Lectura Recomendada: Capitalismo, nada más

Esta reseña realizada por Alejandro Castañeda Hernández pertenece a la sección LECTURAS del número 153 de la revista Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Global de FUHEM Ecosocial.

Capitalismo, nada más. El futuro del sistema que domina el mundo. 

Branko Milanovic

Taurus, Barcelona, 2020, 338 págs.

En la actualidad el capitalismo está presente en todo el mundo. No es que sea el sistema económico dominante, sino que es el único sistema económico.

A lo largo de cinco capítulos y tres apéndices (que detallan algunas cuestiones tratadas en los capítulos), Branko Milanovic, uno de los más destacados investigadores mundiales sobre desigualdad, explica en su último libro las razones por las que el capitalismo ha triunfado en todo el mundo y las posibilidades que se abren de conseguir un capitalismo más justo en el futuro en un momento en el que compiten dos modelos distintos de capitalismo: el capitalismo meritocrático liberal (representado por EEUU) y el capitalismo político (representado por China).

El primer capítulo sirve como introducción al tema: nunca, en ningún otro periodo histórico, el capitalismo había estado tan presente en todo el mundo, a la vez que no parece existir una alternativa realista a dicho sistema en el corto plazo. Milanovic explica brevemente los dos tipos de capitalismo que dominan actualmente e introduce lo que considera, siguiendo sus palabras, «el meollo del libro» (p. 20): la competencia entre el capitalismo meritocrático liberal y el capitalismo político. El autor aborda a lo largo del libro los rasgos principales de ambos, con el fin de determinar el atractivo de cada uno y las posibilidades de que uno acabe dominando sobre el otro.

El análisis detallado de cada tipo de capitalismo se hace en los capítulos dos y tres (capitalismo meritocrático liberal y capitalismo político, respectivamente). El autor centra su análisis, y lo remarca de manera explícita, en la esfera de la distribución y no de la producción.  Ambos capítulos son de gran utilidad, no exenta de originalidad en algunas de sus afirmaciones, para entender cómo funcionan los dos tipos de capitalismo y cómo se ha llegado a su existencia.

El capitalismo meritocrático liberal sería la continuación en Occidente del capitalismo clásico (presente hasta la Primera Guerra Mundial) y del capitalismo socialdemócrata (desde la Segunda Guerra Mundial hasta los años ochenta). Milanovic hace un recorrido por esas etapas, comparando distintas formas de desigualdad (la distribución funcional de la renta, la concentración del capital, la homogamia, la movilidad social o la homoploutia término que se explicará más adelante—, entre otros) entre estas formas de capitalismo en Occidente, llegando a la conclusión de que es cada vez más difícil luchar contra la desigualdad creciente.

En el tercer capítulo, tal vez el más estimulante de leer y cuya temática podría dar para un libro en sí mismo, analiza el lugar del comunismo en la historia y los rasgos principales del capitalismo político, así como la posibilidad de que este tipo de capitalismo se expanda a otros países, como ha hecho el capitalismo liberal desde EEUU. Para Milanovic, el principal atractivo del capitalismo político es el éxito económico, el cual se traduce en elevadas tasas de crecimiento, como las cosechadas por China en las últimas décadas. No analiza la China actual en contraposición con EEUU como si de una nueva guerra fría se tratara, sino que su objetivo es analizar el ascenso de la economía china y su transformación en una economía capitalista; de hecho, menciona hasta otros diez países que tienen un capitalismo político, pero China es el más importante de todos ellos con diferencia.

En el capítulo cuatro Milanovic trata la globalización y su interconexión con el capitalismo a través del análisis de la movilidad del trabajo y del capital, del Estado del Bienestar y de la corrupción. Milanovic nos dice lo siguiente respecto a por qué la movilidad del capital es casi ilimitada mientras que la del trabajo tiene muchas más trabas: «El capital, según esta tesis, puede entrar en las distintas sociedades sin provocarles cambios espectaculares, mientras que el trabajo no» (p. 172).

Es verdad que parece existir un mayor rechazo de la población a la inmigración del que existe para el capital extranjero. Puede que sea porque, como apunta la frase entrecomillada, se perciba que el capital no causa “cambios espectaculares”, como sí puede causar el trabajo.

«El capital puede entrar en las distintas sociedades sin provocarles cambios espectaculares, mientras que el trabajo no» 

En este sentido, lo que parece ocurrir (y Milanovic lo apunta, aunque con palabras diferentes), es que el factor capital es “menos visible” que el factor trabajo, es decir, el trabajador necesita estar presente en el lugar de trabajo (aunque cada vez menos), mientras que la actuación del capital “no se ve” a pesar de que pueda causar daños mayores. Es controvertido su acercamiento al tema de la migración, puesto que, como él mismo señala, su planteamiento de una relación negativa entre el número de inmigrantes y los derechos que se les conceden puede crear subclases dentro de un país, como ya ocurre en algunos países, como EEUU o Reino Unido.

Finalmente, el capítulo quinto hace referencia al propio futuro del capitalismo, abordando los problemas que acarrea dicho sistema y también sus virtudes (por algo habrá triunfado en todo el mundo). El autor contrapone los dos tipos de capitalismo explicados anteriormente, comparando las ventajas de uno y otro y hace un repaso de los posibles escenarios existentes. Aquí encontramos a un Milanovic pesimista, ya que no parece existir un final visible al capitalismo («There is no alternative»).

Entre los puntos fuertes del libro está la originalidad de algunos de los planteamientos que hace Milanovic, aunque a su vez puede que sean controvertidos, como el análisis que hace sobre la posición del comunismo en la historia, criticando tanto a la teoría marxista como a la liberal y argumentando que el papel del comunismo en la historia ha sido, precisamente, permitir avanzar hacia el capitalismo para las economías menos desarrolladas. Destaco también un concepto que me ha gustado especialmente: la homoploutia. Indicador que nos muestra el porcentaje de personas que están, a la vez, en el 10 % más alto de ingresos de capital y en el 10 % más alto de ingresos salariales. Este indicador se ha incrementado en los últimos años, mostrando así la complejidad creciente de las sociedades capitalistas, donde cada vez se hace más difícil diferenciar entre capitalistas y cuadros gerenciales y técnicos asalariados.

Sin embargo, para ser un libro que trata sobre el futuro del capitalismo global se echa en falta un análisis sobre el cambio climático y los límites físicos y biológicos existentes. Solo una vez hace referencia a este tema, al final del libro, si bien es justamente para criticar la idea de que los recursos son limitados, argumentando que simplemente no sabemos qué nuevas materias primas podremos usar para sustituir al petróleo o los nuevos usos que tendrán otros recursos. Por otro lado, también hay algunas afirmaciones con las que no todo el mundo estará de acuerdo. Un ejemplo de ello puede ser el punto de vista que tiene Milanovic sobre la corrupción, ya que parece suponer que existe un cierto apego de la población a la corrupción y que no tiene por qué ser especialmente mala en sí misma desde el punto de vista económico si se la tratara como una renta más.

Se trata de un libro no muy extenso, pero con una gran cantidad de anotaciones y de evidencia empírica que sustentan cada afirmación que hace el autor. Es claro en sus explicaciones y analiza perfectamente los dos tipos de capitalismo existentes, destacando las principales virtudes de cada uno, así como los problemas que hacen que se tambaleen: la creciente desigualdad en el caso del capitalismo meritocrático liberal y la corrupción endémica del capitalismo político. También llega a proponer medidas de política económica para reducir la desigualdad en Occidente, como políticas fiscales para incentivar que la clase trabajadora posea acciones o incentivos para que participen en mayor medida en el accionariado de las empresas, así como mayores impuestos de sucesiones o de patrimonio, con el objetivo de «nivelar el acceso al capital» (p. 65) de los adultos jóvenes. Si bien, cabe tener en consideración los efectos que estas medidas puedan tener sobre la ya financiarizada economía actual, son interesantes las medidas que plantea y merecen al menos una reflexión por nuestra parte.

En definitiva, este libro disecciona el funcionamiento del sistema capitalista de manera original, con matices (a pesar de que “divida el mundo en dos”) y en ocasiones de forma un poco provocativa, pero ofreciendo siempre una rica panorámica tanto para aquellas personas que defiendan con uñas y dientes el sistema capitalista como para aquellas que deseen acabar con él.

 

Alejandro Castañeda Hernández

Master de Economía Internacional y Desarrollo (UCM)