Lectura Recomendada: Tierra de mujeres

Tierra de mujeres. una mirada intima y familiar al mundo rural

Maria Sanchez

Seix Barral, Barcelona, 2019, 185 págs.

Reseña elaborada por Mónica Di Donato, FUHEM Ecosocial para el número 147 de la revista Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Global.

Tierra de mujeres es un libro que deja un testimonio importante en el debate sobre feminismo y literatura rural, a través de una narrativa fresca, sincera, llena de voz propia. Un ensayo literario que, a veces, deslumbra y, a veces, conmueve por su autenticidad.

Tierra de mujeres ofrece una mirada autobiográfica que mezcla cuentos e imágenes familiares con apuntes e intereses específicos propios de una veterinaria de campo, nacida en el campo, vinculada a un mundo rural en el que trabaja y, sobre todo, al que ama y respeta profundamente, pero no acríticamente. En ese sentido, la autora siempre hace uso de una narrativa y una visión real sobre y de la vida rural, alejándose de estereotipos y relatos bucólicos o idealizados del campo.

El libro esta estructurado en dos partes. Si en la segunda se divulga sobre la cultura vinculada al campo a través de recuerdos de la infancia, de personas queridas, que se entremezclan con una descripción precisa y detallista de paisajes, ambientes agrestes, entornos domésticos, los ejes que claramente conforman la primera parte, quizás mas “política”, giran alrededor de las reflexiones sobre feminismo en el mundo rural (un feminismo de ≪hermanas que cuidan la tierra≫, tal y como aparece en el libro) y de la problemática de la España vaciada y olvidada, llena de gente obviada por “sujetos postdomésticos” que viven en las ciudades y para los cuales el campo y su gente ni entra ni se contempla en su día a día.

María Sánchez reflexiona en el libro sobre la necesidad de un feminismo rural en el que todas se sientan acompañadas, en el que no cabe sentirse inferior las unas a las otras. Al mismo tiempo reflexiona sobre la ultima y multitudinaria huelga feminista, y denuncia, con dolor, precisamente la ausencia de esas mujeres rurales. ¿Es el mundo rural, entonces, el gran olvidado también del feminismo que teoriza las luchas y describe los sujetos desde los núcleos urbanos? .Y ¿en que términos?

¿Es el mundo rural, entonces, el gran olvidado también del feminismo que teoriza las luchas y describe los sujetos desde los núcleos urbanos? .Y ¿en que términos?

Según las estadísticas oficiales, el medio rural se caracteriza por la masculinización de la actividad y la feminización de la inactividad laboral, y, en ese sentido, el grado de ruralidad acentúa esa brecha de genero, que es mayor en las zonas rurales que en las urbanas. Así, la invisibilización de la perspectiva de genero en el medio rural aparece como una forma de “violencia”, que conlleva la exclusión de las mujeres del poder de tomar decisiones. Además, la escasa o inadecuada presencia de servicios externos y profesionales de apoyo en el medio rural, como guarderías, centros de día, buenas carreteras, centros de salud, etc., así como la falta de adaptación a los ritmos y medios propios de este, hace que la mujer siga reproduciendo, oscilando entre la costumbre y la obligación, el rol de cuidadora (cuidan mayores, tienen niños, gestionan la comunidad, etc.). Así, en el medio rural pesan unos valores, prejuicios, vínculos, relaciones, responsabilidades, que no pesan de igual manera en el medio urbano.

≪Lo radical y lo realmente innovador sucede en nuestros márgenes≫, escribe la autora en las primeras paginas del libro, en una de las frases que, desde mi punto de vista, podría ser un excelente resumen del mensaje del libro. El feminismo existe en nuestro medio rural, y la frase a las que nos referimos es casi una tentativa resumido de dar voz a esos feminismos y a esas mujeres invisibilizadas en territorios desiguales desde la dimensión de genero.

En el medio rural pesan unos valores, prejuicios, vínculos, relaciones, responsabilidades, que no pesan de igual manera en el medio urbano.

Lazos nuevos, tejidos que se crean, proyectos rompedores, ideas maravillosas, asociaciones, colectivos… y las que están detrás de todas estas iniciativas, en la mayoría de los casos, son mujeres que quieren voz y espacio para revindicar lo que hacen. Es de justicia valorar el esfuerzo de todas esas mujeres anónimas.

María Sánchez escribe desde los márgenes, pero tiene voz y espacio para revindicar lo que hace y aquello en lo que cree, a diferencia de aquellas mujeres cuyas voces parecían estar en silencio, pero que nunca lo estuvieron realmente, siendo el sostén fundamental del discurrir de la vida. En ese sentido, me parecen especiales aquellas paginas donde la autora describe las manos de esas mujeres, manos que trabajaban las tierras, manos que cuidaban las personas, manos que acariciaban rostros, que elaboraban alimentos, manos que, en definitiva, reflejan una historia de vínculos y de tierra.

También es especial y cercana la sensación que provoca la lectura de las paginas donde la autora describe las fotografías familiares, olvidadas dentro de cajas o escondidas en un rincón de una vieja estantería, con ese miedo a perder un recuerdo, un instante que se perpetua ya solo a través de esos retratos.

En definitiva, se puede decir que el feminismo de María Sánchez mantiene importantes conexiones con el ecofeminismo, que denuncia la explotación y la degradación del mundo natural, así como la subordinación y la opresión de las mujeres, y que plantea cambiar esas relaciones depredadoras que desconocen los viículos y dependencia de la naturaleza y la importancia de los cuidados, a pesar de que son indispensables para la supervivencia humana, y que, por el contrario, apuesta por una propuesta emancipadora de transformación social. El relato de Tierra de mujeres es íntimamente ecofeminista porque en cada pagina se habla del amor hacia la tierra, de mujeres productoras, agricultoras, cuidadoras de la salud, transformadoras, amantes de los pueblos y de nuestros entornos naturales, mujeres “hacedoras de todo”.

En la declaración de las mujeres por la Soberanía Alimentaria de La Via Campesina de Nyeleni, se lee que ≪las mujeres son creadoras históricas de conocimientos en agricultura y en alimentación, continúan produciendo hasta el 80% de los alimentos en los países mas pobres y actualmente son las principales guardianas de la biodiversidad y de las semillas, pero son las mas afectadas por las políticas neoliberales y sexistas≫. Eso es, como diría la autora, ≪vivir a costa de nuestros márgenes≫, que son el sustento y ecosistema de una parte importante de la población, que proveen de alimento, oxigeno y raíces a la ciudad.

Detrás de esta mirada critica se esconde también, tal y como decíamos antes, la preocupación por el problema de la despoblación y el vaciado del mundo rural, un proceso histórico, social y político que ahonda sus raíces en el régimen fascista español, y que supuso concentrar la población en las principales ciudades y el litoral, creando industrias en los núcleos urbanos, y promoviendo un modelo de turismo muy intensivo en recursos en la costa mediterránea, y además cambiando la agricultura campesina por una industrial muy mecanizada, basada en fertilizantes y pesticidas químicos.

El relato de Tierra de mujeres es íntimamente ecofeminista porque en cada pagina se habla del amor hacia la tierra, de mujeres productoras, agricultoras, cuidadoras de la salud, transformadoras, amantes de los pueblos y de nuestros entornos naturales, mujeres “hacedoras de todo”.

De esa manera empezó a hacerse visible, cada vez mas, ese gran flujo de gente, sobre todo jóvenes, que abandonaba los pueblos hacia las ciudades, vaciando territorios llenos de vida, de materialidad y de espiritualidad, y profundizando en las desigualdades socioeconómicas y en las polarizaciones espaciales. En las paginas del libro que nos ocupa late también toda la tristeza en pensar en todo el desafecto y desarraigo que estos procesos de abandono rural han causado hacia los pueblos. Pero si esto es cierto, también lo es la llamada a un rencuentro con lo rural que no sea “de los fines de semana”, que nos sea de búsqueda de diversión o de un turismo alternativo. Como subraya la autora, hace falta una mirada mas profunda y afectuosa con quienes han sido y siguen siendo imprescindibles para el mantenimiento de ese mundo rural que quiere reconstruir las relaciones y los cuidados con y hacia la naturaleza.

Sabemos que sin ríos limpios, sin bosques vivos, sin ganado pastando en los prados, sin tierra libres de agrotóxicos, sin personas que cuidan las casas y los pueblos, etc., sin todo esto no es posible un fututo digno y saludable ni para el mundo rural ni para las ciudades, que cada vez mas viven de espaldas a ese flujo de vida que las alimenta.

Así, en ese libro, sencillamente, María Sánchez nos recuerda que, si no cuidamos a nuestros ecosistemas y a las personas que de diferentes maneras viven en ellos, será nuestra irresponsabilidad ciega y sorda la que nos sentencie a una supervivencia difícil y conflictiva en la Tierra.

≪Quiero que este libro se convierta en una tierra donde poder asentarnos todos y encontrar el idioma común. Una tierra donde sentirnos hermanos, donde reconocernos y buscar alternativas y soluciones. Solo entonces podremos rascar mas profundo y hablar de despoblación, de agroecología, cultura, ganadería extensiva, soberanía alimentaria, territorio≫.

Acceso al texto de la reseña en formato pdf: Tierra de mujeres. una mirada intima y familiar al mundo rural