8M Día Internacional de la Mujer

 

Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, FUHEM Ecosocial dedica, desde el año 2010, la edición del mes de marzo de su Boletín ECOS, a abordar algunas cuestiones relacionadas con los debates feministas y con cuestiones de interés para el área, desde una perspectiva de género.

ECOS 10Debates feministas (marzo 2010) trata de visibilizar los debates feministas en torno a los cuidados, al movimiento feminista en el contexto español e internacional y el Ecofeminismo, como propuesta para repensar el presente y construir el futuro.

ECOS 14Feminismos (marzo 2011) da un espacio a los feminismos más allá de las fronteras occidentales, con aportaciones desde el feminismo negro, desde el Islam, y desde las prácticas de las mujeres indígenas.

ECOS 22El desigual impacto de la crisis sobre las mujeres (marzo 2013) quiere reflejar el desigual impacto que la crisis económica y los recortes tienen sobre las mujeres, mostrando el papel de las familias para amortiguar las consecuencias de las regresiones sociales de las crisis, o cómo afectan las políticas de austeridad a los derechos de las mujeres y a la igualdad, cómo se organizan las mujeres ara sostener la vida, así como las pautas ecofeminstas para repensar el mundo.

En ECOS 26: Nuevos retos del debate feminista ante la Gran Involución (marzo 2014) el tema central son los retos a los que se tiene que enfrentar el feminismo ante la gran Involución que sufren los derechos de las mujeres, desde la perspectiva del relato neoliberal, la crisis de la democracia, la degradación del empleo femenino, la violencia de género, y la necesidad de redefinir nuestra vida en común.

ECOS 30Construcción de la desigualdad de género en la educación (marzo 2015) aborda cómo el sesgo de género que impregna las estructuras y las relaciones de poder en la escuela. Recoge también la experiencia de los centros educativos de FUHEM para visibilizar estas desigualdades y sensibilizar a toda la comunidad educativa.

ECOS 34Género y salud (marzo 2016) muestra las relaciones entre género y salud e introduce en el debate la necesidad de incluir la perspectiva de género en los estudios y prácticas, no el fin de mejorar el estado de salud de personas y colectivos, ya que algunas enfermedades no se manifiestan de la misma forma en hombres y mujeres.

ECOS 38Políticas de género y calidad de vida en la ciudad (marzo 2017) intenta impulsar las políticas institucionales con perspectiva de género, mostrando algunas experiencias surgidas con los nuevos municipalismos.

Por último, ECOS 42Mujeres rurales (marzo 2018) destaca el papel que tienen las mujeres rurales en el trabajo del campo y cuidado de la tierra, garantizando la seguridad alimentaria de las comunidades, construyendo resiliencia frente a los impactos producidos por el cambio climático. Pero, sin embargo, las mujeres rurales se ven relegadas frente a los hombres en aspectos tan cruciales como son: la posesión de la tierra, el acceso a insumos, a financiación y a tecnología.

Durante estos años hemos contado con la colaboración de mujeres especialistas en los ámbitos abordados, y así hemos disfrutado de los textos de: Emma Siliprandi, Ana Sabaté, Lidia Senra, Fátima Cruz, Gemma Ubasart, Alicia Rius, Christel Keller, Marta Domínguez Pérez, Mª Pilar Sánchez, Teresa Ruiz Cantero, Lucero Herrera, Mª Isabel Casado Mora, Vanesa Puig, Carmen Rodríguez Martínez, Gemma Martín Seoane, Nieves Salobral, Olga Abasolo, Ana del Pozo, Justa Montero, Lucía Vicent, Carmen Castro, Astrid Asenjo, Yayo Herrero, Violet Eudine, Ziba Mir Hosseini, Mª teresa Munguía, Marta Pascual y Lucy Ferguson.

En la sección Entrevista hemos podido dialogar con: el colectivo Ganaderas en Red, Ada Colau, Mª Eugenia Rodríguez Palop, Carme Valls Llobet, Marina Subirats, Fefa Vila, Begoña Pernas, Silvia Federici, Justa montero, Karen Marón, Mari Luz Esteban, Isabel Otxoa y Silvia L. Gil.

Nuestro agradecimiento a todas ellas por sus inestimables contribuciones tanto en los debates feministas, como en la visibilización de las situaciones de discriminación, pérdida de derechos y desigualdad que sufren las mujeres; así como en las aportaciones constructivas sobre la necesidad de buscar otra forma de afrontar la crisis de los cuidados, respetando los límites de la naturaleza y resituando la vida en el centro.

La sección En RED ha incluido diferentes experiencias para superar la desigualdad de género en la educación, ha recogido recopilaciones de organizaciones feministas y de redes articuladas de mujeres de todo el mundo.

Desde el Centro de Documentación de FUHEM Ecosocial hemos ofrecido una gran selección de recursos: libros, informes, guías, revistas, artículos, atlas, bases de datos, organizaciones, recursos didácticos, webs, redes sociales, recursos audiovisuales, infografías, congresos, jornadas y seminarios; centros de documentación, librerías, tesauros, exposiciones y espacios de encuentro de mujeres; incluyendo una recopilación de recursos aparecidos en las diferentes publicaciones de FUHEM Ecosocial sobre el tema tratado en cada número.

 A continuación ofrecemos el acceso a los Dossieres elaborados a partir de la recopilación de los artículos y selecciones de recursos de los Boletíines ECOS dedicados al 8 de Marzo y el acceso a las Entrevista de cada número.

DOSSIERES:

Mujeres y mundo rural: nuevos y viejos desafíos, Emma Siliprandi, Ana Sabaté Martínez, Lídia Senra Rodríguez, Fátima Cruzmarzo, Susana Fernández Herrero, marzo 2018.

Políticas de género y calidad de vida en la ciudad, Gemma Ubasart, Alicia Rius, Christel Keller, Marta Domínguez, Susana Fernández Herrero, marzo 2017.

Género y salud, Maria Pilar Sánchez López, Teresa Ruiz Cantero, Lucero Herrera Cairo, Maria Isabel Casado Mora, Vanesa Puig Barrachina, Marisol Ruiz, Mireia Juliá, Emmanuel Calderón, Kayla Smith, Andrés Peralta, Joan Benach, Susana Fernández Herrero, marzo 2016.

Construcción de la desigualdad de género en la educación, Carmen Rodríguez, Gema Martín, Nieves Salobral, Olga Abasolo y Ana del Pozo, Susana Fernández Herrero, marzo 2015.

Nuevos retos del debate feminista ante la Gran Involución, Justa Montero, Olga Abasolo, Lucía Vicent, Ana del Pozo, Carlos Martínez, Susana Fernández Herrero, marzo 2014.

El desigual impacto de la crisis en las mujeres, Lucía Vicent, Carmen Castro, Astrid Agenjo, Yayo Herrero, Susana Fernández Herrero, marzo 2013.

Feminismos, Violet Eudine Barriteau, Ziba Mir-Hosseini, María Teresa Munguía, Germán Méndez, marzo 2011.

Debates feministas, Justa Montero, Olga Abasolo, Marta Pascual, Yayo Herrero, Lucy Ferguson, enero 2010.

 

ENTREVISTAS:

Entrevista a Ganaderas en Red, por Monica Di Donato, Boletín ECOS núm. 42, 2018.

Entrevista a Mª Eugenia Rodríguez Palop, por Nuria del Viso, Boletín ECOS núm. 38, 2017.

Entrevista a Ada Colau, por Nuria del Viso, Boletín ECOS núm. 38, 2017.

Entrevista a Carme Valls Llobet, por Nuria del Viso, Boletín ECOS núm. 34, 2016.

Entrevista a Fefa Vila y Begoña Pernas, por FUHEM Ecosocial, Boletín ECOS núm. 30, 2015.

Entrevista a Marina Subirats, por Nuria del Viso, Boletín ECOS núm. 30, 2015.

Entrevista a Silvia Federici, por Tesa Echeverria y Andrew Sernatinguer, Boletín ECOS núm. 26, 2014.

Entrevista A Justa Montero, por Olga Abasolo, Boletín ECOS núm. 22, 2013.

Entrevista a Karen Marón, por Santiago Álvarez Cantalapiedra, Boletín ECOS núm. 14, 2011.

Entrevista a Silvia L. Gil, por Salvador López Arnal. Boletín ECOS núm. 10, 2010.

DIÁLOGO: Mari Luz Esteban e Isabel Otxoa El debate feminista en torno al concepto de cuidados, por Olga Abasolo, Boletín ECOS núm. 10, 2010.

 


Entrevista a Javier de Lucas

Revisar los Derechos Humanos en clave Ecosocial

Susana Fernández Herrero

Derechos humanos: setenta años defendiendo la vida digna, Boletín ECOS, núm. 45, diciembre 2018 - febrero 2019.

FUHEM Ecosocial

En FUHEM Ecosocial abordamos las relaciones del ser humano con su entorno social y natural a partir de tres áreas temáticas: la sostenibilidad, la cohesión social y la calidad de la democracia, considerando la paz y la justicia como ejes transversales del análisis.

Con motivo de la celebración del 70º Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos –y cuando estamos asistiendo a la vulneración sistemática de los derechos humanos en relación a la libre circulación de las personas, al derecho de asilo, a la libertad de expresión, con un aumento de la discriminación y persecución por sexo, etnia, orientación sexual o religión, y cuando no se garantiza un nivel de vida digno para las personas–, conversamos con Javier de Lucas, catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política en el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Valencia, con el fin de revisar los derechos humanos en clave Ecosocial.

 

Susana Fernández (SF): La Declaración de 1948 fue fruto de un contexto geopolítico, económico, social e histórico concreto con una componente cultural marcada por el dominio de los valores occidentales, pero, sin embargo, se le dio carácter de universalidad. ¿Puede esta Declaración mantener esa universalidad en la actualidad?

Javier de Lucas (JL): Como no soy partidario de la tendencia actual al presentismo, que permite descalificar a Julio César, a Colón, a Newton y a quien haga falta, por no ajustarse al patrón de lo politically correct aquí y ahora, soy de los que insisto en valorar esta Declaración como un enorme logro, teniendo en cuenta el contexto mundial de 1948. Pensémoslo: un mundo traumatizado por dos guerras mundiales, dividido en bloques absolutamente antagónicos, con una gran parte del planeta aún en situación colonial, con una desigualdad brutal, comenzando por la situación de «subordiscriminación» (por utilizar un término que tomo de la crítica formulada desde el feminismo jurídico) en la que vivían la inmensa mayoría de las mujeres… Y aún así, se consiguió aprobar esta Declaración universal de derechos humanos. Propongo a la legión de exigentes críticos realistas que la minusvaloran hoy, que hagan el ejercicio de preguntarse si algo parecido se podría obtener en 2018… y lo dudo.

Eso no quiere decir que la Declaración sea un documento inmejorable, que no esté lastrada por déficits que menoscaban su loable propuesta, porque no olvidemos que la Declaración es sobre todo la proclamación de unos principios en los que creen sus promotores, de un programa de actuación que se comprometen a poner en práctica, etc. En otras palabras, es cierto que acá y allí asoman en la Declaración elementos que revelan un lastre cultural y aun ideológico. Por ejemplo, la insistencia en una libertad de movimiento entendida sobre todo como libertad para salir del propio país (donde es fácil advertir la crítica al cierre practicado por el bloque del Este en relación con la libertad deambulatoria de sus propios ciudadanos). Por no hablar de una concepción del ser humano que parece tener en no poca medida los rasgos del «individualismo posesivo» denunciado por MacPherson, y que supone en cierta medida anclar la concepción de los derechos únicamente en un modelo muy poco matizable de liberalismo de mercado, desde un presupuesto no escrito que implica en buena medida la cultura, la mirada que podríamos denominar occidental.

Dicho esto, me parece evidente que la clave está en cómo entendamos la noción de universalidad. Defiendo que esta Declaración tiene la ambición universal, en la medida en que es universalizable, porque universal es su apuesta básica y tremendamente ambiciosa por la igual libertad de todos los seres humanos. Y así es como yo entiendo ese adjetivo: igual libertad de todos los sujetos, de todos aquellos a quienes se reconoce como titulares iguales de todos los derechos, desde la inmensa diversidad de su condición concreta (hombres, mujeres, niños, ancianos, de esta o aquella identidad etnocultural, nacional, lingüística, religiosa, de esta o aquella opción sexual… todos y cada uno de los seres humanos que son únicos como individuos), al tiempo que enlazados por la condición común de sujetos de la humanidad, que permite entenderlos simultáneamente como seres sociales y, aún más, como pasajeros de una misma nave, habitantes de un mismo planeta que hay que tratar de legar en mejores condiciones a las generaciones futuras.

En ese sentido, diría que hoy debemos aspirar a una mayor universalidad que en 1948. Porque hoy somos mucho más conscientes de aquello que nos iguala y nos hace comunes. Hablo de la toma de conciencia hoy de nuestra condición de mutuo reconocimiento e interdependencia, no sólo con los demás seres humanos, sino con la vida misma, en todas sus manifestaciones. Lo que hace potencialmente más universal la Declaración es la lectura que hoy podemos hacer de la misma en clave de la vinculación entre derechos humanos, democracia y desarrollo sostenible, en una clave que no puede no ser ecológica, para superar el mayor riesgo al que nos enfrentamos, esto es, que se haga real el terrible diagnóstico del Antropoceno.

Pero no quiero dar pábulo a la crítica fácil de los supuestos “realistas” que presentan la Declaración como papel mojado, como vaga retórica ajena a la realidad de la mayor parte de los seres humanos. Este 70 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos debe ser abordado, a mi juicio, lejos de dos extremos: ni autocomplacencia, ni ocasión para la frustración o el cinismo, sino para la esperanza. Es el momento de reconocer la capacidad de quienes trabajaron para hacer posible la Declaración, como Eleanore Rooselvelt, John P. Humphrey o René Cassin, y mujeres como la india Hansa Metha, la pakistaní Begum Shaista Ikramullah o la dominicana Minerva Bernardino, a quienes ha querido rendir homenaje el Secretario General ONU. Todos ellos eran perfectamente conscientes de que la mayoría de esos derechos que querían proclamar, para la gran mayoría de los seres humanos, eran poco más que utopía en ese momento, en la mitad de un siglo XX que apenas salía de lo que quizá haya sido la página más sombría de la historia de la Humanidad. Entre las cenizas de la guerra y en un mundo enfrentado en dos bloques, podrían haber dicho que no se daban las condiciones, pero todos ellos tenían la convicción y la decidida voluntad política de proclamar como imprescindibles esos principios, esa encarnación histórica del ideal de justicia que son los derechos humanos, y dejar así claro que ningún régimen político, ningún orden jurídico podría aspirar a presentarse como legítimo sin reconocerlos, primero, y sin tratar de garantizarlos a continuación. Y tenían el compromiso, la voluntad, de trabajar por lo que siempre será una tarea inacabada. Porque nunca podremos declararnos satisfechos con el estado de los derechos, aunque eso no nos impida reconocer los progresos conseguidos en estos 70 años.

SF: Tanto en el preámbulo como en los primeros artículos, la Declaración habla de libertad, justicia, paz, dignidad, derecho a la vida, a la seguridad y a no sufrir tortura o tratos crueles, inhumanos y degradantes, mientras que hacia el final menciona el derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en ella se hagan plenamente efectivos. ¿Crees que el actual orden social e internacional es el adecuado para garantizar y vigilar el cumplimiento de estos derechos?

JL: Las relaciones internacionales, hoy, no se caracterizan precisamente por la referencia a un “orden” desaparecido, ni tampoco por la propuesta de multilateralidad que daba potencialmente más protagonismo a potencias emergentes y a actuaciones regionales, sino más bien por el incremento de la fragmentación y la incertidumbre a una escala global. La multilateralidad, por cierto, no significa necesariamente ni fragmentación ni incertidumbre, pero es que estamos muy lejos del proyecto multilateral. La acción disruptiva de la administración Trump, empeñada en deshacer todos los pasos que dio la administración Obama en pos de esa multilateralidad como vía más adecuada de reforzar la legalidad y legitimidad del modelo onusiano, unida a la habilidad de la Rusia conducida por Putin para aprovechar en su interés todas las líneas de crisis y la ausencia de sinergias en el bloque occidental, dificulta enormemente ese proyecto de multilateralidad. Por no hablar de la creciente influencia de China y su capitalismo de Estado, particularmente depredador de las reservas de energía y muy poco preocupada por el modelo de un desarrollo sostenible. Si a ello sumamos que las relaciones internacionales están en buena medida mediadas por grandes empresas transnacionales, la conclusión es que el deseable modelo de multilateralidad y el reconocimiento del protagonismo de los agentes no estatales representantes de la sociedad civil y de los intereses y necesidades reales de los seres humanos de a pie, parece alejarse considerablemente. La garantía eficaz de los derechos exige concertación de todos los agentes, institucionales o no y a todos los niveles y requiere, por ejemplo, la voluntad política de poner en marcha las piezas básicas de una justicia universal que no tenga como objetivo únicamente a líderes de países menores, caídos en desgracia.

Sin embargo, estamos viviendo el incremento de dos elementos que reequilibran ese déficit, tanto en lo que se refiere a la garantía como, sobre todo, en la vigilancia de los derechos. Me refiero en primer lugar al papel de ONG, de organizaciones elementales de ciudadanos y aun de individuos particulares a los que las nuevas tecnologías y, en concreto, las redes sociales dan la posibilidad de vigilar y denunciar las violaciones de derechos, conseguir llamar la atención de la opinión pública sobre ello. De otra parte, se multiplican las instancias de control dentro de la arquitectura institucional y convencional del sistema de las Naciones Unidas y también de organizaciones internacionales de carácter regional, particularmente en el ámbito americano y en el europeo.

SF: La Declaración Universal de Derechos Humanos incluye el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y creencia, la libertad de opinión y expresión, así como el derecho a no ser molestado a causas de estas opiniones. Sin embargo, vivimos una ola de involución que parece estar cercenando estos derechos y libertades, ¿qué opinión te merece esta represión y cómo está afectando al estado de salud de la democracia?

JL: Sabemos por experiencia hasta qué punto la calidad y diría incluso la pervivencia del sistema democrático están vinculadas a esas libertades. En realidad, la democracia existe como sistema de garantía de la igual libertad de los ciudadanos respecto al disfrute de esos que son bienes jurídicos de primera necesidad. El ideal de autonomía y emancipación de todos y cada uno de los seres humanos es imposible de conseguir si no se dan dos condiciones: la ausencia de interferencias del poder (del poder de cualquier tipo) para pensar libremente con la propia cabeza, por parafrasear el lema kantiano, para comunicarlo, para debatirlo con los otros. La libertad de expresión es condición sine qua non de ese requisito y al mismo tiempo garantía de la existencia de un foro público en el que todos puedan participar libremente. Pero no nos engañemos: ese ideal es inviable no sólo cuando la presión de los poderes públicos limita, coarta o ahoga esa libertad, sino también cuando no actúa de salvaguarda, de barrera y límite frente a la acción de interferencia y manipulación guiada por los intereses corporativos de los grandes agentes del mercado. En otras palabras, el peligro para estas libertades no reside sólo en el riesgo de Estados autoritarios, en la deriva reaccionaria de no pocos gobiernos, como vemos hoy en EEUU, en la UE, en América y en el todo el mundo, sino también en la manipulación del espacio público, por parte de los grupos que controlan la información y la «industria del entretenimiento» en régimen casi de oligopolios. La salud de las democracias depende de la posibilidad de una ciudadanía educada y activa y ese objetivo es imposible sin un alto standard de libertad de pensamiento y expresión.

SF: En tu artículo para el número 132 de nuestra revista PAPELES de relaciones ecosociales y cambio global, cuyo Especial está dedicado a las migraciones forzadas, abordabas las respuestas que se están dando ante la mal llamada “crisis de refugiados”. Respuestas que no garantizan la protección jurídica vinculante derivadas del Derecho Internacional, y que tampoco se están poniendo los medios materiales y personales para hacer efectivo los derechos de los refugiados. Un derecho de asilo recogido en la Declaración pero que vulneramos de forma sistemática mediante la securitización de las fronteras, levantando muros y colocando concertinas sobre las vallas ya existentes. ¿Qué medidas habría que adoptar para proteger a las personas que huyen de situaciones de guerra, conflicto, distintos tipos de violencias o persecución, o de las consecuencias de las catástrofes naturales y otros efectos producidos por el cambio climático?

JL: Me he sumado en distintas ocasiones a campañas impulsadas por el ACNUR y sobre todo por ONG especializadas, como CEAR, respecto a la necesidad básica del establecimiento de vías legales, seguras y accesibles para que las personas que tienen necesidad de la protección en la que consiste el derecho de asilo y la protección internacional subsidiaria puedan plantear su demanda sin riesgo para sus vidas.

Hay un error común acerca de los que llamamos refugiados, y es que la inmensa mayoría no llegan a serlo porque ni siquiera les dejamos plantear la demanda de asilo. No es ya que sean reconocidos como refugiados y obtengan la protección en que consiste el ser titulares del derecho de asilo, sino que puedan llegar a plantearlo, esto es, que puedan ser en efecto demandantes de refugio, asylum seekers, porque la realidad es que una parte importante de las personas a las que llamamos refugiados no lo son, porque encuentran todas las dificultades imaginables para conseguir plantear su petición. Me parece, a este respecto, que la definición de «refugiados» que ofreció el anterior Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, el jordano Zeid Ra’ad Al Hussein, sigue siendo absolutamente gráfica: «These are people with death at their back and a wall in their face». Los refugiados son personas que huyen de todo tipo de persecuciones que ponen en peligro su vida, sus derechos y frente a las cuales no les protegen las autoridades de su propio Estado o, peor aun, son esas autoridades las que les persiguen. Nosotros no nos ocupamos de evitar esas guerras, esos conflictos que les obligan a huir de sus países para evitar la muerte. Y encima, les ponemos muros, vallas, obstáculos cada vez más difíciles de salvar, para llegar a plantearnos su petición. Les obligamos a arriesgar sus vidas para llegar hasta nuestras fronteras y una vez que están allí, endurecemos los requisitos para concederles protección. O, lo que es peor, violando la primera necesidad de todo refugiado, que es lo que el derecho internacional de refugiados conoce como principio de non refoulement, les devolvemos a ese peligro del que huyen, como estamos haciendo ahora mismo con quienes quieren llegar a Europa desde Libia y a los que los guardacostas libios, formados y protegidos por Italia y la UE, devuelven al infierno de los campos que gestionan mafias de explotación y tráfico de personas y en los que viven hacinados, esclavizados, sometidos a las peores violaciones de derechos humanos.

Esto es así en los EEUU, en Australia y, desde luego, para nuestra vergüenza, también en el caso de los Estados miembros de la UE, en el caso del supuesto Sistema Europeo Común de Asilo (SECA) en el que basta pensar en el efecto perverso del sistema del reglamento de Dublín, que obliga a plantear el asilo al llegar a territorio de un país de la UE y luego vincula todo el sistema de asilo a ese país al que se llegó. Esto refleja la falta de solidaridad entre los propios Estados miembros, como se vio en el fracaso del tímido intento de la Comisión Europea para establecer cuotas obligatorias de reubicación de los refugiados llegados a Italia y Grecia en 2015 es elocuente.

La solución, en el caso de la respuesta europea ante la existencia de centenares de miles de personas que intentan obtener refugio en nuestros países (una gota, comparada con el número de los que lo plantean en los países mas próximos a los suyos: Pakistán, Jordania, Líbano, Siria, Turquía, Uganda, etc.) pasa por un verdadero sistema común, coordinado, con estándares homogéneos de protección y con cuotas obligatorias, solidarias, de reparto de esos refugiados.

Pero el desafío es aún mayor respecto a lo que se nos viene encima: los refugiados o desplazados (algunos se empeñan en llamarlos migrantes) climáticos, las millones de personas que cada vez de forma más significativa se verán obligados a huir de sus países, devastados por las consecuencias del cambio climático.

SF: El derecho humano a disfrutar de un medio ambiente saludable y no degradado no ha sido recogido como derecho hasta la tercera generación, y aunque en las sucesivas Cumbres y Conferencias de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente se han aprobado distintos documentos, estrategias y declaraciones, estas medidas resultan insuficientes. ¿Cómo podemos proteger la salud ambiental frente al negacionismo sobre el cambio climático de los países que más contribuyen al deterioro ambiental, y cómo defender los derechos de los más vulnerables, de aquellos que menos han contribuido al problema?

JL: Lo cierto es que el fracaso de las sucesivas cumbres en las que se ha tratado de afrontar la enorme amenaza del cambio climático, el riesgo para el desarrollo sostenible que cada vez está más presente, hace muy difícil responder a esa cuestión e incluso llegar a atisbar cómo frenar la degradación propia de lo que algunos llaman el Antropoceno. Me parece que necesitamos un enorme esfuerzo educativo y de comunicación y no sólo acciones políticas, sin duda urgentes. Lo que sucede es que, desde la cumbre sobre el clima y el cambio climático celebrada en Paris en junio de 2016, no hemos dejado los pasos de tortuga, en lugar de las verdaderas decisiones necesarias. Lo acabamos de comprobar en estos días de diciembre en la COP24 de 2018, la cumbre del clima en Katowice que debía servir para desarrollar el acuerdo de París en la década de los 20, cuando se aborda el momento decisivo de aplicación. Insisto: necesitamos un enorme esfuerzo educativo para entender que vivimos un desafío civilizatorio, y para comprender también que no sólo se trata de decisiones políticas globales (para las que no existe consenso ni voluntad política suficientes), sino también que desde nuestra vida cotidiana está a nuestro alcance adoptar decisiones relativamente sencillas que pueden ayudar a revertir ese horizonte cada vez más próximo. Ese esfuerzo está bien formulado en los objetivos de la Agenda 2030 pero no puedo extenderme ahora en glosar ese programa que debiera constituir la prioridad en la agenda de derechos humanos de cualquier gobierno.

SF: El artículo 25 de la Declaración habla del derecho a un nivel de vida adecuado que asegure la salud y la asistencia médica, el bienestar, la alimentación, el vestido, la vivienda y la protección a la maternidad y a la infancia. Derecho que vuelve a ser recogido en el artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. ¿Cómo podemos proteger jurídicamente un “nivel de vida digno” en un contexto de crisis ecosocial como el actual? ¿qué sugerirías?

JL: Vasta cuestión… Las posibles sugerencias chocan con una primera dificultad evidente: la ausencia de voluntad para tomar en serio los derechos económicos, sociales y culturales, que son la respuesta a la satisfacción de las necesidades primarias sin las que la noción de vida digna carece de sentido. Vivimos en un mundo dominado por la ideología neoliberal de mercado global: «Es el mercado, amigos, no los derechos», podemos escuchar en alguna grosera versión del certero dictamen de Adam Ferguson en su Ensayo sobre la historia de la sociedad civil (1767) en el que apuntó la línea de colisión entre la lógica del mercado y la lógica de lo público, la que estaría guiada por la democracia, por los derechos. Lo que son los derechos vinculados a las necesidades básicas se quieren convertir, se han convertido ya en buena medida en mercancías sujetas a la capacidad adquisitiva, no en bienes comunes que los Estados deben garantizar por encima de los intereses que guían los mercados.

En consecuencia, mi primera propuesta es trabajar en una cultura de los derechos que nos haga conscientes de cuáles son las prioridades a garantizar. Y ahí, sin duda, lo primero es la satisfacción de esas necesidades básicas, comenzando por la defensa de la vida, de lo que nos da vida, que es el primer imperativo: nuestro planeta. Afrontar también el reto de que ya no podemos seguir pensando en el trabajo como núcleo del vínculo social, en un mundo en el que la noción de trabajo estable, la misma categoría de jornada de trabajo y de trabajador, deja de tener sentido ante la transformación tecnológica.

Creo que el programa global de la Agenda 2030, con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que se complementa con 169 metas asociadas a ellos y que arrancan de la prioridad de prioridades, la defensa de la vida, es hoy una buena agenda de prioridades en eso que podemos llamar la inacabable lucha por los derechos.

Acceso a la entrevista (PDF): Revisar los Derechos Humanos en clave ecosocial.

 

Otras entrevistas

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Entrevista a Renzo Llorente, por Salvador López Arnal (2015).

Entrevista a Eduardo Garzón, por Salvador López Arnal (2015).

Entrevista a Fefa Vila y Begoña Pernas, por FUHEM Ecosocial (2015).

Entrevista a Marina Subirats, por Nuria del Viso (2015).

Entrevista a Javier de Lucas, por Nuria del Viso (2014).

Entrevista a Cristina Carrasco, por Olga Abasolo y Lucía Vicent (2014).

Entrevista a Gérard Duménil y Dominique Lévy, por Bruno Tinel (2014).

Conversación con Manfred Max-Neef, por Santiago Álvarez Cantalapiedra (2014).

Entrevista a Michael Löwy, por Rafael Díaz Salazar (2014).

Entrevista a Antonio Elizalde Hevia, por José Luis Fernández Casadevante (2014).

Entrevista a Silvia Federici, por Tesa Echeverria y Andrew Sernatinguer (2014).

Entrevista a Marta Antonelli y Francesca Greco, por Monica Di Donato (2013).

Entrevista a Alberto Magnaghi, por José Luis Fernández Casadevante y Nerea Morán Alonso (2013).

Entrevista a Igor Sádaba, por Olga Abasolo (2013).

Entrevista a Giuseppe De Marzo, por Nuria del Viso (2013).

Entrevista a Rafaela Pimentel, por Lucía Vicent (2013).

Entrevista a Mar Nuñez, por Olga Abasolo (2013).

Entrevista a Daouda Thiam. Con testimonio de Sini Sarry, por Nuria del Viso (2013).

Entrevista a Rafael Poch-de-Feliu, por Salvador López Arnal (2013).

Entrevista a Endika Zulueta, por Equipo FUHEM Ecosocial (2013).

Entrevista a Sabino Ormazabal, por José Luis Fernández Casadevante (2013).

Entrevista a Susan George, por Nuria del Viso (2013).

Entrevista a Jorge Riechmann, por Salvador López Arnal (2012).

Entrevista a Antonio Turiel, por Santiago Álvarez Cantalapiedra (2012).

Entrevista a Raúl Zibechi, por José Luis Fernández Casadevante (2012).

Entrevista a Carlo Petrini, por Monica Di Donato (2012).

Entrevista a Rafael Feito, por Santiago Álvarez Cantalapiedra (2012).

Entrevista a Eduardo Gudynas, por Nuria del Viso (2012).

Entrevista a Mbuyi Kabunda, por Nuria del Viso (2012).

Entrevista a Rafael Poch-de-Feliu, por Salvador López Arnal (2012).

Entrevista a Carlos Martín Beristain, por Nuria del Viso (2012).

Entrevista a Chatherine W. de Wenden, por Antonio Izquierdo (2012).

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Entrevista a Antonio Ruiz de Elvira, por Monica Di Donato (2011).

Entrevista a Karen Marón, por Santiago Álvarez Cantalapiedra (2011).

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Entrevista a Narciso Barrera-Bassols, por Monica Di Donato (2010).

Entrevista a Juan Carlos Gimeno, por Monica Di Donato (2010).

Entrevista a Juan Gutiérrez, por Amador Fernández-Savater (2010).

Entrevista a Pepe Beunza, por José Luis Fernández Casadevante y Alfredo Ramos (2010).

Entrevista a Emilio Lledó, por Olga Abasolo (2010).

Entrevista a Juan Andrade, por Salvador López Arnal (2010).

Entrevista a Miguel Manzanera Salavert, por Salvador López Arnal (2010).

Entrevista a Eduard Rodríguez Farré, por Salvador López Arnal (2010).

Entrevista a Silvia L. Gil, por Salvador López Arnal (2010).

Entrevista a Miguel Ángel Rodríguez Arias, por Salvador López Arnal (2010).

Entrevista a Pablo de Greiff, por José Luis F. Casadevante y Alfredo Ramos (2010).

Entrevista a Serge Latouche, por Monica Di Donato (2009).

Entrevista a Alberto Acosta, por Matthieu Le Quang (2009).

Entrevista a Gerardo Pisarello, por Salvador López Arnal (2009).

Entrevista a José Luis Gordillo, por Salvador López Arnal (2009).

Entrevista a Francisco Fernández Buey, por Nuria del Viso (2009).

Entrevista a Paul Nicholson, por Nuria del Viso (2009).

Entrevista a Alfredo Embid, por Salvador López Arnal (2009).

Entrevista a Miquel Porta Serra, por Salvador López Arnal (2009).

Entrevista a Rafael Feito, por Salvador López Arnal (2009).

Entrevista a Ignacio Perrotini Hernández, por Salvador López Arnal (2009).

Entrevista a Joan Martínez Alier, por Monica Di Donato (2009).

Entrevista a Federico Aguilera Klink, por Salvador López Arnal ( 2008).

Entrevista a Sergio Ulgiati, por Monica Di Donato (2008).

Entrevista a Arcadi Oliveres, por Nuria del Viso (2008).

Entrevista a Ramón Fernández Durán, por Nuria del Viso (2008).

Entrevista a Antonio Elizalde, por Nuria del Viso (2008).

Entrevista a Jorge Riechmann, por Nuria del Viso (2008).

Entrevista a Rodolfo Stavenhagen, por Nieves Zúñiga (2008).

Entrevista a Saskia Sassen, por Nieves Zúñiga (2007).


70 Aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos IV

Santiago Álvarez Cantalapiedra

Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Global, núm. 142, verano 2018, pp. 5-10.

Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos
Art. 28, Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1948.

La naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos. Art. 71, Constitución de la República del Ecuador, 2008.

Conmemoramos este año el 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948 en París. Dicha Declaración fue presentada como un ideal común para todos los pueblos y naciones. Nadie discute su importancia en la defensa de la dignidad humana y su utilidad para distinguir la civilización de la barbarie. Sin embargo, hay al menos dos aspectos que merecen ser comentados. El primero tiene que ver con el respeto y cumplimiento efectivo de los derechos proclamados; el segundo, con los sesgos y las limitaciones que imprimió el momento histórico en que fueron formulados, lo que exige lecturas y traducciones más pluralistas setenta años después.

La paradoja de los derechos

Una breve nota a propósito de los 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Desde un punto de vista formal son buenos tiempos para los derechos humanos. Así parece a tenor del número de Declaraciones, Convenciones Marco, Directivas Internacionales y Constituciones hoy vigentes. Sin embargo, desde el punto de vista material, puede que nos encontremos ante uno de los peores momentos, pues se están laminando las condiciones que permiten su realización. Cuando una familia sufre un desahucio o una persona desempleada se ve obligada a aceptar las condiciones ilegales que le impone el patrón, cuando una mujer es acosada en su trabajo o maltratada por su pareja, una comunidad indígena o campesina es expulsada de su territorio, una persona inmigrante es perseguida por su situación irregular o jóvenes de los suburbios son maltratados por las fuerzas policiales por su aspecto o por el color de su piel, en esos y en otros muchos casos, las víctimas son formalmente sujetos de derechos, pero en la práctica se las trata como a infrasujetos si no tienen posibilidad real de invocar eficazmente su cumplimiento. Esa posibilidad depende de las condiciones materiales de su existencia, y en los casos reseñados esa existencia viene atravesada por situaciones de explotación, opresión, subordinación o discriminación.

En nuestro mundo imperan estructuras –capitalistas, patriarcales y coloniales– que son responsables de la erosión de las bases materiales y jurídicas sobre las que se podría sostener la aplicación efectiva de los derechos humanos. La historia es larga. Recordémosla de la mano del capitalismo: «Llegó, finalmente, un tiempo en que todo lo que los seres humanos habían considerado inalienable fue objeto de cambio y de tráfico y pudo enajenarse. Este es el tiempo en que las mismas cosas que hasta ahora habían sido comunicadas, pero jamás cambiadas; dadas, pero nunca vendidas; adquiridas, pero jamás compradas –virtud, amor, opinión, ciencia, conciencia, etc.–; en que todo, en fin, pasó al comercio».1 Así pues, todo aquello que era propiedad colectiva de una comunidad –la tierra, el agua, los bosques, los recursos genéticos, los minerales– y sostén de la vida en común –el conocimiento tradicional de indígenas y campesinos, los trabajos y tareas comunales, los servicios públicos, como la sanidad, la educación, etc.– ha sido privatizado para su incorporación al mercado, y con ello, también los derechos humanos, que en cuanto universales son parte de ese común, al igual que los recursos necesarios para su ejercicio efectivo. Las dinámicas de acumulación por desposesión no son sólo actos de expolio de recursos y medios de vida; despojan también a la gente de sus derechos.

El reconocimiento del nexo existente entre derechos humanos y economía política resulta fundamental para garantizar su ejercicio efectivo. Los derechos humanos no se pueden desconectar de aquellas estructuras e instituciones económicas, políticas y jurídicas que ofrezcan los mecanismos que permiten ponerlos en práctica. De ahí la importancia de recordar la centralidad que adquiere el artículo 28 dentro de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: «Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos». Por este derecho pasa el ejercicio de los demás.

Una lectura abierta y plural de los derechos humanos

Los derechos deben arraigar en las condiciones materiales de nuestra existencia. La propia expresión derechos humanos así lo indica, pues lo humano procede –como recuerda Julie Wark– del latín humanus que está relacionada con humus, que significa tierra.2 El sistema Tierra –nos dice la mejor ciencia contemporánea– es una inmensa red de relaciones de cuya trama emerge la vida. La disciplina que estudia estas interrelaciones, la ecología, sabe que ni la vida ni el mundo físico que la mantiene existen en compartimentos aislados. Por el contrario, resalta la extraordinaria unidad que existe entre organismos y medio ambiente. No podemos pensar los organismos vivos al margen del mundo que los mantiene como no podemos pensar el medio ambiente físico como una entidad separada. Las dos realidades existen juntas, actuando la una sobre la otra formando un complejo ecológico o ecosistema. Vladimir Vernadsky, creador del concepto de biosfera, veía la vida como un componente indivisible de nuestro planeta. Esa visión subyace a la hipótesis de Gaia, la idea de la Tierra como una realidad viva, defendida por el médico y biólogo inglés James Lovelock3 y la microbióloga Lynn Margulis.4 Si somos seres interdependientes, la ética del cuidado debe desbordar el contorno de una única especie.

Nuestra condición de seres ecodependientes nos obliga a pensar si tiene algún sentido definir los derechos humanos sin tener en cuenta esta circunstancia. El reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas en el ordenamiento jurídico internacional ha ayudado a clarificar esta cuestión. En la Declaración, aprobada por la Asamblea General de la ONU en el año 2007, se reconoce «la urgente necesidad de respetar y promover los derechos intrínsecos de los pueblos indígenas, que derivan de sus estructuras políticas, económicas y sociales y de sus culturas, de sus tradiciones espirituales, de su historia y de su filosofía, especialmente los derechos a sus tierras, territorios y recursos».5 Para los pueblos originarios, la Pachamama, representada en La Tierra, es la Gran Madre «donde se reproduce y realiza la vida», como señala la Constitución del Ecuador. De esta cosmovisión, plenamente acorde no sólo con la ciencia contemporánea, sino también con la sabiduría milenaria presente en las religiones, se desprende una espiritualidad que hace de la lucha por la Madre Tierra una defensa de los derechos de todos los seres, tanto humanos como no humanos, pues lo que define como indígena a un pueblo o a una nación son precisamente esos vínculos espirituales y afectivos que mantienen con las múltiples entidades con las que comparte territorio.6

El reconocimiento de esta espiritualidad indígena, que el Occidente colonial desdeñó como animista, está propiciando una auténtica innovación jurídica en la apertura de la definición de quién es sujeto de derecho. Se abre la posibilidad de que seres no humanos con dignidad y valor intrínsecos al tiempo que esenciales para la vida de los humanos puedan ser titulares de derechos. La Amazonía colombiana acaba de recibir este reconocimiento por la Corte Suprema de Justicia de aquel país. Con esa decisión, la región de la Amazonía, al igual que el río Atrato, se convierte en sujeto de derechos como cualquier persona.7 También recientemente el río neozelandés Whanganui, sagrado para los pueblos indígenas maoríes, ha sido reconocido por el Estado como una entidad viva con entidad jurídica que debe ser protegida a fin de garantizar la continuidad plena de su existencia. La decisión de conceder personalidad jurídica a este río es fruto de una lectura jurídica basada en el pluralismo y en la necesaria traducción intercultural entre diversas concepciones del derecho, al apelar a la valoración que de su río tienen los maoríes conforme a sus tradiciones y costumbres.

Las luchas indígenas y campesinas se encuentran así a la vanguardia de la defensa de los derechos humanos. Y como señala, de Sousa Santos, «su lucha por una vida digna y una relación armoniosa con la naturaleza es una lucha por todos nosotros, por la supervivencia del planeta y de la vida puesta en cuestión por el capitalismo salvaje de nuestro tiempo, dispuesto a concluir la depredación indiscriminada de los recursos naturales iniciada por el colonialismo histórico. Tratándose de una lucha por todos nosotros, tiene que ser también una lucha de todos nosotros».8

Los derechos humanos presentan un carácter integral

Los derechos humanos forman un sistema. El hecho de clasificarlos en diferentes tipos no debe conducir al error de verlos como si fueran independientes unos de otros. La concepción positivista de las generaciones de derechos, con una “primera generación” de carácter civil y político que trasluce la lucha del individuo frente a los excesos autoritarios del Estado (libertad de expresión, de reunión, de asociación, etc.) y, a continuación, una “segunda” (derechos de naturaleza económica y social), “tercera” (derechos de tipo cultural y colectivo) e incluso “cuarta generación” (derechos asociados a la actual revolución tecnológica), contribuye sobremanera a agrandar esa confusión, pues la visión de la generaciones de derechos diferenciables entre sí no es más que una ficción que siempre interesó al mundo liberal para «poder afirmar que, si bien el capitalismo puede que desatienda aspectos sociales importantes, por lo menos nos brinda libertades políticas».9 La verdad histórica muestra que la lucha por las libertades no sabe de clasificaciones y que la conquista de los derechos políticos ha sido siempre parte inseparable de la disputa en favor de los económicos y sociales.

La prueba del carácter unitario de los derechos humanos la vemos diariamente en la población migrante. Junto con la tradicional subordinación que sufren las mujeres, los migrantes son la población más atacada en sus derechos. En ellos se muestra claramente cómo la conculcación de uno debilita los restantes, haciéndoles especialmente vulnerables frente a todo tipo de atrocidades. Lo ha señalado oportunamente Javier de Lucas al denunciar las formas contemporáneas de esclavitud y mostrar cómo los migrantes y demandantes de asilo se han convertido, gracias a las políticas migratorias de Occidente, en carne de traficantes.10

Las políticas migratorias y de asilo de los países ricos hace tiempo que han abandonado un enfoque basado en los derechos humanos para adoptar otro preocupado principalmente por la seguridad. La aplicación de una lógica militar en la gestión de las migraciones ha llevado a fortificar y externalizar las fronteras. En el primer caso, elevando vallas y sistemas de vigilancia cada vez más sofisticados; en el segundo, convirtiendo a los países de origen y de tránsito en policías de nuestras fronteras a través de acuerdos disfrazados de cooperación que sustraen fondos de la ayuda al desarrollo.11 El resultado es conocido: mientras que la industria militar y las empresas relacionadas con las tecnologías de la vigilancia y seguimiento de personas hacen su agosto, los inmigrantes ven impedido su derecho de circulación y los países ricos hacen omisión, como está ocurriendo en el Mediterráneo, del deber de socorro.

Esta centralidad de las preocupaciones securitarias hacen más peligrosas las rutas de tránsito de la migración y más vulnerables a las personas. La debilidad del estatus jurídico

del inmigrante actúa como un «bucle de retroalimentación positivo»:12 cuanto más frágil es el sujeto por su situación irregular, mayores son las probabilidades de que sufra abusos y vulneración de sus derechos. Desgraciadamente están a la orden del día las deportaciones sin garantías judiciales, la presencia de menores no acompañados en los Centros de Internamiento de Inmigrantes (CIE), la sobreexplotación laboral, los abusos sexuales, la trata de mujeres inmigrantes y la aparición de nuevas formas de esclavismo.

El número de personas desplazadas por la fuerza se está acrecentando años tras año. Así lo recoge el último informe del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR),13 que señala que 68,5 millones de personas se vieron obligadas a dejar su hogar el año pasado como consecuencia de guerras y conflictos armados, casi diez millones más que en 2014, año en el que se alcanzó una magnitud que no se registraba desde la II Guerra Mundial.14 Estos conflictos se ven agravados por perturbaciones relacionadas con el clima y por procesos como el acaparamiento de tierras o el extractivismo minero y energético, provocando la expulsión de sus hábitats de un número aún mayor de personas por motivo de simple supervivencia.15

Ante este panorama, persistir en un enfoque securitario en la gestión de las migraciones y las fronteras es, como mínimo, contradictorio con la celebración del aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En su lugar, resultaría más honesto cambiar de políticas adoptando un enfoque basado en los derechos que permita acabar con la trata de mujeres y el tráfico de personas, fomentar vías seguras y legales para la migración e impulsar la cooperación entre estados, sociedad civil y los propios inmigrantes. Un enfoque que incorpore además el concepto de «integridad ecológica»,16 de modo que se reconozca que la defensa de los derechos humanos empieza por el respeto y el cuidado del hábitat en el que desarrollamos nuestra vida.

Puedes descargar el artículo completo en formato pdf: Una breve nota a propósito de los 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

NOTAS:

K. Marx (1847), Miseria de la filosofía, Ediciones Orbis, 1984, p. 54.

J. WarkManifiesto de derechos humanos, Ediciones Barataria, Madrid, 2011, p. 89.

J.E. LovelockGaia. Una nueva visión de La vida sobre la Tierra, Orbis, Barcelona, 1986.

L. MargulisPlaneta simbiótico, Editorial Debate, Madrid, 2002.

ONUDeclaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas

A. Surrallés, «Human rights for nonhumans?», Journal of Ethnographic Theory, 7 (3), 2017, pp. 211-235.

https://www.elespectador.com/noticias/judicial/la-amazonia-colombiana-tiene-los-mismos-derechos-que-una-persona-articu-
lo-748340

http://blogs.publico.es/espejos-extranos/2018/05/17/de-la-isla-de-mare-a-otro-mundo-posible/

D. Casassas, «Los derechos humanos como economía política y el deber de rebelión»

10 J. de Lucas, «Errantes sin derechos. Carne de Esclavos»

11 M. AkkermanExpandiendo la Fortaleza. Las políticas de externalización de las fronteras de la UE, TNI, 2018. [


Ideas y prácticas para coeducar

¿Cómo es posible que en los libros de texto solamente el 7% de los personajes que aparecen sean mujeres? ¿Por qué se siguen reproduciendo desigualdades de género entre niños y niñas también dentro de la escuela?

Las mujeres solo ocupan el 9% de los personajes históricos que se estudian en Primaria y el 12,2% de los contemporáneos. En Secundaria, incluso, el dato descendía hasta un 7% para ambas categorías. No hay que olvidar que en España, hasta 1970, la educación era segregada, tanto en los niveles de primaria como en los de secundaria, bajo la estrecha vigilancia de la Iglesia. Al acceder las mujeres al modelo educativo masculino se produce la desaparición de lo femenino. En este modelo, no tienen cabida los conocimientos y valores asignados tradicionalmente a las mujeres, al estar infravalorados por la sociedad, valores que merecería la pena recuperar mucho más y revalorizar.

La coeducación es la propuesta que mejor contribuye a construir esos entornos seguros e inclusivos para que el alumnado pueda recibir una verdadera educación integral y de calidad. Para ello, la interdependencia y la ecodependencia son conceptos cuya comprensión nos ayuda a conseguir esos objetivos. Son conceptos imprescindibles para analizar el presente que estamos viviendo y ninguno de ellos aparece recogido en el currículo oficial.

Editado por FUHEM, el libro 71 propuestas para educar con perspectiva de género surge de la necesidad de abordar el día a día de los coles y el trabajo de los y las docentes, el profesorado enfrenta cada día una labor extensa y compleja, llena de desafíos cambiantes y de inercias difíciles de vencer. "Necesitábamos, entonces, ofrecer una herramienta sencilla y directa, que sirviera a educadoras y educadores para observarse y observar la escuela que les rodea, para desvelar y cuestionar la normatividad y androcentrismo que en ella se trasmite y para emprender pequeñas o grandes transformaciones que terminaran por transformar la escuela misma”, apunta Alicia de Blas, autora de la publicación, quien explica la motivación del libro en esta breve entrevista.

Cinco ejes distintos que construyen otra mirada

En esta guía, a través de cinco ejes transversales como son el reconocimiento en la diversidad, el reconocimiento de las mujeres, la valoración y la corresponsabilidad en los trabajos de cuidados y la convivencia democrática y el empoderamiento feminista; se ofrece una serie de propuestas para llevar a cabo en los colegios desde el minuto cero en distintos ámbitos como como el currículo escolar, la metodología, las relaciones personales, el lenguaje o los mismos materiales didácticos.

Las mujeres en los objetivos y contenidos del currículo escolar

Detrás del currículo oficial, se esconde un currículo oculto, todo aquello que se enseña y se aprende de manera no consciente, por el que la desigualdad y la violencia de género se cuelan en nuestros centros.

Muchas personas que han completado la educación secundaria desconocen que la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano no incluían a las mujeres. El currículo oficial y los libros de texto reproducen un canon cultural que se corresponde a los valores y espacios masculinos, y no a los de la totalidad de la población. Necesitamos presentar más mujeres científicas, exploradoras, líderes comunitarias, etc. Al tiempo que presentamos más hombres implicados en la lucha por los derechos de las mujeres o que han llevado adelante una paternidad corresponsable (propuesta 1).

Las mujeres en la metodología y organización del aula

El sesgo de género también está presente en el aula: cómo se organizan las clases, cómo se desarrolla la participación del alumnado, cómo se reparten las tareas dentro de los grupos o cómo responde el profesorado ante situación de disrupción, porque es frecuente ver cómo los alumnos reciben más atención que las alumnas por ser también ellos los que reproducen más situaciones disruptivas (entre un 75- 85%). Por ejemplo, una propuesta sería alentar a que las alumnas actúen con mayor frecuencia como portavoces de grupos de trabajo o promover parejas mixtas para la representación del grupo (propuesta 23).

Las mujeres en los espacios educativos

Los patios, pasillos y hasta las paredes de los centros educativos son un reflejo de la sociedad en la que se encuentran. En el patio, un grupo mayoritario de niños suele ocupar el patio con juegos de pelota, especialmente fútbol, mientras el resto de alumnado, que elige otras actividades, ocupan los espacios más marginales de los patios. La coeducación implica que los espacios rompan con la idea de que el espacio está dedicado exclusivamente al trabajo académico para dar cabida también en él a las relaciones, el cuidado o las emociones con algo tan simple como la instalación de bancos, sillones o pequeños rincones que faciliten el encuentro y la escucha mutua (propuesta 49).

Las mujeres y el lenguaje

¿Por qué siempre estamos en la “sala de profesores” o mandamos a los “niños al patio”? Si el lenguaje es una convención social se puede convenir modificarlo por un lenguaje más justo, inclusivo y convertirlo en una potente herramienta de transformación. Así, referirse a las familias en las comunicaciones que realiza el centro, en lugar de a padres, madres o tutores legales (propuesta 53).

Las mujeres y los materiales didácticos

Los recursos didácticos y, en especial, el libro de texto son una muestra más de que el ser humano más representado es el varón, y más concretamente el varón blanco, con buen nivel educativo y buena posición social y de apariencia atractiva y normalidad funcional. “Podríamos mostrar imágenes o incluir como personajes a mujeres y hombres en actitudes o ámbitos no estereotipados”, señala Alicia de Blas en la propuesta 68.


Educación ecosocial

En FUHEM apostamos por una educación enfocada a la resolución de los problemas sociales, económicos y ecológicos, una educación que se vuelque en la consecución del bienestar para todos y todas, en la que las personas sean capaces de percibirse como ecodependientes y que sean conscientes de las profundas interdependencias que nos permiten estar vivas. Nos referimos a una educación construida sobre los pilares que permiten sostener la vida. Una educación que sitúe la vida en el centro de la reflexión y de la experiencia, que permita vincularse al territorio próximo y a la comunidad, que desenmascare y denuncie el actual modelo de desarrollo y permita imaginar, construir y experimentar alternativas.

Una educación así puede jugar un papel fundamental en el cambio de paradigma civilizatorio, que cada vez es más urgente, y por ello hemos elaborado esta propuesta de currículo ecosocial. Para realizarla, hemos usado los instrumentos que nos proporcionan la construcción colectiva y la transdisciplinariedad. Con rigor, datos y sin falsa neutralidad.

El resultado ha sido este proyecto curricular que deseamos compartir con el conjunto de la comunidad educativa.

Dentro de esa propuesta, hemos hecho un importante esfuerzo por interrelacionar nuestro currículo ecosocial con el currículo oficial, el currículo LOMCE. En este enlace puedes encontrar nuestra propueta de currículo LOMCE con perspectiva ecosocial en las áreas relacionadas con las Ciencias Sociales, las Ciencias Naturales, los Valores (que hemos denominado ecosociales) y la Filosofía. En concreto, en las asignaturas de:

  • Educación Infantil: Conocimiento del entorno y Autoconocimiento y autonomía personal.
  • Educación Primaria: Ciencias Naturales, Ciencias Sociales y Valores Ecosociales.
  • Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato: Física y Química, Biología y Geología, Geografía e Historia, Historia de España, Historia del Mundo Contemporáneo, Economía, Iniciación a la actividad emprendedora y empresarial, Economía de la empresa, Valores Ecosociales y Filosofía.
  • Formación Profesional Básica: Ciencias Aplicadas y Comunicación y Sociedad.

Esta matriz es parte del libro González Reyes, L. (coord.) (2018), Educar para la transformación ecosocial. Orientaciones para la incorporación de la dimensión ecosocial al currículo, FUHEM. Para su correcta comprensión es necesario leer el texto completo.

El objetivo de este trabajo es facilitar a los equipos docentes abordar el conjunto de las temáticas ecosociales de manera interrelacionada entre sí y de forma integrada en el currículo LOMCE.

Es importante entender que no se trata de una propuesta cerrada, sino de una guía para poder incorporar en la práctica docente el conjunto de las temáticas ecosociales con calidad. Esta matriz debe ser interpretada y adaptada por cada docente a su realidad.

En esta propuesta se ha considerado, además del currículo LOMCE y la madurez del alumnado, la integración vertical (entre cursos) y horizontal (entre asignaturas) del currículo ecosocial para evitar repeticiones excesivas y omisiones de objetivos. De este modo, el abordaje principal de cada uno de los objetivos ecosociales solo se realiza en unos pocos cursos y asignaturas, salvo excepciones.

Hemos apostado por sugerir una amplia cantidad de objetivos ecosociales acoplados a la propuesta curricular de la LOMCE más que hacer una propuesta más restringida, ya que entendemos que es más fácil eliminar que añadir.

Este trabajo es una elaboración colectiva de FUHEM en la que han participado especialmente:

  • Coordinación: Luis González Reyes.
  • Colegio Hipatia: Almudena Sanz, Marta González, Azahara García, Belén Dronda, Inmaculada Romero, Cecilia Valera y Andrea Martínez.
  • Colegio Lourdes: Vicente Leal, Alicia de Blas, María González, Paula Manrique, Ana Benito, Carlos Díez y Julián Martín.
  • Colegio Montserrat: Alejandra Bajo, María Pose, Rocío Galán, Patricia St Maur Mills, Ekaitz Urkiza, Lidia Olivera, Blanca Hernando y Ana Jiménez.
  • Área educativa: Ana del Pozo, Fernando Mazo, Víctor Manuel Rodríguez, Luis Esteban Rubio, Andrés Álvarez, Mara Nieto y Álvaro Monsó.
  • Área ecosocial: Jose Bellver, Nuria del Viso, Mónica di Donato, Lucía Vicent y Olga Abasolo.

Dossier Agroecología: un paso más hacia la calidad de vida

Dossier Agroecología: un paso más hacia la calidad de vida

Este Dossier recoge cuatro sugerentes artículos: uno sobre metabolismo agrario firmado de forma colectiva por: Gloria I. Guzmán, Manuel González de Molina, Eduardo Aguilera, David Soto, Juan Infante y Roberto García Ruíz, otro  sobre la construcción de sujetos políticos en la agroecología de David Gallar y Ángel Calle, un texto de Daniel López García sobre cooperativismo agroecológico y, finalmente, un artículo sobre experiencias innovadoras en Cuba, escrito por Humberto Ríos.

Ofrecemos, además, una selección de recursos sobre el tema en las novedades del Centro de Documentación Virtual, elaborado por Susana Fernández Herrero.

Puedes descargar el texto completo en pdf: Dossier: Agroecología. Un paso más hacia la calidad de vida, o bien los artículos y la selección de recursos por separado:

 Transición del metabolismo agrario español en el siglo XX,

Gloria I. Guzmán, Manuel González de Molina, Eduardo Aguilera, David Soto, Juan Infante y Roberto García Ruíz.

En este artículo se presenta resumidamente el metabolismo de la agricultura española y los cambios ocurridos en el siglo XX. Se analizan y discuten algunas de sus implicaciones sobre elementos fondo como suelo, biodiversidad, etc. A raíz de determinados estudios y tendencias destacadas, se cuestiona la idea que la intensificación de la agricultura española mediante insumos externos pueda ser justificada por una necesidad de aumentar la cantidad de alimentos por crecimiento de la población.

La construcción de sujetos políticos y la agroecología: una lucha por la vida

David Gallar y Ángel Calle.

La agroecología entraña distintos enfoques: como forma de mirar un mundo en crisis; como práctica que apunta a la sostenibilidad de nuestra forma de alimentarnos; y como estrategia política. Este texto aborda la necesidad de entretejer estas tres formas de hacer agroecología: un mirar que pone en juego otras prácticas desde una crítica radical a las causas de la barbarie socioambiental que nos rodea.

Cooperativismo agroecológico y saltos de escala

Daniel López García.

El artículo examina la evolución del cooperativismo agroecológico en el Estado español e identifica algunas de las tensiones, debates y desafíos que plantean los saltos de escala, entre otras fricciones que han surgido a medida que se desarrollaba este ámbito de actividad.

Los catalizadores de la innovación en Cuba

Humberto Ríos Labrada.

El colapso del campo socialista en Europa del Este en 1989 generó un déficit de insumos energéticos y agroquímicos que forzó a que se produjeran cambios significativos en la manera de producir alimentos, así como en las formas de controlar y decidir sobre los mismos. Cuba pasó de ser el mayor consumidor de agroquímicos del mundo a convertirse en una de las experiencias más extensivas de agricultura orgánica de América Latina. El artículo analiza esta experiencia.

SELECCIÓN DE RECURSOS

Susana Fernández Herrero.

AGROECOLOGÍA: Selección de Libros

Recopilación bibliográfica de expertos que abordan, entre otros temas, la agroecología desde una base científica, su viabilidad económica y social, la producción ecológica, la relación entre las prácticas agroecológicas y la soberanía alimentaria, la importancia de las redes alimentarias alternativas, y la necesidad de incorporar la perspectiva de género.

AGROECOLOGÍA en la publicaciones de FUHEM ECOSOCIAL

Recopilación de recursos aparecidos en la revista Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Global, en el Boletín ECOS, en el informe de la Situación del Mundo y en el blog Tiempo de actuar, sobre soberanía y crisis alimentarias, sobre la importancia del conocimiento tradicional, y sobre los modelos agroalimentarios, entre otros temas.

AGROECOLOGÍA: Artículos y revistas

Selección de revistas y artículos que abordan diferentes aspectos relacionados con la agroecología, como: su enfoque transdisciplinar, sus procesos de aprendizaje, otras formas de producción y distribución alimentaria, la necesaria transición hacia sistemas agroalimentarios sustentables y la relación de la agroecología con el ecofeminismo para descolonizar y despatriarcalizar los alimentos globalizados.

AGROECOLOGÍA: Colección Perspectivas Agroecológicas

Destacamos el trabajo que la editorial Icaria está haciendo con su colección: Perspectivas Agroecológicas en torno a la difusión de obras de agroecología, tanto técnicas como prácticas. La colección recoge textos de Eduardo Sevilla Guzmán, Víctor M. Toledo, Narciso Barrera-Bassols, Jan Duwe der Ploeg, Manuel González de Molina, Emma Siliprandi, Gloria Patricia Zuluaga, Xavier Montagut, Jordi Gascón, Micheline Cariño, Lorella Castorena, Henry Bernstein e Ian Scoones, entre otros.

AGROECOLOGÍA: Otros recursos

Recopilación de recursos compuestos por organizaciones españolas e internacionales, redes, recursos audiovisuales, una wikipedia de conocimiento ecológico tradicional, dos blogs con interesantes fondos y materiales didácticos y de sensibilización sobre agricultura ecológica pertenecientes al proyecto "Alimentando otros modelos".

Otros Dossieres sobre Alimentación:

Gentrificación, privilegios e injusticia alimentaria, Joshua Sbicca, Sara González, Guadalupe Ramos, Ricard Espelt, Susana Fernández Herrero, julio 2018.

Impacto de los modelos alimentarios, Carlos A. González, Nicole Grunewald, Alessandro Galli, Katsunori Iha, Martin Halle, Michel Gressot, Ferran García, Luis González Reyes, Susana Fernández Herrero, junio 2016.

Acaparamiento de tierras, el nuevo expolio, Ben White; Jennifer C. Franco; Javier Sánchez; Nidhi Tandon, Susana Fernández Herrero, enero 2012.

Seguridad alimentaria: el derecho de los pueblos a la vida, Enrique de Loma-Ossorio, Esther Vivas, Helen Groome, Danielle Nierenberg, Brian Halweil y Vandana Shiva, octubre 2008.


Economía crítica & Ecologismo social, colección editorial para un cambio de paradigma

FUHEM

La colección Economía crítica & ecologismo social continúa su actividad editorial con nuevos proyectos, después de la reciente aparición de La gran bifurcación, de Gérard Duménil y Dominique Lévy.

La colección Economía crítica & ecologismo social fue relanzada en 2008 con un doble propósito. Por un lado, frente a la tendencia de la economía convencional de expulsar de sus preocupaciones los aspectos sociales, ambientales, institucionales o de género, las obras que aquí presentamos pretenden rescatar la pluralidad de los enfoques que se han preocupado por esos asuntos “olvidados”, recogiendo, así, planteamientos elaborados desde la economía ecológica, institucional, feminista, marxista y postkeynesiana. Por otro lado, se presentan como un puente necesario entre la reflexión científica crítica y los justificados afanes y preocupaciones de los movimientos sociales.

La gran bifurcación. Acabar con el neoliberalismo

Gérard Duménil y Dominique Lévy, nº 13, 2014.

Analiza el momento decisivo en el que se encuentran las economías y las sociedades de Estados Unidos y Europa ante el avance neoliberal. Los autores urgen a luchar contra las grandes redes financieras, condición para poner en marcha un nuevo compromiso de izquierdas. Este libro, riguroso y comprometido, que también aborda el caso español, defiende una tesis sencilla: es necesario luchar contra las grandes redes financieras y contra la connivencia entre propietarios y altos directivos. Esta es la condición para poner en marcha un nuevo compromiso de izquierdas, con la participación de clases populares y cuadros, que siente las bases de una superación gradual del capitalismo. Los autores son economistas heterodoxos, investigadores del CNRS y autores de varias obras, entre las que destaca The Crisis of Neoliberalism.

Ningún resultado.

La responsabilidad de la economía española en el calentamiento global

Jordi Roca (coord.), Vicent Alcántara, Iñaki Arto, Emilio Padilla y Mònica Serrano, nº 12, 2013.

Este libro recopila aportaciones de destacados economistas y sociólogos para estudiar las irreversibles consecuencias sociales que la financiarización ha tenido en las relaciones laborales y, de forma más general, en el lugar que el trabajo ocupa en las sociedades salariales contemporáneas, en el marco de la crisis actual. Jordi Roca es catedrático del Departamento de Teoría Económica de la Universidad de Barcelona. Vicent Alcántara es profesor emérito de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona. Iñaki Arto es investigador del Basque Research Centre for Climate Change. Emilio Padilla es profesor en el Departamento de Economía Aplicada de la UAB. Mònica Serrano es profesora en el Departamento de Teoría Económica de la UB.

Ningún resultado.

La financiarización de las relaciones salariales. Una perspectiva internacional

Luis E. Alonso y Carlos J. Fernández (eds.), nº 11, 2012.

Este libro recopila aportaciones de destacados economistas y sociólogos para estudiar las irreversibles consecuencias sociales que la financiarización ha tenido en las relaciones laborales y, de forma más general, en el lugar que el trabajo ocupa en las sociedades salariales contemporáneas, en el marco de la crisis actual. Luis Enrique Alonso es catedrático de Sociología en la Universidad Autónoma de Madrid. Carlos J. Fernández Rodríguez es profesor del departamento de Sociología de la misma universidad.

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Cambiar de economía

Los Economistas aterrados, nº 10, 2012.

A pesar de su fracaso manifiesto, la ideología neoliberal sigue impregnando las decisiones y las opiniones de la mayoría de expertos, políticos y editorialistas. Frente a esa hegemonía, este libro propone políticas económicas alternativas que son no sólo necesarias sino también urgentes y posibles. Los Economistas aterrados son un colectivo de economistas franceses que, tras el éxito de su célebre Manifiesto, se han reunido para formar una asociación que tiene como objetivo estimular la reflexión colectiva y la expresión pública de quienes no se resignan a la dominación de la ortodoxia neoliberal en el pensamiento económico y consideran necesario cambiar el paradigma de las políticas económicas en Europa y en todo el mundo.

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El trabajo de cuidados. Historia, teoría y políticas

Cristina Carrasco, Cristina Borderías y Teresa Torns (eds.), nº 9, 2011.

Este libro plantea los debates en torno al trabajo de cuidados, con una recopilación de textos de obligada referencia para abordar el tema, escritos por destacadas especialistas en distintas disciplinas. Las editoras aportan un texto inicial que recoge el estado de la cuestión en cuanto al desarrollo teórico que el trabajo de cuidados ha experimentado en las últimas tres décadas. Cristina Borderías es profesora de Historia Contemporánea de la Universidad de Barcelona. Cristina Carrasco imparte Teoría Económica en la misma universidad. Teresa Torns es docente en el Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona.

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La Gran Recesión y el capitalismo del siglo XXI

José A. Tapia y Rolando Astarita, nº 8, 2011.

El libro explica desde diversas perspectivas el porqué y el cómo de lo que está pasando en la economía mundial en los últimos años, prestando especial atención a la crisis que comenzó en 2007 y fue bautizada como “La Gran Recesión”. José A. Tapia es investigador en la Universidad de Michigan, Ann Arbor. Rolando Astarita es docente en la Universidad de Buenos Aires.

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Economía contracorriente. Antología de David Anisi

Edición de Rafael Muñoz Bustillo y Fernando Esteve, nº 7, 2010.

Este libro presenta una antología de textos de David Anisi, realizada por Rafael Muñoz de Bustillo y Fernando Esteve, profesores de la Universidad de Salamanca y Autónoma de Madrid, respectivamente. El libro se estructura en tres partes, en las que los antólogos clasifican las aportaciones de Anisi en función de su perfil como economista “teórico”, “político” y “moral”. David Anisi fue profesor del Área de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad Autónoma de Madrid y catedrático en la misma área en la Universidad de Salamanca hasta su fallecimiento en 2008.

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Capitalismo desatado

Andrew Glyn, Introducción de Ángel Martínez González-Tablas, nº 6, 2010.

El libro explica los cambios producidos en la economía mundial en los últimos años. El conflicto distributivo entre capital y trabajo ha dejado de ser el elemento más problemático del funcionamiento de las economías ricas. En cambio, la creciente influencia y complejidad de las finanzas, la globalización productiva y las nuevas tecnologías impactan sobre los trabajadores, debilitando especialmente a los menos cualificados. Andrew Glyn (1943-2007), economista marxista, impartión docencia en la Universidad de Oxford y en el Corpus Christi College. Trabajó como asesor del National Union of Mineworkers, fue consultor de la OIT y del H. M. Treasury y editor adjunto de Oxford Review of Economic Policy.

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El porqué de las crisis financieras y cómo evitarlas

Frédéric Lordon, nº 5, 2009.

El presente libro analiza las causas que han provocado la crisis de las hipotecas sub-prime. Al dejar al descubierto los mecanismos que han propiciado el desastre, el autor ofrece una serie de propuestas para que la situación no vuelva a repetirse. Frédéric Lordon (1962) es ingeniero y doctor en Economía. Trabaja como director de investigación en el Centre National de la Recherche Scientifique en el Bureau d’Économie Théorique et Appliquée (BETA) del Polo Europeo de Gestión y de Economía de la Universidad Louis Pasteur de Estrasburgo.

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Prácticas económicas y economía de las prácticas

Luis Enrique Alonso, nº 4, 2009.

La reciente sociología de la economía reinserta los hechos económicos en sus marcos sociohistóricos. Como consecuencia, el poder de los discursos económicos es parte de su propia eficacia. Interpretar esos discursos como prácticas lingüísticas, pragmáticas, situadas y conflictivas es parte del mensaje que este libro quiere transmitir. Enrique Alonso es catedrático de Sociología en la Universidad Autónoma de Madrid.

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Un futuro sin petróleo. Colapsos y transformaciones socioeconómicas

Roberto Bermejo, nº 3, 2008.

Ante el previsible agotamiento de los combustibles fósiles, Roberto Bermejo analiza en este libro los problemas energéticos, las transformaciones socioeconómicas que empiezan a manifestarse y las vías de solución. Roberto Bermejo es profesor de Economía Sostenible del departamento de Economía Aplicada de la Universidad del País Vasco.

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150 preguntas sobre el nuevo desorden

Carlos Taibo, nº 2, 2008.

“150 preguntas sobre el nuevo desorden”, versión ampliada y actualizada del libro aparecido en 2002, disecciona el fenómeno de la globalización capitalista, al tiempo que explica las claves fundamentales de la política internacional contemporánea. Carlos Taibo, profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid, es autor de una veintena de libros sobre política internacional.

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La nueva economía del agua

Federico Aguilera Klink, nº 1, 2008.

Este libro plantea la necesidad de asumir que la realidad actual modifica las preguntas relevantes para abordar los problemas del agua. El autor plantea la necesidad de ver el agua como activo ecosocial cuya gestión, inseparable de la del territorio, requiere una democracia más deliberativa. Federico Aguilera Klink es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de La Laguna y profesor de Economía de los Recursos Naturales, y del Medio Ambiente y Economía Ecológica.

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Selección de organizaciones feministas

Carlos Martínez y Lucía Vicent. FUHEM Ecosocial

La discriminación que sufren las mujeres ha sido objeto de preocupación común en todo el mundo y ello ha propiciado que, las agrupaciones conformadas con la finalidad de terminar con ella, extiendan su lucha en la misma gradación mientras mantienen articuladas otras de ámbito nacional. Algunas son secciones de importantes organizaciones internacionales, otras son agencias o institutos de investigación feminista, también hay redes de activistas que aglutinan a mujeres de todo el planeta u organizaciones que actúan en un país (o países) determinado. Pero lo que tienen en común todas ellas, es el interés por analizar, combatir y transformar las sociedades patriarcales que configuran unas redes de dominación y violencia frente a ellas que las someten a una situación de desigualdad estructural. Nuestra intención en las siguientes líneas es la de recoger aquella selección que dé cuenta de las reivindicación más activas en la actualidad, diferenciando las organizaciones cuya actividad tiene reflejo en el contexto internacional de las que lo limitan al nacional.

Perímetro Internacional

Organizaciones, instituciones y centros de investigación

Si atendemos al panorama internacional encontramos organizaciones muy desiguales, en cuanto a su impacto, influencia e incluso discurso en favor de las mujeres y del feminismo. En primer lugar, encontramos instituciones internacionales donde la cuestión de género se ha integrado como uno de los ejes principales de trabajo, dentro de la propia organización o como escisión dependiente. Entre ellas cabe destacar ONU Mujeres, entidad que forma parte de Naciones Unidas (NN.UU.) y que dedica sus esfuerzos a la igualdad de género, al empoderamiento de la mujer y al derribo de barreras discriminatorias que separan a las personas por cuestión de sexo. Cuenta con varias fracciones que atienden frentes de acción diferenciados y protegidos por la organización; en concreto, nos referimos a la División para el Adelanto de la Mujer (DAW), el Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación para la Promoción de la Mujer (INSTRAW), la Oficina del Asesor Especial en cuestiones de género (OSAGI) y el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM). Los núcleos temáticos que marcan su actividad van desde la participación política de las mujeres hasta la violencia de género, pasando por la incidencia diferenciada de enfermedades como el VHI. Un caso semejante es el de la UNPFA (Fondo de Población de Naciones Unidas), órgano subsidiario de NN.UU. al cual, asimismo, le respalda un trabajo con mujeres sumamente amplio que se orienta en muchas direcciones (participación de hombres frente a las desigualdades, mujeres en situaciones de emergencia, derechos de la mujer en los acuerdos internacionales, etc.). Ambos organismos –ONU Mujeres y UNPFA– cuentan a su vez con una extensa lista de materiales a los que podemos acceder gracias a sus respectivas plataformas web y que sirven como soporte adicional a la información que se facilita desde otros ámbitos.

Con un mismo afán divulgativo encontramos el Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE), agencia creada por la UE para luchar contra la discriminación frente a las mujeres, defender la igualdad de género y aumentar la sensibilidad social en torno a estas cuestiones. Dentro de la institución, la monitorización de las divergencias que se producen por cuestión de sexo resulta clave para visibilizar los retos que se nos presentan que, lejos de superarse, se ven acentuados y se transforman con el transcurso del tiempo. Entre sus funciones principales también se encuentra el desarrollo de instrumentos que permitan integrar el impacto de género en la toma de decisiones políticas, como así confirman las publicaciones que elabora, entre las cuales destacamos el Índice de Igualdad de Género que nos sitúa en un mapa integral de las brechas entre hombres y mujeres de la UE.

También existen otras organizaciones con una intencionalidad informativa clara pero con un carácter más independiente. Nos referimos a los centros y observatorios cuya labor de difusión es el eje principal de su actividad. Si aterrizamos en los contenidos relativos a conflictos de género, discriminación por sexo o perspectivas feministas de análisis enmarcadas en distintas ramas del conocimiento un claro referente lo encontramos en el Centro de Investigación para la Acción Feminista, CIPAF. En él confluyen actividades de investigación, de debate y acciones de compromiso con los ideales feministas, todo ello para lograr el desarrollo de alternativas integrales impregnadas de una marcada naturaleza democrática, solidaria y con equidad social. Sus miembros dan prioridad a los procesos educativos, y a la capacitación y participación de las mujeres en todos los espacios cotidianos (social, político, económico, etc.). Es por este motivo por lo que han apostado por la campaña género y TICs, encaminada a promover la presencia de ellas en disciplinas claramente masculinizadas. Al mismo tiempo, el CIPAF coordina acciones con redes nacionales de ONGs, grupos de la sociedad civil y organismos internacionales con el fin de incidir en las Agendas Públicas de los gobiernos y participa, junto a otras redes internacionales, como es el caso de la Red de Educación Popular entre Mujeres (REPEM).

Situada en los márgenes de la cultura dominante y promoviendo voces feministas en nuestra sociedad actual descubrimos organizaciones como The Feminist Press. Su inspiración, basada en la transformación personal y en la justicia social, extiende su compromiso de difusión a través de la publicación de aportaciones, con una mirada femenina, procedentes de todo el mundo. La creencia que se encuentra detrás de los esfuerzos que realizan, con vistas a ser un referente bibliográfico de las contribuciones feministas, es el convencimiento de que los libros tienen el poder de cambiar la cultura y crear una sociedad libre de violencia, de sexismo y de racismo.

Colectivos y acciones

Con un cariz más militante y una presencia, asimismo, internacional podemos encontrar agrupaciones como IANSA Women’s Network, que congrega a mujeres activistas de una larga lista de países. Esta red, formada en 2001, reúne a su vez a cerca de 250 organizaciones de la sociedad civil bajo un mismo propósito; este es el de involucrar en los procesos, tanto de desarme como de reducción del gasto militar o de la violencia, a las mujeres de todos los lugares sobre las que recaen sus efectos. De acuerdo con este objetivo, sus integrantes desarrollan varias campañas como ocurre con la de Disarm Domestic Violence que está dirigida a la denuncia del maltrato de género y la importancia que éste tiene en los hogares que disponen de armas.

En una misma línea de activismo social localizamos National Organization for Women, ubicada en un solo país a pesar de contar con una incidencia más allá de sus fronteras. Son más de medio millón de activistas en EE.UU. los que forman parte desde 1966 convirtiéndola en la organización que cuenta con un mayor número de militantes feministas en el país. Sus principales líneas de trabajo son el acoso hacia las mujeres en los distintos contextos en los que tiene lugar (el trabajo, las escuelas, el sistema judicial, etc.) y la defensa de sus derechos, en torno a los cuales se desarrollan sus campañas. Love your body es una de las últimas y supone una clara apelación a la industria de la belleza que generaliza unos patrones estéticos que atentan contra la salud de las mujeres y sus cuerpos. Gracias a la retrospectiva podemos recordar otras reivindicaciones, en este caso, contra la restricción de las mujeres para acceder a espacios visibles y de repercusión mediática. Tal fue el resultado de la incomodidad generada por el programa “Today” de la BBC, hace menos de dos años, cuando se constató la exclusividad de invitados hombres a la hora de tratar temáticas que chocaban frontalmente contra la igualdad de oportunidades de las mujeres (como por ejemplo al hablar de anticonceptivos o cáncer de mama). Durante los dos días consecutivos, este descontento se trasladó a la sociedad civil propiciando la constitución de The women’s room, una iniciativa crítica con la visión androcéntrica que prima en los medios y que las excluye de las esferas públicas. Su constitución supuso la organización una gran masa crítica con la finalidad de lograr un cambio en la perspectiva en la que se integre la participación de personas de ambos sexos. Para ello, cuentan con una base de datos de mujeres –diferenciando por regiones y áreas de experiencia– a las que se puede recurrir y hacer partícipes en análisis y reflexiones que se proyecten hacia la sociedad.

Por último, podemos resaltar algunos grupos con un enfoque hacia cuestiones más concretas, como ocurre en Ni putes ni soumises. Se trata de un conglomerado ubicado en Francia de voluntarios, activistas y expertos de muchos más países que cuenta con un amplio recorrido que traspasa sus fronteras. Fue en 2003 cuando esta organización se consolidó y comenzó a canalizar el movimiento de indignación ocurrido en muchos barrios franceses por la degradación de las condiciones de vida y los casos de homicidio que, por razones machistas, tuvieron lugar. Sus reivindicaciones se concentran en la sumisión y subordinación que padecen muchas mujeres en distintos espacios, los cuales marcan sus campos de acción (social, jurídico, psicológico, etc.). Similares líneas de actuación –con un carácter particularmente provocativo en sus campañas– son las que sigue el movimiento FEMEN. De origen ucraniano esta agrupación cobra, a partir de 2012, dimensión internacional cuando sus respuestas a los problemas de género trascienden los límites nacionales y comienzan a extenderse por otros países. En el caso de España, la primera de las acciones que promovieron fue una denuncia frente a la voluntad del Gobierno actual de contrarreforma de la ley del aborto. El humor y las imágenes escandalosas son eje vertebrador también de la oposición activa que ejerce el colectivo Guerrilla Girls frente al sexismo en todos los espacios de expresión (cultura, cine, etc.), pero también a la corrupción política y el racismo promueven sus intervenciones. Cracovia, Estambul, Ciudad de México, Atenas o Bilbao son algunos de los lugares a los que han llegado sus acciones y otras muchas ciudades en las que se han programado las siguientes.

De ámbito español

Las redes de ámbito nacional son muy amplias: agrupaciones, centros de estudios y colectivos se dispersan por todo el territorio. En la siguiente selección se presentan algunos de todos los ejemplos que coexisten en la actualidad y que, en muchos casos, son fruto de un contexto marcado por el retroceso claro de la igualdad entre hombres y mujeres en nuestro país.

Redes en el movimiento feminista

El movimiento feminista en el Estado Español cuenta con una heterogeneidad importante de colectivos, estructuras y espacios donde las mujeres se han organizado –y continúan haciéndolo– para combatir las diferentes caras de las sociedades patriarcales que estructuran la desigualdad de género. Derivado de lo anterior, existe una indudable necesidad de articulación entre los diferentes espacios que se conocen, reto que ha logrado acometer la Coordinadora feminista. Esta red de grupos de mujeres funciona de forma asamblearia y abierta generando un espacio en el que se intercambian experiencias, debates y actividades. Desde 1978 su cometido ha servido para unir y coordinar esfuerzos en la lucha feminista con el fin de llegar al conjunto de la sociedad, un objetivo ampliamente conseguido en el plano político y social y al que han contribuido mucho las Jornadas Feministas de las que se responsabilizan dentro del movimiento desde hace décadas.

El movimiento feminista habitualmente ha interactuado con otras corrientes afines con las que ha compartido sus acciones de lucha y protesta. Ocasionalmente, ello ha desembocado en la conformación de agrupaciones conjuntas con participación de activistas críticos que denuncian las desigualdades entre hombres y mujeres pero desde una crítica al propio sistema capitalista. Ejemplos de ello, los encontramos en colectivos como Género con clase, por un socialismo feminista, surgido en 2008 con la intención de consolidar un movimiento feminista anticapitalista; en la Asamblea feminista Panteras, que articula colectivamente la oposición frente al fascismo y el capitalismo utilizando el feminismo como bandera; y en otras organizaciones como Conexión Joven feminista o la Federación de Mujeres jóvenes, que comparten la transversalización de la cuestión de género y la juventud en todas las cuestiones de análisis que abordan.

Otra línea de confluencia, en la que se generan puntos de conexión a lo que se adhieren las agrupaciones, la encontramos en ciertos espacios comunes entre la tradición ecologista y la feminista cuya apuesta es el ecofeminismo. Se trata de una opción de cambio en lo que respecta al modelo político y ético de nuestra sociedad y que la Red Ecofeminista ha sabido integrar sin problemas en sus argumentaciones en favor de una transformación social donde la sostenibilidad del entorno y de la vida oriente un nuevo modelo económico, político y social.

En último lugar, si lo que buscamos es la articulación de asociaciones y otros colectivos especializados en temáticas más concretas podemos encontrarnos con organizaciones como la Red Estatal de Organizaciones Feministas o la Plataforma Unitaria, ambas centradas en la denuncia y la oposición contra la violencia de género, suponen un punto de referencia en uno de los ejes principales de lucha del movimiento feminista.

Observatorios, wikis y bibliotecas de género

A otro tipo de información más empírica, analítica y teórica podemos acceder gracias a los observatorios con los que contamos que ponen a nuestra disposición un sinfín de archivos centrados en la problemática del género: el Observatorio de género de Andalucía rural, el Observatorio de igualdad o de la imagen de las mujeres, el Observatorio de igualdad de oportunidades del instituto asturiano de la mujer, el Observatorio de la violencia y otros muchos a los que podemos acceder desde la página del Instituto de la Mujer.

A estas fuentes de información se les suman otras como las wikis o las mediatecas, en concreto las orientadas a este campo temático, entre las que podemos señalar algunas que, en ocasiones, han sabido cubrir el hueco informativo que solo el conocimiento colectivo permite tapar. Tal es el caso de Wikimujeres un proyecto que facilita el conocimiento sobre aquellas mujeres que han contribuido al progreso de la Humanidad y han propiciado que el mundo avanzase hacia la igualdad y la justicia. De igual forma, tiene su correspondiente a nivel internacional, un proyecto iniciado por la OCDE conocido como Wikigender, que busca facilitar el intercambio y mejorar los conocimientos sobre los temas de igualdad en todo el mundo. Y no podía ser menos la Coordinadora feminista, que gracias al directorio Femiteca (uno de los aportes más reseñables de difusión) podemos localizar libros, cine, vídeos o exposiciones en clave feminista.

Colectivos y experiencias feministas

Uno de los ejes principales del activismo feminista es la elaboración de discursos y el empoderamiento de las mujeres para dar a conocer una realidad que se oculta y que impide una presencia equitativa de género. En base a ello se creó el portal Ciudad de mujeres en 2002, un foro en sus comienzos cuyos objetivos hoy son: visibilizar a las mujeres en las distintas ramas del conocimiento y sus aportaciones a lo largo de la historia, impulsar el movimiento asociativo entre ellas y contribuir a su difusión a través de redes.

Con la llegada del inesperado fenómeno del 15M, el movimiento feminista al igual que otros, supo interactuar y crear espacios de confluencia para trabajar la cuestión de género y las reivindicaciones feministas dentro de los espontáneos movimientos ciudadanos que tomaban las plazas. Así, aparecieron experiencias como Feminismos Sol en Madrid o Feministes indignades en Barcelona, grupos que surgieron en casi todas las grandes ciudades españolas y que promovieron –y muchas de ellas siguen haciéndolo– acciones, talleres, formación y otras muchas iniciativas en línea con una reivindicación feminista de los temas que, en clave política, se sugieren de máxima actualidad: violencia patriarcal, las mujeres en los CIEs, la despenalización del aborto, etc.

Otros colectivos feministas acogidos a una agenda muy similar que reclama la equidad entre hombres y mujeres pero que se remontan a momentos anteriores en el tiempo son: el Colectivo Feminista 13 Rosas de Salamanca, Las del 8 de Zaragoza o el Colectivo Feministas en Movimiento. Todas ellas buscan formular nuevas formas de democracia capaces de acabar con la desigualdad y las múltiples formas de violencia que adquiere el patriarcado (económica, física, sexual, simbólica, etc.), denuncian los recortes, exigen el derecho al aborto libre y apuestan por un mundo social, corresponsable e igualitario.

El espectro tan amplio de colectivos en nuestro país, se extiende en otras muchas direcciones. Orientada hacia el estudio de las relaciones de poder que se suceden en nuestro entorno, destacamos La Faktoria Lila grupo del que forman parte especialistas de distintas áreas como son el género, las sexualidades y los cuerpos, los derechos sociales, los feminismos y los activismos. Sus proyectos se orientan a generar iniciativas auto-formativas y de acción que deconstruyan modelos normativos en torno a los temas señalados. Otros ejemplos a señalar son: la Asociación Candela, integrada por un equipo interdisciplinar dedicado a la investigación y la acción comunitaria en colegios e institutos; o el Colectivo Milenta centrado asimismo en el ámbito educativo y que nos acerca a un archivo clasificado de publicaciones más que recomendable (sobre legislación, feminismo, identidades, cuidados y corresponabilidad, etc.), su revista descargable A Teyavana y otros materiales para trabajar el feminismo.

Por otro lado, los medios de comunicación y la presencia de las mujeres en ellos suponen uno de los nudos gordianos del feminismo, y en él es en que centra su atención la asociación CIMA. Esta agrupación de más de 300 especialistas que apuestan por fomentar la presencia equitativa cobre importancia por su colaboración en distintos proyectos entre los que cabe destacar European Women Audiovisual Network (EWA). Por último, podemos nombrar al colectivo feminista que aglutina a las trabajadoras sexuales, el Colectivo Hetaria, que nació en marzo de 1995 para combatir el estigma social que recae sobre ellas y para favorecer su organización en defensa de sus intereses como trabajadoras.

A pesar de que es común que se asocie la adopción de una óptica feminista con la participación exclusiva de mujeres por ser ellas las que se ven afectadas directamente por la problemática delimitada a tratar, no es extraño encontrar con iniciativas cuyos promotores o principales impulsores son hombres. Ello lo encontramos en Heterodoxia, comunidad de hombres por la igualdad o en la Asociación de Hombre por la Igualdad de Género (AHIGE). En ambas se revela su disposición a cuestionar la dominación masculina y el machismo, aspecto que combinan con el deseo de abandonar los modelos tradicionales de masculinidad. En AHIGE, incluso, ofrecen la posibilidad de formarse y realizar intervenciones en grupos, para lo que se ofrecen distintos programas que incorporan la perspectiva de género: Co-responde para fomentar la corresponsabilidad doméstica y familiar en los hombres, Vivamos sin violencia para implicar activamente a los hombres en la lucha contra los malos tratos, y que combina con un Servicio de Apoyo y Atención contra el Machismo (SAAMA ), o Gandhi , un programa profesional para el estudio de los diferentes modelos teóricos y experiencias en el trabajo con varones.

Campañas feministas

No han sido pocas las campañas que la lucha feminista ha desarrollado. Gracias a la plataforma web Feministas que hacen cosas, una recopilación dentro del 15Mpedia donde se recogen todas las acciones feministas realizadas en el seno del movimiento, podemos consultar muchas de estas experiencias.

En varias ocasiones, éstas han derivado en la creación de plataformas y agrupaciones formadas por la sociedad civil que se mantienen a día de hoy. Claro ejemplo de ello han sido las reivindicaciones en torno a los permisos de maternidad y paternidad a través de la Plataforma por los permisos iguales e intransferibles de nacimiento y adopción (PPINA) que supone una vía para atajar la división sexual del trabajo y así combatir la desigualdad.

Otros de los temas sustanciales de la acción feminista han sido la oposición a las medidas represivas y que atentan contra los derechos de las mujeres (como es la supresión de políticas contra la violencia de género o de igualdad), por su forma de protesta, han estado más reconocidas dentro de lo que conocemos como desobediencia civil. En coherencia con lo anterior se han realizado desde Escraches feministas hasta la denuncia de Tetada Primark frente a los juicios negativos que han recibido algunas madres por amamantar a sus hijas e hijos en público.

El acoplamiento de campañas comunes, como ocurre con ésta última mencionada contra los derechos sexuales y reproductivos, supone espacios de confluencia imprescindibles que debemos valorar y, al menos en relación a esta cuestión, señalar. Nosotras decidimos o las convocatorias frente a la contrarreforma de Gallardón –muchas de ellas concentradas para el día 8 de marzo– que se extienden por toda España son algunas de las experiencias más activas y actuales en las que participa la Coordinadora junto a un sinfín de organizaciones estatales e internacionales. A ellas contribuyeron los trabajos previos que en esta línea se sucedieron y que han ayudado a dar eco a las movilizaciones planeadas. Tal es el caso del Dossier Aborto 2013, derecho a nuestros cuerpos; el manifiesto Decidir nos hace libres, el informe por el derecho al aborto o la recogida de firmas de la coordinadora feminista.

Este compendio señalado de tinte feminista no es más que un esbozo de todas las opciones que se presentan a nuestro alrededor y en las que nos podemos involucrar, de muy diferentes maneras, si nos preocupan las desigualdades de género y pretendemos superarlas con el reto de lograr una transformación social en la que nuestra condición de hombre o mujer no determine posiciones diferenciadas en la jerarquía del poder.