La crisis y los movimientos sociales: De la indignación individual a la protesta colectiva

El autor compara los síntomas de “digna rabia” y de revuelta en distintos lugares del planeta y, en el ámbito europeo, en países como Francia y Grecia, con sociedades como la española, donde todavía son escasas las expresiones públicas significativas de malestar que podemos encontrar.

Según él, en la ausencia de conflictividad social relevante en el caso español convergen variables relacionadas con el “capitalismo popular”, con otras ligadas a la fragmentación e individualización de la clase trabajadora, a la cultura sindical hegemónica o “sentido común militante”, a la debilidad del asociacionismo, de las formas más activas de participación política ligados al débil tejido asociativo existente en la mayor parte de la sociedad española.
En este contexto, no podemos olvidar también el papel que juegan los grandes medios de comunicación en la construcción social de la realidad y en la visibilidad o invisibilidad de los conflictos. En el caso español la reducida pluralidad de esos medios y su dependencia de grandes grupos económicos o del gobierno de turno, junto con la tendencia a polarizar a la opinión pública en torno a los dos grandes partidos y su agenda política, contribuyen a que la mayoría de las veces sólo se hagan eco de protestas y movilizaciones cuando éstas van acompañadas de violencia física, por parte de quienes se manifiestan

El artículo constata la nada fácil tarea que supone saber combinar medidas urgentes y alternativas de “alcance medio” que vayan a la raíz de la crisis, ya que en la actual coyuntura histórica los movimientos que aspiren a ser catalizadores de un nuevo ciclo de luchas no pueden limitarse a ofrecer una terapia cortoplacista frente a la crisis financiero-inmobiliaria: han de ir más allá de la misma para denunciar tanto a sus responsables como sus consecuencias sociales y, a la vez, articular propuestas compatibles con la necesidad de hacer frente a otras caras no menos importantes de la crisis global, como la ecológica, la energética, la alimentaria, la de los cuidados, la brecha Norte-Sur, en resumen, la de todo un modelo civilizatorio.