Las guardianas y guardianes de las lagunas

Desde mediados de octubre, “las guardianas y guardianes de las lagunas” resisten a la altura, al frío, al viento, a la lluvia y a la presión de policías y militares en los cerros de la región de Cajamarca (Perú), donde la Minera Yanacocha quiere realizar su mega-proyecto minero Conga. Ellas y ellos, resisten para defender sus recursos naturales, para evitar que las máquinas pasen por encima de todo aquello que les da vida. Y es que la población de Cajamarca conoce muy bien las consecuencias de la minería desde hace 19 años, cuando la Minera Yanacocha comenzó a realizar sus operaciones extractivas en esta región.

Desde entonces, la población de esta región ha aumentado de 70.000 habitantes aproximadamente a cerca de 250.000, y con ella, las desigualdades sociales, el costo de vida y problemáticas como la delincuencia y la prostitución.
La minería, al contrario de la imagen de crecimiento económico que vende, ha traído más pobreza a la región, ya que «la riqueza generada por la mina no revierte en la población, sino que pasa a bolsillos externos». Cajamarca ha pasado del cuarto al segundo lugar en pobreza general a nivel de país y del segundo al primero en pobreza extrema.
Por otro lado, han visto como algunos terrenos se han vuelto infértiles para siempre, cómo los cultivos cada vez producen menos o cómo los ecosistemas han perdido gran parte de su biodiversidad. Y por supuesto les ha afectado en la calidad y cantidad de agua que consumen, convirtiéndose en la región con el índice de cáncer de estómago más alto de Perú.
Además de las consecuencias sociales, ambientales y económicas de la minería, el pueblo cajamarquino también conoce las estrategias que utiliza la empresa minera para poder alcanzar sus objetivos, como abusos de poder, extorsiones, chantajes, agresiones, engaños y estafas a la población para poder adquirir grandes extensiones de terreno a precios irrisorios.
Por todo ello, frente a los abusos de las empresas y del gobierno peruano hay miles personas que se han auto organizado y están plantando cara y arriesgando su vida para defender su territorio y toda su riqueza, fuente de su sustento y del de las futuras generaciones.