Diálogo: Lourdes Chocano y Silvia Moreno

Lourdes Chocano Zarauz y Silvia Moreno Reategui tienen una sólida experiencia en el ámbito educativo y, especialmente, en la formulación de proyectos educativos y en educación ambiental en Perú, ámbito en el que han publicado extensamente.

Lourdes Chocano, formadora de formadores-as, ha publicado extensamente y ha elaborado varios libros para el Ministerio de Educación de Perú. Entre sus últimas publicaciones se encuentran: «Adolescentes y jóvenes: Valorando la diversidad y enfrentando la discriminación y racismo. Guía metodológica para docentes de Cuarto y Quinto de Secundaria», SER, 2013; la «Guía metodológica de capacitación de formadores ambientales», 2ª ed, formato interactivo en CD-R e impreso, ITDG-A, 2008; y el DVD «Amazonia, pulmón del mundo. Percepción de los pueblos indígenas amazónicos sobre el cambio climático», FIDA Fundación PRAIA, 2012. Por su parte, Silvia Moreno ha publicado el ensayo «Deshumanización y egocentrismo vs libertad y justicia», revista científica Kullay Yachay, año 01, nº 1, 2004, y como ganadora del Concurso Nacional de Innovaciones Educativas, fue publicado el proyecto «Educación para la salud a partir de la medicina tradicional amazónica», Ministerio de educación, 2003.

Formadas en el máster que imparte la Cátedra UNESCO de Educación Ambiental de la UNED, impulsan Consultores Educativos, un grupo interdisciplinar que desarrolla proyectos de educación ambiental en distintos puntos de Perú.

Perú es uno de los países con una socio-biodiversidad más rica, y también unos de los países con mayor número de conflictos socioecológicos, provocados por la “locomotora extractiva”, principalmente de la minería, que recorre el país.

En este diálogo, del que reproducimos a continuación la primera parte (ver documento completo en el enlace más abajo), conversan sobre la biodiversidad peruana y desafíos a los que se enfrenta, los problemas derivados del cambio climático, que ya se hacen notar, y los múltiples conflictos socioecológicos.

«La biodiversidad se expresa en la diversidad cultural, a través de las diferentes lenguas y modos de ver el mundo»

Nuria del Viso
FUHEM Ecosocial

− Nuria del Viso (NdV): Como educadoras de medio ambiente e interculturalidad, ¿cuáles son los principales retos y problemas que apreciáis en vuestro trabajo en Perú?

-Lourdes Chocano Zarauz (LCHZ): Déjame darte unas pinceladas para entender al Perú, sus potencialidades y problemas para ubicar los retos particulares a los que debemos responder. Ya que los problemas globales de la Tierra tienen manifestaciones, impactos y respuestas peculiares, de acuerdo a cada contexto.

El Perú tiene una peculiaridad: es precisamente su diversidad. A modo de dos caras de una moneda, la biodiversidad natural se expresa en la diversidad cultural. Tenemos una de las biodiversidades más grandes del planeta, puesto que tenemos el 86% de las zonas de vida de la Tierra. Incluso zonas únicas en el planeta compartidas con Ecuador y Colombia como son las zonas de páramos o humedales, que en palabras sencillas, denominamos «donde se hace el agua». Esta es una zona especial, que debido a un conjunto de condiciones de latitud ecuatorial, baja altitud de la Cordillera de los Andes (es la parte más baja) permite que la alta evaporación de la amazonia y el océano Atlántico sea transportada por las nubes y quede atrapada en la cordillera por los árboles enanos y retorcidos, así como por los colchones de pasto muy absorbente que a modo de gigantescas esponjas retienen el agua y van filtrando, hasta que se forman pequeños riachuelos, que a su vez se transforman en lagunas y que son el origen de gran parte de ríos amazónicos. Este lugar es uno de altísima biodiversidad. La amazonía en el Perú es el 65% del territorio peruano y está compuesto por la alta amazonia (último contrafuerte andino) y los llanos amazónicos, con sus diferentes ecosistemas. A esta diversidad se suma los diversos pisos ecológicos de la cordillera andina (valles interandinos, punas, altiplanos, etc.), los desiertos costeros y sus valles y la riqueza costera, cuya biomasa es expresión de las riquísimas aguas frías que vienen de la Antártida, sumada a la de las calientes aguas tropicales. Debemos precisar que complementaria-mente a la biodiversidad, la presencia de minerales (oro, plata, cobre, mercurio, zinc) e hidrocarburos, no sólo son fuente de riqueza, sino de conflicto, enfrentamiento y muerte, como lo explicaremos más adelante.

Desde el otro lado de moneda, los diversos grupos humanos que ha convivido con la naturaleza desde el poblamiento del Perú, han tenido diferentes maneras de relacionarse con el mundo natural y la han expresado a través del lenguaje, explicitando estas relaciones, clasificaciones y formas de ver y entender el mundo, sus conflictos y amores. En la actualidad, además del castellano, tenemos 47 lenguas originarias, 4 andinas y 43 amazónicas, siendo las de mayor difusión el quechua y el aymara, que hoy están consideradas lenguas troncales, por su enorme difusión, en especial de la primera. Sobre las 43 lenguas amazónicas, las más habladas son el asháninca y el awajún. Con el devenir del tiempo y sobre todo, por la dominación cultural, se han perdido 32 lenguas.

Me gustaría cerrar esta primera parte con la frase bella y precisa de nuestro querido maestro, José María Arguedas, que dedicó toda su vida a trabajar sobre nuestra diversidad: «No, no hay país más diverso, más múltiple en variedad terrena y humana, todos los grados de calor y color, de amor y odio, de urdimbres y sutilezas, de símbolos utilizados e inspiradores…».
Es en este variado escenario, caracterizado por la diversidad, en el que los docentes ambientales y, por ende, interculturales, enfrentamos los retos y problemas.

Respondiendo a tu pregunta, debo decir que he sido maestra de secundaria durante 20 años. Hoy soy maestra de maestros-as y estamos empeñados en hacer conocer la diversidad como un eje de nuestra identidad. Y construir una metodología que propicie la visión sistémica para poder enfrentar temas centrales a nivel nacional, como el cambio climático, relación de arriba/abajo, que desde las ciudades son inexistentes, los cambios de uso de las tierras, los TLC que van en desmedro de la alimentación de todos, en especial de los más pobres, ser un país de renta media alta, pero con las brechas más grandes. Y con problemas no superados como la discriminación, el racismo y el desprecio por la diversidad.

En este nuestro empeño de trabajar una metodología y una intervención con los docentes y sus comunidades es que hemos formado un colectivo, Consultores Educativos, que es la suma de diversos profesionales que desde sus experiencias estamos empeñados en construir una educación ambiental. Somos docentes de secundaria, primaria, inicial, urbanos y rurales, economistas, antropólogos… que nos interesa trabajar interdisciplinariamente los temas ambientales y culturales. Se trata de gente joven y jóvenes de espíritu que provenimos de diversas partes del país: Cajamarca, San Martín, Cusco, Huaraz, Lima, etc., por tanto, somos de costa, sierra y selva. Yo soy la directora general y Silvia es la directora regional de San Martín, lugar de especial significatividad para cada uno-a de todos. En la actualidad estamos empeñados en construir una metodología en función a una experiencia sobre seguridad y soberanía alimentaria en el escenario de cambio climático, recuperando semillas, frutos, formas de conservar alimentos, incorporando nuevas formas de adquirir alimentos (piscigranjas con especies nativas) orientado a hace una alianza con organizaciones regionales, como es el Proyecto Huallaga en la región San Martín, con los técnicos, organizaciones de madres y con los estudiantes de secundaria. Esto que nos permite articular el trabajo educativo ambiental del binomio escuela−comunidad, así como recuperar el buen vivir, que se expresa en las formas colaborativas de trabajo y las formas solidarias de convivencia. La experiencia va a permitir potencializar las posibilidades actuales como punto de convergencia, de modo tal que en las escuelas del bajo Huallaga el eje de reflexión y la acción en todas las asignaturas y grados sea lo que somos como grupo, como sociedad, y la conciencia de futuro orientada a la alimentación, la salud y el buen vivir. Queremos replicar la experiencia a otras regiones como experiencia emblemática.

− Silvia Moreno Reategui (SMR): Soy profesora de educación secundaria y además desarrollo un trabajo de educación ambiental en la zona donde vivo, en San Martín (nororiente del Perú, en la selva alta amazónica). Trabajamos en las escuelas de Yucanayaku, una comunidad quechua lamista, en los márgenes del río Huallaga. El trabajo en la escuela, que se ha ido comprometiendo progresivamente en educación ambiental, consiste no sólo en sensibilizar a los niños sobre la hábitos de reusa/recicla, sino que tiene que ver con conocimientos de sabiduría popular ancestral, medicina y agricultura y, en concreto, sobre plantas. El trabajo es especialmente interesante porque no se trata sólo de desarrollar una actividad, sino de cómo vas insertando los temas en el currículo, y los docentes tienen apertura para hacerlo. Es una experiencia que va mas allá de las propuestas curriculares, en la medida que el diseño curricular nacional es monocultural y etnocentrista, sin que exista una propuesta regional autónoma, que fortalezca las culturas locales y regionales, y que tenga como principio central la propuesta intercultural.

− NdV: Se trata de poner en valor el conocimiento popular existente…

SMR: Eso es. Durante mucho tiempo ha sido invisibilizado e incluso denostado. Esta sabiduría es sumamente importante y se puede enseñar, lo que da valor a ese conocimiento y les permite fortalecerse como individuos y como grupo. El trabajo que hacemos aborda no solo plantas medicinales, sino también prácticas de agricultura de la región y la relación que mantenemos con el sol, la luna, las lluvias… porque tradicionalmente había una relación muy armónica entre ser humano y naturaleza. Más aún: el quechua lamista considera un conocimiento el agua, el bosque, etc., y lo que los une son las madres o espíritus de cada una de estas. En la chacra de la selva −la tierra de labor− no se limita a un árbol o a los elementos por separado, sino que es una mirada que incluye todos los elementos y, obviamente, el agua. El agua significa mucho para las y los amazónicos porque establece una relación simbiótica con monte y agua. El agua es el principio de la vida para el nacimiento y mantenimiento del bosque, porque el agua de los ríos es la fuente de proteínas. Aquí surge la cuestión de la cosmovisión, porque el bosque tiene su madre, y, como nosotros decimos, tiene su espíritu: para poder penetrar en ese espacio hace falta pedir permiso, y aparece un ritual. Igual ocurre con el agua, que tiene su madre, la madre que protege, y con la que se establece una relación de respeto.

LCHZ: Efectivamente, la cultura dominante, excluyente y racista, ha invisibilizado al mundo indígena, sus saberes, y ha impuesto una cultura ajena. O, como es el caso de la Amazonia, se ha considerado un espacio vacío, que debía ser colonizado. Es por los movimientos indígenas, que han luchado por sus reivindicaciones, que han logrado un respeto a sus saberes, respeto a su territorio, en especial en las últimas décadas. Es el caso del “Baguazo”, que recibió la solidaridad combativa de los pueblos indígenas amazónicos y no amazónicos y de la sociedad de todo el país. Se logró hacer retroceder los abusos del Estado, que trataba de vender las tierras y ríos a las compañías extranjeras para explotación de hidrocarburos, minerales, o convertir los ríos en hidroeléctricas. Hoy, los pueblos indígenas (amazónicos y alto-andinos) tienen una identidad y respeto por sus saberes y su cosmovisión frente a los fracasos de una sociedad irracional como es la capitalista.
Debemos decir que desde el último gran levantamiento, el “Baguazo”, el Perú no es el mismo. A razón que se ha puesto de manifiesto el cumplimiento de la consulta previa, libre e informada, como lo estipula la OIT, como un mandato que debe ser acatado por el Gobierno y las empresas transnacionales.

SMR: Completando lo ya expresado anteriormente, en la chacra el tipo y estilo de agricultura tradicional era de acuerdo a la composición de la tierra en la medida que era de cultivos rotatorios: siembro la chacra, la dejo descansar y siembro otro espacio. Se siembran cultivos complementarios, siguiendo la lógica del bosque.

Sin embargo, en la región de San Martín y otras regiones, como Amazonas, hay presión de monocultivos. Así, tuvimos el boom del maíz, luego el del arroz y ahora tenemos el del cacao y café, orientado al mercado. Dejan los cultivos alimentarios de lado, ya que antes la chacra era la que daba de comer y hoy se compran los alimentos con agro-químicos y, además, se está empobreciendo la tierra de forma irrecuperable.

En educación ambiental trabajamos este tema porque la alimentación es muy importante para las vidas de las comunidades. Sin embargo, a menudo los jóvenes que viven en zonas urbanas en la selva no entienden lo que es el bosque porque ya están imbuidos del modelo de desarrollo urbano y no van al monte. En ese contexto, nuestro objetivo en la escuela es que las chicas y los chicos urbanos entiendan esas relaciones de la naturaleza que se establecen en un ecosistema determinado. En las escuelas trabajamos sobre las sabidurías y la transmisión de conocimientos; es importante que no se pierdan. Necesitamos los dos saberes, el saber tecno-científico y el tradicional. El encuentro de saberes tiene que existir porque ninguno es más que el otro y con los dos podemos concluir algo mucho más interesante.

− NdV: Por lo que señaláis, diferentes cosmovisiones se vinculan a diferentes formas de relacionarse con la naturaleza. ¿Podéis detallarlo un poco más?

LCHZ: Efectivamente, como lo hemos señalado desde el inicio hay diferentes maneras de ver el mundo. En las mentalidades alto-andinas y amazónicas todos los seres somos parte de la naturaleza en igualdad con los otros seres. Los humanos no son superiores ni inferiores. Cada ser tiene su madre, sus protectores, las lagunas. El bosque, las montañas y todos pertenecemos al mundo del bosque, como decía antes Silvia.Voy a poner un ejemplo en el caso de los awajún, que viven en el nororiente peruano (protagonistas del “Baguazo”): Nungkui, que vive en el mundo de abajo, es la madre de los animales de caza y abre las puertas de sus corrales para que los hombres los puedan cazar. A ella hay que pedirle permiso para cazar; si dejan un animal malherido o es maltrado, en castigo cierra su corral y los cazadores –varones− no podrán volver a cazar. Nungkui ha enseñado a las mujeres a cuidar los animales y a sembrar la yuca. En el mundo alto andino, donde existe toda una intervención directa sobre la naturaleza, los cerros, llamados apus, son protectores humanos; a ellos se les pide permiso, se les consulta sobre el tiempo, apoyados en la lectura de las hojas de coca. También se hacen regalos o presente, a la Pachamama (Madre Tierra) para que la cosecha sea buena, o para que los animales que se crían no se mueran.

No es posible educación ambiental si no tienes en cuenta la cosmovisión y los saberes tradicionales del lugar, que guardan mucho conocimiento sobre la naturaleza. Por ejemplo, yo, que tengo ascendencia serrana y costeña, veo el huerto amazónico muy desordenado: el maíz por aquí, las yucas por aquí, los camotes por allá, al contrario que en la sierra y la costa, donde lo ponemos todo muy ordenado; pero en la zona amazónica es necesario hacerlo así porque la capa de tierra fértil es muy delgada y se potencian los cultivos complementarios o asociados. Y desde luego, no puedes hacer un cultivo extensivo como el que tenemos ahora de café o cacao.

El otro elemento fundamental en el mundo indígena, no solo amazónico, es el buen vivir, que recibe distintas denominaciones ya sea en la selva o en las zonas alto andinas, y que se refiere al bienestar y al convivir. Supone el rescate de toda la tradición comunitaria, la importancia de la palabra, el compartir y trabajar juntos.

− NdV: Como educadoras ambientales, ¿cuáles son los problemas socio-ecológicos más urgentes que estáis observando en Perú?

LCHZ: En primer lugar, como educadoras ambientales, consideramos que los problemas ambientales son problemas sociales. Los problemas más urgentes y sus implicancias sistémicas son: la deforestación, la contaminación de lagos y ríos por la gran minería y la minería informal, la pérdida de espacios agrícolas por sembríos de exportación −como es el caso del café en bosques primarios o sembríos de palma aceitera−, e convertir ríos para hacer hidroeléctricas y exportar energía a Brasil.

La otra dimensión es como se percibe y vive el cambio climático. Actualmente, en el mundo rural reina la confusión porque la naturaleza está desconcertada: antes los ciclos eran muy regulares; ahora, con el cambio climático, cuando debe llover no llueve, cuando llueve es demasiado y arrasa con todo, los sembríos, las viviendas e incluso las casas a las personas. Los campesinos dicen: «las quebraditas se están secando». Los calendarios comunales ya no funcionan: cuando se debe sembrar, hace mucho calor y no hay agua, y cuando no debe haber agua, hay tremendos chaparrones. El nivel de los ríos ha bajado porque ha aumentado el limo. El agua llega ahora en aguaceros gigantescos que se van comiendo la tierra y la depositan en los ríos que vienen de los páramos del norte, donde se forma el agua. En la selva hay una relación directa entre el río y el bosque: los frutos caen al río y los peces los comen. Ahora se está calentando el agua, y, como los peces desovan en las zonas más frías, la cantidad de peces ha disminuido. Además, con la deforestación, las crecidas de agua pueden ser fatales y provocar deslizamientos de tierras. Lima y el resto de ciudades costeñas están expuestas a inundaciones y deslizamientos, pérdidas de vidas, viviendas, casas y cultivos.

Sin embargo, los sectores que tienen en sus manos las políticas públicas no ven que estamos en un estado de urgencia, ya que hay un comportamiento “bipolar”: se habla de cambio climático y sus efectos, pero no sólo no se toma ninguna medida para contrarrestar las causas verdaderas, sino que se avalan la deforestación, la explotación petrolera y minera, el consumo indiscriminado y la falta de previsión y prevención. Como ya hemos señalado, no hay una acción de protección al agua, de prevención real a la protección de quebradas y riveras, de control a la contaminación por CO2. La gran minería sigue siendo la dueña del país, con negativos efectos, entre otros, la pérdida de bosques. Y lo que es más, el empobrecimiento de los más pobres: campesinos/as, indígenas, pequeños agricultores y sus familias.

SMR: En cuanto a la deforestación, en San Martín tenemos dos tipos de bosque: el seco y el húmedo −el Alto Mayo−, donde crecen las orquídeas más hermosas y donde nunca llegaba a 30 grados, pero este ecosistema se está viendo alterado con el calentamiento climático. Es ese corredor del que hablaba Lourdes, donde habitan especies en peligro de extinción como el oso de anteojos y el mono tocón, que están perdiendo su hábitat por la deforestación. Este departamento es uno de los más afectados. Gracias a los páramos, en San Martín disponemos agua a través de uno de los ríos más importantes, el río Huayabamba. Pero tenemos también una invasión de la ganadería en grandes extensiones; se queman los páramos y parte acaba en las aguas en la selva, en la selva alta sobre todo, que es un ecosistema muy frágil. De modo que hay toda una alteración de microclimas, mientras que se observa que las lluvias se están alejando y acortando; es un tema muy grave. La tala de hectáreas y hectáreas de bosque, junto a la minería, está destruyendo el ecosistema de la selva, pero también tiene efectos muy perniciosos sobre las personas.
Una segunda cuestión se relaciona con el tipo de cultivos. En los ochenta San Martín era uno de los mayores productores de coca; ahora tenemos el problema del monocultivo, no solo de café y cacao como alternativa a la coca, sino también de palma aceitera. Además, se registra una oleada de migración de la sierra y de la costa norte, precisamente atraídos por cultivos que ignoran esa relación armónica con el monte. Si hacemos un balance de quienes son los productores masivos generalmente es gente que ha emigrado a la zona.

− NdV: ¿Han aparecido conflictos entre los nativos y los de fuera?

SMR: Han surgido muchos conflictos socioambientales por este motivo y también por la cuestión de la deforestación. Uno de los grupos más poderosos de Perú, el grupo Romero, ha suscrito acuerdos con el Gobierno para poder talar bosques primarios. En Barranquitas, por ejemplo, en un mes se han talado 30.000 hectáreas para plantar palma aceitera, y ello ha provocado que se levantara la población. Igualmente, hay enfrentamientos entre los pobladores originarios y los que llegan. También aparece la migración por la falta de agua. Como Lourdes mencionaba, estamos perdiendo agua en las quebradas y ríos. La costumbre del hombre amazónico no era sembrar en la cumbre de los cerros, sino en las faldas, pero el hombre andino no, con tal de sembrar, cualquier espacio le interesa. Los que llegan, siembran en todo lugar y esto genera efectos muy negativos: se lavan los cerros y terminan en los ríos. Por ello, aparecen situaciones muy tensas entre migrantes y gentes de la zona y también contra grupos muy poderosos económicamente, a los que la gente está reclamando su derecho a la tierra.

LCHZ: El nororiente peruano puede sufrir una crisis hídrica en cualquier momento, ya que por decisión del Gobierno con aceptación de los gobiernos regionales, cinco de los principales ríos se están transvasando al occidente para irrigar la costa. Los agricultores están desesperados porque no tienen agua para sus consultivos y cumplir con sus compromisos de venta a precios justos. Además de la irregularidad climática, la poca agua disponible se va para la costa, donde siembran cultivos para la exportación: espárragos, palma aceitera, caña para agrocombustibles…

Respecto al asunto de la migración, me gustaría añadir que se trata de dos cosmovisiones bien enfrentadas: de un lado, la mentalidad de selva, que toma en cuenta el tipo de usos del suelo, el descanso y cultivos complementarios. Y de otro lado, la cosmovisión de los migrantes, que vienen de la sierra, generalmente familias pobres, y ven la selva con su mentalidad serrana o altoandina y lo primero que hacen es desmontar o deforestar el bosque y plantar, sin saber que la tierra en la selva es una pequeña capa delgada, y la riqueza está sobre la tierra. El resultado es la constante deforestación y los resultados insuficientes, orientando su producción a cultivos para ser vendidos al mercado, en este tiempo arroz, papayas y plátanos, bajo la lógica del monocultivo.
La política migratoria fue propiciada desde la década de los sesenta, desde la concepción de un “mundo vacío”. Y dictaminaron leyes favoreciendo la “colonización” que propiciaban la ocupación de tierras en prejuicio de los territorios indígenas, con el abuso que los indígenas no sabían ni leer ni escribir y que no tienen derechos.

En los últimos tiempos, observamos la presencia de grandes capitales que invierten en la siembra de palma aceitera y otras cosechas, todas ellas para producir biodiesel, que significa el modelo opuesto a la soberanía alimentaria.

SMR: Los biocombustibles son para dar de comer a los carros, no para proporcionar alimento a los seres humanos. ¡Estamos destruyendo el bosque amazónico y ahora parte de la costa norte para que los carros funcionen! Es un tema bien irónico, sobre todo en San Martín, donde el Gobierno regional lanzó toda una política en torno a la semilla de un árbol, una resina que se usa con fines medicinales, para sembrar en suelos degradados y fabricar biodiesel. ¡Es una locura! Sembrar un monocultivo en una zona degradada va a deteriorar aún más los suelos. Si se deja, la tierra, aunque tarde 100 años, se recupera, pero si sigues sembrando y además un monocultivo, es muy difícil que se recupere. Por si fuera poco, están todas las sustancias sintéticas y químicas que le echan y que acaban en el río, y las zonas de ladera sufren una fuerte erosión. En este momento, tenemos palma, resina para biodiesel y caña en la costa norte… Y vas dejando sin espacio a los que necesitan sembrar. En San Martín no solo tienes migraciones de gente gente de la sierra; también hay concesiones a grandes empresas del negocio maderero a grupos económicos muy poderosos nacionales y extranjeros. Y la minería informal.[…]

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