Sin regulación no hay solución, y aun así, quién sabe…

Este artículo constituye la introducción del número 112 de la Revista Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, que bajo el título Regulad, regulad, ineptos! se centra en la cuestión de la regulación, abordando este tema en diversos ámbitos: los salarios, las finanzas, la tecnología, el comercio, el cambio climático o las políticas migratorias.
Según el autor, no cabe contraponer regulación a mercado, ya que sin un mínimo armazón jurídico (que garantice, por ejemplo, el derecho de propiedad o el cumplimiento de los contratos) no sería posible, o sería costosísimo o sumamente incierto, realizar transacciones económicas. Por ello, destaca que el debate no debe estar centrado entre regular o desregular, sino sobre qué se regula (qué ámbitos, con qué alcance), cómo (democrática o tecno-oligárquicamente) y para qué (si para favorecer el interés general o para promover sólo el de determinados particulares).

Nos encontramos habitualmente ante modelos diferentes de regulación, con múltiples variantes y combinaciones en la práctica: en un extremo, una regulación pública justificada en el supuesto de promover el interés general. En el otro, un modelo de regulación mercantil que se concentra en la defensa de intereses particulares en el marco estrecho de una racionalidad económica parcial que suele hacer abstracción de la profunda irracionalidad global a la que conduce el funcionamiento del capitalismo.
Además, el autor constata que la actitud frente a las distintas regulaciones varía en función de los intereses que se busque promover o limitar y que nos encontraremos ante modelos diferentes de regulación, con múltiples variantes y combinaciones, refiriéndose a la regulación pública y la autorregulación según fuerzas del mercado, analizando cuál ha sido su evolución sobre todo, a raíz de fenómenos como la globalización y la financiarización.