Balance familiar al acabar Primaria

María Montessori creía que “la mejor enseñanza es la que utiliza la menor cantidad de palabras necesarias para la tarea” y que “cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo”. Por eso, ya que en esta graduación no han de faltar unas palabras de las madres y los padres, seremos breves, pero seremos.

Con brevedad queremos decir, hijas e hijos, profesoras y profesores, que una vez se ha cumplido esta etapa estamos razonablemente satisfechos. Más de lo razonable sería excesivo y poco educativo. Estamos satisfechos de vuestro trabajo y vuestro esfuerzo como alumnas y alumnos, y también estamos satisfechos y además agradecidos, de la dedicación y la labor de las maestras y maestros. Habéis sido brújula, referencia, habéis sido compromiso, más allá del horario lectivo y de lo que la obligación manda.

Celestin Freinet pensaba que “preparar a los alumnos para que construyan el camino de sus sueños precisa que vosotros, maestras y maestros, creáis en tales sueños”. Eso es lo que esperábamos y eso es lo que cabalmente nos habéis dado, lo que nuestras hijas e hijos han recibido. Dicho de otro modo, “dime y olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrate y aprendo”; y la frase no es nuestra, sino de Benjamin Franklin, sin embargo sí ha sido completamente vuestro, profesoras y profesores, lo que expresa su contenido.

Ahora las niñas y los niños “deben trabajar como si vosotros no existierais”, que también decía Montessori. Ahora, tras este curso y esta graduación estaréis ya en su educación y en su memoria, pero dejaréis de estar en la cotidianidad de sus aulas. La educación para Miguel Rojas “es el vestido de gala con el que asistir a la fiesta de la vida”, lo que simboliza el ropaje que han elegido con esmero y dedicación y se han puesto para acudir guapos a ésta, su fiesta por el trabajo realizado.
Las aulas serán ocupadas por otras educadoras y educadores, por vosotras y vosotros mismos en algunos casos, aunque con objetivos y programas distintos. De ahí que ahora, para continuar, es oportuno este reconocimiento. Mencionar a cada uno por vuestros nombres resulta tedioso y no es agradable el tedio en un agradecimiento. Por eso sólo gracias, en general y en particular. Con cada una de vosotras y vosotros hemos hablado largamente, polemizado en ocasiones, nos habéis ayudado, asesorado, nos habéis soportado también, y a ratos hemos sido hasta desagradecidos. Perdón por esto último y gracias, en fin, equipos de infantil y de primaria del colegio Lourdes, maestras y maestros.

Gracias, también, personal subalterno e imprescindible, personas que os habéis encargado de recreos, guarderías, comedor, de abrir el colegio y mantenerlo en óptimas condiciones, de asistir a las profesoras y profesores, de las estupendas actividades extraescolares. Gracias por las clases, por esas actividades extracurriculares, por todos los esfuerzos de llevar el colegio fuera del colegio, eligiendo el deporte, la cultura, la vida sana como razón de ser más que como excusa. Gracias, sobre todo, por las magníficas convivencias que son ya un símbolo en la memoria de nuestras hijas e hijos, y para siempre, de todo lo que han vivido, conocido, valorado y aprendido con vosotras y vosotros, y que además continuarán en su futuro escolar.

Fue ayer. Como ayer mismo lo recordamos. Llevamos al colegio por primera vez a María, a Pedro, a Jesús, a Susana, a Raquel, a Jorge. Los dejamos con personas que desconocían. Las desconocíamos nosotros también, aunque por aquello que tienen las instituciones, si son lo que deben ser, podíamos confiar. Eran maestras y maestros y serían sus maestras y sus maestros. El lugar de ayer mismo, el de hoy, el colegio Lourdes, ha sido la vida entera de nuestras hijas e hijos estos años, casi todos desde que nacieron. “Un milagro, donde todo puede decidirse y renovarse, donde todo está lleno de vida y se hallan encerrados los secretos del alma”, que también pensaba Montessori. Y, si como cree Tehyi Hsieh “las escuelas del país son el futuro en miniatura”, un futuro como el cole que han tenido y tienen no es una mala perspectiva para sus madres y sus padres, menos aún para ellos, y más aún en estos tiempos que corren, nocivos para la educación y sus valores. Por eso, que no es poco, doblemente gracias.