Jornada de debate sobre la inclusión educativa

En el marco de las reflexiones que se vienen organizando en torno al Libro Blanco de la Educación en los centros de FUHEM, la última jornada de debate tuvo lugar el pasado 27 de febrero de 2013. En torno a la Inclusión Educativa, esta sesión abierta a la comunidad educativa y social, volvió a suscitar el interés de personas ligadas al proyecto educativo de FUHEM.

Víctor M. Rodríguez, Director del Área Educativa de FUHEM, dio comienzo al acto de debate presentando a los dos integrantes de la mesa y destacando los distintos enfoques con los que iban a abordar sus respectivas intervenciones, ambas relacionadas con la inclusión educativa. La primera de ellas, con un carácter más socio-educativo, corrió a cargo de Gerardo Echeita, Psicólogo y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid. La segunda, más vinculada al derecho de las personas con discapacidad, a cargo de María José Alonso, abogada, asesora del CERMI y Presidenta de la Asociación Aleph-TEA.

Valores inclusivos que sustenten la acción y la práctica educativa

En su intervención, Gerardo Echeita hizo alusión al documento “Proyecto Educativo de FUHEM: un Proyecto inclusivo”, incorporado al Blog del Libro Blanco para servir de base a este debate. Dado que el texto era conocido por buena parte de los asistentes, pasó a centrar su exposición, principalmente, en el ámbito de los valores inclusivos.

Una vez sentados los principios de lo que consideró el necesario cambio sistémico que supone tratar de construir escuelas verdaderamente inclusivas, Gerardo Echeita insistió en la importancia de los valores no sólo como referente o meta que no debe soslayarse, sino también como refuerzo de nuestras acciones: “saber que lo que hacemos lo hacemos porque es congruente con nuestros valores es siempre un acicate y un reconocimiento. Actuar sin conciencia de los valores por los que luchamos puede llevarnos, en cambio, a la frustración y el desánimo”.

En esta línea, la propuesta de Gerardo Echeita fue, por tanto, la necesidad de trabajar, antes que nada, por compartir esos valores, por consolidarlos, por asumirlos individual y colectivamente, en una suerte de alfabetización de carácter ético que se hace cada día más necesaria en nuestras escuelas. Insistió en que los valores no pueden imponerse desde fuera, desde entidades externas a la escuela: deben ser fruto de un paulatino cambio en la cultura moral de los centros, cambio en el que realmente nos jugamos los proyectos educativos.

De la enumeración de los valores inclusivos que aparecen en el documento citado (igualdad, equidad, justicia, sostenibilidad…), quiso hacer especial mención al coraje para afrontar los cambios y emprender acciones prácticas de mejora y a la esperanza de que estos cambios son, aunque lentos y tortuosos, también posibles. Así mismo, insistió en los valores más relacionados con lo interpersonal (el afecto, la compasión, el reconocimiento del otro a la vez igual y distinto), como los que habrán de estar en la base de cualquier tarea de cambio que decida emprenderse.

Para concluir, Echeita lanzó al auditorio algunas preguntas para guiar tanto el debate como la posterior reflexión en los centros de FUHEM:
• ¿Serán capaces los centros de FUHEM de acometer ese cambio sistémico necesario?
• ¿En qué dirección o direcciones deberíamos trabajar en los centros para promover procesos de cambio y mejora?
• ¿Es realmente una seña de identidad de FUHEM la participación de todos los estamentos de la comunidad educativa en los procesos de cambio?
• ¿Cómo podemos concretar estos grandes principios en las prácticas cotidianas?

Los derechos de las personas con discapacidad: reconocimiento jurídico y aplicación precaria

Mª José Alonso comenzó su intervención haciendo ver el nebuloso horizonte que nos encontramos cuando tratamos de explorar en los derechos de las personas con discapacidad. Aludió al buen nivel de legislación que existe en nuestro país para las personas con discapacidad pero también el gran nivel de incumplimiento de parte de esa legislación. En esta línea, resaltó que aún perviven muchos estereotipos, visiones muy tradicionales, actitudes discriminatorias hacia las personas con discapacidad en una parte importante de la población en los países desarrollados y en teoría mayores garantes de derechos.
En su exposición, relató los principales elementos de la Convención de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad, aprobada en 2006, ratificada por nuestro país, y cuya entrada en vigor se produjo en 2008.

Destacó como el principal valor de la convención el énfasis en los derechos humanos y en la consolidación de un modelo “social” de la discapacidad que, por oposición a los modelos médicos, ha de hacernos mirar la discapacidad con otras “gafas”: en este modelo, la discapacidad pasa a ser el fruto de la interacción de la persona con el medio físico y social, cuyas barreras de todo tipo pueden condicionar su participación plena en la sociedad.

Al referirse en concreto a la educación, la Convención impone, en primer lugar, la obligación de trabajar, en el sistema educativo, el respeto a las personas con discapacidad. En el artículo 24 se refiere a las principales medidas que deberán impulsarse en los distintos niveles de los sistemas educativos para mejorar la accesibilidad, el aprendizaje y la participación del alumnado con discapacidad. De la Convención se deriva el derecho de todas las personas con discapacidad a una educación inclusiva.

Alonso presentó algunas estadísticas que muestran como todavía perduran (e incluso se incrementan) los obstáculos para la escolarización de muchos niños y niñas en contextos normalizados e hizo alusión a la falta de concreción aún de la Convención en el ámbito educativo en nuestro país.

Por último, Mª José Alonso presentó algunas sugerencias a los centros de FUHEM para que sigan trabajando en la mejora de sus prácticas inclusivas. Entre otras:
• No cerrar puertas ni poner obstáculos al acceso de alumnado con discapacidad.
• Mantener al alumnado con necesidades especiales hasta que finalice la enseñanza obligatoria.
• Eliminar lo más posible las barreras en las aulas (nº alumnos/as, espacios, etc.).
• Formar al profesorado y los directivos de la Fundación.
• Consolidar los proyectos de colaboración con otras instituciones.

Aportaciones del coloquio: la necesidad de luchar contra todas las barreras

Tras las aportaciones de los expertos invitados, en el debate posterior se produjeron un buen número de aportaciones de los asistentes. Hacemos el resumen de algunas de ellas:
• Es difícil entender una educación de calidad si no hablamos a la vez de educación inclusiva: las escuelas no pueden obviar la diversidad y deben estar abiertas a la participación, el aprendizaje y el éxito de todos sus integrantes.
• Algunas medidas de “calidad” o “excelencia” pueden suponer un serio obstáculo para la puesta en marcha de prácticas inclusivas: los programas de bilingüismo mal gestionados pueden ser un buen ejemplo de este riesgo.
• No es evidente que el convencimiento de toda la comunidad educativa sea un requisito indispensable para abordar los cambios necesarios. Aun aceptando la importancia de que las comunidades educativas compartan lo más posible principios y valores, es posible que las personas responsables de las instituciones (en el caso de FUHEM serían el Patronato o la Dirección General y Educativa), deban impulsar cambios aunque no provengan de una demanda de los colectivos implicados.
• Para cambiar las prácticas es indispensable un gran esfuerzo en formación del profesorado y también una dotación suficiente de recursos para llevarlos a cabo.
• Cabría pensar si para una institución como FUHEM son posibles estos cambios sin el apoyo explícito de la Administración educativa y sin la dotación de recursos necesaria.
• Puede ser tan importante la existencia de recursos como la adecuada gestión de los mismos. Los recursos que proporciona la Administración no sólo son escasos, sino a veces demasiado rígidos. Tal vez sería mejor que desde los propios centros hagamos un análisis del tipo de recursos que de verdad son necesarios y de qué manera y en qué sentido han de ser gestionados y aprovechados. Los recursos muy específicos no sólo contribuyen a veces al “etiquetado” del alumnado, sino también del profesorado.
• Los procesos de mejora educativa y los que tienen que ver con la construcción de centros más inclusivos no acaban nunca. Algunas medidas de la Administración suponen un serio hándicap para los procesos de mejora: por ejemplo el establecimiento de rankings de centros atendiendo sólo a los resultados académicos.
• Tal vez más que de inclusión sería necesario hablar de igualdad de oportunidades, un concepto más amplio que no pertenece sólo al ámbito educativo.
• A pesar de todas las dificultades de carácter práctico, lo primero es compartir los valores que han de estar detrás de las prácticas: sería necesaria una especie de “auditoría moral” para comprobar la disposición al cambio y sus fundamentos.
• El valor más importante es el respeto al otro, a la individualidad. A partir de ahí, los cambios son posibles. El término “necesidades educativas especiales” es un término perverso que no alude a la diversidad sino a la diferencia.
• El concepto de necesidades educativas especiales o específicas es también un concepto interactivo, con lo que puede ser más o menos peyorativo según dónde se ponga el énfasis: en las carencias individuales o en la necesidad de recursos adicionales o adaptaciones.

El debate continúa en el Blog del Libro Blanco

Una vez concluida la sesión, el debate continúa en el Blog del Libro Blanco donde junto al documento de Gerardo Echeita ya referenciado en este artículo, se encuentran también textos de los otros dos participantes en la mesa dedicada a la inclusión: el de María José Alonso, titulado El derecho a una educación inclusiva en España; y el de Víctor Manuel Rodríguez Muñoz De lo que somos y no somos capaces.
El blog del Libro Blanco sigue esperando la colaboración de todos para enriquecer el debate. No dejéis de participar en el blog: http://libroblanco.fuhem.es/