los emergentes procesos de desarrollo rural.

La Exposición presenta, de forma crítica, una panorámica de las diversas situaciones profesionales de las mujeres en el ámbito rural y pesquero, estableciendo un recorrido por los principales aspectos que por un lado, dificultan la consecución efectiva de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, en este sector de producción, y por otro, emergen como indicadores innovadores y de ruptura, ante el protagonismo actual de las mujeres en el desarrollo rural.

GUÍA

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
Guía de asistencia técnica para la producción y uso de indicadores de género, Unidad Mujer y Desarrollo
Santiago de Chile: Naciones Unidas, 2006, 244 págs.

INFOGRAFÍA

“Making sense of Land, Statistics and Gender” 

Infogrfía de FAO y IFPRI-PIM que explora el uso correcto de las estadísticas relativas a la tenencia de la tierra y muestra como el género influye sobre los derechos a la tierra, tomando en consideración el ejemplo de una familia malawiana.

La infografía nos invita a viajar a una comunidad rural en el África Subsahariana para conocer a Tafadzwa, Wema y Chimango que nos contarán sobre sus derechos a la tierra. A pesar de hacer parte de la misma familia y de contribuir a la agricultura familiar, los datos recolectados sobre ellos difieren enormemente como resultado de sus relaciones recíprocas y con la tierra.

JORNADAS

MARTÍNEZ GARRIDO, Emilia; LÓPEZ ESTÉBANEZ, Nieves; SÁEZ POMBO, Ester (eds.)
Mujeres, medio ambiente y desarrollo rural: XVI Jornadas Investigación Interdisciplinarias
Madrid: Universidad Autónoma, 2004.

TABLÓN - PINTEREST

Selección de Recursos elaborado por el Centro de Documentación del Parque Natural Zona Volcánica Garrotxa, elaborado para el Día Internacional de la Mujer Rural, 15 de octubre, en un formato original: un tablón de pinterest.

PROGRAMA

FAO
Alcanzar nuestras metas. El programa de la FAO para la igualdad de género en la agricultura y el desarrollo rural
Roma: FAO, 2016, 77 págs.

 

 

 

 

 RECOPILACIÓN RECURSOS

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, el Centro de Documentación del Agua y del Medio Ambiente - CDAMAZ, del Ayuntamiento de Zaragoza elaboró esta recopilación de recursos sobre género y medio ambiente, cuyo objetivo es el de reconocer el papel crucial de las mujeres en el medio ambiente y el desarrollo sostenible. La relación entre la mujer y el agua, su labor en la defensa de la soberanía alimentaria, el concepto de “ecofeminismo” y un apartado especial dedicado a las mujeres que han contribuido al desarrollo de una conciencia ecológica.


8M. NOSOTRAS PARAMOS

8M, ¡HACIA LA HUELGA TOTAL!

El 8 de marzo, las mujeres quieren escribir una página nueva en la historia del país.

El movimiento feminista propone a todas las mujeres abandonar sus puestos de trabajos asalariados, las tareas del hogar, los cuidados, las aulas, etc. y dejar de consumir. Una huelga que va mucho más allá de lo laboral, para desaparecer de todos los ámbitos de la vida en los que intervienen las mujeres. “Si nosotras paramos, se para el mundo”, dice el eslogan.

Tras la convocatoria de paro del 8 de marzo de 2017, al grito de “ni una menos, vivas nos queremos” que lanzaron las feministas argentinas, se llevó a cabo la primera huelga global de mujeres de trabajo productivo y reproductivo. Millones de mujeres de 70 países se contagian y ocupan las calles para hacer visibles sus trabajos, sus demandas y sus cuerpos.

En los últimos años, desde el movimiento feminista intergeneracional, creciente en número y en energía, se impulsan y se desarrollan propuestas e ideas para pensar en otras vidas y otro mundo. En ese sentido, en 2018 se quiere llegar más lejos y visibilizar con una huelga más amplia de la de 2017 la fuerza, la rabia y dolor y a la vez la alegría compartida de todas las mujeres juntas y fuertes. Nadie puede e debe mirar a otro lado frente a las propuestas y a la centralidad de las mujeres, sus luchas y reivindicaciones en el mundo.

El feminismo tiene conciencia de que las mujeres están atravesadas por desigualdades y precariedades que las sitúan en lugares muy diversos frente al patriarcado, el trabajo asalariado, los cuidados, el consumo, el ejercicio de los derechos, la formación y la participación ciudadana; por las diferencias según la procedencia, la clase, la edad, la orientación sexual, la identidad de género y habilidades. Pero la huelga es de todas las mujeres, hay un hueco para todas y cada una de las mujeres en la huelga feminista del 8M. La clave de esta acción es precisamente el apoyo mutuo, para quebrantar los privilegios de una sociedad patriarcal y capitalista, racista y heteronormativa.

Es crucial que las mujeres muestren fortaleza y que exijan cambios profundos.

 



Manifiesto 8M

Más detalles sobre la Huelga feminista del 8 de marzo se pueden consultar en esta página.


AGENDA ECOSOCIAL

La plaza del Ayuntamiento de València acogerá este domingo la nueva edición de “De l’Horta a la Plaça”, una propuesta de fomento de la producción agrícola de proximidad , que organiza la Concejalía de Agricultura y Pobles de València.

Un total de 55 productores participan en esta edición, todos ellos del entorno de València, y cuya labor se basa en criterios sociales y de preservación medioambiental, así como impulsores de técnicas agrícolas basadas en la sostenibilidad.

A ellos se les sumarán 10 paradas que ofrecerán a la ciudadanía la posibilidad de consumir y degustar productos de procedencia artesanal y natural.

Monica Di Donato, del equipo de FUHEM Ecosocial presentará el numero 139 de la revista Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Global, dedicada a “La Alimentación en disputa”, acompañada de Pedro Herrera de Entretantos. Presentará la charla Piero Carucci de CERAI.

La jornada también incluirá además actividades divulgativas, culturales y lúdicas.

Más información:

- Facebook: https://www.facebook.com/CAMVLC/

- Evento en FB: https://www.facebook.com/events/188390715238285/

- Twitter:@Consell_Agr_VLC

 


Seminario Alternativas de desarrollo en un horizonte de justicia

La construcción de alternativas requiere de la participación de todos y todas, por ello el seminario “Alternativas de desarrollo en un horizonte de justicia” está abierto a agentes sociales, públicos y privados y universidades.

ALBOAN y LANKI organizan estas dos jornadas con COMPARTE, una red formada por 15 organizaciones sociales de 9 países de América Latina y ALBOAN, que busca compartir conocimientos, aprendizajes y prácticas para la creación de alternativas de desarrollo sostenible.

Las dos jornadas tienen lugar en el salón de actos de Arrupe Etxea, en la calle Padre Lojendio, 2, de Bilbao.

Para más información puedes visitar esta página.

 

Programa en PDF.


VIII Jornadas Con Ciencia en la Escuela

El Círculo de Bellas Artes, conjuntamente con FUHEM, organiza por octavo año consecutivo las Jornadas Con Ciencia en la Escuela, que tendrán lugar los días 6 y 7 de marzo de 2018, en las instalaciones del Círculo de Bellas Artes (c/ Alcalá, 42. Madrid).

Desde las 10.30 hasta las 14 horas, y desde las 16 hasta las 19.30, se desarrollará una ‘Feria Científica’ en la que participarán un total de veintiún centros educativos, seleccionados en el marco de un proceso abierto que concluyó el pasado mes de enero, entre los que estarán los tres colegios de FUHEM. Además, en la Feria participarán seis entidades científicas: Fundación para el Conocimiento madri+d; IMDEA Energía / IMDEA Materiales; Universidad Politécnica de Madrid (UPM); Grupo Especializado de la Enseñanza de Física (GEEF/ RSEF); y FEPAM: Escuelas de Adultos.

Las Jornadas Con Ciencia en la Escuela se celebran con el propósito de acercar la ciencia a los ciudadanos mediante experiencias que implican un alto grado de interactividad. Los alumnos de Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional, participantes en los diferentes proyectos científicos, serán los encargados de explicarlos y exponerlos al público visitante.

Además de la Feria, en línea con ediciones anteriores, habrá actividades paralelas: varios pases de los espectáculos teatrales titulados “Neonymus”, “Ciencia condensada” y “Matemagia” tendrán lugar en el Teatro Fernando de Rojas. El “Science Corner”, volverá a abordar cuestiones científicas al estilo de los “Speaking corners”, contando con la presencia de Jorge Barrio, Pablo Nacenta, Fernando Prada y Juan Antonio García-Monge (el día 6 de marzo a las 12, 13, 17 y 18 horas, respectivamente); de Pablo Casinello y Jorge Barrio (el día 7 de marzo a las 12 y 17 horas, respectivamente), y Juan Antonio García-Monge (también el día 7, que hará dos sesiones, a las 13 y 18 horas). Éste último será también el encargado de dinamizar la actividad “Ingenios en la terraza”, a las 13 horas, los dos días.

Estas Jornadas cuentan con la colaboración de FECYT, SM, la Fundación José Ramón Otero y la Consejería de Educación, Juventud y Deporte de la Comunidad de Madrid.

La participación de los tres centros de FUHEM

Los centros Hipatia, Lourdes y Montserrat participan mostrando distintos proyectos a cargo de estudiantes de muy diversas edades, desde los más pequeños, con 4 años, a los mayores de ESO, Bachillerato y Formación Profesional.

Dos proyectos de HIPATIA

“Análisis Sensorial Gastronómico” es un proyecto interdepartamental que llevará a cabo el alumnado de 3º de ESO y de 1º de Formación Profesional. Grado Medio de Gastronomía, quienes invitarán a los asistentes a realizar un análisis sensorial utilizando como muestra diferentes producciones gastronómicas. El análisis estará basado en catas realizadas en diferentes condiciones de anulación de uno o varios de los cinco sentidos. Así mismo mostrarán mediante diferentes experimentos la estructura y el funcionamiento de los órganos implicados. El objetivo es analizar cómo la falta de uno de los sentidos afecta a la sensación y la percepción de los diferentes sabores, lo que permitirá a su vez, diferenciar ambos conceptos.

Seguridad en la red y codificación. Todo empezó con ENIGMA

Este proyecto se presentará en dos partes a cargo de alumnado de ESO y Formación Profesional Básica. En la primera, los asistentes realizarán un ejercicio en el que tendrán que ir superando pruebas para ir abriendo cajas con enigmas, con distintas maneras de codificar, siguiendo las pistas que se les irán dando. Por otro lado, se harán simulaciones con una máquina realizada por el alumnado que imitará la máquina ENIGMA. Los alumnos explicarán al público como funciona esa máquina, su historia y podrán resolver el último acertijo.

Colegio LOURDES

La Física (y Química) Que Nos Rodea

Alumnos y alumnas de distintos niveles de ESO y Bachillerato invitarán al público a participar en distintas experiencias que explican desde el punto de vista de la Física y la Química fenómenos cotidianos cuyos fundamentos nos pasan inadvertidos habitualmente así como algunas de sus aplicaciones para el estudio de objetos astronómicos.

Colegio MONTSERRAT

Experimentar y Jugar Con La Ciencia en Educación Infantil

El alumnado de 4 años de la Escuela Infantil, que actualmente está inmerso en el proyecto “Granja”, realizará una serie de actividades de experimentación que se basarán en transformación de alimentos. Estas son algunas de sus propuestas:

• Jugamos con el huevo (fresco, cocido, en vinagre,…)
• Fluidos no newtonianos (maicena y líquidos)
• Jugamos con el queso (elaboramos queso, derretimos queso, ...)
• Cereales con hierro e imanes.
• Endivias que transportan el color.
• Descubrir la clorofila con papel de filtro.

HIPATIA: también presentes en Aula

Los mismos proyectos que se presentan en la VIII Feria Con Ciencia en la Escuela se mostrarán en la Feria AULA.

En esta ocasión, la cita es el próximo viernes 2 de marzo de 2018. De 10 a 14 horas, se presentará el proyecto de Análisis Sensorial Gastronómico; y desde las 14 hasta las 20 horas, alumnado de 1º y 2º FPB Informática y alumnos de 1º ESO presentarán el proyecto ENIGMA.


Empleo precario

El nuevo número de PAPELES aborda cómo la precariedad laboral se traduce en precariedad existencial y social y cómo las sucesivas contrarreformas de corte neoliberal implantadas desde los años ochenta han erosionado todas las protecciones ligadas al empleo.

El resultado apunta a modelos laborales con altas dosis de precariedad, particularmente en España, donde el mundo del trabajo asalariado padece altas tasa de desempleo, precarización, desigualdad y pobreza, lo que conlleva la consecuente institucionalización del riesgo y la inseguridad más allá del tiempo laboral. En esa intersección entre el trabajo y el mercado hunde hoy sus raíces la creciente precarización vital y la inestabilidad social.

Santiago Álvarez Cantalapiedra en la INTRODUCCIÓN del número habla de la remercantilización del trabajo como la responsable principal de la inestabilidad social y de la precariedad vital que hoy nos asola, ya que, según el director del área Ecosocial y de la revista, ese proceso trae aparejado la erosión de todas las protecciones que estaban ligadas al empleo y conlleva la institucionalización del riesgo y la inseguridad.

El ESPECIAL pone el foco sobre la precarización laboral y sus efectos más allá del mercado, con especial énfasis en la economía española y algunos sectores en particular, como son el turismo y el ámbito universitario. También aborda los interrogantes que plantea la irrupción de las tecnologías de la información y sus efectos sobre el empleo, y examina la llamada ‘economía de plataforma’.

El artículo destacado de este número Tiempos de precariedad. Una mirada multidimensional a la cuestión precaria, escrito por Lucía Vicent del equipo de FUHEM Ecosocial, destaca que aunque resulta habitual comprender la precariedad como un fenómeno que se circunscribe al ámbito del trabajo asalariado, ligándolo con la degradación de las formas o condiciones del empleo, no reparamos en el hecho de que su manifestación, así como su extensión, efectos y consecuencias, rara vez se limita y pueden contenerse, dentro de esa fracción de tiempo dedicada al mercado. Parece necesario, por tanto, abordar la precariedad desde una mirada amplia capaz de integrar su complejidad e incidencia en aquellos ámbitos en los que repercute y que alteran las condiciones de vida y bienestar de las personas, formen parte o no de la actividad salarial. Solo así sabremos la verdadera magnitud y urgencia que requiere atender la cuestión y el alcance de las posibles soluciones que puedan revertir esta problemática.

Este número sobre Empleo Precario recoge, además, un DIÁLOGO entre David Casassas y Eduardo Garzón acerca de la renta básica y el trabajo garantizado y una Entrevista a Guy Standing, impulsor del concepto de precariado. La sección de PANORAMA recoge una revisión crítica de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), por Carlos Gómez Gil, y un artículo sobre respuestas ante el negacionismo climático, de Francisco Heras.

El número se abre con un ENSAYO de Joaquim Sempere sobre el colapso energético en la Cuba de los años 90. como cierre la habitual sección de LIBROS, que en esta ocasión incluye 6 reseñas.

Sumario

INTRODUCCIÓN
Capitalismo, precarización e inseguridad social, Santiago Álvarez Cantalapiedra.

ENSAYO

El colapso energético de Cuba de los años 90, Joaquim Sempere.

ESPECIAL: TRABAJO PRECARIO

Tiempos de precariedad. Una mirada multidimensional a la cuestión precaria, Lucía Vicent Valverde.

La precarización en su contexto: desarrollo y crisis del régimen de empleo en España, Jorge Sola, Inés Campillo.

Un turismo sostenido por la precariedad laboral, Ernest Cañada.

La precariedad del trabajo académico en la Universidad, Juan José Castillo.

La metamorfosis del trabajo: retos para la acción sindical, Carlos Gutiérrez Calderón.

Nuevos indicios de laboralidad en la economía de plataformas virtuales (Gig economy), Adrián Todolí Signes.

PANORAMA
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): una revisión crítica, Carlos Gómez Gil.

Respuestas ante el negacionismo climático, Francisco Heras Hernández.

PERISCOPIO
Mina de Uranio de Salamanca, un conflicto socioecológico que continúa, José Ramón Barrueco Sánchez.

DIÁLOGO
Diálogo entre David Casassas y Eduardo Garzón sobre la renta básica y el empleo garantizado, FUHEM Ecosocial.

ENTREVISTA
Entrevista a Paco Puche sobre la enfermedad, el cuerpo, la vida y la muerte «La muerte es un retorno a la Madre Tierra para seguir “vivos”», Salvador López Arnal.

Entrevista a Guy Standing: «Los nuevos avances tecnológicos están agravando las desigualdades económicas y fortaleciendo el capitalismo rentista», Lucía Vicent Valverde.

LIBROS

Información y compras:

Tel.: +34 914310280

Email: publicaciones@fuhem.es

Puedes adquirir la revista PAPELES en nuestra librería virtual, o bien en tu librería habitual.

 


Publicamos un nuevo Boletín Intercentros

El Boletín Intercentros número 40 ya está publicado en la web y se envía a toda la comunidad escolar de FUHEM. Este nuevo número hace balance de lo que llevamos de curso a través de colaboraciones y noticias. Completan el Boletín las secciones de Panorama Educativo y Agenda, que reflejan actividades de terceros y marcan nuevas fechas a tener en cuenta, pensando incluso en el curso que viene.

Junto al texto del editorial, las Colaboraciones de docentes ocupan la primera sección del Boletín, incluyendo cinco artículos. Los temas son diversos e incluyen: la experiencia de participar en el Congreso Barcelona Inclusiva; la forma en la que los cuidados se trabajan en el Colegio Lourdes; los avances en el enfoque ecosocial de la educación en FUHEM; la despedida de una profesora que se jubila de nuestra aulas; y el relato de la medalla de plata conseguida en Cybercamp.

La sección de Alumnado y familias se abre con un video que resume el trabajo que se desarrolla por ámbitos en la etapa de infantil en Montserrat. A continuación, podemos leer interesantes artículos que reflejan el trabajo de convivencia desarrollado en Hipatia; dos muestras del trabajo de nuestro alumnado que participa en actividades relacionadas con los Derechos Humanos; cómo se reciben los cambios realizados en los espacios de los colegios; y una doble mirada relacionada con el feminismo y la necesidad de insistir en la igualdad de género.

En Nuestros Colegios, Hipatia destaca un encuentro con las familias de la Cañada Real que llevan a sus hijos a nuestro colegio; Lourdes, explica la transformación de los espacios del colegio, con especial atención a los patios, repensados para albergar la vida y el juego simbólico; y Montserrat, explica también la transformación espacial y metodológica que ha supuesto el “Aula sin muros”.

La sección de Noticias de FUHEM recoge un resumen de las actividades más destacables que han tenido lugar desde el pasado mes de septiembre: la jornada inaugural del curso escolar 2017/18, centrada en la inclusión educativa; la celebración de las I Jornadas sobre Educación Ecosocial; el debate sobre desigualdades socioeconómicas en “Al salir del cole”; la publicación de las Experiencias de Innovación de nuestros centros; el acto de presentación de materiales diversos relacionados con el proyecto “Alimentar otros modelos”; y las últimas publicaciones, tanto impresas como electronicas, y las actividades realizadas por FUHEM Ecosocial.

Como veis, hay informaciones y artículos de diversos enfoques y temáticas. Una mirada amplia sobre nuestra labor cuya lectura esperamos que disfrutéis.


MUJER Y MUNDO RURAL. Revistas

 

Recopilación de revistas especializadas, muchas de ellas en temas relacionados con el ámbito rural, publicadas por organizaciones, federaciones de mujeres, institutos de investigación, universidades e instituciones públicas. Con esta selección queremos visibilizar la existencia de dichas publicaciones, y además destacamos artículos de interés relacionados con las mujeres y el mundo rural.

 

AGER. REVISTA DE ESTUDIOS SOBRE DESPOBLACIÓN Y DESARROLLO RURAL

 

Publicación del Centro de Estudios sobre Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales (CEDDAR), especializada en la investigación sobre los procesos de despoblación, sus causas, características y consecuencias, y las políticas más adecuadas frente a ellos, así como en general los problemas del desarrollo rural y territorial.

MARTÍNEZ GARCÍA, Mari Ángeles; CAMARERO; Luis Alfonso, La reproducción de la violencia de género: una lectura desde las áreas rurales, núm. 19, 2015, pp. 117-146.

 

CUADERNOS DE LA TIERRA

 

 

Publicación de la Fundación de Estudios Rurales, concebida como un instrumento informativo y formativo, de carácter divulgativo y con un contenido monográfico.

SABATÉ MARTÍNEZ, Ana, "El largo camino hacia la Igualdad", Mujeres Rurales. Año VII, nº 17, 2011, pp. 22-27.

 

HISTORIA CONTEMPORÁNEA

 

Revista académica publicada por la Universidad del País Vasco, que acoge estudios en español e inglés incluidos en el área de la historia contemporánea en sus distintas vertientes y metodologías.

ORTEGA-LÓPEZ, Teresa María, "Una sociedad tradicional para jóvenes modernas. Juventud rural y asociacionismo femenino en la España democrática", Una sociedad tradicional para jóvenes modernas. Juventud rural y asociacionismo femenino en la España democrática, núm. 54, 2017, pp. 115-143.

 

MUJER RURAL

 

Publicada por Amfar – Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural, ofrece Información sobre todas las cuestiones que preocupan a la mujer rural: formación, empleo, gestión empresarial, sector agrario, igualdad de oportunidades, violencia de género, convocatorias, ayudas, subvenciones y informaciones de interés.

 

MUJERES RURALES. BOLETÍN INFORMATIVO

 

Publicación de la Federación de la Mujer Rural, ONG de Acción Social, sin ánimo de lucro, totalmente independiente, que lucha por la igualdad entre Mujeres y Hombres, por la Igualdad laboral, social y económica y por el reconocimiento del trabajo de las Mujeres Rurales.

 

PAPELES DE RELACIONES ECOSOCIALES Y CAMBIO GLOBAL

 

Publicación de FUHEM Ecosocial que aborda, con una mirada interdisciplinar, temas relacionados con la sostenibilidad, la cohesión social y la democracia, considerando la paz como eje transversal de análisis.
El número 131 dedica su sección ESPECIAL a abordas los Problemas y desafíos del mundo rural.

 

PAPERS REVISTA DE SOCIOLOGÍA

 

Publicación en formato electrónico del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona, cuyo objetivo es publicar y difundir la investigación empírica original y el trabajo teórico riguroso en sociología y otras ciencias sociales afines (antropología, ciencia política, economía, psicología social).
DÍAZ MÉNDEZ, Cecilia, Aproximaciones al arraigo y el desarraigo femenino en el medio rural: mujeres jóvenes en busca de una nueva identidad rural, núm. 76, 2005, pp. 63-84.

 

REVISTA DESARROLLO RURAL SOSTENIBLE

 

Revista editada por la Secretaría de Estado de Medio Ambiente, en colaboración con el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER), que tiene como objetivo reflejar los esfuerzos de los habitantes del mundo rural para conseguir avanzar en el desarrollo económico y social, respetando las riquezas culturales y naturales. Da la voz a las administraciones, instituciones, organizaciones, agentes sociales y grupos territoriales para que expliquen las iniciativas que se han puesto en marcha para incrementar la calidad de vida en el mundo rural.

RICO, Javier, Proyecto piloto Agenda de Servicios y solidaridad para la autonomía personal en el medio rural. Claves para mejorar la vida de personas dependientes y sus cuidadores, núm. 16, 2013, pp. 16-17.

 

REVISTA ESPAÑOLA DE ESTUDIOS AGROSOCIALES Y PESQUEROS

 

 

Publicación del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, especializada en temas relativos al medio rural con referencia especial a los sectores agrario, pesquero y forestal, al sistema agro-alimentario, a los recursos naturales, al medio ambiente y al desarrollo rural, desde el objeto y método de las ciencias sociales.

OLIVA SERRANO, Jesús, Movilidad laboral y estrategias de arraigo rural, núm. 211, 2006, pp. 143-187.

 

REVISTA ESPAÑOLA DE INVESTIGACIONES SOCIOLÓGICAS (REIS)

 

 

Publicación del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), cuyo objeto es procurar la difusión de estudios de naturaleza académica que contribuyan al mejor conocimiento de la sociedad española.

CAMARERO, Luis Alfonso; SAMPEDRO, Rosario. ¿Por qué se van las mujeres? El continuum de movilidad como hipótesis explicativa de la masculinización rural?, núm. 124, 2008, pp. 73-105.

 

REVISTA SERIE GEOGRÁFICA

 

 

Revista del Departamento de Geología, Geografía y Medio Ambiente. Unidad Docente de Geografía, de la Universidad de Alcalá de Henares, que dejó de publicarse en el año 2012.

SABATÉ MARTÍNEZ, Ana; DÍAZ MUÑOZ , María de los Ángeles, “Mujeres y desarrollo rural: la conciliación de tiempos de vida y de trabajo”, Desarrollo rural, núm. 11, 2003, pp. 141-162.

 


Tiempos de precariedad

Este artículo forma parte del ESPECIAL dedicado al Empleo Precario, del número 140 de la revista Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio global.

Tiempos de precariedad. Una mirada multidimensional a la cuestión precaria
Lucía Vicent Valverde

Resumen
Resulta habitual comprender la precariedad como un fenómeno que se circunscribe al ámbito del trabajo asalariado, ligándolo con la degradación de las formas o condiciones del empleo, sin reparar que su manifestación, así como su extensión, efectos y consecuencias, rara vez se limita y pueden contenerse dentro de esa fracción de tiempo dedicada al mercado. Las transformaciones que alteran las pautas de empleo, bien sea a través de los ingresos, las formas de contratación o incluso los derechos asociados al puesto de trabajo, provocan importantes alteraciones en los distintos espacios que dibujan nuestra trayectoria vital. Sin embargo, buena parte de las aproximaciones interesadas en analizar el mundo del trabajo suelen ignorar las actividades, relaciones e interdependencias que envuelven a esta categoría (el trabajo) y las dimensiones afectadas por los procesos de precarización (el empleo, pero también la protección social, los cuidados, la participación social, etc.). Parece necesario, por tanto, abordar la precariedad desde una mirada amplia capaz de integrar su complejidad e incidencia en aquellos ámbitos en los que repercute y que alteran las condiciones de vida y bienestar de las personas, formen parte o no de la actividad salarial. Solo así sabremos la verdadera magnitud y urgencia que requiere atender la cuestión y el alcance de las posibles soluciones que puedan revertir esta problemática.

Lucía Vicent Valverde del equipo de FUHEM ecosocial, es además profesora en la Universidad Complutense de Madrid e investigadora en ICEI-UCM.

Todavía hoy, en plena resaca de uno de los mayores desacoples entre demanda y oferta de trabajo que ha afectado a las principales economías del mundo, es habitual que se haga referencia al objetivo de la creación de empleo, como si ese objetivo validara la política económica, sin reparar en su calidad o en la forma en la que se realizan el resto de trabajos necesarios en la sociedad.

   No es en absoluto baladí que los logros de la política económica a nivel nacional consistan o queden limitados a una concepción reduccionista del trabajo, ignorando que, además de la creación de puestos de trabajo, la acción política se proyecta en otras muchas direcciones que desbordan el mercado laboral e incluso los contornos de la economía y que buena parte de los puestos de trabajo generados son de muy mala calidad. Pero hay más. La degradación de las condiciones de empleo repercute en otras esferas de la vida que trascienden la dimensión mercantil, lo cual tiene que ver con el acceso a unos ingresos suficientes, el disfrute de unos derechos sociales y la disponibilidad de tiempos para la conciliación entre la vida laboral, personal y familiar; todo ello se relaciona con el alcance de unos umbrales aceptables de calidad de vida y bienestar que retroceden y ponen en peligro las condiciones de la reproducción social tal y como la conocemos.

Es por ello que la problemática del trabajo precisa ocupar con urgencia un lugar central en el debate académico y en las agendas políticas. El empleo, tal y como se conocía a mediados del siglo pasado, casi no se reconoce a consecuencia de muchas de las formas que hoy adopta. Los problemas que arrastra el mercado de trabajo se trasladan a otros ámbitos de nuestra cotidianeidad y la precariedad se ha convertido en la cuestión social principal del siglo XXI.1

Ahora bien, adentrarnos en el estudio de la precariedad desde una perspectiva amplia como la que se plantea no es tarea fácil, como tampoco lo es aproximarnos al proceso de precariedad y su efectos sin olvidar las relaciones que operan en el espacio social, sin las cuales, no puede explicarse la traslación de lo que ocurre en el mercado de trabajo a otras esferas de la vida y que entraña graves consecuencias para la satisfacción de las necesidades colectivas y su sostenimiento.

Origen y debate en torno a la precariedad

Si bien es cierto que el término precariedad fue empleado por primera vez a mediados del siglo pasado, en concreto en los años cincuenta,2 no fue hasta la década de los 2000 cuando se extiende su uso en la literatura; lo mismo ocurre con otros términos de similar aceptación como el de trabajo precario, la precarización y, por supuesto, el precariado.3 A partir de entonces, el concepto de la precariedad apela a uno de los principales desafíos de las sociedades contemporáneas, y revela el nacimiento de un nuevo régimen de organización del trabajo y de integración profesional en las economías occidentales.4 Ello ha contribuido a que, a día de hoy, la noción de precariedad haya ganado una relevancia creciente en el terreno académico y político para describir los cambios que han alterado las características del empleo.

En el lenguaje común, el trabajo no precario es aquel que acredita unas condiciones adecuadas en calidad y cantidad, según el estándar de referencia que socialmente es asumido. Sin embargo, como ocurre con todos los conceptos que se refieren a la mayor o menor presencia de ciertas propiedades con las que se conecta su definición, la concreción de la condición precaria depende de las situaciones concretas del trabajo en cada contexto de referencia. Por ejemplo, en Francia, Italia o España se utiliza indistintamente el empleo precario para referirse a situaciones que no son análogas y que con frecuencia se agrupan bajo un significado no uniforme del concepto; y lo mismo ocurre a escala internacional con otros casos.5 Pese a los distintos planteamientos que se articulan en torno a la precariedad, todavía hoy no se dispone de una categoría analítica homogénea y compartida que sea independiente de las particularidades propias de cada contexto y que permita descender a sus rasgos identificativos para determinar la presencia de este fenómeno.6

Acudiendo a las visiones más convencionales encontramos que la precariedad ha sido concebida únicamente por la ausencia de una o varias singularidades en la relación laboral, las más recurrentes: el carácter temporal, el tipo de jornada o los salarios. Añádase que la observación, en cualquiera de los casos, se restringe al mercado de trabajo o, en su caso, al estudio de la calidad del empleo remunerado.

Así, la eventualidad en la contratación supone uno de los principales rasgos con los que se ha relacionado el empleo precario. Está presente en buena parte de las investigaciones sobre la calidad del empleo en Europa y, más si cabe, en el caso de nuestra economía.7

Esta percepción parcial del fenómeno precario, a la que instituciones y organismos internacionales también se acogen, deriva sin duda de la magnitud que adquiere la temporalidad en la ocupación, llegando a ser la primera aceptación del término en nuestro país.8

En la misma línea, y como consecuencia de la creciente participación femenina en el empleo y el intento por conciliar las tareas domésticas con el trabajo remunerado, se extendió una percepción de la precariedad unida al surgimiento de la contratación parcial en las economías occidentales. Este tipo de contratos, junto a los eventuales, fueron considerados como otra forma más de precariedad laboral entre las principales referencias sobre el tema. Aunque pronto se precisó que la parcialidad de la jornada no necesariamente constituía un trabajo de peor calidad, sino que podría ser una vía para la conciliación que abría la opción para compaginar las responsabilidades laborales y familiares.9

En base a lo anterior, otras elaboraciones teóricas se vieron en la tesitura de incorporar nuevas dimensiones que confirmasen la hipótesis de que el trabajo a tiempo parcial implicaba una mayor precariedad en muchos lugares, e incorporaron variables adicionales para demostrar esta relación. Así, el salario constituyó el indicador principal a la hora de discriminar si un trabajo mercantil a tiempo parcial era o no precario.10

Ante la insuficiencia de estas propuestas, seguidas por diferentes investigadores, ganó peso la idea de que el problema de las nuevas formas de empleo era en realidad el «carácter derogatorio de lo que se considera como el empleo normal».11 Porque, como consecuencia de las nuevas relaciones laborales, económicas y sociales, las características del empleo tradicional se transformaban con carácter general, más allá de las formas contractuales concretas que existiesen en cada caso particular.12 Así, en unos mercados de trabajo habitualmente alejados del pleno empleo, ganan terreno puestos de trabajo desprotegidos en muchos sentidos, frente al despido o las malas condiciones laborales, ante unos ingresos que no garantizan un salario suficiente ni cuentan con actualizaciones negociadas colectivamente, o en donde la protección social carece de un nivel adecuado de cobertura.13 Con estas preocupaciones, han sido lanzados nuevos planteamientos de la relación laboral que han dotado de contenido la cuestión precaria y su definición.

Una de sus propuestas definió el empleo precario como aquel «inestable e inseguro que realiza el trabajador asalariado y que tiene en el tipo de contrato su factor más determinante».14

De ese modo, ambos condicionantes –inestabilidad e inseguridad– constituirían una nueva centralidad del trabajo para la sociedad y debían incorporarse en cualquier aproximación posterior al término.15 Son Rodgers y Rodgers (1989) quienes descienden en la concreción de ese carácter inestable e inseguro del empleo, señalando cuatro aspectos de la relación laboral:

– horizonte temporal a corto plazo o riesgo elevado de perder el empleo;
– inseguridad en cuanto a las condiciones de trabajo, los ritmos de ejecución o la remuneración;
– desprotección de cobertura social o de despidos improcedentes; y
– mala remuneración.16

Años después, estos mismos autores añadirán la protección del empleo frente a la discriminación y el amparo legal de las condiciones laborales, como elementos que nos alejan de la precariedad; y matiza, a su vez, que se considerará una mala (o precaria) remuneración si los ingresos pueden asociarse a situaciones de inserción social insegura o pobreza.17


Se constata que el carácter inseguro e inestable de las modalidades de empleo ha sido uno de los principales elementos compartidos en las sucesivas aproximaciones en torno a la precariedad y sobre el que existe un cierto consenso teórico al respecto. Ejemplo de ello lo encontramos desde las primeras definiciones de empleo precario que ofrece la OIT, en las que se refiere a la «Relación laboral donde falta la seguridad de empleo»,18 resultado de la conjunción de múltiples elementos, cuya concreción se manifestaba en el carácter multifacético de las «condiciones precarias» de empleo:

«i) salario bajo; ii) escasa protección frente al despido; iii) falta de acceso a la protección social y a los beneficios que se suelen asociar con un empleo estándar de tiempo completo; y iv) posibilidad limitada o nula de los trabajadores de ejercer sus derechos en su trabajo».19

En una línea de argumentación muy similar, aproximaciones más recientes detectan la ausencia de dos cuestiones fundamentales en los esfuerzos anteriores por definir el concepto. Una es la importancia de los agentes sociales en la trayectoria de la precariedad, por su influencia en las relaciones de empleo y en los mecanismos de garantía social. Cuando las características del puesto son insuficientes, existen ciertas garantías interpuestas por los representantes sociales que son fundamentales para evitar la inseguridad y la inestabilidad en nuestras trayectorias laborales y vitales. La segunda precisión añade un elemento adicional definitorio de la precariedad para comprender su repercusión en el entorno social; así como el empleo precario genera inseguridad e inestabilidad, en último término provoca una vulnerabilidad social y económica que se traslada a las personas que la padecen.20 Ambas cuestiones ponen de manifiesto la complejidad del fenómeno y la necesidad de superar una mirada estrictamente laboral cuando atendemos la cuestión precaria.

Trascender la esfera laboral de la precariedad y atender sus consecuencias

Cuando nos encontramos ante casos extremos de precariedad existe un riesgo añadido que supera la esfera económica del mercado y se desplaza fuera de los márgenes de la arena social, asumiendo formas de exclusión laboral. Así entendida, la «relación laboral es precaria si el trabajador, en virtud de sus actividades laborales, cae bajo el estándar socialmente reconocido de ingreso, seguridad y/o nivel de inclusión social».21 Por tanto, existe una interrelación entre lo que ocurre en el empleo y las opciones de alcanzar una determinada posición en el espacio social que no puede ser ignorada cuando estudiamos las formas de empleo precario.

En un plano más analítico, los intentos por comprobar que esta problemática se traduce, reiteradamente, en una situación de inestabilidad, inseguridad y vulnerabilidad en el empleo y la vida de las personas han sido numerosos, tanto a escala nacional como internacional.22 Se encuentran los que señalan hacia una diversidad tan amplia según la geografía a la que señale su estudio que obliga a introducir ciertas matizaciones por las particularidades concretas que ofrecen algunos de los casos. En lo que concierne al contenido de esta propuesta diremos que, aun compartiendo la necesidad de alcanzar una definición común que permita la comparativa, la referencia europea es ineludible, al igual que lo es el caso español.23 Por el simple hecho de la combinación de un determinado nivel de empleo, una mayor o menor presencia de estrategias para potenciar la calidad del empleo y unos sistemas de protección social con mecanismos y coberturas divergentes a otros países, la precariedad en España adquiere una particularidad propia.

Como se comprueba, las menciones hasta aquí señaladas forman un recorrido en el que puede apreciarse un afán por incorporar distintos planos de análisis al observar el fenómeno de la precariedad. Estos constituirán una preocupación común para las sucesivas enunciaciones que reclamarán un carácter extralaboral y multidimensional de esta problemática.

Si bien la discusión acerca de la precariedad se ha centrado, en mayor o menor medida, en lo laboral, hay razones para reconsiderar un concepto de precariedad que incorpore aspectos que exceden las condiciones de trabajo y a las personas que directamente se relacionan con el empleo.24 Según las vulnerabilidades implícitas que comporta este fenómeno, la precariedad pone en riesgo los empleos aparentemente seguros y las condiciones de vida de aquellos que dependen de la relación laboral como principal fuente de ingreso.25 De ahí que la influencia de la precariedad se extienda por todo el tejido social, afectando a personas empleadas, desempleadas o a quienes, sin participar o buscar un empleo, trabajan en otras esferas no monetarias y dependen de los salarios de otras personas o de las prestaciones públicas para mantener sus condiciones de vida y alcanzar ciertos niveles de bienestar.

Esta interpretación extralaboral de la precariedad está cada vez más presente en las investigaciones que conservan la idea de que la precariedad, de una u otra forma, genera un aumento de la inestabilidad, inseguridad, dependencia y vulnerabilidad de los trabajadores, tanto de aquellos que lo hacen en el espacio productivo del mercado como en el de la reproducción social.26 Estos elementos repercuten en el ejercicio del empleo y se propagan a otras facetas de nuestra vida que afectan a la manera en la que se realiza el conjunto de los trabajos; y lo hace a través de diferentes canales:

• Por un lado, porque las características de este nuevo empleo definen las relaciones de poder de la actividad laboral, el clima de trabajo en las empresas o las garantías sociales a nivel público. La precariedad laboral expresa crecientes asimetrías en el proceso de producción en favor del capital que se manifiestan en la empresa, en los contratos y formas de organización y gestión de mano de obra, pero que tienen derivadas en el modelo de regulación social y en las decisiones en materia de protección social y política económica.27

• Por otro lado, porque la mala calidad del empleo afecta a las personas empleadas y a sus allegados –carácter individual y colectivo– tanto en el momento en el que la padecen como en el futuro –efectos estructurales que se trasladan de una generación a otra–. Las distintas formas de empleo con las que se relaciona la precariedad suponen la reducción o pérdida de la capacidad de planificar y controlar su trayectoria profesional y vital, la aleatoriedad de las opciones de mejora laboral y social, o las dificultades de integración social y de acceso al bienestar material.28 Esta incertidumbre y falta de autonomía se traslada a otros miembros del hogar que dependen de los ingresos que proceden de ese empleo o a los que se tiene derecho tras la salida del mercado o por motivos de salud.29


Todos estos aspectos tienen su reflejo en las condiciones materiales de vida –pero no solo materiales– del conjunto de la población que ve recortadas las prestaciones laborales, pero también sus derechos sociales. Al degradarse con carácter general los estándares de empleo y rebajarse el marco normativo en el que se establecen las garantías laborales y sociales, ocurre un proceso de desarticulación de las coberturas públicas con efectos devastadores que se proyectan en muchas dimensiones (la salud, los accidentes físicos o riesgos psicosociales, la disponibilidad de tiempos para el ocio o los cuidados, etc.).30

Estos enfoques, además de relacionar el empeoramiento del empleo con el de los resultados en los distintos indicadores aplicados para valorar otros aspectos de la vida cotidiana, inciden en el coste que para el conjunto de la sociedad conlleva un empeoramiento general de estos indicadores. Pese a todo, se confirma que la magnitud y consecuencias de este fenómeno no son neutras, e inciden en aquellos grupos más vulnerables de la sociedad donde, todavía hoy, la cuestión de género parece ser el principal factor de separación a la hora de sufrir la degradación de las condiciones en las que se realizan los trabajos.31

La incorporación de la perspectiva de género en la aproximación a la precariedad laboral

Como consecuencia de la influencia de las relaciones capitalistas y patriarcales que operan en la economía, suele pasarse por el alto el sesgo masculino que afecta a la concepción del trabajo y a la aproximación y estudio de la precariedad.32 Ya sea centrándonos en un plano únicamente laboral o bien comprendiendo esta en toda su complejidad, el género potencia la incidencia de la cuestión precaria y su magnitud, fruto de las relaciones que determinan su rol en el desarrollo de los distintos trabajos y envuelven su reparto y valoración. Cuestión que por supuesto no puede ignorarse en una aproximación a la degradación de las condiciones en las que se realizan y asumen los distintos trabajos, ya sea en la esfera del mercantil o en el ámbito privado de los hogares.33

Tanto si nos ubicamos en el plano laboral de la precariedad sin ignorar las interferencias con planos con los que interactúa (político-institucional, socio-cultural, económico) y la relación que mantiene con el ámbito privado, como si nos referimos a la precariedad en general, constatamos que mujeres y hombres mantienen una asignación de roles y posiciones de poder que repercuten en una incidencia diferenciada del fenómeno precario en todas sus manifestaciones. En este punto entra en consideración que las exigencias que provienen del mercado y que generan elementos de discriminación, descritas en las nuevas modalidades de contratación y en trayectorias profesionales desdibujadas, coexisten y se combinan con aquellas otras que establece otro tipo de contrato, el contrato sexual.34

La precariedad de las mujeres en la esfera del mercado

Si observamos lo que ocurre en el terreno mercantil, en el que se desarrolla el trabajo remunerado, los elementos que nos informan tanto de la cantidad como de la calidad laboral manifiestan una infravaloración del empleo femenino, es decir, una representación inferior de las mujeres en los puestos de trabajo que se alejan de la precariedad.35 Este problema se remonta al proceso de incorporación de la mujer al mercado de trabajo que, aun teniendo consecuencias económicas, sociales y culturales positivas que equipararon la participación de ambos sexos en la sociedad, no se han logrado superar los obstáculos que les permitieran alcanzar las mismas oportunidades disponibles para sus homólogos masculinos.

Muchas mujeres, a consecuencia de las restricciones que encuentran o influidas por las responsabilidades que deben asumir en la esfera de la reproducción, quedan automáticamente excluidas de las actividades del mercado y, por extensión, de la consideración social para las actividades que realizan (ya sea a través de una remuneración o del reconocimiento de su importancia).

Por el contrario, la contrapartida para aquellas que dedican su tiempo y trabajo al cuidado del hogar y de sus familias ha sido una categorización desvirtuada de su condición de trabajadora.36 Se demuestra de esa manera que: «Las situaciones de empleo distintas de la ocupación asalariada quedaban habitualmente fuera de toda consideración: tanto la de desempleo como la de los empleos que hoy en día llamamos “atípicos” y la de “inactividad”».37

Se valorará, por tanto, de manera positiva cualquier iniciativa que se dé desde el trabajo en los hogares para conseguir un empleo, hasta el punto de que sea preferible estar en situación de desempleo o de precariedad laboral a la “inactividad”.

En paralelo, cuando las mujeres acceden a un puesto de trabajo remunerado, este se ubica mayoritariamente en sectores y segmentos de actividad donde las tareas tienen una valoración menor y, con frecuencia, se perciben menores salarios y las condiciones laborales son de peor calidad (segregación horizontal o sectorial).38 O lo que es lo mismo, se verifica, en palabras de las autoras, que el sistema económico ejerce una explotación mayor hacia las mujeres, consolidándose un mercado de trabajo que subordina su papel como trabajadoras y compromete las aspiraciones femeninas en la esfera mercantil, pero también fuera de ella.39 Prueba de ello es la preponderancia de la participación femenina en las modalidades atípicas de empleo (contratos temporales, a tiempo parcial, pluriempleo, subempleo, teletrabajo, etc.) que suponen un claro riesgo de sufrir la precariedad laboral cuando acceden a la esfera de la producción. No debe olvidarse, por supuesto, la relevancia que presentan otras características personales susceptibles de generar un trato desigual en los salarios (edad, clase social, etnia, etc.) y que, según cada contexto, se complementan con la discriminación femenina apuntada.40 Aspectos que no pueden quedar al margen, omitiendo la importancia del género, cuando asumimos la complejidad que entraña una comprensión profunda de la precariedad.


Sin menospreciar estos avances, que apuntan a la existencia de condicionantes en la esfera productiva, lo cierto es que las explicaciones –o causas en su lugar– al respecto se limitan a describir el funcionamiento de las relaciones laborales mercantiles sin profundizar en las lógicas que afectan a las decisiones tomadas en otros espacios y estructuras que perpetúan las desigualdades en el entramado social. Y son precisamente estas lógicas fuera de la esfera productiva las que irrumpen y dan continuidad a las desigualdades en la relación laboral y en otros aspectos con los que se relaciona la precariedad.

Se presupone que las mujeres tienden a ocupar puestos de menor responsabilidad, a tiempo parcial, en determinados sectores y con inferior estabilidad, lo que lleva asociado unos menores niveles retributivos. Sin embargo, se olvidan de la carga cultural y social que subyace en las preferencias de unas y otros por ocupar determinados puestos de trabajo o sectores de actividad. Se ignora el distinto papel asignado a unas y otros que deriva en trayectorias vitales y laborales basadas en una concepción tradicional de la disponibilidad para el empleo de mujeres y hombres.

La doble presencia femenina en los trabajos

Conforme a lo anterior, pueden rescatarse aportaciones teóricas más cercanas a la argumentación que apoyamos cuyo elemento común es incorporar nuevos factores explicativos de la desigual precariedad que afecta a las mujeres y que demuestran una repercusión que se traslada a otras dimensiones de la vida cotidiana. El hecho de pretender contribuir a una profunda comprensión de estas desigualdades supone un esfuerzo de reflexión importante que, hasta el momento, solo ha sido realizado por parte de la economía feminista en un intento por superar las limitaciones de las teorizaciones disponibles, las cuales no recogen la sensibilidad de género necesaria para mostrar las desigualdades existentes en el mercado.


La desigualdad varón-mujer en la división sexual del trabajo retroalimenta la posición de segundo orden en el mercado laboral de las mujeres en relación a los varones.41 La responsabilidad en los trabajos domésticos y de cuidados por parte de las mujeres supone uno de los determinantes principales de la discriminación laboral; una carga que, mientras no exista una corresponsabilidad de los trabajos familiares, es irreconciliable con el empleo en el actual sistema de relaciones laborales. Al margen de si esta situación se da o no, la creencia de que los compromisos con la reproducción son una responsabilidad femenina permanece y supone un impedimento a la hora del acceso de las mujeres al mercado laboral.42

   Al incluir la importancia de las tareas domésticas y de cuidados en la reproducción, que poco o nada tienen que ver con su compra-venta en el mercado, y las desigualdades de género en el reparto de las actividades, el estudio de la precariedad cobra un sentido mayor en la realidad laboral y extralaboral, añadiendo cuestiones en la valoración de la calidad de los trabajos que ligan con muchos otros elementos (opciones de conciliación, desempeño del empleo en horas socialmente desfavorables, facilidades o dificultades al interrumpir las carreras profesionales derivadas de la maternidad y los cuidados a hijos/as, etc.).

Esto nos lleva a enunciar que existe la precariedad en un sentido más amplio, de carácter social si se prefiere, que se combina con la laboral y que podríamos definir como «aquella desigualdad institucionalizada en el reconocimiento, el acceso y el ejercicio de derechos, que supone la imposibilidad real de disponer de un modo sostenido de los recursos adecuados para satisfacer el conjunto de necesidades humanas».43

De ahí, que la forma de aproximarnos a la precariedad conlleve en paralelo su diagnóstico a partir de las variables capaces de percibir el grado de incertidumbre, inseguridad, vulnerabilidad, dependencia y discriminación en el acceso a los recursos necesarios para vivir y que son comprendidos bajo el término de calidad de vida o bienestar social.44

Lo anterior nos conduce a definir la precariedad laboral como la forma que adquiere la degradación del empleo y que afecta, principalmente, a las oportunidades de entrada y a los ingresos, las condiciones y los derechos vinculados al desarrollo de una ocupación laboral. Atenderemos su incidencia, por tanto, a partir de la agrupación de actividades que se mantiene en las estadísticas oficiales (trabajo remunerado o empleo) y observamos los efectos interrelacionados que supone su avance para los trabajos más significativos de la reproducción (tareas domésticas y cuidados).45

Tal y como hemos definido el fenómeno de la precariedad precisa de un análisis amplio, complejo y multidimensional, que implica, al menos, dos cuestiones:

Por un lado, que abarque desde las remuneraciones hasta las condiciones y los derechos en la esfera productiva; y, por ende, detecte los déficits en los aspectos incluidos en alguna de estas tres esferas (remuneración, condiciones y derechos) que nos conducen directamente a hablar de precariedad laboral. Aplicando una perspectiva de género en estas cuestiones, el análisis nos deberá permitir observar el diferencial que muestran hombres y mujeres en el conjunto de variables colindantes a la precariedad y que van más allá de las tasas del acceso al empleo, la adecuación de los salarios o la distribución sectorial de la ocupación.46

Entre ellos, podemos destacar algunos condicionantes a valorar en la calidad del empleo. Por ejemplo, en función de su capacidad para proveernos de una continuidad y seguridad adecuada en nuestras trayectorias laborales y vitales como la inestabilidad en la relación laboral, la parcialidad, el pluriempleo, los falsos autónomos o la falta de seguridad laboral que afecta a las jornadas y la conciliación, pudiendo derivar en riesgos para la salud.47


Asimismo, también se considerará la disposición de una protección necesaria en materia de derechos y coberturas para la garantía de unos mínimos umbrales de vida cuando, por distintos motivos no hemos participado del trabajo remunerado o se restrinja la relación laboral (por incapacidad, enfermedad, invalidez o desempleo) por tratarse de las principales vías de protección ante la pobreza y la exclusión que afectan desigualmente a distintos colectivos de trabajadores.48

Precisión aparte, como se señalaba, merece la desagregación sexual que permiten las variables de interés incorporadas al diagnóstico de la precariedad.

Por otro lado, se requiere una aproximación al fenómeno precario que incluya los factores condicionantes que superan el plano laboral y el de la economía, los cuales se proyectan en otras esferas, entre las cuales la institución familiar y las relaciones dentro de los hogares son cruciales para explicar las desigualdades entre trabajadoras y trabajadores. Por tanto, se añade, como parte del análisis, el papel jugado por otras instituciones que trascienden el mercado (poderes públicos y unidades familiares) en la provisión de los bienes y servicios necesarios que permitan cubrir las necesidades con las que se relaciona la calidad de vida de las personas.

Esto remite a la incorporación de medidores adecuados para percibir estas consecuencias para los trabajos reproductivos sabiendo que las variables distan de las planteadas para valorar la precariedad en el terreno del mercado. Además de los indicadores que nos permiten evaluar el incremento de la carga de trabajos que recae sobre los hogares y las tensiones que el desigual reparto de responsabilidades genera por cuestión de género, nos interesa puntualizar algunos de los riesgos que esto supone para la sostenibilidad de las condiciones que permiten la reproducción social. Entre ellos, los principales que a priori pueden apuntarse tienen que ver con la provisión pública de transferencias y servicios públicos puestos a disposición de la ciudadanía, los recursos disponibles de los hogares y la carga de los trabajos no mercantiles que recae sobre ellos, el desigual reparto de los mismos dentro de las unidades domésticas o la incidencia de su distribución entre sus integrantes.

Los factores de discriminación –tanto entre sexos y en perspectiva de género–, que explican como eje transversal la presencia desigual de la precariedad entre mujeres y hombres, apuntan hacia factores presentes en la cultura y en las identidades, derivados de las relaciones de género que caracterizan el funcionamiento de la sociedad y rigen el imaginario colectivo.49

En vista de lo anterior, nos alejamos de una visión dicotómica de la realidad, en concreto aquella que separa espacios sociales y afirma que lo “público” (Estado, mercados, trabajo asalariado) poco o nada tiene que ver ni repercute en lo “privado” (grupos familiares, trabajos de cuidados, redes de solidaridad), y que ignora cómo la precariedad se manifiesta en lo privado en sus formas más graves.50

En definitiva, la disponibilidad de tiempos suficientes para la reproducción, el compromiso público y masculino con los cuidados, y las condiciones de seguridad y estabilidad que proporciona un empleo en buenas condiciones son indispensables para atender de forma adecuada las necesidades materiales, afectivas y de cuidados con las que se relaciona la precariedad y que permiten garantizar el sostenimiento de una vida digna. Pero a pesar de la importancia de estos elementos, si no son integrados en el diagnóstico y el diseño de medidas orientadas a paliar el avance de la precariedad, las posibles soluciones seguirán sin atender profundamente esta problemática y seguirán sin resolverse los impedimentos para alcanzar el compromiso social con la reproducción, una verdadera igualdad en los itinerarios vitales de las mujeres y la viabilidad a largo plazo de la preservación del bienestar y las condiciones de vida para el conjunto de la población.

NOTAS:

1 K. Dörre, «La precariedad: ¿centro de la cuestión social en el siglo XXI», Actuel Marx/Intervenciones, núm. 8, 2009, pp. 79-
108.
2 D. Day, «Poverty and Precarity», The Catholic Worker, 2 (6), 1952, disponible en: http://www.catholicworker.org/dorothyday/articles/633.pdf.
3 G. Standing, El precariado. Una nueva clase social, Pasado y presente, Barcelona, 2013.
4 S. Paugam, Le salarié de la précarité. Les nouvelles formes de l`intégration professionnelle, Presses universitaires de France, París, 2000; y R. Castel, L’insécurité social; Qu’est-ce qu’être protégé?, Éditions du Seuil-La République des Idées, París, 2003.
5 Asimismo, comprobamos, tanto en el debate teórico como en el público, la utilización de otros términos para aludir a las mismas cuestiones que caracterizan al trabajo precario, como sucede, por ejemplo, en el Reino Unido (poor jobs) o Alemania (geringfügige beschäftigung schein-selbstständigkeit). J. C. Barbier, A. Brygoo, F. Viguier y F. Tarquis, «Normative and regulatory frameworks influencing the flexibility, security, quality and precariousness of jobs in France, Germany, Italy, Spain and the United Kingdom. ESOPE Project, Work package 1.2.», Centre d’Etudes de l’Emploi, Paris, 2003 y M. Laparra, La construcción del empleo precario. Dimensiones, causas y tendencias de la precariedad laboral, Cáritas y Fundación Foessa, Madrid, 2006.
6 D. Gallie, «Production Regimes and the Quality of Employment in Europe», Annual Review of Sociology, núm. 33, 2007, pp.
85-104.
7 M. S. Ruesga (dir.), Economía del trabajo y Política Laboral, Editorial Pirámide, Madrid, 2002; y L. Toharia, (dir.), El problema de la temporalidad en España: un diagnóstico, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (MTAS), Colección Economía y Sociología del Trabajo, Madrid, 2005.
8 Según puede comprobarse en el Diccionario de la Lengua Española al definir la cualidad precaria como «de poca estabilidad o duración».
9 B. Appay, «Social Precarisation and Strategic Power», XIIIth. World Congress of Sociology, 18-23 de julio de 1994, Bielefeld, Alemania.
10 Con posterioridad fue el carácter involuntario de los contratos parciales el que demostrará que esta modalidad contractual generalmente no es una preferencia para las personas empleadas.
11 G. Caire, «Précarisation des emplois et régulation du marche du travail», Sociologie du travail, núm. 2, 1982, p. 135.
12 R. Boyer, «Les transformations du rapport salarial dans la crise. Une interprétation de ses aspectes sociaux», Critiques de l’économie politique, núms. 15-16, 1981, pp. 189-193; S. Deakin y E. Wilkinson, «Labour law, social security and economic inequality», Cambridge Journal of Economics, núm. 15, 1991, pp. 125-148; y C. Prieto, «Los estudios sobre mujer, trabajo y empleo: caminos recorridos, caminos por recorrer», Revista Política y Sociedad, núm. 32, 1999, pp. 141-149.
13 E. Cano, A. Bilbao y G. Standing, Precariedad laboral, flexibilidad y desregulación, Germania, Valencia, 2000.
14 P. Guerra, «La precarización del empleo: algunas conclusiones y un intento de operacionalización», en El empleo precario y el empleo atípico, Documento de Trabajo,1994, p. 56.
15 L. E. Alonso, «Centralidad del trabajo y cohesión social: ¿una relación necesaria?», Gaceta sindical: reflexión y debate, núm. 7, 2006, pp. 101-126.
16 G. Rodgers y J. Rodgers, Precarious Jobs in Labour Market Regulation. The Growth of Atypical Employment in Western Europe, International Institute for Labour Studies/Free University of Brussels, ILO, Ginebra, 1989.
17 G. Rodgers y J. Rodgers, El trabajo precario en la regulación del mercado laboral, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Madrid, 1992.
18 OIT, Tesauro OIT, terminología del trabajo, el empleo y la formación, OIT, Ginebra, 1998 [disponible en: http://www.ilo.org/thesaurus/defaultes.asp].
19 OIT, Políticas y Regulaciones para luchar contra el empleo precario, ACTRAV, OIT, Ginebra, 2011, p. 7 [disponible en: http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@ed_dialogue/@actrav/documents/meetingdocument/wcms_164288.pdf].
20 D. Glaymann y F. Grima, «Trois réponses à la précarité subie. Le cas des intérimaires peu qualifiés», Relations industrielles, vol. 63, núm. 3, 2008, pp. 454-478.; y S. Béroud y P. Bouffartigue, Quand le travail se precarise, quelles resistences collec- tives?, La Dispute, Paris, 2009.
21 R. Castel y K. Dörre, «Einleitung», en R. Castel y K. Dörre, Prekarität, Abstieg, Ausgrenzung. Die soziale Frage am Beginn des 21. Jahrhunderts, Campus, Frankfurt, pp. 11-18, 2009, p.17.
22 A. Kalleberg, «Globalizacion y trabajo precario: Desafíos para la sociedad y la sociología», en A. Cárdenas, ¿Qué significa el trabajo hoy? Cambios y continuidades en una sociedad global, Catalonia, Santiago de Chile, 2012, pp. 41-53.
23 Véase A. Bilbao, El empleo precario: seguridad de la economía e inseguridad del trabajo, Los Libros de la Catarata, Madrid, 1999; M. Laparra, La construcción del empleo precario. Dimensiones, causas y tendencias de la precariedad laboral, Cáritas y Fundación Foessa, Madrid, 2006; y M. E. Ruiz-Gálvez y L. Vicent, «The Spanish Labor Market. On the path of flexibility and wage devaluation» en L. Buendía y R. Molero (coords.), The Political Economy of Contemporary Spain. From Miracle to Mirage, Routledge, Londres, 2018.
24 P. Carrasquer y T. Torns, «Cultura de la precariedad: conceptualización, pautas y dimensiones. Una aproximación desde la perspectiva de género», Sociedad y Utopía, núm. 29, 2007, pp. 139-156.
25 ESOPE, Precarious Employment in Europe. A Comparative Study of Labor Market Related Risks in Flexible Economies, Informe final, European Commission, Bruselas, 2005.
26 J. J. Castillo, La invasión del trabajo en la vida, La Catarata, Madrid, 2015.
27 E. Cano, «La extensión de la precariedad laboral como norma social», Sociedad y Utopía, núm. 29, 2007, pp. 117­137.
28 M. S. Agulló, Mujeres, cuidados y bienestar social: el apoyo informal a la infancia y la vejez, Instituto de la Mujer, Madrid, 2001.)
29 J. Benach, C. Muntaner, M. Quinlan, O. Solar y V. Santana, Empleo, trabajo y desigualdades en salud: Una visión global, Icaria, Barcelona, 2010.
30 M. Á. del Hoyo, Estrés laboral, Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, Madrid, 2004 y J. Boada-Grau y P. Ficapal-Cusí, Salud y trabajo. Los nuevos riesgos, UOC, Barcelona, 2012.
31 Si bien es cierto que la actual crisis ha puesto de relieve la extensión de la precariedad entre los varones, y por primera vez ha causado importantes estragos en los sectores tradicionalmente más protegidos, también lo es que desde su inserción mayoritaria en el empleo la posición de las mujeres se ha caracterizado por las malas condiciones en las que han tenido que realizar y conciliar las distintas actividades que comprende el trabajo.
32 G. Cairó i Céspedes y M. Mayordomo (Comps.), Por una economía sobre la vida. Aportaciones desde un enfoque feminista, Icaria, Barcelona, 2005.
33 Véase L. Vicent, «Familia: ¿amortiguador o amortiguadoras?», Boletín ECOS, núm. 22, FUHEM Ecosocial, 2013, disponible en: http://www.fuhem.es/media/cdv/file/biblioteca/Boletin_ECOS/22/familia_amortiguador_o_amortiguadora_L_VICENT.pdf
34 C. Pateman, El contrato sexual, Editorial Anthopos, México D.F., 1995.
35 L. Gálvez y P. Rodríguez, «El empleo de las mujeres en la España democrática y el impacto de la Gran Recesión», Áreas Revista Internacional de Ciencias Sociales, núm. 32, 2013, pp. 105-123.
36 Esto ocurre a través de la consideración como “amas de casa” de las trabajadoras que realizan actividades de cuidados y tareas domésticas en el ámbito del hogar, siendo este grupo el más numeroso dentro de la “inactividad” del mercado, es decir, del conjunto de personas que no participan del empleo o de su búsqueda formalizada. M. A. Durán, «La conceptualización del trabajo en la sociedad contemporánea», Revista de economía y sociología del trabajo, núm. 13-14, 1991, pp. 8-22; M. A. Durán, El trabajo no remunerado en la economía global, Fundación BBVA, Madrid, 2012 y R. Martínez-Buján, «¡El trabajo doméstico cuenta! Características y transformaciones del servicio doméstico en España», Migraciones, núm. 36, 2014, pp. 275-305.
37 C. Prieto, «Los estudios sobre mujer, trabajo y empleo: caminos recorridos, caminos por recorrer», Revista Política y Sociedad, núm. 32, 1999, p. 146.
38 O. Salido, Las oportunidades de las mujeres en una estructura cambiante, Documento de trabajo 02-05, Unidad de Políticas Comparadas, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 2002; N. Chinchilla, S. Polemans y C. León, «Mujeres directivas bajo el techo de cristal», International Center of Work and Family, [versión digital], 2005; y D. Grimshaw y J. Rubery, «The motherhood pay gap: a review of the issues, theory and international evidence», Condition of work and employment series, núm. 57, International Labour Office, Ginebra, 2015.
39 A. Picchio, Unpaid Work and the Economy: A Gender Analysis of the Standards of Living, Routledge, Londres, 2003; y D. Budlender y A. Brathaug, «Cómo valorar el trabajo no remunerado» en Organización Panamericana de la Salud, La economía invisible y las desigualdades de género. La importancia de medir y valorar el trabajo no remunerado, OPS, Washington,
2008, pp. 59-86.
40 J. Rubery y A. Rafferty, «Women and recession revisited», Work, Employment and Society, vol. 27, núm. 3, 2013, pp. 414-432.
41 M. Maruani (dir.), Les nouvelles frontières de l’inégalité: hommes et femmes sur le marché du travail, La Découverte, París, 1998.
42 G. de Cabo, L. Henar y M. Calvo, Análisis de la perspectiva de género en algunas estadísticas españolas y propuestas de mejora, Instituto de la Mujer, Madrid, 2009; y C. del Río y O. Alonso-Villar, «Diferencias entre mujeres y hombres en el mercado de trabajo: desempleo y salarios», en M. Pazos (dir.), Economía e igualdad de género: retos de la Hacienda Pública en el siglo XXI, Instituto de Estudios Fiscales (IEF), Ministerio de Economía y Hacienda, Madrid, 2008, pp. 93-130.
43 L. Vicent, Precariedad laboral española. Una perspectiva de género. La situación del mercado de trabajo español en los primeros años del siglo XXI, Tesis doctoral (Programa de doctorado en Economía Internacional y Desarrollo), Universidad Complutense de Madrid, 2017 [pendiente de publicación], p.85.
44 Compartimos la idea de que las necesidades tienen un carácter multidimensional en el que se conjugan aquellas relacionadas con una dimensión material (comida, vivienda, ropa, etc.) y otras que son de naturaleza inmaterial (los afectos, las relaciones sociales, la libertad, la autonomía, etc.), porque ambas son esenciales para la vida y el bienestar de la población.
45 El proceso de precarización se analiza, de ese modo, en ambos tipos de trabajo, a sabiendas de que el nivel de profundidad en su valoración será desigual si nuestro objetivo es el de cuantificar su importancia porque, aunque sería deseable, no se dispone del instrumental analítico y los indicadores requeridos para ello en ambas esferas.
46 N. Fraser, R. Gutiérrez y R. Peña-Casas, Working Poverty in Europe. A Comparative Approach, Palgrave Macmillan, Basingstoke, 2011; y F. Miguélez, A. Martín, R. Alós-Moner et al., Trayectorias laborales de los inmigrantes en España, Obra Social de la Caixa, Barcelona, 2011.
47 A. Recio, «Paro y mercado laboral: formas de mirar y preguntas por contestar», Cuadernos de economía, vol. 22, 1994, pp. 173-200; A. M. Guillén, N. Moreno y S. González, «Conciliación de la vida laboral y familiar en España. El impacto de las políticas de la Unión Europea», Documentación social, núm. 154, 2009; y M. L. De la Cal y M. Larrañaga, «Las desigualdades laborales entre mujeres y hombres en las Comunidades Autónomas durante la crisis (2008-2013)», XIV Jornadas de Economía Crítica: Perspectivas económicas alternativas, Universidad de Valladolid, 4 y 5 de septiembre de 2014.
48 M. J. Vara, Estudios sobre género y economía, Akal Ediciones, Madrid, 2006; y M. Pazos, Desiguales por ley. Las políticas públicas contra la igualdad de género, Catarata, Madrid, 2013.
49 C. Carrasco, C. Borderías y T. Torns (eds.), El trabajo de cuidados. Historia, teoría y políticas, FUHEM/Los libros de la Catarata, Madrid, 2011.
50 N. Folbre, The Invisible Heart: Economics and Family Values, The New Press, Nueva York, 2001; C. Borrego, A. Pérez Orozco y S. del Río, «Precariedad y cuidados», Rojo y Negro, núm. 7, 2003, pp. 1-11.

Disponible el artículo completo en formato pdf: Tiempos de precariedad. Una mirada multidimensional a la cuestión precaria


Recordando a Jaume Botey

Tomamos prestadas una palabres de homenaje de Salvador López Arnal sobre Jaume Botey:

"Todo lo humano le era propio; nada, absolutamente nada, le era ajeno. Luchó toda su vida. Hasta el final de sus días. Fue un imprescindible."

Recuperamos un artículo de Jaume publicado dentro de la sección ENSAYO, del número 125 de la revista Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Global, dedicado al Ecologismo y la Religión.

Disidentes y profetas: el papel de los herejes en el avance de la historia.

Todas las corrientes que implican un compromiso total de la persona o la entrega a una causa que se vive de manera absoluta por razones religiosas, sociales, políticas o culturales crean disidencias. Sea por razones doctrinales, por la voluntad de volver a la pureza fundante o por el anhelo de un futuro utópico, los disidentes se sitúan al margen de la docrtrina oficial y son condenados. Herejes, colectivos de pobres, de marginados o movimientos alternativos dan una visión diferente de la historia oficial desde la otra orilla, desde la “contrahistoria”. Para entenderlos, es necesario situarse en el contexto en el que vivieron, porque incluso en los disidentes más doctrinales hay un trasfondo político que les condiciona. Y sobre todo, porque en circunstancias diferentes, y a pesar de haber sido doctrinas condenadas, los movimientos disidentes y de herejes tarde o temprano renacen. La herejía y los movimientos alternativos son un fenómeno de permanente ubicuidad, siempre perseguidos y siempre resucitados.

   Etimológicamente herejía –airesis– significa elección, alguien escoge una “verdad”, “su verdad”, al margen de la opinión de la comunidad. Ante el colectivo que se presenta como homogéneo, la persona decide romper esta unidad.

   Los sistemas de valores establecidos y aceptados por la mayoría dotan de seguridad, cohesión y sentido de unidad. En cambio, la herejía –anomia o “fuera de la norma”– supone irrupción del desorden, ruptura, prácticas nuevas que no se explican por la tradición. Pero, ¿qué es un hereje? ¿Cae el hereje dentro de cierta psicología enfermiza o patología mental?, ¿es el hereje un anormal?, ¿qué relaciones mantiene con la mentalidad de su entorno?, ¿es un ser aislado o influyente?

Son numerosos los estudios desde la antropología, psicología, historia, sociologia, etc., acerca del origen de estos grupos “portadores de gérmenes heréticos”, de su carácter e influencia y de esta constante “antiinstitucional” e insumisa de la historia de la libertad frente a los aparatos. En general, se afirma que la herejía puede originarse por razones doctrinales o morales, “ortodoxia” u “ortopraxis”, y que surge en todos los contextos ideológicos, religiosos, políticos, científicos, morales, artísticos o místicos. Algunas de ellas surgen como novedad progresista, avanzándose al futuro, o como retorno a la pureza primitiva…1

Es preciso considerar las diferencias entre herejía, desobediencia, cisma, secta, apostasía, brujería, objeción, insumisión, antisistema, excluído, marginal... Asimismo, respecto del portador de herejía, hay que distinguir entre hereje, profeta, utópico, reformador, revolucionario, visionario, etc. En sentido amplio, herejía puede identificarse con la protesta social y la lucha de los oprimidos en contra de la explotación y el sometimiento en todas sus formas, pues frente al dominio y el sojuzgamiento que implica cualquier tipo de desigualdad social, se desarrolla siempre una paralela y persistente insubordinación de los grupos sometidos.

Leer la historia desde estos “antisistema”…

Frente al poder de los grupos dominantes por riqueza o jerarquía social, como la Iglesia o el Estado, o bajo una supuesta superioridad intelectual, social, étnica, de género, estatus, de posesión de la verdad o de pretendida santidad renace siempre la respuesta popular. La historia humana es también la inagotable y creciente creatividad de las clases populares que en cada nueva circunstancia, y movidos por el espíritu de rebeldía frente a la opresión, encuentran diferentes maneras de expresarse. Es una heroica cadena de luchas, protestas, motines, herejías, rebeliones, insurrecciones y revoluciones.

Por ello, un posible hilo conductor para comprender la historia es leerla a partir de estos buscadores de nuevas tierras prometidas, creadores de fraternidades que empeñaron su vida al servicio de un mundo mejor. Los hay en todas las formaciones sociales. Viven su compromiso como la exigencia y entrega a una causa que sienten como absoluta. Para ellos, el camino hacia esta tierra prometida supone una dura “travesía en el desierto”, por- que casi todos fueron considerados subversivos y quebrantadores del orden. Fustigan tanto a las autoridades, en tanto que responsables del mal, como al pueblo por sus infidelidades, y son rechazados por ambos. Así fueron condenados los profetas de Israel y acostumbran a ser condenados los profetas de hoy. Sin embargo, son creadores de esperanza. Censurando el presente anuncian un futuro mejor y en esta confrontación ponen de manifiesto la dialéctica entre sistema-antisistema, institución- protesta, espíritu-estructura, poder- fe, ley-insumisión, político-profeta.


Dificultades, exigencia moral…

En un momento u otro todos tuvieron que escoger entre la obediencia a la norma o la obediencia a la conciencia. Obedecer a la conciencia exige convencimiento y una total libertad y pobreza, porque quien lo hace sabe que deberá asumir graves consecuencias sociológicas y psicológicas, soledad, aislamiento, descrédito, ostracismo, y quizás poner en riesgo su propia vida. Antígona sabe que enterrando a su hermano Polinices desata la ira de Creonte, y debe escoger entre la piedad y el orden, pero acaba enterrando al hermano. Sócrates es acusado de pervertir a la juventud, de desacato a los dioses, y a pesar de ello continúa. Los dos serán condenados. En ocasiones, más que el hecho en sí, lo que se condena es el quebrantamiento del orden por su valor simbólico. En la República de Platón el innovador será reprobado y quien rompa o añada una cuerda a la lira será desterrado. De igual modo también en Jesús, porque pone por delante el valor del hermano que el valor de la ley. Proclamando que «el hombre no se ha hecho para el sábado sino el sábado para el hombre», Jesús se convierte en “hereje” del sistema y asume las consecuencias de su enfrentamiento con el poder.

La mayoría de las veces el disidente no alcanza a ver el resultado de su sacrificio. Pero si Espartaco y los miles de esclavos que fueron crucificados con él 70 años antes de Cristo no hubieran existido quizás estaríamos todavía en la esclavitud… Sin las revoluciones de los pobres en la Edad Media, sin los libertadores de las colonias, sin fray Bartolomé de las Casas, sin tanto sufrimiento obrero, sin Gandhi, sin Luther King, sin Mandela, sin la resistencia en Irak… Además, con suerte, la historia recuerda sólo el nombre de los líderes; las mayorías sacrificadas permanecerán en el anonimato.

El problema del poder

¿Quién tiene autoridad para condenar?, ¿quién crea desorden y quién crea esperanza?, ¿el desobediente o el que manda obedecer un orden injusto? ¿En qué objetividad se fundamentan los criterios que condenan a uno y absuelven a otro? Porque muchos de los condenados fueron rehabilitados y otros a punto de ser condenados fueron encumbrados a la cima de los altares. Santo Tomás fue condenado por la universidad y el obispo Tempier de París; San Francisco de Asís estuvo a punto de ser inculpado por Inocencio III. Joaquin de Fiore, Ubertino da Casale o Pedro Valdo fueron condenados por pedir la pobreza en la Iglesia. En cambio, Angela de Foligno fue canonizada por el mismo motivo. En el palo al que fue atada Juana de Arco, en 1431, para ser quemada se describían las causas de su condena: «Jehanne, que se hacía llamar virgen: mentirosa, perniciosa, engañadora del pueblo, hechicera, supersticiosa, blasfema de Dios, presuntuosa, descreída de la fe de Jesucristo, jactanciosa, idólatra, cruel, disoluta, invocadora de los demonios, apóstata, cismática y hereje». Pocos años después es rehabilitada y posteriormente canonizada y nombrada patrona de Francia. San Juan de la Cruz fue encarcelado a pan y agua durante siete meses por sus mismos hermanos de congregación. San José de Calasanz, condenado por la Inquisición por ser amigo de Galileo, muere con su orden de los escolapios prohibida por la Santa Sede. El Papa Gregorio XVI (1831-1846) prohibió la vacunación y de paso condenó el desarrollo del ferrocarril argumentando que si Dios hubiese querido que viajáramos a esas velocidades nos habría dotado de alas. La lista de condenas que hoy nos avergüenzan sería inacabable, sobre todo en las organizaciones que dicen representar valores, como la Iglesia, especialmente.

¿Debemos con esto decir que la herejía es un concepto subjetivo elaborado por parte de quien tiene el poder?, esto es, ¿el poder actúa arbitrariamente? No necesariamente, pero hay que destacar la incomodidad que para el poder representan la mayor parte de los movimientos rebeldes. Porque, con el tiempo, las instituciones tienden a la esclerosis y a convertir la esclerosis en ley, en autoritarismo en lugar de fraternidad. Las cúpulas acostumbran a secuestrar para sí el poder que deberían tener siempre las bases. En ocasiones se plantea como la necesidad de adaptar a las circunstancias el mensaje profético original, pero en otras funciona sólo la lucha por el poder. Entonces, el poder no declara herejes a los que lo son sino a los que puede o quiere, en parte porque en muchas ocasiones los herejes son las mismas autoridades que están condenando. A diferentes escalas se reproduce el conflicto entre la incipiente socialdemocracia y Rosa Luxemburgo, mártir de sus ideas, o posteriormente entre Stalin y Trotsky. Quienes en algunas organizaciones de izquierda hoy proclaman el retorno a los principios fundantes del socialismo son acusados por las direcciones como perturbadores del orden en la organización. Pero la herejía también está presente en las cúpulas, a pesar de que son ellas las que tienen el poder para condenar y expulsar. Y el poder condena o amenaza con la condena, no sólo a los declarados disidentes, sino a todos aquellos que presumiblemente pueden poner en cuestión los intereses del grupo en el poder.

Orígenes del cristianismo. Profetas y rebeldes, la gran herejía

Los profetas, la defensa del pobre desafiando el poder religioso y el poder político

Todas las religiones tienen en la pobreza y en su relación con los pobres la piedra de toque de su sinceridad para con Dios. Los textos fundacionales de las religiones, especialmente los de las tres “religiones del libro”, ponen de manifiesto sin lugar a dudas la preferencia de Dios por los pobres. Dios es la garantía de la justicia, de la protección del necesitado, de la acogida al inmigrante, del reparto de los bienes. Pero la pobreza es un tema incómodo. La existencia de pobres plantea problemas morales y de conciencia, problemas políticos de gestión del poder y de responsabilidad ante la desgracia, problemas teológicos relacionados con el tema del mal, de espiritualidad, de ascesis, de solidaridad con los últimos.

A lo largo de la historia las religiones han gestionado el tema de la pobreza de manera ambivalente y casi siempre contradiciendo en la práctica las recomendaciones de los textos. En todas las confesiones, y en el interior de las organizaciones de cada una de ellas, se vive la tensión entre la fidelidad a los principios y las hipotecas que implica la relación o vinculación con el poder. La infidelidad al pobre fue uno de los motivos de la aparición de los profetas.

Entre el siglo VIII y el siglo VI a.C., en un Estado de Israel ya consolidado, con monarquía estable, templo, aparato jurídico, ordenación territorial, etc., aunque siempre amenazado por sus vecinos de Asiria o de Babilonia, aparecen esta especie de personajes incómodos, los cuales, sin excepción, claman contra la profanación del pobre, del indigente, del necesitado, del débil, del humilde, del forastero, del inmigrado. Amós, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Miqueas o Habacuch son de este modo el testimonio de que en aquella sociedad relativamente acomodada, como en todas, la defensa de los pobres era algo políticamente incorrecto. Todos serán perseguidos por el poder.

Jesús y Pablo

También Jesús, que nace y vive pobre, manifiesta sin ambigüedades sus preferencias por los pobres y afirma haber venido en auxilio de enfermos, endemoniados o pecadores. En defensa de los excluidos del poder es condenado por ese poder y muere en la cruz como un delincuente. El mensaje de Jesús no tiene una posible interpretación: fue un hereje condenado a la par por el templo y por el poder político. Cuando escribieron el relato del recuerdo de Jesús, los evangelios y las primeras comunidades tuvieron interés en remarcar nítidamente estos aspectos.

De igual modo Pablo de Tarso, que al exigir la libertad de la fe frente a la Ley Mosaica se convierte en un hereje para los seguidores de esta última. Pablo logró desmontar el aparato de seguridades políticas y económicas que habían marcado la historia de Israel desde hacía siglos, pero será perseguido durante toda su vida por ello, hasta que consigan su ejecución en Roma.

La gran herejía: la vinculación con el poder a partir del siglo IV

A partir del siglo III, el espíritu inicial de cercanía hacia los pobres de las primeras comunidades probablemente se iría relajando, tanto por razones de carácter doctrinal como organizativo. El rápido incremento de fieles en tiempos de paz llevaría a cuestionarse si había que tomarse tan al pie de la letra los textos sobre Jesús de las primeras comunidades. Además, ante las seducciones del Imperio comienza un penoso debate sobre las clases de pobreza, la material y la del espíritu, sobre la oportunidad de no desechar las posibilidades de la función social de la riqueza, sobre el deber de evitar el peligro maniqueo de una “Iglesia de puros”, etc.

Por simple “simbiosis” con la cultura-ambiente, la concepción de la Biblia del Dios de Abraham y de Jesucristo es sustituida por la del Dios del “poder” y “autoridad” de la filoso- fía griega. La filosofía de Platón y Aristóteles será el “molde” donde “verter” la visión cristiana de Dios. Asimismo, también por simple simbiosis, la nueva Iglesia se convierte en heredera del enorme patrimonio cultural del Imperio romano, calcando hacia dentro, para ella misma, el modelo organizativo y el pensamiento del Imperio, la estructura piramidal de la jerarquía hasta el emperador, el Derecho romano, el latín como lengua vehicular, la solemnidad de la liturgia, la organización territorial, el estoicismo como filosofía, tan alejado del profetismo. A partir del Edicto de Milán, en el 313 con Constantino y en el 380 con Teodosio, pasa de la clandestinidad a la oficialidad, de perseguida a perseguidora de las otras religiones ahora prohibidas.

Este cambio político de 180º supone el camino hacia la mayor de las “herejías” que ha sufrido el cristianismo y que dura hasta hoy: el pacto de la Iglesia con los poderes políticos y económicos de la sociedad civil. Desgraciadamente, a partir de entonces la historia del cristianismo se ha construido sobre la teología de Dios-poder. Fue el fundamento de la constitución del Sacro Imperio y la coronación de Carlomagno en el año 800 el origen del poder temporal de los papas, de la lucha de estos contra los emperadores para tener mayor poder, de las Cruzadas, de la imposición por la fuerza de la evangelización en América, de la Inquisición, de la corrupción en la sede de San Pedro durante el humanismo renacentista, de la condena de los avances sociales y culturales de la Revolución francesa y del movimiento obrero, de la justificación de la guerra civil española y el nacionalcatolicismo, del silencio culpable ante la atrocidad del Holocausto y de tantos otros… Esto ha supuesto el uso y abuso del poder político en el nombre de Dios contra los sectores más débiles y pobres de la población y el horror y asesinato de millones de inocentes, pero ha supuesto también que a lo largo de toda la historia aparecieran brotes de contestación, una “veta pro- funda”, siempre renaciente bajo múltiples aspectos y, como los profetas, casi siempre condenada.


Los primeros concilios. La Iglesia tutelada por el Imperio

Es necesario señalar el papel trascendental que el poder político del Imperio tuvo en los primeros concilios de la Iglesia, aquellos en los que se definen los fundamentos de nuestra fe: el de Nicea (325), sobre la divinidad de Jesucristo; el de Constantinopla (380), sobre la Trinidad; el de Éfeso (431), sobre la doble naturaleza de Jesús, humana y divina; y el de Calcedonia (451), definiendo de nuevo la divinidad y humanidad de Cristo. Todos tuvieron un enorme peso doctrinal defininiendo los aspectos fundamentales de la fe frente a las herejías doctrinales de los primeros siglos, Marcion, Arrio, Nestorio, Eutiques, monofisitismo, etc… Pero también pesó mucho en ellos la política. La prueba es que todos fueron convocados y presididos por el emperador, quien sancionaba o no la doctrina que se emitía, se constituía en garantía de la Verdad y aceptaba las conclusiones o perseguía, desterraba, o mandaba encarcelar y ejecutar a los disidentes. El cristianismo había adquirido un peso tal en la sociedad oriental que cualquier división doctrinal podía ser el pretexto de una ulterior división política. Para el emperador se trataba de evitar conflictos que pusieran en riesgo la unidad del Imperio, tal como realmente ocurrió. Se trataba asimismo de evitar el enfrentamiento entre las tres capitales del Imperio Romano de Oriente: Alejandría, Antioquía y Constantinopla, que aspiraban a suceder la capitalidad del Imperio. De manera periódica los obispos protestan contra la ingerencia del emperador en los asuntos de la Iglesia, pero también de manera periódica acuden a él para que convoque un nuevo concilio con el que resolver el enfrentamiento dogmático. Los obispos habían adquirido, también por consiguiente, una enorme influencia en el contexto cultural (véase en Ágora, de Amenábar, el conflicto entre el obispo Cirilo e Hipatia en la Alejandría del siglo V, siendo acusada de bruja y hereje y condenada a morir descuartizada).

Edad Media y herejías renacentistas

El retorno a la tradición fundante

Una de las características que la historiografía atribuye a las herejías medievales (Chénu, Le Goff, G. Duby, Duvignaud, Valdeón) es su reiterada propuesta de retorno a la tradición fundante, y en especial a la pobreza evangélica frente al Sacro Imperio, las investiduras, el cisma y la corrupción. Por ejemplo, el movimiento de mendicantes de la Edad Media como fenómeno de extraordinaria vitalidad y ubicuidad en toda Europa, siempre decapitado y siempre renaciente bajo múltiples formas. Sin embargo, hoy debemos agradecerles que escogieran la pobreza y que en el largo período del siglo XII al XIV se enfrentaran incluso a los grandes pontificados (como los de Gregorio VII, Inocencio III o Bonifacio VIII) e intentaran crear, como Jesús en su momento, espacios de resistencia frente a una jerarquía que actuaba en contra de los principios del Evangelio. Emperador y Pontificado estuvieron en continua disputa por estrictas razones de control del poder político. A partir del siglo XI la unidad de referencia global entre poder civil y poder político empieza a resquebrajarse. Se inicia el camino hacia la laicidad. Gregorio VII (1073-1085) inició el gran movimiento de reforma por la independencia de la Iglesia frente al emperador Enrique IV; Inocencio III (1198-1216) fue aceptado como árbitro de conflictos internacionales; Bonifacio VIII (1294-1303) se enfretó también con Felipe IV y en la Bula Unam Sanctam explicitó el derecho del papa a la intervención civil. Los motivos de sus enfrentamientos no obedecieron a la cuestión de la pobreza evangélica sino a razones de mantenimiento y salvaguarda de su poder político, en peligro frente al creciente deseo de autonomia del poder poder civil. Después de Bonifacio VIII el pontificado pierde la batalla frente al poder político, dando comienzo el destierro de Aviñón. El emperador ha conseguido finalmente someter a la Iglesia.

Era normal que desde dentro de la misma Iglesia surgieran voces proféticas y movimientos reclamando una reforma evangélica. Todos ellos tienen en común su enfrenta- miento a una jerarquía vinculada al poder y defensora de la fe por las armas. Sin embargo, fueron condenados con el pretexto de desviaciones doctrinales. Tal fue así con el movimiento de las órdenes mendicantes, especialmente la de los franciscanos, que buscaban simplicidad y pobreza absoluta. Esta exigencia supuso, en vida todavía de San Francisco (1182-1226), la división de la orden dos mitades.

En la Baja Edad Media, a través de un nuevo dinamismo socioeconómico e intelectual, de las nuevas teconologías agrícolas, del comercio y de la vida urbana se sientan las bases para la aparición de la burguesía y para los grandes cambios hacia el mundo moderno. Surgen entonces las órdenes mendicantes, nuevos fenómenos intelectuales como la universidad, la escolástica y la renovación de las ciencias (Roger Bacon). Por otra parte, la aparición periódica de las pestes, pero sobre todo de la Peste Negra, que diezma la población a mediados del siglo XIV, deja una vivencia apocalíptica, de ocaso y muerte.

En esta sociedad convulsa el inconformismo contra la nueva sociedad burguesa está en el orígen de los frecuentes movimientos de campesinos, muchos de ellos marginales, y algunos de los cuales fueron declarados heréticos. La Inquisición fue el instrumento de la Iglesia católica para controlarlos o reprimirlos. Algunos de estos movimientos tuvieron una verdadera importancia social, religiosa y política, así los cátaros, valdenses, albigenses, dulcinianos, hussitas, wycliffianos… O los que buscaban simplemente la vida espiritual en la pobreza, como las beguinas, movimiento de mujeres solteras o viudas asociadas para llevar una vida monástica sin votos al margen de las estructuras jerárquicas de la Iglesia católica. Muchas de ellas fueron acusadas de herejía o brujería y condenadas a la hoguera. O la citada orden de los franciscanos y las dificultades que en este contexto tuvo Francisco de Asís ante la jerarquía eclesiástica.

A partir de los siglos XIV y XV el ejercicio del poder pontificio como poder político sufre una muy importante contestación. En Aviñón, el papa Juan XXII se enfrenta de nuevo al emperador alemán, Luis de Baviera, quien reúne a todas las fuerzas descontentas con el papa. Entre ellas había un importante sector de franciscanos, llamados “espirituales”, que pretendían que se impusiera en la orden el voto de pobreza absoluta, según el deseo del propio San Francisco, y tal y como había sido aprobado por el capítulo de la orden reunido en Peruggia en 1322, ambiente que describe perfectamente Umberto Eco en el clásico El nombre de la rosa. Por extensión, este sector de los franciscanos pretendía la pobreza para toda la Iglesia, pero en 1323 Juan XXII condenó las conclusiones del capítulo de Peruggia. Es decir, cuando de manera explícita se pide que el Papa abandone la riqueza y el poder temporal, la petición de pobreza institucional se convierte en un tema político condenado por la jerarquía. La fidelidad al Jesús pobre del Evangelio empieza a ser considerada posible materia de herejía. Esta pretensión no sólo se ceñía a la pobreza material, sino también a la de poder. Es por ello que Luis de Baviera se apoyó en este grupo de franciscanos: Miguel de Cesena; el general de la orden, Guillermo de Ockham; Marsilio de Padua y Juan de Jandun, profesores de la universidad de París. La ayuda teórica que aquellos franciscanos dieron a Luis de Baviera, más que una toma de posición política era el intento intraeclesial de secularización de la política. Hacía poco que Marsilio había publicado el famoso tratado Defensor Pacis, en el que defendía definitivamente la teoría del Estado laico, la separación de la Iglesia, la soberanía del pueblo para elegir emperador y, consecuentemente, la innecesaria consagración de este por el Papa. Tesis muy atrevidas por aquel entonces. Marsilio fue condenado. Doscientos años más tarde, en 1513, Maquiavelo en El Príncipe, a raíz de la presencia de los Estados Pontificios en Italia, defiende las mismas tesis. También es condenado.

En la misma línea de acercamiento del Evangelio a los pobres hay que tener presente los movimientos surgidos en América Latina a partir de la conquista. De entre sus muchas figuras destacan Antonio de Montesinos y Bartolomé de las Casas, ambos frailes dominicos. Acusado también de herejía porque defendía que los indios tienen alma, fue también juzgado y estuvo a punto de ser condenado por su hermano en la orden, el inquisidor Ginés de Sepúlveda en la famosa “Controversia de Valladolid” de 1550.

Utopías renacentistas y autonomía de la conciencia individual

Al Renacimiento se le atribuyen los orígenes de la Modernidad, el advenimiento de una nueva racionalidad económica –la mercantil– y de una nueva racionalidad política: el origen del Estado laico. Se le adjudica también la ruptura con el teocentrismo, el inicio de una larga secuencia de revoluciones científicas y técnicas y una transformación radical de principios éticos. Con la creciente autonomía de la sociedad civil, las herejías a partir de ahora ya no se darán sólo en el ámbito de la Iglesia o de la fe, sino también en el campo científico, político, económico y cultural. En este contexto surge un género literario situado entre la imaginación y las propuestas de cambio, entre la crítica al príncipe y el ofrecimiento de alternativas. Las más conocidas: La utopía de Tomás Moro; La ciudad del Sol, de Tomasso Campanella; La Nueva Atlántida de Francis Bacon o, ya más adelante, Los viajes de Gulliver de Jonhatan Swift, una sátira sarcástica y demoledora en contra de la sociedad contemporánea. Los autores fueron condenados: Moro fue ejecutado y Campanella pasó 27 años en prisión. Las diferencias entre ellas, una, defensora de la libertad y otras, del orden, se reproducen una y otra vez en todos los intentos de un modelo de sociedad diferente en el mundo. Swift ordenó que su obra no se publicara hasta después de su muerte por miedo a la Inquisición. En el año 1600 Giordano Bruno, de 52 años, es condenado a la hoguera como hereje por sus creencias en cosmología. Fue contemporáneo de Galileo, quien se libró de la hoguera por escaso margen.

Todavía en la Europa de los siglos XVI y XVII la Biblia sigue siendo, en su interpretación más social e igualitaria, el principal “manual revolucionario” que inspiró tanto la libre conciencia individual frente al poder de la institución (protestantismo) como los movimientos más radicales y utópicos. Huss, Savonarola, Lutero, Calvino y tantos otros siguen teniendo a Dios como referencia en sus propuestas de reforma de la Iglesia y de la sociedad. Será, por ejemplo, la Biblia, la que inspirará a Thomas Münzer, partiendo de la misma teología luterana, a encabezar una revolución de campesinos y mineros contra Lutero por haber entregado el poder religioso a los príncipes, en lo que se considera la primera revolución social de la Europa moderna. Münzer fue ejecutado por orden del mismo Lutero. Miguel Servet, por otra parte, muere en la hoguera por orden de Calvino. De manera parecida ocurrió con los “niveladores”, movimiento agrario de revolución social contra la propiedad de la tierra, durante la revolución inglesa a mediados del XVII. Uno de sus líderes principales, Gerrard Winstanley, encabezó el movimiento, de inspiración cristiana, bajo el lema de que Jesucristo habría sido el primer “nivelador”. Su comunismo nivelador abogaba por la colectivización de la tierra y de todos los recursos naturales como bienes fundamentales de todo el pueblo. A su juicio, el régimen ideal debía basarse en la pequeña economía de los pequeños campesinos y artesanos.


Hacia el mundo moderno y las utopías sociales

La autonomía de la razón, la nueva ciencia, el secularismo y la laicidad, la conciencia y la proclamación de unos Derechos Humanos inalienables, la democracia, la libertad individual y colectiva, han sido conquistas sociales detrás de las cuales hay sufrimiento, condenas y víctimas. En la sociedad moderna somos millones los “herejes” que desde abajo resisten al sistema, habitualmente escondidos. Siempre se ha silenciado, por ejemplo, que la misma Revolución francesa tuvo el apoyo de un sector de cristianos, condenados primero por la Iglesia y condenados después por los contrarrevolucionarios. El más conocido, el sacerdote Jacques Michele Coupé, amigo personal de Robespierre, que impulsó las medidas sociales de la Revolución como la reforma de la enseñanza, la reforma de la sanidad y la reforma agraria.

Por desgracia, en muchos de estos procesos la violencia y los abusos empañaron el ideal de los promotores, y los principios quedaron esclerotizados a través de condenar a otros en nombre de aquellos principios. Por ejemplo, 70 años después de la Revolución francesa, en nombre de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad se aplasta a sangre y fuego a la Comuna de París, guiada por idénticos principios. Así ha ocurrido durante este trágico siglo XX, con tantas utopías sociales y doctrinas globales de salvación. Experiencias del marxismo y anarquismo como ideales de justicia, igualdad y cooperación pronto se contaminaron, propiciaron la represión y crearon los gulags de muerte.

Quién sería un “hereje” hoy en día

La alabanza del insumiso

Han sido los herejes y los disidentes los que han hecho avanzar la historia, luchando por la libertad en un mundo dogmatizado o por la igualdad en un mundo injusto. Pero también esta historia nos enseña que nadie se convierte en hereje por el simple hecho de autoproclamarse como tal. O mejor expresado, no se hace avanzar la historia por el capricho o la ocurrencia de ser disidente de un dia. Para ser “hereje” de verdad, para hacer avanzar la historia, son necesarias cualidades excepcionales, convencimiento, humildad que supone casi siempre la voluntad de no querer romper, fidelidad a las ideas y fidelidad a las personas, constancia y sacrificio, valentía para resistir las amenazas e insultos, resistencia ante la angustia ocasionada por el peligro, nula voluntad de poder hasta el punto de entregar la propia vida.

En relación con la Iglesia, a los 50 años del Concilio

Valdrá un ejemplo de lo que en nuestro mundo ha podido suponer para algunos ser hereje dentro de la Iglesia. El Concilio del Vaticano II fue una inspiración de Juan XXIII, pero al Concilio se llegó después de siglos de condenas y sufrimientos. No hacía tanto se había proclamado el Syllabus que condenaba todo intento de acercamiento de la Iglesia al mundo, o la condena de la Escuela Bíblica de Jerusalén, punto de partida de nuestra interpretación actual de la Biblia, o de los curas obreros. Inmediatamente antes fueron condenados por Pío XII Teilhard de Chardin, Congar, Chénu, Rahner, Schilebeck, Häring y tantos otros. Sin embargo, estos fueron rehabilitados por Juan XXIII y considerados padres intelectuales del Concilio, porque sus grandes intuiciones parten de sus escritos anteriores. Su intuición fundamental es que la Verdad no parte “de arriba”, esto es, de un supuesto “depósito”, sino que emana de la historia, desde las realidades humanas y terrenas y desde la perspectiva de los pobres. Juan Pablo II y Benedicto XVI intentaron volver a la noción anterior, pero finalmente no ha sido posible.

Este es el parteaguas fundamental y lo que hoy nos convierte en “herejes” ante una jerarquía que pretende volver al método de las verdades eternas. Porque esta “Verdad” eterna, “venida de arriba”, elabora formulaciones abstractas, alejadas de la historia y aparentemente neutras. Para los que defienden Verdades Eternas, el hereje es el que escucha la vida, lee la historia, acompaña al sufrimiento.

En definitiva, el problema teológico fundamental no son las formulaciones de la propia teología, sino la existencia de un sistema capitalista de opresión, que necesita, utiliza y desarrolla una teología abstracta, ideológica, enajenante o religiosa para poder mantener y legitimar su dominación. Esta dominación es precisamente la ocultación de Dios. ¿Es el mismo Dios el de los verdugos y el de las víctimas, el de los asesinos y el de los asesinados?

En relación con la sociedad laica

Nuestra generación ha sido muy afortunada por haber vivido de cerca tantos testimonios de insumisión y resistencia; tantos que no se doblegaron al fascismo o al nazismo, desde Bonhoeffer a Simone Weil, Etty Hillesum o Walter Benjamin. Todos ellos murieron víctimas. Tantos que no se doblegaron a la ignominia del franquismo. Y tantos que crearon y siguen alimentando nuevas esperanzas: los objetores de conciencia y los insumisos, los que hicieron emerger nuevos valores como el ecologismo y su lucha por las generaciones futuras, y el feminismo en su lucha por el reconocimiento de la dignidad de la mujer, los que acogen inmigrantes y son insumisos a la Ley de extranjería, los que impiden los desahucios, los que recogen alimentos en los supermercados, los de la flotilla de Gaza, los del 15-M.

1 J. Le Goff, Herejías y sociedades, Siglo XXI, Madrid, 1987; J. A. García de Cortázar, Cristianismo marginado: rebeldes, excluidos y perseguidos, Polifemo, Madrid, 1999; Mollat Michel, Pobres, humildes y miserables en la Edad Media, FCE, Ciudad de México, 1988; J. Duvignaud, Herejía y subversión, Icaria, Barcelona, 1990; E. Mitre, Las herejías medievales de Oriente y Occidente, Arco, Madrid, 2000; R. García Cárcel, Herejía y sociedad en el siglo XVI, Península, Barcelona, 1980; M. Delibes, El hereje, Destino, Barcelona, 1998.

Descargar el artículo completo en formato pdf: Disidentes y profetas: el papel de los herejes en el avance de la historia.

 


Universidad Precaria, Universidad sin futuro

Universidad precaria. Universidad sin futuro.

Juan José Castillo y Paloma Moré.

Madrid: FUHEM Ecosocial, 2018, 186 págs. 

La nueva publicación de  FUHEM Ecosocial aborda la situación de transformación constante en la que se encuentra la enseñanza superior en España, y cómo esto afecta al personal docente e investigador, tanto en su trabajo como en su vida.

Con una aproximación cualitativa, el propósito del libro es profundizar en la problemática social que viven, identificando y analizando los factores que determinan y explican sus estrategias para enfrentar la carrera académica.

El objeto concreto de este libro es también el personal investigador y docente joven: tratar de caracterizar sus trayectorias y estrategias laborales, académicas y vitales para comprender, desde su punto de vista y a través de sus experiencias, las transformaciones del sistema universitario español y los efectos que estas tienen sobre las vidas de quienes emprenden la carrera académica.

Además da a conocer la incidencia que están teniendo las diferentes reformas educativas en la precarización del trabajo universitario y en el sistema educativo global: la evolución y situación actual de las condiciones de trabajo y empleo en la docencia y la investigación universitaria, y sus perspectivas de evolución y cambio.

ÍNDICE

Prefacio de Santiago Álvarez Cantalapiedra. Director de FUHEM Ecosocial.

I. INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS

1.1. Por una sociología del trabajo académico
1.2. Investigar tu propio campo, los riesgos y ventajas de la proximidad

II. EL TERRENO DE ESTUDIO: LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID (UCM)

III. RELATOS DE TRABAJO Y VIDA DEL PROFESORADO UNIVERSITARIO

IV. CONCLUSIÓN: POR UNA POLÍTICA URGENTE PARA LA UNIVERSIDAD

V. REFERENCIAS CITADAS

Autores:

Juan José Castillo es catedrático de Sociología, profesor emérito de la UCM y doctor en Historia Social por La Sorbonne. Además, es director del Grupo de Investigación “Charles Babbage” en Ciencias Sociales del Trabajo y codirector de la revista Sociología del Trabajo.

Entre sus últimos libros publicados se encuentran Trabajo y vida en la sociedad de la información, Catarata 2012, La invasión del trabajo en la vida. Del “trabajador ideal” a la vida real, Catarata 2015.

Paloma Moré es doctora por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y licenciada en Sociología y Periodismo. Trabaja como investigadora posdoctoral «LabexMed» en el Laboratoire d’Economie et Sociologie du Travail y el Laboratoire Population, Environnement et Développement (LPED) de la Universidad Aix-Marseille y forma parte del Grupo de Investigación en Ciencias Sociales del Trabajo “Charles Babbage” en Ciencias Sociales del Trabajo y del Grupo Género y Política, ambos de la UCM.

Recientemente ha publicado Cuidados a personas mayores en las grandes ciudades: género, clase social y etnicidad, Editorial Monografías, Nº 306, Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid.

El libro está disponible en formato electrónico a texto completo de forma gratuita, pero también puede adquirirse en papel a través de nuestra librería.


En “Al salir del cole” abordamos las causas ambientales de las migraciones

Organizada por FUHEM Educación, el miércoles 28 de febrero, a las 16.30 horas, tendrá lugar la sexta sesión de ”Al salir del cole”, un ciclo de ‘Diálogos y experiencias educativas’ donde debatimos a partir de una diversidad de miradas, en la que también incluimos la visión de profesorado y alumnado, tanto de FUHEM como de otros centros escolares. En esta ocasión, la pregunta es:

“¿Sabías que detrás de la mayoría de las migraciones hay causas ambientales?”

Por primera vez en este tipo de actos, salimos de Espacio Abierto FUHEM, y la sesión se celebrará en las instalaciones de uno de nuestros centros, concretamente, en el Colegio Lourdes, situado en c/ San Roberto, n º 8, duplicado (Metro Casa de Campo), en Madrid. También la hora se adelanta a las 16.30 horas, con el fin de facilitar la presencia de alumnado, familias y profesorado.

En esta ocasión, como ponentes, intervendrán:

Serlinda Vigara, miembro de Ecologistas en Acción.

Douda Thiam, colaborador en el proyecto Mbolo Moy Dole.

Jimena Navarro y Haizea Trouillhet (alumnas), y Carlos Díez (profesor) de la etapa de Secundaria del Colegio Lourdes.

Isabel Vázquez, profesora de Formación Profesional Básica en la UFIL de Puerta Bonita

En nuestras redes sociales, hemos creado un evento en Facebook desde el que puedes invitar a tus amigos y compartir esta actividad. Además, seguiremos el acto en directo a través de Twitter con el hastag #AlSalirDelCole. El acto será grabado para que, si no puedes venir, puedas ver el video de la sesión por nuestro canal de YouTube donde ya están los videos de las sesiones anteriores de este ciclo. 

No lo olvidéis, anotad en vuestra agenda la sesión de “Al salir del cole” del próximo 28 de febrero en el Colegio Lourdes. ¡Os esperamos!


Diploma de Especialización DESEEEA

El Diploma de Especialización en Sostenibilidad, Ética Ecológica y Educación Ambiental (DESEEEA), ya por su tercera edición, se configura como una propuesta formativa que aborda integralmente el análisis de la crisis ecológica global, así como el paradigma de la sustentabilidad desde sus diversas vertientes socio-culturales, y oferta formación en las herramientas pedagógicas necesarias para su correcta comunicación.

DESEEEA está basado en un esquema arbóreo, vertebrado por los fundamentos y el desarrollo contemporáneo de la ética ecológica como matriz teórica transdisciplinar. Desde esta raíz, se incorporan materias y asignaturas específicas que abordarán las principales áreas que intervienen en la construcción de una sociedad desde la perspectiva ecológica. La rama de estudios biofísicos viene equilibrada por materias y asignaturas centradas en la organización interna de las sociedades en transición hacia la sostenibilidad: economía ecológica, ecología política, procesos de globalización y ética norte-sur; con la finalidad de que el alumno adquiera una visión de conjunto de los retos de la sostenibilidad, tanto en la esfera de los ecosistemas naturales como en los modelos sociales.

 

La inscripción al Diploma completo está ABIERTA. Se recomienda a los interesados realizar la preinscripción lo antes posible para asegurar su plaza. Para cursar asignaturas independientes, cada asignatura abre su periodo de inscripción dos meses antes de la impartición de las clases.

 

 

 

 

El alumno podrá optar por cursar las siguientes modalidades:

 

Toda la información sobre DESEEEA está disponible en este enlace.


Entrevista a Stewart Wallis

Entrevista a Stewart Wallis
La lucha por una nueva economía
Realizada por: Allen White 

Entrevista publicada originalmente en Resilience, 2 de enero de 2018
Traducida por: Nuria del Viso

"Cada día podemos ver evidencias de que la economía no logra servir a las personas o al planeta. Stewart Wallis, anterior director ejecutivo de New Economics Foundation, conversa con Allen White, investigador principal de la Fundación Tellus sobre como movilizar la acción para una nueva economía."

Allen White (AW): Empezaste tu carrera en la empresa privada, pero desde entonces te has convertido en un gran defensor de un nuevo paradigma económico. ¿Cómo se trazó esta trayectoria?

Stewart Wallis (SW): Cuando era adolescente pasaba mucho tiempo leyendo sobre sistemas de pensamiento, incluidos los trabajos de Geoffrey Vickers, autor de Freedom in a Rocking Boat. Vickers observaba que aquellos ricos en conocimientos comían dietas especiales en mesas separadas; solo los perros que rebuscan las migajas debajo de las mesas tienen una dieta equilibrada. Pensé para mis adentros: «Bueno, supongo que en la vida quiero ser como un perro, con una dieta equilibrada, continuamente picando de aquí y de allá y manteniendo el barco a flote.

   Una expedición geológica a Perú a la que fui cuando era estudiante universitario fue una experiencia formativa. Mi niñez tan convencional no incluyó la exposición a la pobreza y la desigualdad de la que allí fui testigo, igual que en un posterior viaje a Uganda. Me desestabilizó el hecho de que gente que tiene materialmente poco más que nada pudiera experimentar elevados niveles de bienestar basados en la comunidad y la confianza, y que fueran algunas de las personas más amables que he conocido jamás.

   Después de la universidad, seguí el camino para el que creía que estaba destinado. Trabajé cuatro años en la empresa y luego fui a la London School of Economics, donde estudié mucha más macroeconomía que empresa. Después trabajé en el Banco Mundial como economista financiero y empresarial, que, a su vez, me llevó a mi primer amor: la cooperación internacional. Mi carrera en el banco, sin embargo, se interrumpió bruscamente cuando mi mujer murió de cáncer, lo que me dejó con dos hijos, uno de 2 años y otro de 4 años. Esto, por supuesto, era incompatible con viajar por todo el mundo. Volví al Reino Unido para estar cerca de mi familia y empecé un periodo de nueve años de trabajo en la empresa privada en North Midlands, incluido un lapso como director ejecutivo en una empresa de fabricación.

AW: ¿Cómo moldeó tu visión del mundo tu paso por la empresa privada?
SW: Tuve que afrontar el reto de cambiar una empresa de 1.000 empleados mientras negociaba con 13 sindicatos muy problemáticos durante la era conservadora de Thatcher. La mitad de las trabajadoras estaban casadas con miembros del sindicato National Union of Miners; y en otro grupo estaban casadas con miembros del escindido sindicato Democratic Union of Miners. Incluso tuve que intervenir en una pelea con navajas en la fábrica. No hace falta decir que fue una experiencia bien distinta a aplicar la macroeconomía en el Banco Mundial.

Siempre he creído que el propósito de un negocio debía ser contribuir en algo al mundo, pero cuando los beneficios se convierten en el objetivo prioritario, cualquier objetivo social está en entredicho.

   Aunque admiraba la inteligencia de mis colegas, al final, lo que importaba a la firma eran los intereses de los accionistas, la mayoría de los cuales habían heredado su patrimonio. Me di cuenta que me iba enfadando más y más con el sistema. Siempre he creído que el propósito de un negocio debía ser contribuir en algo al mundo, pero cuando los beneficios se convierten en el objetivo prioritario, cualquier objetivo social está en entredicho. Incluso en una empresa donde muchos de los accionistas son miembros de la familia propietaria, la primacía de los beneficios (y el valor de los accionistas) persistía. Después de años de forcejear con el sistema hacia el que albergaba objeciones fundamentales, estaba listo para volver a la cooperación internacional. Me había vuelto a casar y mis hijos ya eran mayores, lo que me permitió aceptar el puesto de director internacional de Oxfam.

AW: ¿Y este puesto cumplió las expectativas del trabajo con propósito que buscabas?
SW
: Sí, totalmente. Mis once años en Oxfam, de 1992 a 2002, me cambiaron la vida. Gestionaba un equipo de 2.500 personas en 70 países que trabajaban en tareas humanitarias, de emergencias y de cabildeo político al tiempo que haciendo frente a un sufrimiento humano terrible en casos como el del genocidio de Ruanda. Al haber enfrentado yo mismo una tragedia personal como dije antes, me di cuenta de que uno no puede cambiar el pasado, pero sí puede moldear el futuro. No tiene sentido malgastar el tiempo en lamentaciones. Encontrar la fuerza interna para mejorar el mundo fue mi única opción viable. Oxfam fue el vehículo para hacer justamente eso.

   Las recompensas por mi trabajo en Oxfam fueron numerosas, pero también lo fueron las dudas persistentes. Nuestro foco en los efectos de la pobreza y el sufrimiento limitaba la atención que podíamos prestar a los problemas sistémicos que están en la base de tales problemas, particularmente el sistema económico, que era fundamentalmente inmune a los cambios de políticas que defendíamos. El foco en los síntomas más que en las causas no lograba el cambio transformador necesario. Por tanto, cuando surgió la oportunidad para dirigir la New Economics Foundation (NEF), no lo dudé.

AW: Antes de entrar en tu trabajo en la NEF, ¿podrías hablar brevemente de la “nueva economía”? ¿Cómo definirías sus principales atributos?
SW
: El objetivo de la “nueva economía” es satisfacer las necesidades de todos los seres humanos al tiempo que nos mantenemos en los límites ecológicos. Busca maximizar el bienestar de todas las especies, humanas y no humanas. Sus defensores sostienen que la economía está incrustada en y depende de, los ecosistemas de la Tierra. Rechazan el concepto de homo economicus –la idea de que los seres humanos son individuos egoístas y descomprometidos– y en su lugar se enfocan en el hecho de que somos criaturas adaptativas y sociales. Esa nueva economía rechaza el objetivo del crecimiento sin fin; de hecho, es escéptica respecto al crecimiento, y se enfoca en su lugar en diseños y prácticas que son regenerativas en lugar de extractivas. Este marco contiene también un elemento espiritual, al definir la economía como un vehículo que posibilita a los humanos crecer y desarrollar al máximo su potencial como humanos. Una nueva economía, por supuesto, necesita nuevas formas de practicar la economía, y unas bases mejores para explicar nuestros actuales males y analizar y desarrollar políticas. Y aquí es donde aparece NEF.

AW: ¿Qué aspiraciones trajiste a NEF, en concreto en lo relativo al cambio sistémico?
SW
: NEF llevaba diez años funcionando cuando llegué. Ya había conseguido algunos notables éxitos, pero llevar a la organización al siguiente escalón requeriría más recursos financieros y humanos. De modo que el primer objetivo fue sobrevivir. Nuestra estrategia fue crear una consultoría que aplicara las investigaciones de NEF en el mundo real al tiempo que generaba un flujo de ingresos a la organización.

   La segunda aspiración fue aumentar nuestro impacto. Creamos unos 800 micronegocios en algunas de los municipios más desfavorecidos del Reino Unido. Nuestra teoría del cambio implica trabajar con las comunidades para testar en el terreno las ideas de la nueva economía, posicionándolas como ejemplos prácticos de lo que es posible y cómo hacer que ocurra. Formamos parte de un puñado de organizaciones que convencieron al Gobierno británico para que adoptara el bienestar como medida de progreso. Este momento trascendental desafió la hegemonía del PIB como principal medida de prosperidad. Además, ayudamos a promover la desgravación fiscal para los municipios y las organizaciones de finanzas de desarrollo comunitario, ofreciendo una alternativa a las finanzas convencionales. A lo largo de los años, NEF influyó prácticamente en todos los sectores de la economía a través de políticas, prácticas o ambas.

   NEF se convirtió en uno de las mayores y más respetados think tanks del Reino Unido, una organización a la vanguardia de la economía innovadora. No eludimos los grandes debates, como el de nuestra propuesta de la semana laboral de 21 horas en tres días de trabajo. Al principio, muchos se burlaron de la idea, pero desde entonces ha pasado de estar en los márgenes al terreno de lo imaginable y después al de lo plausible. Tratamos de pensar con antelación, concebir e inventar un mundo diferente.

   A pesar de estos éxitos significativos, no logramos realizar nuestras aspiraciones de un cambio de sistema. Suscribimos el dicho de Peter Drucker: «Lo que se puede medir, se puede hacer». La adopción del bienestar como parámetro por el Gobierno británico fue un logro sensacional. Esperamos que esto pueda empezar a destronar el PIB y, más importante, a aprender de grandes transformaciones sociales anteriores. Pero este aspecto de nuestro trabajo sigue pendiente.

AW: ¿Cuáles fueron las causas de que no se lograra este objetivo?
SW
: Creíamos de verdad que un grupo de personas que realmente cree en un cambio de sistema, que tiene una visión plausible basada en investigaciones rigurosas y que implementa proyectos modelo en el terreno podría empezar a crear un impacto. Sin embargo, aprendimos que estas condiciones eran necesarias, pero no suficientes para catalizar el cambio que buscamos. Además, la cuestión del tiempo –sucesos externos como la crisis financiera– distrajo la atención de los cambios estructurales hacia esfuerzos de rescate y reparación.

AW: Hablemos ahora de tu nueva iniciativa, la Well-Being Economy Alliance (WE All) [Alianza de la Economía del Bienestar, Todos nosotros]. ¿Qué inspiró su creación y cómo encaja en el conjunto más amplio de iniciativas de cambio social?

SW: WE All hunde sus raíces en los debates de NEF. Cuando analizamos los obstáculos del cambio de sistema, identificamos cuatro factores clave: apartarse de la vieja narrativa y crear otra nueva y atrayente; debilitar las bases del poder existente y reemplazarlas por otras nuevas. La narrativa neoliberal de cómo debería funcionar el mundo era el modelo Reagan-Thatcher de mercados sin restricciones, individualismo, autosuficiencia y un gobierno limitado (en las esferas económica y social, esto es, el complejo militar-industrial solo se fortaleció). Otro elemento era el debilitamiento de los anteriores grupos de poder, en particular los sindicatos.

Obstáculos para el cambio de sistema, identificamos cuatro factores clave: apartarse de la vieja narrativa neoliberal y crear otra nueva y atrayente; debilitar las bases del poder existente y reemplazarlas por otras nuevas.

   Para que tenga lugar el cambio, hace falta debilitar la vieja narrativa y que emerjan grupos de poder. Síntomas de ambos surgieron en los años noventa con el ascenso de los movimientos progresistas en el Reino Unido y EEUU, pero fueron lastrados en ausencia de una base de poder coherente. Muchas entidades competían en lugar de cooperar para formar un movimiento fuerte y coordinado. Incluso en las mejores circunstancias, su impacto se habría quedado corto respecto al cambio radical que hacía falta junto a las nuevas formas de pensar y las nuevas instituciones que ello implica.

   A pesar de numerosos esfuerzos loables, nos ha faltado una narrativa atractiva y coherente que articule no solo lo que falla, sino lo que hace falta, en forma de visiones esperanzadoras y plausibles. No defiendo que la actual versión de la nueva economía sea coherente ni en la teoría ni en la práctica. Abundan los conceptos y prácticas valiosas, pero colectivamente carece de la unidad que ayudaría a expandir su adopción e impacto. La falta de una narrativa y la ausencia de una nueva base de poder obstaculiza aún más el avance. Hasta ahora, la articulación de redes y encuentros tienen que cristalizar aún en una base de poder y una estrategia.

AW: ¿A qué te refieres con “narrativa” y qué papel desempeña el “cambio de narrativa” en tu teoría del cambio?
SW
: Una narrativa tiene una importancia crítica para movilizar el cambio porque crea un denominador común entre actores diferentes. Me apasiona desarrollar una visión compartida del mundo que se traduzca en una historia unificada que a su vez pueda apoyar el cambio de sistema.

   En una ponencia que dí en un congreso en Colorado en mayo pasado, propuse un movimiento global que impulsara la nueva economía y la respuesta fue abrumadoramente positiva. Las alianzas presentes en el encuentro decidieron consolidar sus esfuerzos y varias personas aportaron la financiación inicial para lanzar una iniciativa integrada de un movimiento por una nueva economía global. Desde entonces, muchos grupos afines se han sumado al proceso, incluido Great Transition Initiative (GTI) [Iniciativa de la Gran Transición]. Actualmente soy el presidente interino del grupo organizador.

   Está surgiendo una estructura multifacética, compuesta por la sociedad civil, gobiernos, entidades regionales y municipales, empresas, grupos religiosos y academia que actúan juntos para codificar y avanzar una nueva economía enraizada en la justicia y el bienestar. En nuestra visión, cada actor está al servicio de la visión más amplia del cambio del sistema desde lo que puede aportar, construyendo sobre una narrativa compartida, una gama de historias sobre el terreno y principios comunes. La estructura combinará liderazgo ascendente/de abajo a arriba con una orientación de arriba hacia abajo. Mientras avanza cada parte, estamos planeando una gran reunión internacional en 2019 para lanzar la próxima ola de cooperación y acción para la alianza en ciernes.

AW: ¿Cuál es el mejor escenario para WE All en los próximos años?
SW: Creo que hemos llegado a un punto de inflexión en la historia planetaria. En el pasado, muchas sociedades y culturas han caído debido a la sobreexplotación de recursos, como el Imperio Romano. Pero a escala mundial, nunca nos hemos topado con los límites planetarios como en el momento actual. El sistema actualmente es insostenible y acecha en el horizonte un futuro de inestabilidad, desempleo masivo y crisis ecológica.

En el mundo en evolución actual, las placas tectónicas económicas, demográficas y ecológicas están colisionando. Ahora es el momento para un movimiento masivo de personas que digan: «Queremos algo diferente».

    En el mundo en evolución actual, las placas tectónicas económicas, demográficas y ecológicas están colisionando. No podemos darnos el lujo de posponer estas cuestiones y esperar la reversión de estos inquietantes cambios. Ahora es el momento para un movimiento masivo de personas que digan: «Queremos algo diferente». De hecho, sabemos lo que tenemos que hacer; es una cuestión de cómo lo hacemos. Quiero ayudar a crear los medios, aunque se desarrolle de forma desigual. No puede ser simplemente una nueva superorganización. Debe haber una manera de involucrar a personas de toda procedencia y de todas las escalas. ¿Cómo vinculamos a personas motivadas entre sí y con organizaciones a la vanguardia del cambio? Este es el gran desafío en los próximos años.

   En diez años me gustaría ver una red de entidades multiescalar y actividades pioneras que de manera colectiva muestren cómo podría plasmarse una nueva economía –de hecho, una nueva sociedad–. Los catalizadores del cambio pueden surgir de forma gradual y sin darse cuenta, según las circunstancias. Es posible que no reconozcamos, y mucho menos controlemos, las fuerzas del cambio sistémico, pero podemos ayudar a crear las condiciones previas para su cristalización. Tal ejercicio requiere una adaptación continua. Es como navegar: sabes tu destino, los vientos y las mareas siguen cambiando, y debes maniobrar para adaptarte a las condiciones del mundo real. Se necesita con urgencia el pensamiento sistémico integrado en respuesta a amenazas múltiples, y en alguna nos va en ello la supervivencia.

AW: Como sabes, GTI abarca una visión amplia del cambio civilizatorio, e identifica un "movimiento de ciudadanos globales" supranacional como agente crítico de cambio en esta transformación. ¿Ves a WE All y GTI alineándose en el contexto de este esfuerzo más amplio?
SW
: Los seres humanos tenemos mucho más en común de lo que la mayoría de la gente cree, incapaz de ver más allá de las actuales divisiones en tantas partes del mundo. Nuestra humanidad común proporciona la base para un movimiento ciudadano global. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, que sigue siendo una declaración verdaderamente universal de los valores humanos básicos, es un ejemplo de ello, y lo mismo se aplicará a una nueva economía arraigada en la inclusión y la justicia.

   Necesitamos una narrativa y un vocabulario que lleguen al corazón tanto como la cabeza. La "sostenibilidad" no captura la riqueza y la amplitud de la transformación necesaria. Para los marginados, infravalorados y desilusionados necesitamos entender, imaginar y hablar de formas que resuenen con sus preocupaciones y les ofrezcamos la esperanza de un mundo mejor. Si podemos hablar sobre esas cosas y la gente siente que se las escucha creo que la mayoría estará abierta a recibir al extraño, al otro, al refugiado, y se sentirán abiertos a cuidar del planeta. Ya sea en un país carbonífero como el Reino Unido o en una favela en Brasil, el expolio y la ira deben equilibrarse con visiones plausibles de bienestar futuro. Tales visiones deben reconocer que la globalización ha sido una historia de beneficios que se acumulan para unos pocos a expensas de muchos. La historia alternativa debe ofrecer formas de rectificar estas disparidades, o de otro modo en las próximas décadas solo se acelerará la aparición de sociedades fortaleza, ya visibles hoy.

   Debe surgir una vanguardia del cambio, contar una historia plausible y converger en una base de poder coherente. Esto es lo que se necesita para lograr los cambios sistémicos esenciales para la prosperidad humana en las próximas décadas.

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