Potencialidades y desafíos de la economía solidaria

Santiago Álvarez Cantalapiedra introduce el número 110 de Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, con este artículo sobre las prácticas económicas solidarias como alternativa al individualismo competitivo característico del comportamiento capitalista, y cómo éstas han estado presentes –en mayor o menor grado según los momentos– en la acción y en la historia del movimiento obrero. El cooperativismo, las sociedades de socorro mutuo, el consejismo y la ocupación de fábricas han representado, junto a los partidos y los sindicatos de clase, formas de autoorganización y lucha de los trabajadores frente a los males provocados por el capitalismo industrial.
En la actualidad, asistimos a un renacimiento de experiencias que buscan construir espacios sociales y económicos ajenos a la racionalidad y formas de organización típicamente capitalista.
Factores como el intercambio y el diálogo entre las diferentes iniciativas que se elevan por todas las latitudes, la recurrencia de crisis económicas en el capitalismo y las nuevas formas de organización del trabajo, van abriendo paso a numerosas iniciativas que –situadas muchas de ellas en los márgenes del sistema económico o en la esfera de reproducción doméstica, se convierten en campo de experimentación para colectivos que retoman aquí y allá el cabo suelto de la autogestión.

Según el autor, la economía solidaria es la prueba más evidente de que otra forma de economizar es posible. Posible porque en las actividades económicas están presentes otras motivaciones, centralidades y propósitos que van más allá del interés propio como principio único de la conducta individual, del capital como factor central de impulso de la actividad y del lucro como única finalidad.