Los conflictos del agua en el siglo XXI

El modelo neoliberal de globalización está acelerando la depredación de caudales y la quiebra del ciclo hídrico en los cinco continentes. El resultado es una crisis con varias caras: crisis de sostenibilidad; que suscita movimientos en defensa del territorio y de
los ecosistemas acuáticos frente a la construcción de grandes obras hidráulicas, la deforestación y la contaminación de ríos, lagos y acuíferos. Crisis de inequidad y pobreza; en gran medida agravada por la degradación y quiebra de tejidos sociales y productivos tradicionales y por la expropiación de tierras y recursos naturales a las comunidades indígenas, campesinas y pescadoras. Crisis de gobernanza de los servicios de agua y saneamiento, por las presiones privatizadoras, que han generado un fuerte movimiento en defensa de los derechos humanos y de ciudadanía en juego, abriendo nuevas perspectivas y demandas de democracia participativa efectiva. Crisis de convivencia pacífica. en la medida que se usa el agua como bandera de confrontación entre pueblos (especialmente en cuencas transfronterizas), y no cómo espacio de colaboración.
Más allá de impulsar cambios político-institucionales y mejoras tecnológicas, nos encontramos ante la necesidad de un nuevo enfoque ético basado en principios de sostenibilidad, equidad y no-violencia. Un nuevo orden de valores, que según el autor, haga emerger esa Nueva Cultura del Agua que promueva el conocimiento y el uso de nuevas tecnologías, pero recuperando la vieja sabiduría de las culturas ancestrales basada en la prudencia y el respeto a la naturaleza.