Narciso, la rana y cómo la opulencia privada degenera en miseria pública

El autor destaca cómo han cambiado los hábitos de consumo que han pasado de ser una práctica con conexiones aún visibles con la satisfacción de necesidades básicas y el logro de ciertas comodidades, a convertirse en una vía de expresión individualizada de una identidad social.

La fase del consumo en masa de productos estandarizados que había caracterizado la larga transición del modo de vida rural al urbano e industrial, ha sido sustituida por la nueva era de la opulencia en la que la búsqueda de un estatus elevado se convierte en uno de los bienes terrenales más preciados y la personalización de los consumos se presenta como la fuente de la que emana la identidad como sujeto.

La personalización que otorgaba el consumo frente al ciudadano uniformado por el canon de la sociedad de consumo de masas fue saludada como un signo de liberación individual, haciendo aceptables las altas dosis de individualismo y privatización que su implantación requería.

El texto habla de los riesgos del narcisismo en el consumo, ya que actualmente, el consumidor medio se debate entre dos aguas. De un lado, la economía del crédito le ahoga con el endeudamiento, de otro, el consumo low cost, aunque pone a su disposición gran variedad de productos baratos de escasa calidad elaborados en condiciones laborales y ambientales lamentables. Esto le devuelve como un boomerang el riesgo de nuevas rebajas salariales y el deterioro continuado de sus condiciones laborales, cuando no sobresaltos debidos a noticias tremendas procedentes de otras partes del planeta –como la reciente tragedia de la fábrica textil de Bangladesh– donde a otras personas les toca pagar el precio que él, como consumidor final, no está obligado a abonar.