Respuestas frente a los nuevos retos de la población migrante

Las migraciones poblacionales responden de manera recurrente a situaciones de creciente desigualdad, concretamente socio-económica, que hacen que los flujos se direccionen desde los países más empobrecidos hacia los más ricos. En la última década, este fenómeno se ha propagado entre los países considerados “desarrollados” (con altas rentas per cápita) y están sumando nuevos matices a los procesos migratorios, los cuales distan mucho según el lugar de origen y destino de las personas que intervienen en ellos. En paralelo, son cada vez más los y las jóvenes que tienen que emigrar a otros países para buscarse un modo digno de subsistencia. Ellos y ellas también se han organizado.

 

 

 

Los conflictos de fronteras, las primeras barreras

Los conflictos que resultan de los procesos de migración comienzan en las fronteras que impiden el paso y la libre movilidad de las personas. Las restricciones que estas barreras suponen para todas aquellas personas que salen de sus países en busca de una vida mejor son denunciadas y señaladas por muchas agrupaciones sensibles al problema. Tal es el caso de la plataforma A Desalambrar y su lucha activa contra las barreras invisibles, de la campaña “Menores en la frontera” de S.O.S Racisme o de WOLA y su denuncia de las prácticas de deportación.

 

 

Respuestas ante la discriminación de la población migrante

Junto a los conflictos que se suceden en las fronteras, la persecución de la población inmigrante es una constante en los países de acogida y el Estado español da muestra clara de ello. Las formas que adquiere este tipo de discriminación son muy distintas, al igual que lo son las diferentes respuestas contra ellas. A continuación, hacemos un repaso de las iniciativas más importantes desde nuestra óptica que responden a las principales fuentes de discriminación de las personas migrantes.

Contra los centros de internamiento de extranjeros

Entre todas las prácticas o medidas en materia de migración, los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE) son una de las expresiones más inhumanas que se desarrollan en nuestra sociedad. Estos centros constituyen verdaderas cárceles ilegales para las personas migrantes que no tienen permiso de residencia, pero que son encerradas sin haber cometido ningún delito. Para analizar la importancia que tienen, resulta de gran interés el mapa que facilita Migregroup sobre su evolución en la última década y algunas de las respuestas contrarias a la existencia de estos lugares. A través de distintas campañas, un amplio número de agrupaciones tienen como objetivo lograr el cierre de todos estos centros. “CIE No” es una de las más visibles y con mayor participación ciudadana en todo el Estado español, y cuenta con más de 20 grupos y asociaciones de migrantes, organizaciones en defensa de los DDHH y asociaciones vecinales. La campaña se ha desarrollado en torno a acciones de denuncia en los propios centros de internamiento (véase informe) y, para ello, se ha recabado información exhaustiva sobre la situación de las personas que se encuentran internas en estos lugares.

Contra las redadas y detenciones arbitrarias de personas migrantes

Los CIE se conjugan con otras políticas racistas y xenófobas que vienen de atrás y que excluyen a gran parte de la población migrante, pero, frente a ellas, una parte de la sociedad civil organizada no se ha quedado impasible y se ha movilizado para denunciar la injusticia que suponen. Entre estas medidas que muestran cómo crece el racismo institucional en nuestro país –al igual que en el resto de Europa– destaca la presencia de las redadas racistas y las detenciones arbitrarias por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado. El lema que ha surgido entre los grupos y asociaciones que se oponen a estas medidas es «Ningún ser humano es ilegal» y ha propiciado la alianza entre múltiples grupos de migrantes y no migrantes que rechazan estas prácticas. Entidades como la Federación de Asociaciones de Inmigrantes y Refugiados (FERINE) o el colectivo Lemigrant hacen un trabajo muy importante en este terreno y lo combinan con otras reivindicaciones paralelas: en el primer caso, con la exigencia de un proceso organizativo y reivindicativo de los y las migrantes y refugiados residentes en el Estado español; y en el segundo, con la participación activa de la población africana en nuestro país. 

Otras contestaciones que se suceden contra la persecución de migrantes son las iniciativas ciudadanas informales y espontáneas que demuestran ser todo un ejemplo de apoyo al colectivo. Las Brigadas vecinales o los grupos de Ferrocarril clandestino, a través de sus Oficinas de Derechos Sociales (ODS), son algunas de ellas. Se trata de grupos de vecinas y vecinos de diferentes barrios que se organizan para observar y denunciar todo tipo de actuaciones que vulneren los derechos y libertades de las personas migrantes. Estas acciones no sólo muestran un gran compromiso frente a las prácticas de presión policial, sino que la documentación que aportan evidencia la magnitud del problema. Los informes de Brigadas vecinales o Amnistía Internacional no nos dejan indiferentes ante este asunto y reivindican la importancia y urgencia de terminar con estas conductas xenófobas.

Contra la criminalización de la hospitalidad y la solidaridad

Estas medidas, que no dejan de ser “puertas cerradas” a la inmigración, llegan incluso al punto de que existan leyes sancionadoras a la prestación de ayuda a las personas que lo necesitan. Las reacciones contra su penalización no se han hecho esperar dando muestra de ello la campaña Salvemos la hospitalidad. Se trata de una iniciativa impulsada por 18 entidades sociales de todo el Estado español que rechazan la persecución penal de la ayuda humanitaria y solidaria a las personas en situación administrativa irregular, cuestión que se quiere incluir en el borrador de reforma del Código Penal promovido por el Gobierno. A través de ella, se han puesto en marcha diferentes acciones entre las que encontramos mociones para ayuntamientos, diversos informes o recogidas de firmas (a través de Change.org) para impedir que pueda multarse la prestación de ayuda humanitaria.

Contra la negación de los derechos políticos de las personas migrantes

Dentro de la esfera política, el ámbito electoral no escapa tampoco a todos estos instrumentos de exclusión. Entre otras prácticas, se podría señalar la negación de voto a las personas sin nacionalidad española y la injusticia que ello supone. En este sentido, diversas acciones han respondido a la restricción de este derecho y exigen la equiparación en el ejercicio de los derechos políticos entre todas las personas con independencia de su lugar de origen. Ejemplo de ello es la campaña “Por el Derecho al Voto de las Personas Inmigrantes Por el Derecho a Participar. Por el Derecho a Decidir” de la coordinadora de ONG de Euskadi de apoyo a inmigrantes o “Aquí vivo, aquí voto” de la red Acoge.

 

La crisis como agravante de la discriminación, las respuestas se suceden

A la debacle económica que ha supuesto la coyuntura de los últimos años, lejos de lograr avanzar en la integración de la población migrante, ha llevado a un agravamiento de la tensión. Los actuales recortes dramatizan la situación que sufre la mayoría social.

Respuestas ante el
Apartheid sanitario

Entre las medidas aplicadas, una de las que magnifica las desigualdades entre la población autóctona y la inmigrante son aquellas que limitan los servicios universales a los foráneos. El acceso a la atención sanitaria pública es uno de los que se ha visto suprimido para aquellas personas que no disponen de permiso de residencia, los nuevos requisitos discriminan frontalmente a este colectivo. Contra esta medida se han sucedido algunas campañas como “Yo sí, sanidad Universal” o en defensa de la sanidad universal de S.O.S. Racismo Madrid, y se han elaborado materiales entre los que destacamos el vídeo “Derecho a curar” de Médicos del mundo para promover acciones de desobediencia civil.

Respuestas contra la exclusión de la educación superior

Otro ejemplo de cómo la coyuntura ha empeorado la situación es el Real Decreto-Ley 14/2012. Dentro del conjunto de medidas que aprueba se recoge que las y los extranjeros no comunitarios deben pagar el 100% del coste estimado en la matrícula universitaria, lo que supone una verdadera barrera para acceder a la Universidad (más información). Contra esta medida surgieron redes opositoras como la Plataforma de estudiantes comunitarios de Valencia.

  

 

 

La respuesta de las personas migrantes auto organizándose en asociaciones

Ante las situaciones dramáticas que se suceden –e intensifican– en nuestra sociedad, las respuestas son muy diversas. A continuación recogemos varios colectivos y agrupaciones vinculadas de cerca con los problemas que enfrentan los y las inmigrantes en nuestro país agravados por las restricciones que, bajo los argumentos de la crisis, se están llevando a cabo.

Migraciones y género

Red Latinas es un ejemplo de las plataformas de migrantes que agrupan a colectivos concretos. Entre sus ejes principales de acción y lucha se encuentra el de la violencia de género, la situación laboral, la salud o la participación de las mujeres migrantes. Esa misma línea de trabajo es en la que concentran sus esfuerzos Migrantes transgresorxs, o Territorio doméstico. Ambas asociaciones reivindican los derechos de las personas que las conforman, como mujeres y como migrantes, a través de un “feminismo transfronterizo” que aglutina a personas con distintas identidades sexuales y de género, y denuncian la discriminación múltiple que sufren. Ligado a lo anterior se suceden también actos por la igualación de derechos, como los que exige el sindicato de trabajadoras del hogar y del cuidado, en su mayoría migrantes, pero que cuentan con la participación activa de personas no migrantes.

Asociaciones mixtas

Cada vez son más las asociaciones mixtas, donde conviven y trabajan migrantes y autóctonos. También se han constituido diferentes movimientos que desde una perspectiva más amplia tratan de combatir todo tipo de discriminación, como es el Movimiento contra la intolerancia. Desarrollan todo un conjunto de campañas entre las que podemos destacar “Sólo una raza, la raza humana” o “Por una sociedad tolerante, intercultural y solidaria”, las cuales traspasan los problemas de la población migrante y apuntan a otras muchas situaciones de exclusión. Ubicada en Cataluña, Espacio del inmigrante es otra de las formaciones independientes que desarrolla distintas iniciativas, centradas principalmente en los derechos fundamentales del colectivo migrante. Cuentan con brigadas callejeras, mesas informativas y dos veces al mes se reúnen en la Rambla del Raval, donde organizan comidas populares en torno a distintos temas (jornadas artísticas en defensa de la sanidad o en contra del apartheid sanitario).

 

De la inmigración a la emigración

Sin duda los flujos migratorios son un fenómeno histórico que va cambiando según las circunstancias socioeconómicas de los diferentes países. De hecho, un país como España ha pasado de tener tasas de emigración elevadas durante la década de los sesenta a ser receptor y recibir a más de medio millón de personas de media al año durante la década de 2000. En los últimos años el signo ha pasado de nuevo a ser negativo si comparamos las entradas y las salidas de población en nuestro país.

La juventud abocada al exilio

La justificación recae en el duro traspiés que la coyuntura supone para la población, concretamente para las y los jóvenes, cuyas opciones de futuro se rompen y las expectativas de encontrar un trabajo cada día se ven más frustradas. Se trata de una situación crítica que están denunciando varios colectivos, siendo uno de los más combativos en esta línea Juventud Sin futuro. Este grupo, formado principalmente por jóvenes españoles, ha desarrollado la campaña #NoNosVamosNosEchan, que denuncia la situación de exilio forzoso de la juventud parada o precaria que se ve obligada a emigrar por las condiciones socioeconómicas del Estado español. En la misma línea se sitúa Oficina Precaria, un espacio en el que confluyen trabajadoras y trabajadores precarios y desempleados y que denuncia los abusos que tienen lugar en el mercado laboral. Asimismo, ofrece alternativas y servicios, como es el caso del empleo cooperativo o de la autoformación. Estas iniciativas se suman a una larga lista de reivindicaciones y nuevas propuestas que se suceden a nuestro alrededor y que buscan responder a los nuevos retos de la actualidad que marcan las especificidades de los flujos de migración en nuestro país.