Indígenas e indignados. Del alzamiento zapatista al movimiento 15-M. Recuperando el curso de la (Re)evolución

La «primavera árabe» iniciada con el derrocamiento del régimen dictatorial en Túnez ha precipitado un ciclo de protesta mundial que, tras cruzar el Mediterráneo y más tarde el Atlántico, se ha extendido a las democracias occidentales en forma de un movimiento de “indignados” que ha tomado las plazas de centenares de ciudades del planeta exigiendo un cambio en el sistema político, económico y social que represente a “los de abajo”. Este movimiento se asienta sobre una serie de elementos –carácter antivanguardista, preferencia por la acción no violenta activa, defensa del bien común, carácter asambleario, apertura a todas las luchas– cuyos orígenes pueden rastrearse en la difusión de algunos de los elementos de la cosmovisión indígena a Occidente.
Una cosmovisión indígena que provoca la superación de las visiones localistas de la acción colectiva, las lógicas vanguardistas de la izquierda y las perspectivas de acción basadas en la toma del poder por una minoría, apostando por una lógica del poder desde la base.

Los autores remarcan la importancia de abordar las diferencias organizativas existentes entre: los viejos movimientos sociales, los nuevos movimientos sociales (que nacieron en la década de los sesenta), el nuevo movimiento global68 (que comienza a perfilarse desde 1997, y se concreta en los nuevos movimientos globales que se articulan en torno al primer ciclo de movilización global, 1997-2005), y las actuales formas organizativas, que emergen en las democracias occidentales tras la primavera árabe y se consolidan con las expresiones de descontento de los y las indignadas. Ello permitiría explorar la posibilidad de que estemos a las puertas de la emergencia de nuevas estructuras organizativas, ahora glocales.