Homonormatividad y existencia sexual. Amistades peligrosas entre género y sexualidad

En nuestra sociedad la dicotomía homosexual/heterosexual se basa en la elección también dicotómica del género del compañero/a sexual (hombre/mujer). Por tanto, la homosexualidad es funcional al sistema de género en tanto que hace del compañero/a sexual una barrera de selección. No supera al género, sino que lo reproduce. La elección de compañero/a sexual en función de su género contribuye a la esencialización de las identidades sexuales. La heterosexualidad obligatoria lleva aparejada, de manera indisoluble, una homosexualidad obligatoria u homonormatividad. Nos referimos a la homonormatividad como el constructo cultural que convierte a la homosexualidad en un espacio normativizado de disidencia sexual; que asume al género como elemento generador de relaciones, prácticas e identidades sexuales y complementa la heteronormatividad a pesar de ponerla en cuestión. La homonormatividad contribuye a la construcción de una jerarquía de las sexualidades, en la que a aquellas personas que mantienen relaciones sexuales con hombres y mujeres indistintamente se las sitúa el lugar más bajo y se las sanciona socialmente. La bisexualidad no es más que un punto de fuga en un sistema dicotómico de identidades sexuales y, como tal, aparece como una propuesta subalterna. La homonormatividad facilita además la subordinación de la identidad homosexual a la heterosexual, a través de la recreación hiperbólica que desde la hegemonía heterosexual se realiza sobre la identidad homosexual.