La ética animalista y su contribución al desarrollo social

La cultura de paz constituye hoy en día en la teoría científica un elemento clave para el progreso de las sociedades humanas. Sin embargo, abordar la
paz sin cuestionar el antropocentrismo de nuestra cultura supone normalizar
la violencia contra los animales implícita en el modelo de sociedad occidental, así como reforzar un sistema moral parcial que sobrevive con la contradicción entre la consideración suprema de la vida humana y el desprecio absoluto por el resto de formas de vida.
Los autores tienen intención de avanzar hacia espacios de la conciencia menos reduccionistas y más integradores de la diversidad de formas de vida, ya que según ellos la invisibilización y el desprecio de la vida animal no sólo supone el desconocimiento de una parte importantísima de nuestra esencia sino que además mantiene al ser humano en un nivel ético primario del que sólo saldrá cuando deje de tratar al mundo y de interpretar su sentido en función de sus propios intereses
Contra esta visión limitada de la ética se levanta el animalismo, un pacifismo llevado hasta sus últimas consecuencias.