Diversidad, pluralismo, multiculturalidad

En este artículo Javier de Lucas examina el concepto de diversidad, sus condicionantes y posibilidades en el marco liberal de las sociedades contemporáneas.
Se enfrenta a lo que él denomina equívocos a propósito del debate sobre la diversidad, uno de ellos es el que la entiende conforme al modelo de la biodiversidad, particularmente nocivo porque equipara un hecho biológico con un fenómeno social. No se trata de negar que la diversidad humana –lingüística, religiosa, cultural, nacional, política- sea un hecho, pero precisamente su dimensión social –su carácter inevitablemente constructo- hace impropia tal analogía. Aún más importante, siendo un hecho social conviene diferenciarla de dos propuestas normativas (dos valores) con los que a veces se identifica. El primero, el de la igualdad (o, para ser más exactos, la desigualdad que algunos falazmente extraen como corolario de la constatación de la diversidad). El segundo, el pluralismo. Este sí, es un principio que tiene que ver con el modo en que la democracia postula la gestión de la diversidad. Porque hay diversidad de opiniones, de creencias, de identidades, es necesario instaurar el respeto al pluralismo que asegura la conjugación de libertad e igualdad.