Concierto por Siria en Lourdes
El pasado verano transcurrió entre constantes noticias de refugiados y refugiadas atravesando las aguas del Mediterráneo en hacinadas e inseguras embarcaciones. A nuestras costas europeas han ido llegando y perdiendo la vida, miles de personas que huyen de cuatro años de conflicto armado en Siria. La falta de coherencia en la gestión de nuestros líderes políticos ha favorecido la proliferación de vallas de concertinas, la formación de filas de eterna espera en las fronteras y la improvisación de áreas de tránsito y pernocta en condiciones precarias para estas personas y familias enteras.
Más de seis millones de personas internamente desplazadas en el conflicto, la mitad niñas y niños (ACNUR 2015). Una generación perdida que no ha conocido la paz. Casi once millones de personas con necesidad de atención humanitaria.
Al inicio del curso escolar, Chus, compañera y vocal de la Junta de la Asociación de Familias, influenciada por la corriente de artistas y ONG que se estaban movilizando de forma altruista por esta “crisis de las y los refugiados”, llegó con una propuesta: hagamos un concierto para apoyar a Siria. Habitualmente, recaudamos dinero para el Fondo de Integración, una iniciativa solidaria destinada a nuestra propia comunidad escolar, para gastos derivados del proyecto educativo de familias con más necesidad de apoyo. Pero, en esta ocasión, decidimos cambiar, logrando un apoyo por unanimidad. Así, comienza la organización y la cabeza de Chus a funcionar.
Surge el debate: ¿quién puede llevar el apoyo a Siria? Hay que escoger una ONG y es difícil. Chus a través de su hija ya universitaria, Rita, sabe que en la Facultad de Políticas y Sociología de la Complutense, los alumnos y alumnas montan puestos por los pasillos y recaudan fondos para esta causa. De ahí toma contacto con una campaña de recogida de mantas hechas a mano y alimentos que realiza la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio. Tras contarnos en reunión de Junta el trabajo de esta organización y unas vueltas por internet, decidimos que sería nuestra intermediaria con la población siria.
Escogemos el día 20 de noviembre, Día Universal de los Derechos de la Infancia, fecha perfecta porque estamos en un centro escolar y además para redefinir este día, que para los y las más mayores es el aniversario de la muerte de un dictador, con un contenido más actual, rico en valores democráticos y de defensa de los Derechos Humanos.
Chus contacta con María, Sol y Alicia, madres del colegio e integrantes del coro Voces para la Justicia Social de la Universidad Autónoma; con Antonio Ortuño, otro de los integrantes de esta formación, que a su vez nos facilita conectar con Seikinstivens, otro grupo rockero. También se propone actuar a “Molpe”, antiguo alumno e integrante de Lume de Biqueira, banda de gaitas de reconocida y larga trayectoria. Finalmente, se habla con Amara Ríos, violinista y exalumna, que junto a su padre José Ramón, forman el dúo folk Ardora. Todas y todos confirman de inmediato su interés y entusiasmo por el proyecto en el que participan de forma desinteresada, regalándonos la magia de sus actuaciones.
Tan solo unos días después de los atentados de París, y con cierta incertidumbre al no saber si esto pudiera influenciar negativamente en la convocatoria, el 20 de noviembre celebramos el concierto. Para ello, hemos contado con la divulgación previa del cartel diseñado por Diego; las compras de Mari Carmen; las entradas de Mercedes; el montaje del puesto de taquilla con Marga; el puesto de bebidas y comida con Javi, Emma, Irene, Chus y Ana, las nuevas vocales; el control del sonido y las luces a cargo de Ana, la más veterana en presentaciones y actuaciones. Un trabajo meditado y organizado por AFA con apoyo de los chicos y chicas de 3º y 4º de la ESO, unidos y unidas por un objetivo común. Se registró una numerosa asistencia de familias, vecinos y vecinas del barrio. Recaudamos 1.500 € para apoyo material y humanitario al pueblo sirio.
Sabemos que no vamos a cambiar el mundo con este tipo de iniciativas, sería ambicioso y complicado. Quizás podamos sentirnos mejor por llegar a mirar más allá de nuestra propia realidad. La intención no era esa, sino aportar nuestra solidaridad a un mundo en crisis constante del que formamos parte, tomar conciencia y mostrar nuestra repulsa a la violencia y a la inacción de Occidente. Ojalá despertemos algún día en un mundo en paz.